Visita al Palacio Manyal de El Cairo y su relación
con el compositor Camille Saint- Saëns
EL PALACIO QUE INSPIRÓ
UN CONCIERTO
Martha CORA ELISEHT
Durante el último viaje de quien
escribe a Egipto, una tuvo la suerte de poder recorrer con más detenimiento la
enorme oferta cultural que El Cairo tiene para ofrecer. Y dentro de ese
recorrido, bien vale la pena una visita al lujoso Palacio Manyal, situado en la
parte noreste de la isla de Rhoda sobre la margen derecha del Nilo –a
aproximadamente 1,5 km al sur de la Plaza Tahrir, centro neurálgico de la
ciudad- y frente al Hospital Universitario.
El palacio fue encargado por el
príncipe Muhammad Alí Tawfiq (1875-1955), tío del rey Farouk, quien gobernara
Egipto entre 1899 y 1929. El mismo príncipe lo diseñó y lo mandó decorar en un
estilo que integra una mezcla de elementos arquitectónicos islámicos
provenientes del arte morisco, persa, árabe y otomano con el Art Nouveau y el Rococó europeos. Dentro
de un recinto amurallado se levantan varios edificios separados por jardines
formados por abundantes especies locales y exóticas (bananos, árboles de
caucho), constituyendo un enorme jardín botánico que cubría casi toda la isla
hace un buen tiempo atrás. Tras su muerte, el palacio y sus magníficas
colecciones fueron donados al Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto en 1955
y transformado en un museo.
Los cerámicos que adornan la entrada
principal, la mezquita y la entrada a la residencia del príncipe (hamalek) fueron creados por el artista
armenio David Ohanessian, natural de Kutahya, mientras que la riquísima
decoración interior posee materiales suntuosos, muebles con incrustaciones de
nácar –característicos del arte árabe- , platería, colecciones de arte y
manuscritos medievales, que datan de esa época histórica. También alberga una
estupenda colección de arte islámico, cerámica y pinturas.
La impresionante sala del trono
recuerda a la Gallerie des Glaces (Salón
de los Espejos) del Palacio de Versailles. Una gran alfombra roja conduce
al trono –tapizado en rojo y dorado, con muebles del mismo color-, mientras se
exhiben hacia ambos costados los retratos de sus antepasados. Asimismo, posee
un museo de caza, donde se exhiben numerosas cornamentas y cabezas de animales
cazados por el propio rey Farouk.
La residencia principal es digna de
un pashá: al ingresar, se pasa por
una sala turca –decorada con azulejos traídos desde Izmir (Esmirna)- y otra,
siria, con una bóveda de madera exquisitamente adornada. Naturalmente, el harem es la habitación más pequeña y
menos iluminada, oculta tras una característica celosía de madera. La escalera
que conduce al primer piso está tallada íntegramente en madera de roble de Eslavonia.
Naturalmente, los monarcas no
ocultaron su admiración y buen gusto por la cultura europea, invitando a
numerosos artistas a pasar una temporada en palacio. Precisamente, el
compositor francés Camille Saint- Saëns (1835-1921) no sólo fue huésped
ocasional del Manyal, sino que ofreció varios conciertos privados al príncipe
Muhammed Alí y a su entorno. Debido a una enfermedad y al insoportable clima
parisino, Saint- Saëns visita Egipto en el invierno de 1896 y quedó asombrado
no sólo por las bondades del clima, sino también por las riquezas del palacio.
En aquel entonces, el compositor tenía 66 años y se cumplían 50 años desde su
debut como niño prodigio a los 11 años de edad en la Sala Pléyel de París. Por
lo tanto, decide componer su Concierto n°
5 en Fa mayor para piano y orquesta- denominado “El Egipcio”- para festejar su cincuentenario con la música y en
base a la inspiración causada no sólo por su estadía en palacio, sino por su
posterior viaje a Luxor. Allí toma contacto con las bondades del clima cálido y
la vida cotidiana de dicha ciudad: las aldeas nubias, los vapores navegando por
el Nilo, el croar de las ranas…. Todos estos elementos están perfectamente
condensados en los 28 minutos que dura el concierto.
El mismo consta de tres movimientos (Allegro animato/ Andante/ Molto Allegro)
e inicia de un modo muy clásico, a la usanza europea y con dos temas
contrastantes, donde el solista ejecuta mediante una serie de escalas
ascendentes y descendentes una serie de variaciones en forma dinámica, usando arabescos, arpegios, trinos y otros elementos de técnica pianística.
Posteriormente, el segundo tema es mucho más lento y profundamente melancólico,
que recuerda al Andante sostenuto de
su Concierto n° 2 para piano. El
desarrollo se logra mediante energía, vitalidad y volumen crecientes mientras
se entrelazan los dos temas. El piano finaliza el primer movimiento mediante una
coda. En cambio, el Andante
es una explosión de vitalidad. Comienza con un tema en Sol menor en
timbales seguido por las cuerdas, que
recuerda una canción de amor nubia, mientras el piano ejecuta una serie de
escalas ascendentes y descendentes que le tan ese toque exótico, oriental y
particularmente, egipcio. Es un movimiento muy rapsódico, con numerosos ribetes
y elementos de la música árabe. Luego del tema romántico, el piano ofrece una
serie de recursos tonales y virtuosismo que representan las barcas que navegan
por el Nilo y el croar de las ranas. Por último, en el 3° movimiento (Molto Allegro) entra el piano
utilizando sonidos que evocan el ruido de las aspas de las embarcaciones de
madera que surcan el Nilo, mediante un tema profundamente vigoroso que abarca
todo el teclado. Mientras que el solista continúa con ese pasaje vertiginoso,
los vientos y las cuerdas introducen un nuevo tema, que desemboca en un tutti en tono menor. Estos dos temas se
ensamblan creando un momento de intensa tensión, que concluye en una fanfarria
triunfal.
El concierto se estrenó en la Sala Pléyel de París
el 2 de Junio de 1896, con el compositor al piano y la Orquesta de la Sociedad
de Conciertos, dirigida por Paul Taffanel. En virtud de su narrativa y efectos
sonoros exóticos, gozó de una inmensa popularidad desde su estreno.
Las imágenes que acompañan esta nota son sólo
una ínfima parte de la majestuosidad del Manyal, uno de los palacios más
lujosos no sólo de Egipto, sino también del mundo. Y que tiene la
particularidad de ser una obra maestra que inspiró a otra obra maestra
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