Gran recital de ópera en el Teatro IFT
LA VUELTA AL HOGAR
Martha CORA ELISEHT
Parafraseando el poema de Olegario
Víctor Andrade, el título de esta nota no hace más que reflejar un anhelo de
los cantantes líricos: la vuelta a los escenarios luego de un año de
inactividad como consecuencia de la pandemia de COVID 19. En este caso, el pasado
sábado 20 del corriente se organizó en el teatro IFT un recital denominado “ÓPERA MÍA” con la participación de la soprano Daniela Tabernig, la
mezzosoprano Alejandra Malvino, el tenor Enrique Folger y el barítono Marcelo
Iglesias Reynes, acompañados al piano por Eduviges Piccone.
Independientemente de agradecer la
presencia del público y a la directora de dicho teatro –Adriana Segal-por el
apoyo brindado para la realización del espectáculo, Eduviges Piccone presentó a
Daniela Tabernig, quien ofreció una espléndida versión de la celebérrima “Casta Diva” (NORMA) de Vincenzo Bellini. La soprano santafesina se encuentra en
su plenitud vocal, lo que le permitió sortear las dificultades técnicas que
presenta esta emblemática aria del bel
canto sin mayores dificultades. Tras los aplausos, Daniela Tabernig
presentó al barítono Iglesias Reynes, quien brindó una muy buena versión de “Il balen del suo sonriso” (IL TROVATORE) de
Verdi. Éste, a su vez, presentó a Enrique Folger, quien sorprendió al público
con un aria de SIMÓN BOCCANEGRA de
Verdi: “Cielo, pietoso, rendita”. El
tenor se destacó tanto en el recitativo como en el aria en sí y ofreció una
interpretación de excelencia merced a la potencia y la musicalidad de su voz y
a sus dotes histriónicas. Al terminar su participación, presentó a Alejandra
Malvino, quien cantó un fragmento de LA
FAVORITA de Donizetti: “Oh, mío
Fernando” con su excelencia de siempre. Luego de los aplausos, la
mezzosoprano agradeció una vez más el retorno de los artistas en su ámbito natural:
los teatros. Y se encargó de presentar nuevamente a Daniela Tabernig, quien
interpretó otra aria famosa y difícil: “Ebben…
N’andró lontano” de LA WALLY, de
Alfredo Catalani. Si se tiene en cuenta que figuraba en el repertorio de
grandes artistas de la talla de Delia Rigal, Monserrat Caballé, Renée Flemming
y Carol Neblett –quien la cantó en el Colón en 1981-, la soprano estuvo
plenamente a la altura y se retiró sumamente aplaudida. Y para terminar con el
repertorio italiano, Alejandra Malvino brindó una soberbia versión de “Re del abisso” (UN BALLO IN MASCHERA) de
Verdi, donde hizo gala de sus graves en el aria de Ulrica.
Seguidamente, el recital continuó
con dos fragmentos de una ópera poco conocida y raramente representada: DIE TOTEN STADT, de Eric Korngold.
Marcelo Iglesias Reynes abrió el juego con “Mein
Sehenen, mein Wahnen” (Mi suspiro, mi
anhelo), brindando una muy buena versión de este aria merced al caudal y la
musicalidad de su voz, con muy buenos matices y color tonal. Enrique Folger y
Daniela Tabernig continuaron con el dúo de amor “Ein traurig Lied” (Una canción triste) de la mencionada ópera,
logrando una muy buena interpretación. A partir de allí, siguieron una serie de
dúos y tríos de ópera. Enrique Folger y Marcelo Iglesias Reynes brindaron una
excelente versión de “O, Mimí tu piú non
torni” de LA BOHÈME, luciéndose
como Rodolfo y Marcello en el celebérrimo dúo del 4° Acto de este clásico
pucciniano. Y si hablamos de Puccini, no podía faltar otra de sus óperas más
emblemáticas: MADAME BUTTEFLY, de la
cual se interpretaron varios fragmentos: “Bimba
dagli occhi, vieni….Vogliatemi bene”, exquisitamente
interpretada por Daniela Tabernig y Enrique Folger. Ella llegó sin dificultades
al sobreagudo final y él dio vida a un soberbio Pinkerton. Seguidamente, Daniela Tabernig y Alejandra Malvino
cantaron el dúo del 2° Acto “Scuoto
quella fronda di cilegio” y continuaron dando vida a Butterfly y Suzuki
(“Riposate….Povera Butterfly”), donde la protagonista canta fuera de escena
una canción de cuna para su hijo. Seguidamente, “Chi sia?” marca la entrada de Pinkerton
y Sharpless, seguida por el trío “Io
so che alle sue pene non ci sono conforti!”… “Non ve l’avevo detto?”, donde
los intérpretes brindaron una versión exquisita, muy bien lograda hasta
desembocar en el aria de Pinkerton
(“Addío, fiorito asil di letizia e d’amor”), donde Enrique Folger se
destacó por sus dotes histriónicas y vocales.
Para finalizar el recital, los
cantantes interpretaron fragmentos de CARMEN:
la Canción del Toreador (“Votre tost,
je peux le rendre”) donde Iglesias Reynes dio vida a Escamillo con una versión correcta. Su voz se apreció mucho más en
el dúo “Si tu m’aime, Carmen” junto a
Alejandra Malvino. El repertorio
francés es la especialidad de la mezzosoprano y lo demostró con creces sobre el
escenario no sólo en el mencionado dúo, sino también en el duetto final junto a Enrique Folger (“C’est toi?... Cést moi!”), quien se lució como un doliente y
despreciado Don José ante la negativa
de la gitana de comenzar una nueva vida junto a él bajo otros cielos. Tras
asesinarla –magistral interpretación de Alejandra Malvino dejándose caer
sutilmente sobre un sillón- , suplica desesperadamente que lo arresten tras ver
morir a su adorada Carmen. Luego de
los aplausos sostenidos del público, los cuatro cantantes y la pianista
decidieron dar un bis: “Lippen Schweigen”
de LA VIUDA ALEGRE de Léhar, donde
cada uno cantó un fragmento del dúo entre Hanna
Glawari y el Conde Danilo Danilowitz.
El público no sólo los aplaudió, sino que además se animó a tararear tan
consabida melodía a modo de coro. Eduviges Piccone supo acompañar
maravillosamente bien merced a su vasta experiencia como maestra interna y de
repertorio.
Tras un año sin poder trabajar en su
ámbito natural, los artistas volvieron a su hogar. El teatro es la casa de todo
artista que se precie de tal y por lo tanto, hay que fomentar la vuelta a los
escenarios con todas las medidas de precaución y disposiciones sanitarias
vigentes para que puedan manifestar lo que mejor saben hacer. Las autoridades
del IFT así lo han entendido y han decidido brindar un ciclo de recitales de
ópera para que todos los cantantes tengan oportunidad de actuar. Ojalá que
muchos imiten su ejemplo.
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