El Ballet Estable del Colón ofreció una excelente
reposición de “COPPELIA”
RÊVES
DES ÉTOILES
Martha
CORA ELISEHT
El título de esta nota es el sueño de cualquier bailarín:
llegar a ser un/a étoile (estrella,
en francés), que es sinónimo de primer bailarín o primera bailarina en nuestro idioma. Y eso fue lo que sucedió en
el Colón, cuyo Ballet Estable ofreció una estupenda versión de “COPPELIA” de Léo Délibes (1836-1891),
en versión coreográfica del cubano Enrique Martínez, con la brasileña Dalal
Aschcar como coreógrafa repositora y dirigido por Paloma Herrera- actual
Directora del mencionado cuerpo Estable- . Participó la Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires, dirigida por Martin West.
En la versión ofrecida el jueves 21
del corriente, participaron los siguientes intérpretes: Emilia Peredo Aguirre (Swanilda), Maximiliano Iglesias (Franz), Julián Galván (El Doctor Coppelius), Rocío Prina (la muñeca Coppelia), Igor Gopkalo (Burgomestre), Norma Molina (Madre de Swanilda), Camila Bocca (Aurora), Paula Cassano (Plegaria), Jiva Velázquez y Candela
Rodríguez Echenique (Mazurka) y
Georgina Giovannoni (Czarda solista).
La iluminación estuvo a cargo de Rubén
Conde y la escenografía y vestuario, de José Varona.
En su conjunto, la obra ha sido un
placer para todos los sentidos: una hermosa puesta en escena, un magnífico
vestuario y una coreografía espléndida, donde no sólo se lucieron todos los
solistas y los primeros bailarines, sino también el cuerpo de baile, que
sobresalió en las escenas de conjunto por su disciplina, técnica, brillo y
talento. Hacía rato que no se aplaudía tan acaloradamente al cuerpo de baile en
las escenas de conjunto.
En cuanto a los principales
intérpretes, Emilia Peredo Aguirre- quien encarnó los roles principales de Swanilda y la Muñeca, en el 2° acto- es una eximia bailarina, llena de gracia,
talento, excelente técnica y una disciplina impecable. Ya lo había demostrado
durante el transcurso del corriente año al interpretar el rol de Gulduna en El Corsario y, precisamente por su excelente desempeño fue convocada a interpretar los roles anteriormente
mencionados. Deslumbró en el escenario con sus piruetas, sus arabescos y tuvo
una destacadísima actuación al imitar los movimientos de la Muñeca en el 2° Acto. Esto llegó al
clímax al bailar las Danzas Española y
Escocesa del mencionado Acto, donde
el público estalló en aplausos. Muy bueno el desempeño actoral de Julián Galván
como Coppelius – quien cree
erróneamente haber dado vida a Coppelia,
engañado por Swanilda- y de los
solistas Nahuel Prozzi, Luciano García y Vinicius Vasconcellos, quienes dieron
vida a los muñecos del gabinete del Dr. Coppelius.
El rol de Franz estuvo a cargo de Maximiliano Iglesias, cuyo desempeño ha
sido excelente- impecables los solages y
las pirouhettes de los dos primeros
Actos de la obra- .Se lo vio suelto y dinámico, luciéndose en trucos de extrema
dificultad, que los ejecutó magistralmente. Es un gran bailarín, cuyo desempeño
es diferente acorde a la partenaire que
lo acompaña- una cosa es cuando baila con su pareja en la vida real (Macarena
Giménez), y otra, con otra pareja-. En este caso, acompañó no sólo a Emilia
Peredo Aguirre, sino que bailó la Czarda
del 1° Acto junto a Georgina Giovanonni, formando una pareja encantadora.
Excelentes las interpretaciones de la Aurora
y la Plegaria – a cargo de Camila
Bocca y Paula Cassano, respectivamente- dentro del marco del Vals de las Horas del 3° Acto, donde el
ballet femenino tuvo una destacadísima actuación. Los bordados de las faldas y
las pecheras lograron el efecto de representar las diferentes horas del día, a
medida que las 12 bailarinas iban danzando. También se lucieron Candela
Rodríguez Echenique y Jiva Velázquez en la célebre Mazurka del 1° Acto. Y el cuadro final- a cargo de toda la
compañía- fue una conjunción perfecta de color, disciplina y coordinación.
Unido esto a la excelente dirección orquestal del inglés Martin West, fue un
espectáculo para admirar, recordar y recomendar.
Hacía prácticamente más de 25 años
que Coppelia estaba ausente de las
temporadas de ballet en el Colón (se representó por última vez entre 1992 y
1993). Por lo tanto, la presente reposición no sólo fue muy bien recibida por
el público, sino que además, se ofreció una performance de alto nivel y gran
calidad. Y cuando se brindan este tipo de
espectáculos, el público responde positivamente. Ha sido un gran acierto
por parte de las autoridades del Teatro de incluirla en la presente temporada y
ojalá que no tengan que pasar otras dos décadas para poder volver a apreciarlo.
De esta manera, los jóvenes bailarines podrán cumplir el anhelado sueño de ser
un/a étoile.
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