CON CORRECCION Y
ALGO DE ALMA
Teatro
Colón, temporada 2019, decimosegundo concierto de abono a cargo de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista:
Gabriel La Rocca (Fagot). Programa:
Obras de Hummel y Richard Strauss. 05 de Setiembre de 2019.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Este concierto significó la vuelta de la
Filarmónica al escenario del Colón tras la accidentada versión de la pasada
semana de “La Condenación de Fausto” de Héctor Berlioz. A mi entender, esa
actuación debió dejar innegables secuelas, de lo contrario no se habrían
percibido tensión en los rostros de algunos instrumentistas como lo pude
apreciar. Y a lo largo de la noche esa impresión continuó. Es de esperar
entonces que los próximos compromisos vayan creando un clima de distensión que
asegure una continuidad de temporada con el nivel que la Orquesta mantiene
acostumbrado a su público.
La primera obra ofrecida fue el Gran Concierto para Fagot y Orquesta en Fa mayor
de Johann Nepomuk Hummel en el que Gabriel La Rocca (Integrante y líder de su
fila en la Orquesta) fue el solista. Página que plantea dificultades técnicas a
resolver para quien la aborde y escrita durante un período que es bisagra entre
el clasicísmo y el romanticismo, posee un lenguaje muy Mozartiano y encontró en
La Rocca a un muy exquisito interprete. Se prodigó absolutamente en todos los
detalles, obtuvo de su instrumento un refinadísimo sonido y más allá de un
accidente con la boquilla de éste en un
pequeño pasaje del segundo movimiento, su técnica fue impecable. En cuanto al
diálogo con la Orquesta, llamó la atención el que le marcara algunos detalles
al Director. Diemecke acompañó de manera muy correcta, aunque siempre con la
sensación de la tensión flotando en el ambiente. De todas maneras fue una
versión muy apreciada y bienvenida.
Para la segunda parte, un Diemecke muy
contenido explicó al público detalles de la “Sinfonía Doméstica” Op. 53 de
Richard Strauss. Obra de frondosa instrumentación, de programa temático, nos
muestra al compositor y su entorno familiar con sus episodios de la vida
cotidiana. Es una descripción muy frondosa y ajustada. Diemecke plasmó una
labor interesante, con momentos de apasionamiento e intensidad. Se brindó de
modo tal que intentó transmitirle alma a la versión, aunque la Orquesta no
alcanzó a llegar siempre al fondo. No está de más recordar que se están cumpliendo
20 años del debut del Director como tal en Ntro. País, invitado a estar al
frente de la Sinfónica Nacional y con esta misma obra, causándome en aquel
momento una muy fuerte impresión. Hoy lo sigo percibiendo tan apasionado como
entonces, aunque en esta oportunidad algunas sutilezas estuvieron ausentes y, en cambio, hubo desbordes como en el caso de
los bronces, los que por momentos extinguieron por completo el sonido de los demás
instrumentos a excepción, claro está, de la percusión. De cualquier forma el
resultado final fue muy digno y servirá de apoyo para el abordaje la próxima
semana de la Novena sinfonía de Anton Bruckner que será ofrecida por primera
vez entre nosotros por el conductor mexicano. Esperemos que sea con la categoría con que
siempre nos ofrece este repertorio.
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