viernes, 29 de septiembre de 2023

 





                                  Servicio de Prensa Teatro Colón, Fotografía de Máximo Parpagnoli



Lehar – La viuda alegre

Teatro Colon – 28/09/2023

Con una producción del Teatro del Teatro La Fenice de Venecia,

en coproducción con la Fundación del Teatro Dell’Opera di

Roma, el Teatro Colon sube a escena la magnífica obra de Franz

Lehar “La viuda alegre”.

Si algo salva a esta nueva producción de “La viuda alegre”, es el

elenco de cantantes, quienes por otra parte han debido sufrir,

como viene ocurriendo últimamente con las puestas en escena

que presenta el Teatro Colon, una escenografía abierta, al

extremo de que sus voces se pierdan con la apertura del

escenario. Con solo mencionar el caso de Carla Filipcic Holm, de

quien nadie puede poner en duda sus cualidades vocales y el

caudal de su voz, se demuestra claramente que esta tendencia

de abrir el escenario sin ningún tipo de protección acústica para

las voces, hace desmerecer las cualidades vocales de los

intérpretes.

En el caso de Filipcic Holm quien estuvo estupenda vocal y

escénicamente, apenas podía escucharse la “Canción de Vilia”,

que se cantó desde una posición lejana a la boca del escenario,

perjudicando su estupendo trabajo vocal.

Rafael Fingerlos posee una bella voz baritonal y fue muy solvente

en la interpretación del rol del Conde Danilo.

Gran trabajo del tenor Galeano Salas, a quien ya conocimos en el

Colon por su participación como Rodolfo en La Boheme del 2022.

Buena línea de canto, bella voz y facilidad en la zona aguda.

La Valencienne, de Ruth Iniesta, fue muy bien actuada y cantada

de acuerdo a las características que la reggie pretendió

imponerle a su personaje.


Rutinaria dirección del Maestro Jan Latham Koening, quien

además permitió introducir elementos impensados por Lehar en

la partitura, como un grupo musical con bandoneón y batería

incluidos para interpretar las danzas folklóricas.

En la nota publicada en el programa de mano y firmada por el

Director escénico Damiano Micheletto, este afirma que “La

embajada (donde transcurre el primer acto de la obra), es un

lugar anónimo que no inspira fantasía”. Debe ser por este

personal razonamiento, que el Sr. Micheletto traslada la acción a

un Banco; seguramente un lugar “lleno” de fantasías;

comparable a Disneyworld. Es extraño, porque después de 118

años de éxito de esta partitura, alguien viene a descubrir que

Lehar estaba equivocado en la ambientación de su obra.

De ahí en más, las vicisitudes de La viuda alegre trascurren, no

para salvar al país Pontevedro de la bancarrota, sino para salvar

al Banco Pontevedro, de la bancarrota.

Por otro lado, se convierte al personaje de Nyegus,

(originalmente, secretario de la Embajada), en una especia de

“Hada Madrina”, que con un abanico y “polvos mágicos”,

interviene en la relación de las parejas protagónicas.

En definitiva, una puesta caprichosa y por momentos ridícula que

desmerece todo el sentido, la ambientación y el glamour que La

viuda alegre, compuesta por Franz Lahar, Victor León y Leo Stein

le dieron a esta obra maravillosa y que lleva desde 1905, 118

años de éxito a pesar de estos pretendidos coautores sin talento.

Roberto Falcone


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