EN ESTA NUEVA VISITA, LISIECKI
MOSTRO SU CRECIMIENTO ARTISTICO
Mozarteum
Argentino, Temporada 2018. Actuación de Jan Lisiecki (Piano). Programa: Obras
de Chopin, Schumann, Ravel y Rachmaninoff. Teatro Colón, 18 de Junio de
2018.(Segundo Ciclo).
NUESTRA OPINION:
EXCELENTE.
Por capricho de los calendarios y de los
programadores, el Mozarteum se vió privado de ofrecerle a su público en Ambos
Cíclos a Dejan Lazic en el caso del segundo y a Jan Lisiecki en el caso del
primero. Si consideramos además que en la visita de la Bachakademie de Stuttgart, la misma debió actuar dos
Lunes consecutivos (28 de Mayo y 04 de Junio), veremos que por cuatro Lunes
continuados el Mozarteum debió realizar sus actividades en el Teatro Colón, ya
que por “Aída” y “Coppelia” solo se le permitió ocupar el teatro en esas fechas
a la Entidad Organizadora. Ojala se recapacite en todos los estamentos
correspondientes y no se tengan mas desaguisados de esta naturaleza.
Luego de esta
reflexión, ha sido estimulante reencontrarme con el arte de Jan Lisiecki, este
verdadero gigante de 23 años, el que en esta segunda oportunidad de
presentación para el Mozarteum y en el Colón, retornó con un programa de
altísimo compromiso, con obras que son solo patrimonio de unos pocos, y que puestas en sus manos estuvieron no solo
a la altura de la exigencia, sino que además nos mostró cuanto ha crecido
artísticamente en los tres años en que mediaron ambas presentaciones.
Se lo nota
seguro, enjundioso, dueño de una digitación sobresaliente. Se apreció un sonido amplio. Logró momentos
de una calidez e intimidad absolutas, para pasar luego a pasajes de fuerza en
donde el piano fue una Orquesta, sin caer en los excesos de pedal y mucho menos
en el aporreo.
Las dos obras
centrales de la primera parte, tanto como la central de la segunda, permitieron
apreciar el mejor tramo del concierto.
Comenzando por Nachtstücke, del Op. 23 de Robert Schumann, dedicada a la
memoria de su hermano Eduard fallecido durante la composición del trabajo ,
compuesto de cuatro fragmentos del cual el inicial refiere a una “Procesión
Fúnebre”, para luego describirnos una “Curiosa Asamblea” que pasa del bullicio
a la reflexión, dar paso a una “Celebración Nocturna” y cerrar con un “Canto de
Ronda con Voces Solistas”. Pasar de lo lúgubre a lo enérgico, de lo sutil a la
intensidad con total facilidad. Ver la entrega puesta en cada interpretación
parece ser la norma que impera en este joven y espectacular valor Canadiense, y
a partir de esta obra comenzar la espiral ascendente de la calidad del recital
durante el resto de la noche.
Una imponente versión de “Gaspar de la Nuit” de
Ravel, una sucesión de tres “poemas”
para piano basado en textos de Aloysius Bertrand, cerró la primera parte de
manera espectacular. Plena de “canto”, sutilezas, “filigranas”, es decir, todo
lo necesario para conquistar al público de manera definitiva. Y así pasar al
comienzo de la segunda parte con “Morceaux de Fantaisie” (Piezas de Fantasía),
del Op. 3 de Serguei Rachmaninoff. Cinco fragmentos que sintetizan una
“Elegía”, en Mi bemol menor, escrita en el estilo de Chopin. Un Preludio, en Do
sostenido menor. Una Melodía, en Mi mayor. “Polichinela” , en La mayor para
recordar aquí al personaje de la comedia del arte mediante danzas de carácter
Español y culminar con una Serenata, en Re bemol
mayor, momentos todos en los que Lisiecki se desenvolvió con absoluta comodidad
y plenitud de medios.
Las “Puntas”
del concierto fueron al igual que hace tres años con Chopin. La constante en
los cuatro trabajos que abordó del gran compositor Polaco, es que es una
interpretación absolutamente viril, enérgica, para nada edulcorada, en
donde conmueve y mucho el apasionamiento
que siente en cada nota que emite. Así tuvimos al comienzo los “Nocturnos” en
Fa menor, Nº1 del Op. 55 y En Mi bemol mayor Nº 2 también del Op. 55 y culminar la noche con el
Nocturno en Mi menor Nº1 del Op. 72 y el
“Scherzo” en Si menor, Nº 1 del Op. 20 redondeando una magistral faena que tuvo
como correlato un único y sentido “Bis”:
un Schumann delicado y sutil que calzó a la perfección con el resto del
recital.
Donato Decina
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