sábado, 29 de septiembre de 2018

Magnífica reposición de “SUOR ANGÉLICA” por Lírica Lado B DRAMA EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN Martha CORA ELISEHT Dentro de las numerosas manifestaciones culturales que ofrece Buenos Aires, la ópera presenta dos circuitos: uno, tradicional- representado en el Colón y el Avenida, gracias a agrupaciones como Juventus Lyrica y Buenos Aires Lírica- y otro, denominado off Colón (fuera del Colón), representado por varias agrupaciones privadas (Dove é la Bussola, Lírica Lado B). Precisamente, esta última presentó en el día de ayer (viernes 28 del corriente) una magnífica reposición de “SUOR ANGÉLICA”, de Giacomo Puccini (1858- 1924), bajo la dirección escénica de Ximena Belgrano Rawson y la dirección musical de Ezequiel Fautario. Los roles principales estuvieron a cargo de las siguientes intérpretes: Daniela Tabernig (Suor Angélica), Alejandra Malvino (La Tía Princesa), Carina Höxter (Suor Genoveva), Ayelén Regalado (Suor Osmina), Susana Gómez (Suor Dolcina/ Conversa), Verónica Cano (La Abadesa), Mairin Rodríguez (La celadora), Roxana Devigiano (Maestra de las Novicias), Vanina Guilledo (Enfermera), Romina Jofre/ Miriam Casanova (Mendicantes), Natalia Bereskyj (Conversa/ Novicia) e Isabella Pascucci Belgrano (Novicia). Participaron además el Coro Regina Coeli, dirigido por Fermín Prieto y la orquesta y coro de niños de Lírica Lado B. La mencionada compañía privada fue fundada en 2009 por Alejandro Spies y Camilo Santistefano y se caracteriza por representar ópera en escenarios no convencionales; en este caso, el haberla realizado en el Templo Oculto del Museo Santa Felicitas- ubicado al costado de la Iglesia homónima, sita en Barracas- le dio un marco absolutamente apropiado, donde el espectador se sintió partícipe de las actividades que ejercían las monjas de clausura en el convento. Si uno piensa que Puccini ambientó su ópera en un convento del siglo XVII- donde la protagonista es enviada hacia allí como consecuencia de haber tenido un hijo fuera del matrimonio, acorde a las pautas culturales de la época y al paternalismo acendrado de la Iglesia católica-, resultó más que perfecto para esta ocasión. No se utilizaron luces ni reflectores- sólo para hacer hincapié en las escenas más dramáticas- , sino iluminación a la luz de las velas, que se iban encendiendo o apagando acorde a cada escena en particular. Y esto contribuyó a aumentar más aún la carga dramática de la obra y la agonía de la protagonista. Si bien la orquesta y el coro sonaron magníficos y los roles de las monjas estuvieron muy bien interpretados, merece destacar la soberbia actuación de Carina Höxter como Suor Genoveva, quien asume el rol principal en la primera escena, donde la paz y la tranquilidad reinantes en el convento de las Jerónimas se alteran al anunciar la llegada de una visita: la Tía Princesa de Suor Angélica, que da inicio al drama en sí. En esta reposición, el diálogo entre tía y sobrina es tremendamente sobrecogedor y dramático y fue interpretado magistralmente por Daniela Tabernig y Alejandra Malvino. Eran dos colosas sobre el escenario, manifestando sentimientos contrapuestos: en el caso de Angélica, la ansiedad y la desesperación por tener noticias sobre el destino de su hijo- que le fuera arrancado desde su parto y del cual hace 7 años que no recibe noticias- y, en el caso de la Tía Princesa, su enorme frialdad, ya que sólo está interesada en que Angélica firme un documento para renunciar a su herencia en favor de su hermana, quien está próxima a casarse. Dicha frialdad es conmovedora, ya que tampoco se inmuta al anunciar a su sobrina que su hijo ha muerto. Al enterarse de la más terrible de las noticias, Angélica se da cuenta de que su vida ya no tiene sentido y planea suicidarse. La actuación de Daniela Tabernig fue descomunal y llegó a su más hondo dramatismo en dos arias: Senza Mamma y Amici fiori. Es la primera vez que esta última se presenta en calidad de estreno sudamericano, ya que fue eliminada de las ediciones en 1922. Pese a que Puccini no estaba absolutamente convencido de cercenarla, aceptó cortar cinco líneas de la misma y, posteriormente, nunca se incluyó en las diferentes ediciones hasta 1993, cuando Riccardo Chailly decide rescatarla del olvido. Posteriormente, se ha ido representando en los principales escenarios del mundo y esta fue la primera vez que se la pudo apreciar en Argentina. Suor Angélica- mujer sabia, conocedora de los secretos de la Naturaleza y de las propiedades farmacológicas de las plantas (justamente, por descender de familia noble, es la única que sabe leer y escribir) invoca a las flores para que suelten su veneno, lo prepara y luego- en la presente versión- se arranca los hábitos y bebe el veneno, mientras ruega a la Virgen que la perdone. En el instante previo a su muerte, la Virgen la perdona y le permite reencontrarse con su hijo en el cielo. En este caso, la voz de Daniela Tabernig resaltó por sobre la orquesta y el coro, brindando unos matices agudos y notas naturales increíbles. Al morir, Angélica aparece transfigurada como la Virgen María gestante, rodeada por las novicias del convento- que también dejaron sus hábitos- .Acorde a la concepción escénica, puede interpretarse como que María - la más excelsa de las mujeres y madre de un profeta- se transfigura y empatiza con otra mujer (quien también ha sido madre y, al igual que María, sobrevive a la muerte de su único hijo). Al terminar la ópera, el público estalló en aplausos y vítores, que aumentaban de intensidad a medida que los artistas hicieron su aparición sobre el escenario. Cuando llegó el turno de Alejandra Malvino y Daniela Tabernig, fue una auténtica ovación. En lo personal, hacía mucho tiempo que esta cronista no veía una representación de esta auténtica joya operística en vivo- la última vez, en 2013 en el Colón, interpretada por Amarili Nizza-, así como tampoco una versión de una calidad artística excelsa como la de anoche. Una vez más, esto demuestra que la Argentina posee artistas espléndidos, de gran categoría y versatilidad, que son capaces de hacer estremecer al público con sus interpretaciones. Y que son capaces de realizar estrenos locales- hay que recordar que Daniela Tabernig estrenó Rusalka en 2015 en el Teatro Avenida y ahora, la versión completa de Suor Angélica, interpretando “Amici Fiori” por primera vez en el país- dentro del circuito off Colón. Por ende, merecen el total respeto y admiración por parte del público y el periodismo especializado.

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