Muy buen concierto en los jardines del Museo Nacional de Arte Decorativo
ARGENTINA FLORECE Y A PURO TALENTO
Martha CORA ELISEHT
ARGENTINA FLORECE es un proyecto cultural que se
lleva a cabo en palacios y residencias con jardines en la ciudad de Buenos
Aires y que cuenta con el apoyo de la Dirección Nacional de Museos. Y pese a
las elevadas temperaturas que los porteños han tenido que soportar durante este
fin de semana largo, el público se congregó en forma masiva en los jardines del
Museo Nacional de Arte Decorativo el pasado domingo 21 del corriente para
escuchar un recital de ópera, zarzuela y canciones con la presencia de los
cantantes Reinaldo Samaniego (tenor), Bibiana Fischy (mezzosoprano),
Mauro Espósito (barítono) y Roxana Horton (soprano) y la
presencia de la maestra Julia Inés Manzitti al piano.
El encargado de anunciar el ciclo y presentar a los
artistas fue el Director de dicho museo -Arquitecto Martín Marcos-, quien
agradeció la presencia del público antes de dar paso a los artistas, quienes
iniciaron el recital con una versión a cuatro voces del célebre Va pensiero de
NABUCCO, de Verdi. Seguidamente, Mauro Espósito tomó las riendas de la
locución antes de su genial interpretación del aria de Fígaro (“Largo al
factótum”) de EL BARBERO DE SEVILLA, ejecutada con suma gracia y
maestría. Posteriormente, Bibiana Fischy interpretó la seguidilla de CARMEN
(“Près les ramparts de Seville), acompañada por Reinaldo Samaniego como Don
José. Sin embargo, no tuvo buena suerte en su interpretación del rol de la
gitana, ya que caló las notas tanto al principio como al final del aria. En
cambio, Samaniego no sólo se lució como Don José, sino también como Rodolfo
en las dos arias de LA BOHÈME (“Oh, Mimí si piú non torna” junto a
Mauro Espósito y “O soave fanciulla” junto a Roxana Horton). Se reafirma
como uno de los mejores tenores en este tiempo y lo ha demostrado con creces en
este repertorio. Por su parte, la soprano no sólo demostró gracia y candor en
su interpretación -aunque algo opacada al final en el fuera de escena-, sino
que descolló con una muy buena versión de “Pace, pace mío Dío” de LA
FORZA DEL DESTINO. No sólo es un aria difícil desde el punto de vista
vocal, sino que es un desafío para la soprano porque es un aria lìrica, pero
con ribetes de hondo dramatismo. Y supo interpretarla muy bien, a punto tal que
se vio coronada por los aplausos del público. De paso, aprovechó la ocasión
para saludar a dos cantantes que se encontraban presentes: la soprano Silvia
Gatti y la mezzosoprano Marina Biasotti.
La segunda parte del concierto estuvo integrada por
fragmentos de zarzuela, donde Mauro Espósito fue el encargado de abrir el
bloque con un fragmento de MARAVILLAS de Federico Moreno Torroba. El
barítono no sólo demostró ser un experto en la materia, sino que asimismo hizo
gala de su voz. Lo mismo sucedió en el dúo de LUISA FERANADA (“En mi tierra
extremeña”) junto a Bibiana Fischy. Si bien la mezzosoprano se escuchó
mucho más sólida y segura respecto del aria anterior, le faltó pulir un poco
más sus agudos. No obstante, cantó perfectamente bien la romanza de Rosa de
LOS CLAVELES. Por su parte, Reinaldo Samaniego se lució vocal y
actoralmente en la consabida romanza de LA TABERNERA DEL PUERTO (“No puede
ser”) y el público estalló en aplausos al finalizar la misma. En vez de
cantar un aria de zarzuela, Roxana Horton eligió la celebérrima Summertime de
George Gershwin en una versión muy personal, caracterizada por variaciones de skat
en los agudos. Para el final, el cuarteto eligió otro fragmento de zarzuela
sumamente conocido: la Mazurka de las Sombrillas de LUISA FERNANDA. No
sólo sonó muy bien, sino que demostraron la gracia, el salero y el garbo
español necesarios para interpretarla. Naturalmente, el recital no hubiera sido
posible sin la magnífica interpretación y acompañamiento de Julia Inés
Manzitti, quien se retiró sumamente aplaudida.
Tras finalizar el recital de manera formal, Bibiana
Fischy tuvo que retirarse debido a compromisos artísticos contraídos con
antelación. Mauro Espósito fue el encargado de anunciar una “travesura”
musical: una versión a dos voces -para barítono y tenor- de Nessun dorma de
Puccini, que sonó magistralmente. El barítono se lució en matices que son
propios del tenor, mientras que Samaniego aportó su caudalosa y bella voz. Y no
podía faltar el célebre brindis de LA TRAVIATA (“Libiamo nel lieti calici”) si
de bises se trata, que permitió que el público hiciera el coro.
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