Muy buen concierto de Paolo Bortolameolli al frente de la Filarmónica en el Colón
CÓMO ENFRENTAR UN DESAFÍO Y SALIR AIROSO
Martha CORA ELISEHT
El Ciclo de Abono 2023 de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires es uno de
los mayores eventos culturales de este año y marcó una nueva etapa en la trayectoria del
organismo sinfónico. La renovación del repertorio y la presencia de prestigiosos
directores y solistas invitados de reconocida trayectoria a nivel internacional -tanto
argentinos como extranjeros- han posicionado a la orquesta a un nivel de gran calidad
sonora y excelencia interpretativa, además de permitir encarar obras de gran
envergadura. Tal es el caso del concierto llevado a cabo el pasado sábado 26 del
corriente en el Teatro Colón, con la presencia de Paolo Bortolameolli en el podio y la
participación del flautista Yubeen Kim como solista para interpretar el siguiente
programa:
- Sinfonia n°7- Hans Werner HENZE (1926-2012)
- “Halil” (Nocturno para flauta, orquesta de cuerdas y percusión)- Leonard
BERNSTEIN (1918-1990)
- Adagio de la Sinfonía n°10- Gustav MAHLER (1860-1911)
Con un orgánico prácticamente completo sobre el escenario -donde se pudo apreciar
músicos invitados de la Orquesta Estable del Colón y otros especialmente contratados
para esta ocasión- y, tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino
Xavier Inchausti, el director chileno hizo su presentación sobre el escenario para
realizar comentarios sobre las obras que se iban a desarrollar en el programa y la
conexión existente entre las mismas: la fatalidad. En el caso de Mahler, fue el único
movimiento que llegó a completar de su 10° Sinfonía, ya que se encontraba gravemente
enfermo a causa de endocarditis bacteriana -falleció al año siguiente- y, en el de
Bernstein, un homenaje al flautista israelí Yadid Tannenbaum (asesinado en 1973
durante la guerra del Yom Kippur). En cuanto a Henze, se basó en el padecimiento del
poeta Friederich Hölderlin (1770-1843) durante su asilo en Tubinga (era esquizofrénico
y estuvo internado allí durante 36 años, hasta su muerte) y, más precisamente, en su
poema Hälte des Lebens (Mitad de la Vida).
La Sinfonía n°7 fue compuesta por encargo de la Filarmónica de Berlín con motivo
de su centenario en 1982, pero su estreno tuvo lugar recién en 1984 a cargo de la
mencionada orquesta bajo la dirección de Gianluigi Gelmetti. Henze se basó en la
tradición sinfónica alemana, pero en vez de seguir el orden tradicional de los
movimientos (Introducción/ Lento/ Scherzo/ Finale), decide invertirlo y comenzar con
motivos típicamente alemanes en el siguiente orden: Tanz- Lebhalft und beseelt (Danza:
vivaz e inspirada/ Ruhig bewegt (Movimiento calmo) / Unablässig in Bewegung
(Incesantemente animado- vivace) y Ruhig, verhalten (Calmo, comedido). La obra
presenta numerosos contrapuntos entre las diferentes secciones de instrumentos a lo
largo de sus 38 minutos de duración. Lleva un orgánico prácticamente completo
(cuerdas, maderas por 4, clarinete bajo, saxofón, cornos por 8, trompetas y trombones
por 6, 2 tubas, percusión, arpa, piano y celesta) y permite el lucimiento de todos los
grupos de instrumentos. El primer movimiento es una allemande que inicia con un
contrapunto entre fagot, trombón bajo y contrabajo, que posteriormente, es tomado por
las maderas, cellos y violas, con pasajes instrumentales que remedan el 1° movimiento
de la Sinfonía n°5 de Carl Nielsen y numerosos glissandi a cargo de toda la orquesta,
con predominio de bronces luego del solo de trombón bajo. Culmina con un tutti que
remeda el final de Marte de LOS PLANETAS, de Gustav Holst. En cambio, el 2°
movimiento es un Lied que abre con un bellísimo solo de violoncello y de arpa en
contrapunto con los oboes. El 3° movimiento posee una vibrante apertura a cargo de los
cellos -que, por momentos, remeda la pantomima de Daphnis et Chloé de Ravel- en un
allegro enérgico que permite el lucimiento de la orquesta para luego, culminar en un
final abrupto, mientras que el último es una trasposición orquestal del mencionado
poema de Hölderlin -un andante maestoso que posee ciertas reminiscencias de Saturno
de LOS PLANETAS y de la Sinfonía n°7 (“Antártica”) de Vaughan Williams- y va
aumentando gradual y paulatinamente en intensidad hasta evanescerse por completo.
Una obra densa, de gran intensidad sonora y que no sólo fue perfectamente abordada,
sino también, un auténtico desafío, tanto para el director como para los intérpretes. La
Filarmónica salió airosa del compromiso y Bortolameolli no sólo se mostró agradecido,
sino que hizo poner de pie a cada uno de los grupos de instrumentos para fomentar su
merecido reconocimiento por parte del público.
Al igual que en la obra de Henze, el mencionado Nocturno “Halil” de Leonard
Bernstein posee numerosos contrapuntos entre lo tonal y lo atonal, lo dodecafónico y lo
diatónico en forma alternada; es decir, tanto a cargo del solista como del conjunto
instrumental. Fue compuesta en 1981 y no sólo permite el lucimiento del solista, sino
también de las cuerdas, el arpa y la percusión, con una muy buena labor de Xavier
Inchausti (violín), Denis Golovin (viola), María Cecilia Rodríguez (arpa) y Gabriel
Rodríguez (timbal). En cuanto al solista, Yubeen Kim sobresalió por su calidad
interpretativa, con una perfecta ejecución en los trinos y el glissando. Fue sumamente
aplaudido y aprovechó para hacer un bis: una transcripción para flauta de la célebre
Melodía de Christoph Glück, que sonó magistralmente. Una nueva ovación para el
músico coreano, que se retiró muy satisfecho por su logro.
Por último, la orquesta brindó una excelente versión del mencionado Adagio de la
Sinfonía n°10 de Mahler, que fue el movimiento inicial y el único que pudo completar
en cuanto a su orquestación, ocurrida en 1910. Si bien el 3° movimiento (“Purgatorio”)
fue compuesto en su totalidad, Mahler sólo alcanzó a orquestar los primeros compases.
Tras su muerte en 1911, su esposa – Alma Schindler- tuvo los derechos en su poder y
vetó que el resto de la obra fuera orquestada. Recién se levantó en 1960, cuando el
musicólogo inglés Deryck Cooke -profundo conocedor y estudioso de Mahler- la
convenció de hacerlo. Los manuscritos originales fueron cedidos por Anna Mahler -hija
del compositor- tras la muerte de su madre y sometidos a un poderoso trabajo de
reconstrucción para poder orquestar el resto de los 5 movimientos originales (Andante-
Adagio/ Scherzo I: Schnelle Viertel/ Allegretto moderato (Purgatorio)/ Scherzo: Allegro
pesante, nicht schnell/ Finale). El Adagio está escrito en forma sonata y posee tres
temas: el primero -cuya apertura está a cargo de las violas- es cromático y misterioso,
mientras que el segundo es lírico y apasionado, a cargo de los violines con
acompañamiento de los trombones, seguido de su inversión -que posee ribetes
dodecafónicos- y el último, una danza, donde predominan las maderas. Durante todo su
desarrollo ocurren inversión de temas y, tras la melodía inicial a cargo de las violas,
surge una disonancia a cargo de toda la orquesta que culmina en un fortissimo donde se
aprecian 9 grados de la escala cromática; por lo tanto, suena prácticamente
dodecafónico, lo cual transforma a Mahler en un precursor de dicho estilo. En su
explicación inicial, Bortolameolli mencionó: “Necesitaba romper con lo tradicional y
establecer un nuevo orden de expresión”. Seguidamente, la obra culmina de manera
tonal y completamente apacible. Una muy buena labor por parte del director y de los
músicos, que culminó con numerosos aplausos por parte del público.
Como melómana y periodista especializada, una celebra que la Filarmónica haya
regresado a su excelencia sonora y haya recuperado su bien ganado prestigio para la
ejecución de este tipo de obras. Un repertorio de esta magnitud representa un auténtico
desafío del cual, todos salieron triunfantes. Paolo Bortolameolli es un excelente director
para este tipo de obras y lo demostró con creces el sábado anterior al dirigir nada más ni
nada menos que Popol Vuh de Ginastera. No obstante, su explicación sobre las obras
que se iban a desarrollar durante el concierto fue un tanto tediosa y estuvo totalmente de
más. Cuando los comentarios del programa de mano están escritos por un musicólogo o
alguien que demuestra su idoneidad en la materia, no hace falta una explicación tan
aburrida y prolongada. ¿Será que una siente temor ante la presencia de un nuevo
Diemecke?... Zapatero, a tus zapatos.
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