Excelente concierto de inauguración de la Temporada
del Colón por la Orquesta Estable
EL PLACER DEL
REENCUENTRO
Martha CORA ELISEHT
Tras el Ciclo de Conciertos en
homenaje al centenario del nacimiento de Astor Piazzolla, el Teatro Colón
inauguró su Temporada Oficial 2021 con el primer concierto del ciclo de la
Orquesta Estable de dicho organismo, que tuvo lugar el sábado 10 del corriente
bajo la dirección de Alejo Pérez, donde se interpretaron las siguientes obras: Sinfonía n° 40 en Sol menor, K.550 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y la Sinfonía n° 3 en Mi bemol mayor (“Heroica”)
Op.55 de Ludwig van Beethoven (1750-1827).
Este concierto no sólo contó con una
mayor afluencia de público en comparación con la función cubierta oportunamente
por esta cronista hace exactamente un mes atrás, sino que fue transmitida
simultáneamente por streaming para
todos aquellos que no pudieron adquirir sus localidades. Además, contó con
todas las medidas de protección desde el punto de vista sanitario –control de
temperatura, alcohol en gel, cumplimiento de 2 metros de distancia entre
asistentes previamente al ingreso a la sala y la distancia correspondiente
entre asientos habilitados-, tanto para el público como sobre el escenario. Los
instrumentos de cuerdas contaron con la distancia suficiente, mientras que los
de viento estuvieron protegidos mediante mamparas de acrílico transparente. Se
colocaron micrófonos para captar adecuadamente el sonido para la transmisión
conjunta por streaming y se dejaron
libres las dos primeras filas de asientos de la platea para cumplir con las
disposiciones sanitarias vigentes a fines de resguardar el contacto entre los
músicos y los espectadores.
Tras una pausa de aproximadamente 5
minutos, finalmente Alejo Pérez hizo su presentación en escena y tomó posición
en el podio para dar comienzo al concierto con la mencionada obra del genio de
Salzburgo. Compuesta en 1788, consta de 4 movimientos: potentísimo acompañante a cargo de las violas en la obertura del 1°
movimiento fue una innovación para su época, que rompe con el estilo
tradicional de composición del compositor al introducir la figura acompañante
en un tono fuerte y el tema principal, con un motivo más débil que brinda su
típico carácter efímero. Sin embargo, cambia drásticamente al final con un
acorde de séptima dominante al final de la composición, para luego retornar al
tema principal en la coda y la recapitulación. Para ese entonces, Mozart tomó
la idea de Friedrich Kunze: “Un motivo
posee el significado tanto del principio como del final de una obra”. En
cambio, el Andante se desarrolla en
una sucesión de frases en 6/8, que aumentan de intensidad a medida que transcurre
la obra. Por otra parte, el Menuetto-
Allegretto en ¾ rechaza el estilo superficial y entretenido de las danzas
de moda de la época mediante una melodía ascendente, sincopada y una estructura
temática asimétrica que ofrece contraste en los coros de instrumentos, mientras
que el Trío contrasta con la melodía
anterior. Por último, el potentísimo Allegro assai que cierra la obra posee
un carácter vibrante, expresivo mediante una línea melódica ascendente que
contrasta con una figura descendente. Si bien la versión ofrecida por la
Estable sonó muy compacta desde el principio hasta el fin, fue creciendo en
intensidad a medida que se iban desarrollando los movimientos. Probablemente,
el hecho de ofrecer una versión con menor cantidad de instrumentistas pudo
haber influido, pero no le restó mérito a la magistral dirección de Pérez. Los
instrumentos de cuerda sonaron muy bien y los vientos también, aunque en menor
medida; quizás, por efecto de las mamparas protectoras. No obstante, la labor
de los dos cornistas fue impecable, al igual que la de Rubén Albornoz en oboe.
La Sinfonía n° 3 en Mi bemol mayor, Op.55 “Heroica” es una de las
obras más bellas que se han compuesto y que marca el surgimiento de Beethoven
como compositor netamente sinfónico. El genio de Bonn era un ferviente
admirador de los ideales de la Revolución Francesa y originariamente, estaba
dedicada a Napoleón Bonaparte como libertador de Europa. Sin embargo, cuando
éste se corona como Emperador de Francia en 1804, Beethoven tacha su nombre de
la dedicatoria y la titula “Heroica” en
homenaje a un héroe inexistente, porque lo que le interesaba era el heroísmo en
sí, sin atribuirlo a una figura en particular. Compuesta entre 1802
–coincidente con la estancia del músico en Heilegenstadt- y 1804, fue estrenada
en el Theater an der Wien de Viena en
1805, con el mismo compositor en el podio. Consta de 4 movimientos: Allegro con brío/ Marcha fúnebre- Adagio
assai/ Scherzo- Allegro vivace/ Finale: Allegro molto, que fueron
ejecutados de manera impecable. Fue una de las mejores versiones de dicha
sinfonía que una pudo apreciar sobre el escenario del Colón, donde Alejo Pérez
hizo gala de su maestría en materia de dirección, logrando un equilibrio sonoro
perfecto, imprimiendo su sello personal a los músicos y logrando la profundidad
sonora en los crescendi tan
característicos de Beethoven. La Marcha
fúnebre del 2° movimiento sonó muy solemne y brillante a la vez. Pese a
contar sólo con dos contrabajos, el contrapunto que realizaron los mismos fue magistral,
al igual que los cellos. Lo mismo sucedió con los cornos en el Scherzo del 3° movimiento, logrando un
sonido prístino. Los tempi se
respetaron perfectamente para dar lugar a una versión vibrante, poderosa y con
un brillo inusitado. Naturalmente, el público estalló en aplausos hacia el
final del concierto.
Tras un largo compás de espera, la
Temporada Oficial 2021 abrió con un concierto digno del Colón, donde ha sido un
auténtico placer volver a reencontrarse con los artistas. En el caso particular
de quien escribe, ha sido la primera vez que una fue invitada como periodista
especializada y agradece profundamente a la Dirección de Prensa del Teatro.
Ojalá que el público pueda seguir disfrutando de los espectáculos anunciados
para el corriente año y que no se interrumpa como consecuencia de la drástica
situación sanitaria imperante en el país y en todo el mundo. La cultura es
esencial y alimenta el espíritu.
La version de la 40 fue aceptable ,la 3 fue casi insoportable,la orquesta era literalmente arrastrada por el director quien pedia mucho mas que lo que el instrumento podia responder,sin dudas Alejo Perez es nuestro mejor director su Parsifal y Rosenkavalier seran inolvidables,pero en este caso necesitaba una docena mas de ensayos para empezar.
ResponderEliminar