martes, 30 de julio de 2024

 Magnífica actuación de Gustavo Gibert junto a la Orquesta de Cámara del Congreso


CON TODO EL ACENTO Y EL ENCANTO DE LA BELLA ITALIA

Martha CORA ELISEHT


Dentro del ciclo de conciertos de la Orquesta de Cámara del Congreso de la

Nación, el pasado lunes 29 del corriente se rindió homenaje a la música italiana y a la

ópera en un concierto temático denominado LÍRICA MENTE, que tuvo lugar en el Salón

de los Pasos Perdidos del Parlamento Nacional y que contó con la participación del

barítono Gustavo Gibert como figura invitada. De la mano de Sebastiano De Filippi, la

mencionada agrupación brindó el siguiente programa:

- Allegro en Do mayor- Gaetano DONIZETTI (1797-1848)

- Canción de cuna- Licinio REFICE (1883-1954) (orquestación de Giovanni

Panella)

- Obertura de la ópera “LO FRATE ‘NNAMURATO” – Giovanni Battista

PERGOLESI (1710-1736)

- Arias de Uberto, de la ópera “LA SERVA PADRONA”- Giovanni Battista

PERGOLESI (1710-1736):

- “Aspettare e non venire”

- “Sempre in contrasti”

- “Son imbrogliato”

- “Crisantemos”- Giacomo PUCCINI (1858-1924)

- Sonata n°3 en Do mayor- Gioacchino ROSSINI (1792-1868)

Ante una nutrida concurrencia de público y, tras los anuncios correspondientes, el

concertino Pablo Pereira se presentó para realizar la tradicional afinación de

instrumentos previamente al inicio del concierto. Seguidamente, Sebastiano De Filippi

hizo su presentación en el podio para ofrecer una versión de fuste del Allegro en Do

mayor de Donizetti. Es una de las especialidades de la orquesta -quien escribe lo ha

escuchado en más de una ocasión- y también, una de las pocas composiciones de

cámara del músico bergamasco. Posee numerosas reminiscencias mozartianas y pasajes

de difícil ejecución técnica, que fueron interpretados de manera sumamente precisa. El

público respondió con un ferviente aplauso para posteriormente continuar con la

Canción de cuna de Refice. Compuesta originalmente para piano, es una bellísima obra

de estilo netamente impresionista, que -por momentos- remeda a la Pavana para una

infanta difunta de Maurice Ravel y que también posee reminiscencias de Erik Satie. En

la presente versión, se usó una transcripción para cuerdas de Giovanni Panella que sonó

magistralmente, con muy buenos contrapuntos a cargo de violoncellos y contrabajos. Es

una de las obras menos conocidas de este prolífico compositor italiano, quien también

era sacerdote y uno de los grandes reformadores de la música sacra del movimiento

suscitado por el Papa Pío X, junto con Lorenzo Perosi y Raffaele Casimiri.

Uno de los grandes precursores de la ópera buffa italiana fue Giovanni Battista

Pergolesi, cuyas obras alcanzaron gran popularidad entre 1731 y 1735. La mayoría de


ellas se estrenaron en Nápoles -excepto L’Olimpiade, que tuvo lugar en Roma-, entre las

cuales, LO FRATE ‘NNAMURATO (El hermano enamorado, en lengua napolitana) fue

compuesta en 1732 y es una típica comedia de enredos. Su obertura posee tres temas:

Allegro/ Andante/ Allegro, donde los solistas de cada grupo de instrumentos se lucen

mediante la interpretación de un solo en contrapunto con los demás instrumentos en el

Andante central, con intervenciones magistrales a cargo de la violista Mercedes

Sánchez, la cellista Mariana Levitin, el contrabajista Adrián Speziale y del concertino

Pablo Pereira. El Allegro inicial presenta el tema, mientras que el final recapitula el

tema inicial mediante una serie de variaciones. Una versión magnífica desde lo musical,

con un sonido prístino y una absoluta precisión tanto en los contrapuntos como en el

canon instrumental.

Concebida originalmente como un intermezzo de la ópera IL PRIGIONER

SUPERBO (El orgullo prisionero), LA SERVA PADRONA es la más conocida de todas

las óperas de Pergolesi y se estrenó en Nápoles en 1733. Debido a un terremoto que

destruyó la ciudad en ese mismo año, se cerraron los teatros y la obra original no se

representó más, pero el intermezzo gozó de gran popularidad en toda Europa mucho

tiempo después de su estreno y se transformó en ópera por mérito propio. El personaje

de Uberto -un viejo solterón que se muestra impaciente con su sirvienta Serpina- fue

encarado magistralmente por Gustavo Gibert merced a su histrionismo, maestría e

impecable línea de canto y legato. (De hecho, apareció fuera de escena, sorprendiendo

al público). A medida que iba avanzando en su interpretación de las tres arias de este

gran clásico buffo (“Aspettare e non venire”; “Sempre in contrasti” y “Son

imbrogliato”), el público deliraba en risas y aplausos, mientras un locutor explicaba las

características del personaje entre cada aria para que la gente pudiera entender el

argumento de la ópera. La orqueta supo acompañarlo perfectamente en cada

interpretación. No hay que olvidar que -además de ser director de orquesta- De Filippi

es cantante lírico en la cuerda de bajo. Por lo tanto, es un especialista en este género y

brindó una versión excelente de este gran clásico. El auditorio estalló en aplausos y

vítores tras su interpretación y, como de costumbre, los representantes de la Comisión

de Cultura del Senado y de la Cámara de Diputados de la Nación- Dr. Daniel Abate y

Sra. Andrea Barbieri, respectivamente- hicieron entrega del correspondiente diploma al

barítono, quien se mostró sumamente complacido.

La segunda parte del concierto abrió con Crisantemi (Crisantemos), elegía

compuesta por Puccini en 1890 tras la muerte de Amadeo di Savoia – duque de Aosta y

amigo personal del compositor- para cuarteto de arcos. Posteriormente, se realizó una

versión para orquesta de cuerdas, que es la que se presentó en este concierto. Es un

lamento melancólico e íntimo, que debe sonar como tal y donde las cuerdas tienen que

llorar. Este efecto sonoro fue magníficamente logrado por la orquesta, logrando una

versión de excelencia de esta célebre pieza.

Por último, De Filippi ofreció una versión sublime, brillante y precisa de la Sonata

n°3 en Do mayor de Rossini, compuesta en 1804 y cuyos 3 movimientos (Allegro/

Andante/ Moderato) fueron ejecutados con maestría y grandes actuaciones de los

principales solistas de cada grupo de instrumentos. Principalmente, en el Moderato

final, donde se destacaron el solista de segundos violines Catriel Galván, la cellista

Mariana Levitin y el contrabajista Adrián Speziale en las variaciones. Otro logro más


para la orquesta, que se perfila como una de las mejores de la Argentina y que cada día

suena mejor en todas y cada una de sus presentaciones en los escenarios más

importantes del país. Y, cuando se cuenta con intérpretes invitados de alta jerarquía, se

potencia aún más y se logra un nivel óptimo.

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