Los protagonistas de una velada excelsa: La Gaechinger Cantorey, los Solistas vocales y el Maestro Hans-Christoph Rademann para una inolvidable versión de "El Mesías" de Häendel. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia para el Mozarteum Argentino.
FIESTA MUSICAL
Mozarteun
Argentino, Temporada 2024. Concierto de cierre. Actuación de la Gaechinger
Cantorey, dependiente de la Internationale Bachakademie de Sttutgart, Director:
Hans –Christoph Rademann. Solistas: Verónica Cangemi (soprano), Marie Henriette
Reinhold (Contralto I), Jonathan Mayenschein (Contralto II), Benedikt
Kristjansson (Tenor), Tobias Brendt (Bajo). Programa: Georg Friederich Häendel:
“El Mesías” (Versión de 1742 para Dublin). Teatro Colón, 04 de Noviembre de
2024.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
En estos
tiempos difíciles, en donde gestionar y programar música con contenidos y artistas
de nivel internacional puede ser sumamente complicado, el Mozarteum Argentino
ratifica una vez más el porqué de su prestigio, cumpliendo con una programación
de excelencia a lo largo de toda la temporada, a la que como broche de oro la
culmina con una manifestación superlativa y, además, ya anticipa los contenidos
de la próxima indicando que recupera un concierto más en el abono del año
venidero.
La relación entre la Internationale Bachakademie de
Sttutgart a través de su conjunto vocal y orquestal, la Gaechinger Cantorey, y el público argentino, data de más de cuatro
décadas desde que de la mano de la desaparecida “Festivales Musicales de Buenos
Aires” comenzó a presentarse en sitios como el Teatro Colón y el Auditorio de
Belgrano. En aquellos tiempos de la mano de su fundador, el admirado maestro
Helmut Rilling, conjunto y director comienzan a revelar en los auditorios
argentinos a Bach y sus contemporáneos de la manera más aproximada a la época,
aunque con instrumentos de la orquesta moderna, tal como lo hacía otro gran
maestro venerado por el público argentino: Michel Corboz y ambos se constituyeron
en faro del gran interprete y Director Artístico de la desaparecida
institución: el inolvidable Mario Videla. Retirado el Maestro Rilling, los directivos de la institución confiaron en
el maestro Hans-Christoph Rademann, dueño de valiosos y profusos antecedentes
artísticos, los destinos musicales de la misma y este gran músico renovó por
completo los criterios interpretativos retornando a los orígenes, es decir, revisionismo
histórico e interpretación con instrumentos a la usanza de la época, al punto
tal que logró hacerse de réplicas tanto
de un órgano de cámara como de un cémbalo, por lo que puede decirse que estamos
en presencia de un conjunto instrumental absolutamente fiel al estilo barroco,
tal como en la época en que los compositores concibieron sus obras. Desde la
anterior visita, es el Mozarteum Argentino quien ha convocado a estos grandes
intérpretes sumando así otro hito más a sus grandes realizaciones.
En esta ocasión se ha elegido una obra
verdaderamente imponente como lo es “El Mesías” de Gerog Friederich Häendel en
la versión original de su estreno en 1742. Entiendo que se trató de una de las
pocas veces (por no decir la primera) que en nuestro medio se la pudo apreciar
lo más fiel posible al original del compositor, con un orgánico coral de veinte
voces a razón de cinco por cada cuerda y otro instrumental de 22 músicos. La
obra se divide en tres partes, tuvo libreto de Charles Jennens sobre la base de
pasajes del antiguo y nuevo testamento, lamentaciones, revelaciones, de las
cartas a los hebreos, romanos y corintios y también de salmos. La primera parte
está dedicada al advenimiento, la segunda a su pasión, muerte y resurrección y
la tercera a la promesa de la vida eterna. El coro es protagonista fundamental,
subrayando la narración tras cada intervención de los solistas. Son estos
últimos quienes inician los pasajes contando la historia. Hay momentos
reflexivos, otros de mayor intensidad y
pasajes de jubiloso brillo en donde, por supuesto, se destaca el “Hallelujah”,
fragmento que ha trascendido a toda la obra en si misma.
La concepción del Maestro Rademann es
formidable. Precisión en los detalles, ataques certeros, sostuvo en todo
momento la tensión. Jamás hubo baches. Extrajo del conjunto instrumental lo
mejor de cada uno de sus integrantes y en cuanto al conjunto vocal le extrajo
una limpia y magnífica emisión, total empaste y seguridad en cada intervención.
De esta manera pudo apreciarse una estupenda amalgama sonora dado el equilibrio
entre sonido del coro y el conjunto instrumental. Los tempi elegidos por
Rademann fueron en todo momento acertados.
Un detalle no menor es el de la elección de
los solistas vocales y aquí una vez
másfu, a mi entender, insuperable. Desde el sobrado oficio de Verónica Cangemi
en “su” repertorio, pasando por las revelaciones como la Contralto Marie Henriette Reinhold, dueña de un robusto
medio vocal que lo maneja a la perfección, o del bajo Tobias Berndt dueño de
una voz profunda y técnica estupenda. Sumados a ellos se apreció a Benedikt
Kristjansson, un tenor de grato timbre, ideal para este repertorio, mientras
que tuvo una breve y correcta intervención Jonathan Mayenschein quien canta con
registro de contralto, haciendo una segunda voz dentro de un número de la
segunda parte.
Por la
suma de todo lo expuesto precedentemente, es que la versión fue de excelencia,
digna de ser recordada en muchísimo tiempo y suma a la entidad organizadora un
triunfo más para su reconocida trayectoria.
Donato Decina
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