domingo, 4 de agosto de 2024

 LA CONSTANTE CATEGORIA DE GUADALUPE BARRIENTOS

 

Teatro Colón, temporada 2024. Onceavo concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Kakhi Solomnishvili. Solista: Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano). Programa: Obras de Wagner y Tchaickovsky. 03 de Agosto de 2024.

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

  Si hay una voz femenina que cuando es anunciada su presencia, ya sea en algún reparto o como solista, es una garantía de calidad y categoría, esa es Guadalupe Barrientos quien en este concierto de la Filarmónica Porteña acaparó la atención del público con su interpretación  de los “Wesendonck Lieder” de Richard Wagner sobre poemas de Matilde Wesendonck, quién fuera mucho más que su musa inspiradora. Sin ella,  “Tristán e Isolda” probablemente no hubiera visto jamás la luz. Esta serie de cinco poemas musicalizados, fueron originalmente compuestos para Voz y Piano. Los cuatro primeros fueron orquestados por el gran Director de Orquesta Félix Mottl y el último por el propio Wagner y es justamente la música de éste último junto con la del tercero las que aparecerán en el segundo y el tercero de los actos del gran drama romántico wagneriano. La gran Mezzosoprano acometió cada uno de los textos con timbre acerado, registro robusto, plena seguridad y estupendo decir, enfatizando acertadamente los pasajes en relación con el texto. El Maestro Solomnishvili acompañó de manera acertada, sobresaliendo en el tercer lied (“En el invernadero”) la hilera de violonchelos guiada por su titular, José Antonio Araujo.

 

  En ambas puntas, hubieron dos lecturas  apenas correctas de celebérrimas páginas. En el preludio al primer acto de “Lohengrin” del propio Wagner, uno espera expresividad y canto orquestal. Aquí no los hubo, incluso en el comienzo se percibieron con nitidez algunos desacoples, por lo que sabiendo el potencial que la Orquesta tiene, nos quedamos con ganas de más. Y para el final, una discreta versión de la Sinfonía Nº 6, op.74 “Patética”· de Tchaickovsky en donde se escuchó un primer movimiento algo desordenado que se fue corrigiendo con el correr de la interpretación. En los dos movimientos centrales se escuchó lo mejor de la Orquesta a lo largo de la noche tanto en el “Allegro con Grazia” como en el “Allegro” posterior, la célebre, exultante y enérgica melodía, en donde todos los sectores de la orquesta sín distinción de unos por sobre otros tuvieron el debido lucimiento. En el cierre, un desabrido “Adagio Lamentoso”, sostenido constantemente en el “tempi” pero carente de toda profundidad interpretativa cerró la versión. Puede decirse que al igual que en “Carmen” la labor del Director no terminó de convencer.

 

  Párrafo aparte para la conducta del público. Sabemos que últimamente un público neófito concurre a la sala, muchos de ellos extranjeros atraídos por el Colón y su fama. Debe pensarse de inmediato en grabar un mensaje para recordar cómo debe ser la escucha de las obras. Ya no solo se aplaude entre movimientos o canciones sino que en uno de los “Wesendonck” se comenzó a aplaudir durante un silencio sin percatarse que la composición seguía. ¿Por qué no pensar que además de disfrutar de la acústica, pueden irse aprendiendo algo nuevo?

 

Donato 

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