jueves, 21 de diciembre de 2023

 


                                     Foto: Prensa Teatro Colón, Fotografía del Maestro Arnaldo Colombaroli



Cierre de la Temporada del Ballet Estable del Colón con “EL CORSARIO”


UNA DE PIRATAS, EN TIEMPOS DEL IMPERIO OTOMANO

Martha CORA ELISEHT


Para cerrar una brillante temporada, originalmente, el Ballet Estable del Teatro

Colón tenía previsto reponer LA BAYADERA de Ludwig Minkus, con coreografía de

Rudolph Nureyev y la participación de los primeros bailarines invitados Natalia

Osipova y Daniel Camargo en los roles protagónicos. Debido a que no se abonó el

canon correspondiente a la Fundación Nureyev en concepto de derechos de autor, se

decidió reponer una obra de repertorio del Ballet Estable: EL CORSARIO, con música

de Adolphe Adam (1803-1856), Cesare Pugni (1802-1870), Riccardo Drigo (1846-

1930) y Léo Delibes (1836-1891), con coreografía de Anne- Marie Holmes.

Lamentablemente, la pareja Osipova/ Camargo canceló sus actuaciones previstas para

las funciones de abono en el Colón; por lo tanto, el Director del Ballet Estable -Mario

Galizzi- convocó a los primeros bailarines y solistas de la compañía para la difícil tarea

de suplantar a estas primerísimas figuras de la danza internacional. Asimismo, marcará

la despedida de dos grandes bailarines: Carla Vincelli y Edgardo Trabalón, quienes se

retiran del Ballet Estable con este título luego de una exitosa carrera.

Las funciones tendrán lugar entre los días 17 al 30 del corriente y cuentan con la

participación de Manuel Coves y Ezequiel Silberstein al frente de la Orquesta

Filarmónica de Buenos Aires; escenografía de Christian Prego, vestuario de Aníbal

Lápiz e iluminación de Rubén Conde, con reposición coreográfica de Leonardo Cuestas,

Natalia Sarraceno y Vagram Ambartsounian.

Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la función del miércoles 21 del

corriente, con el siguiente reparto: Ayelén Sánchez (Medora), Gerardo Wyss (Conrad),

Jiva Velázquez (Alí), Beatriz Boos (Gulnara), Edgardo Trabalón (Birbanto), Luisina

Rodríguez (esposa de Birbanto), Facundo Luqui (Lankendem), Julián Galván (Pashá),

Rodrigo Cuadra (asistente del Pashá), Caterina Stutz, Paula Cassano y Ludmila

Galaverna (pas de trois del 1° acto); las parejas formadas por Marisol López Prieto y

Martín Vedia; Candela Rodríguez Echenique y Sebastián Bustos (pas de six del 2° acto)

y las siguientes solistas para el Jardín Animado: Cecilia Lucero (Rojo), Jazmín Aguirre

(Naranja) y Lola Mugica (Amarillo). Participaron refuerzos a cargo de los alumnos de

danza del Instituto superior de Arte del Teatro Colón (ISATC).

Inspirado en la novela homónima de Lord Byron (1814) y en la ópera de Verdi,

EL CORSARIO se estrenó en la Ópera de París en 1856, con música de Adolphe Adam

y coreografía de Joseph Mazilier. Lamentablemente, Adam no pudo disfrutar de su

éxito: falleció unos pocos meses después de su estreno. A diferencia de otras joyas del

ballet romántico francés como LA SYLPHIDE y GISELLE, se traslada al relato de las

aventuras de los piratas y sus incursiones dentro del Imperio Otomano, donde no faltan

todos los ingredientes para una buena trama: los mercaderes de esclavas (Lankendem),

la corte oriental del Pashá Said, llena de exotismo y sensualidad; la galantería, la


ambición, el amor y la caballerosidad. En 1858, Jules Perrot montó su coreografía para

esta obra en el Teatro Bolshoi de Moscú y quedó automáticamente incorporada al

repertorio. Allí es donde Marius Petipa -quien interpretó el rol de Conrad- incorporó el

pas d’esclave del 2° acto, con música de Von Oldenburg. Posteriormente, se presentó en

1868 una nueva versión, creada especialmente para su esposa Marie con música de

Cesare Pugni y se incorpora el Jardín Animado del 3° acto, con música de Léo Delibes.

Finalmente, en 1899 EL CORSARIO toma su versión definitiva con música de Riccardo

Drigo, quien, a su vez, es el autor del celebérrimo pas de deux (pas de trois, en la obra

completa) que se representa como pieza independiente dentro del repertorio del ballet

clásico y que data de 1915. Esta nueva producción reemplazó definitivamente a la

versión francesa y es la que se representa en la actualidad.

La coreografía de Anne- Marie Holmes resultó ser efectiva, ya que trabaja sobre

el componente emocional de cada personaje y permite destacar el virtuosismo de los

principales solistas. Manuel Coves es un conocido director de ballet -a quien se apreció

el año pasado en GISELLE- y ofreció una muy buena versión de la partitura,

adaptándola al tiempo del bailarín. Las escenas de conjunto estuvieron correctamente

llevadas a cabo, con muy buena coordinación (Danza de los piratas del 1° acto, con un

muy buen dominio de escenas de esgrima en el cruce de los alfanjes y el empleo de

arcos y guirnaldas de flores en el Jardín Animado del 3° acto). En esta última escena se

destacaron dos jóvenes bailarinas: Cecilia Lucero y Jazmín Aguirre -alumnas de danza

del ISATC-, que lo hicieron con suma gracia y precisión de movimientos. La labor de

Lola Mugica Calvo dentro de este número fue excepcional, ya que su cambré, pliés y

developées fueron de una precisión absoluta. Lo mismo sucedió con el trío formado por

Caterina Stutz, Paula Cassano y Ludmila Galaverna en el pas de trois del 1° acto, donde

esta última se destacó por su impecable postura sobre el escenario, además de su

souplée y su cambré. (Realmente, una considera que está para bailar roles de mayor

peso y trascendencia, ya que nunca decepciona). Otra que también tuvo un muy buen

desempeño fue Luisina Rodríguez -quien debió reemplazar en último momento a

Magdalena Cortés- como la esposa de Birbanto junto a Edgardo Trabalón,

destacadísimo intérprete de este rol y que le sienta de maravilla. Junto a las parejas

formadas por Candela Rodríguez Echenique y Sebastián Bustos y Marisol López Prieto

y Martín Vedia brindaron un soberbio pas de six en el 2° acto, mientras que Julián

Galván y Rodrigo Cuadra se destacaron como el Pashá Said y su asistente.

Beatriz Boos es una bailarina que está realizando una carrera meteórica y fue

una Gulnara estupenda, al igual que Facundo Luqui como Lankendem. Sus piruetas

fueron perfectas, al igual que sus dotes histriónicas y plasticidad. Ambos se destacaron

en el pas de deux del 1° acto, donde el mercader la presenta al Pashá Said para venderla

como esposa. Y supo coquetear muy bien junto a Rodrigo Cuadra en la escena del 3°

acto.

En cuanto a los roles principales, Jiva Velázquez se llevó los laureles y fue lo

mejor de la noche. Independientemente de ser un bailarín acrobático, el rol de Alí

también le sienta de maravilla y descolló con sus piruetas, fouéttes y solage en el

celebérrimo pas de trois del 2° acto junto a Ayelén Sánchez y Gerardo Wyss. Ella dio

vida a una excelente Medora, con perfecta técnica, gracia y desempeño actoral.

También se lució en el pas de deux entre Conrad y Medora del 2° acto. Una hubiera


esperado más de Wyss en el rol protagónico, ya que no tuvo una actuación tan destacada

con respecto de sus compañeros de elenco.

En líneas generales, fue una buena función, pero de inferior calidad si se las

compara con otros títulos dentro de la presente temporada, que contó con figuras

descollantes. Hubiera sido fantástico coronarla con solistas internacionales, pero no

pudo ser. Por lo tanto, el elenco nacional supo tomar el toro por las astas con un muy

buen desempeño. Es muy bueno que se le dé oportunidad a jóvenes valores y, asimismo,

tener en cuenta a gente muy valiosa dentro de la compañía que merece algo más que un

rol secundario.

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