sábado, 2 de junio de 2018


Gran interpretación de Mozart por Bruno Gelber junto a la Filarmónica en el Colón


¡¡BRAVO, BRUNO!!
                                                                                             

            El pasado viernes 1° del corriente tuvo lugar en el Teatro Colón el 5° concierto del Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, bajo la dirección de Ezequiel Silberstein, donde se interpretaron obras de Wolfgang Amadeus Mozart: Obertura de “Don Giovanni”, la Sinfonía n° 39 en Mi bemol mayor, K.543 y el Concierto n° 21 para piano y orquesta en Do mayor, K.467, con Bruno Leonardo Gelber como solista.
            Las mencionadas obras se ejecutaron en el orden anteriormente mencionado, donde se interpretó la mencionada Sinfonía durante la primera parte del concierto– contrariamente a lo habitual- , dejando para el cierre el citado Concierto para piano.
            Si bien la ejecución  de las obras fue correcta y prolija, la interpretación de Silberstein careció de la pasión – o la garra- necesaria para tocar una obra tan celebérrima como la Obertura de Don Giovanni. Se afianzó algo más hacia el final, respetando los tutti y los tempi característicos de la misma. En cuanto a la Sinfonía n° 39, puede que todavía haya quedado en oídos de quien escribe la magnífica interpretación ofrecida por la West Eastern Divan Orchestra con Daniel Barenboim  el año pasado en el Colón. No obstante, la versión  de Silberstein fue interesante, con buen equilibrio en los planos sonoros y destacadas intervenciones de los instrumentos solistas (Claudio Barile en flauta, Gertrud Stauber en fagot y Matías Tchicouret en clarinete). En su conjunto, la Orquesta sonó segura durante todo el transcurso de la obra, pero se notó más en el Andante con moto y en el Scherzo del 3° movimiento (Minuetto- trío).
            Antes de comenzar el Concierto n° 21 para piano y orquesta en Do mayor, el público comenzó a aplaudir rabiosamente a Bruno Gelber ni bien apareció sobre el escenario. Y, como siempre, demostró ser un eximio intérprete y un virtuoso del instrumento en cuestión. Su interpretación de Mozart fue transparente y cristalina- características típicas del genio de Salzburgo- e iba in crescendo a medida que avanzaba el Concierto. El célebre Adagio con el cual comienza el 2° movimiento – Andante- estuvo magistralmente interpretado por el solista y la orquesta, unidos en un diálogo perfecto. Por otra parte, es un concierto donde el piano retoma el tema principal – introducido por la orquesta- y lo transforma. Esto se observa durante todo el desarrollo de la obra, donde la dupla Gelber/ Silberstein brindaron una excelente versión, que fue coronada por el aplauso unánime del público presente. Nadie se quería ir y vitorearon a Gelber para que hiciera un bis. Debido al estado de salud del músico, esto último no fue posible, pero se retiró ovacionado y profundamente agradecido.
            Un verdadero artista no sólo es un intérprete eximio, sino además, alguien que mantiene un romance con su público que persiste con el correr del tiempo. Y eso pasa con Bruno Gelber, quien ha sabido mantener a los melómanos en vilo durante más de 40 años de carrera con sus magníficas interpretaciones. Fue el broche de oro de la noche y es emocionante no sólo ver cómo se transforma frente al piano, sino también escucharlo tocar. Ojalá que este romance perdure por muchos años más, en el espléndido marco que ofrece esa gran fábrica de sueños llamada Teatro Colón.
                                                                                            Martha CORA ELISEHT      

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