Gran interpretación de Mozart por Bruno Gelber
junto a la Filarmónica en el Colón
¡¡BRAVO, BRUNO!!
El pasado viernes 1° del corriente
tuvo lugar en el Teatro Colón el 5° concierto del Ciclo de Abono de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, bajo la dirección de Ezequiel Silberstein, donde
se interpretaron obras de Wolfgang Amadeus Mozart: Obertura de “Don Giovanni”, la Sinfonía
n° 39 en Mi bemol mayor, K.543 y el
Concierto n° 21 para piano y orquesta en Do mayor, K.467, con Bruno
Leonardo Gelber como solista.
Las mencionadas obras se ejecutaron
en el orden anteriormente mencionado, donde se interpretó la mencionada
Sinfonía durante la primera parte del concierto– contrariamente a lo habitual-
, dejando para el cierre el citado Concierto para piano.
Si bien la ejecución de las obras fue correcta y prolija, la
interpretación de Silberstein careció de la pasión – o la garra- necesaria para
tocar una obra tan celebérrima como la Obertura de Don Giovanni. Se afianzó algo más hacia el final, respetando los tutti y los tempi característicos de la misma. En cuanto a la Sinfonía n° 39, puede que todavía haya quedado
en oídos de quien escribe la magnífica interpretación ofrecida por la West
Eastern Divan Orchestra con Daniel Barenboim
el año pasado en el Colón. No obstante, la versión de Silberstein fue interesante, con buen
equilibrio en los planos sonoros y destacadas intervenciones de los
instrumentos solistas (Claudio Barile en flauta, Gertrud Stauber en fagot y
Matías Tchicouret en clarinete). En su conjunto, la Orquesta sonó segura
durante todo el transcurso de la obra, pero se notó más en el Andante con moto y en el Scherzo del 3° movimiento (Minuetto- trío).
Antes de comenzar el Concierto n° 21 para piano y orquesta en Do
mayor, el público comenzó a aplaudir rabiosamente a Bruno Gelber ni bien
apareció sobre el escenario. Y, como siempre, demostró ser un eximio intérprete
y un virtuoso del instrumento en cuestión. Su interpretación de Mozart fue
transparente y cristalina- características típicas del genio de Salzburgo- e
iba in crescendo a medida que
avanzaba el Concierto. El célebre Adagio con
el cual comienza el 2° movimiento – Andante-
estuvo magistralmente interpretado por el solista y la orquesta, unidos en
un diálogo perfecto. Por otra parte, es un concierto donde el piano retoma el
tema principal – introducido por la orquesta- y lo transforma. Esto se observa
durante todo el desarrollo de la obra, donde la dupla Gelber/ Silberstein
brindaron una excelente versión, que fue coronada por el aplauso unánime del
público presente. Nadie se quería ir y vitorearon a Gelber para que hiciera un
bis. Debido al estado de salud del músico, esto último no fue posible, pero se
retiró ovacionado y profundamente agradecido.
Un verdadero artista no sólo es un
intérprete eximio, sino además, alguien que mantiene un romance con su público
que persiste con el correr del tiempo. Y eso pasa con Bruno Gelber, quien ha
sabido mantener a los melómanos en vilo durante más de 40 años de carrera con
sus magníficas interpretaciones. Fue el broche de oro de la noche y es
emocionante no sólo ver cómo se transforma frente al piano, sino también
escucharlo tocar. Ojalá que este romance perdure por muchos años más, en el
espléndido marco que ofrece esa gran fábrica de sueños llamada Teatro Colón.
Martha CORA ELISEHT
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