domingo, 30 de noviembre de 2025

 


Vista de uno de los momentos del concierto homenaje al Papa Francisco en el Auditorio Nacional. Fotografía de la propia Martha Cora Eliseht.


Estreno mundial de la “Misa Mestiza” en el Auditorio Nacional del Palacio Sarmiento


APROBADA POR ACLAMACIÓN Y UNANIMIDAD


Martha CORA ELISEHT


El Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio (1936-2025), quien pasó a la

posteridad como el Papa Francisco I no solamente fue el 266° Papa de la iglesia católica

y el 8° soberano del Estado Vaticano desde 2013 hasta su muerte, sino que también -

entre otras cosas- un amante de la música clásica y un gran melómano. En el año 2015,

los compositores argentinos Hugo Figueras, Bernardo Latini y Oscar Allorio le

presentaron al Sumo Pontífice su Misa Mestiza para orquesta reducida, coro y solistas,

que presenta los números tradicionales de la composición religiosa (Kyrie/ Gloria/

Credo/ Sanctus- Benedictus/ Agnus Dei/ Comunión/ Legado) fusionados con ritmos

latinoamericanos. El proyecto contó con la aprobación total y la bendición papales.

Posteriormente, se compuso la versión para orquesta sinfónica, coro y solistas que,

lamentablemente, el Papa no pudo escuchar debido a su fallecimiento, ocurrido el 21 de

Abril del corriente año luego de haber oficiado la Misa correspondiente al Domingo de

Pascua en el Vaticano.

La Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” (ONMA) y

el Coro Polifónico Nacional decidieron rendir homenaje a Su Santidad c on el estreno

mundial de la versión definitiva de la Misa Mestiza en un concierto denominado

“Homenaje a la Memoria del Papa Francisco”, hecho que tuvo lugar el pasado viernes

28 del corriente en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento bajo la

dirección de Fernando Tomé y la participación de los siguientes artistas: Claudio

Santoro (piano), Clara Pinto (soprano), Elisa Giraldo Gärtner (contralto), Esteban

Garreta (tenor), Felipe Carelli (barítono) y Martín Caltabiano (bajo).

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- “Ubi Caritas”- Georgina PERAZZO (1974)

- “La despedida” (cantata para coro, barítono y piano)- Carlos GUASTAVINO

(1912-2000)

- Misa Mestiza (estreno mundial)- Hugo FIGUERAS- Bernardo LATINI- Oscar

ALLORIO

Durante la primera parte del concierto, se interpretaron las obras para coro y piano y,

posteriormente, los integrantes de la Orquesta Nacional de Música Argentina ingresaron

al escenario para interpretar la mencionada obra en calidad de estreno mundial.

Luego de la entrada del Coro Polifónico Nacional, Fernando Tomé y Claudio

Santoro tomaron sus puestos sobre el escenario para comenzar con el motete Ubi

Caritas (Donde hay caridad) de la compositora argentina Georgina Perazzo, que se

refiere al amor mediante actos de caridad hacia los más necesitados y los pobres -una de

las principales consignas del Papa Francisco durante todo su mandato-. Oriunda de

Berisso, completó sus estudios en el Conservatorio Gilardo Gilardi y la Facultad de


Bellas Artes de La Plata. Su producción abarca obras para piano, orquesta, ópera,

música de cámara y coral. Este motete posee una bella línea melódica de corte

impresionista, donde el coro ofrece un canon a 4 voces que estuvo muy bien balanceado

merced a una adecuada preparación. Como siempre, el acompañamiento al piano de

Claudio Santoro fue magnífico y a su término, Fernando Tomé saludó a la compositora-

quien se encontraba presente en sala- en medio de numerosos aplausos.

Seguidamente, el barítono Felipe Carelli se presentó para interpretar La Despedida,

cantata compuesta por Carlos Guastavino en 1972 para coro mixto, piano y barítono con

texto de León Benarós. La obra se inicia con una extensa introducción a cargo del

piano, donde Guastavino fusiona su tradicional estilo impresionista con ritmos del

folklore argentino previamente a la entrada del coro al unísono. Posteriormente, el

barítono solista entabla una serie de diálogos con el coro: primero, con las voces

femeninas; luego, con las masculinas y finalmente, con todo el coro. El solista tuvo un

gran desempeño, magníficamente acompañado por el coro y el piano. La cantata cierra

con otro solo de piano y la interpretación fue soberbia.

Tras un breve intervalo y la tradicional afinación de instrumentos por parte de la

ONMA, el director y el cuarteto de solistas se ubicaron sobre el escenario para

interpretar la versión orquestal de la Misa Mestiza en calidad de estreno mundial. Se

inicia con el Kyrie -cantado por el coro a cappella junto al bajo- hasta la entrada del

corno, fagot y, posteriormente, el resto de la orquesta. La línea melódica -de carácter

solemne- fusiona la música tradicional religiosa europea con elementos del folklore

latinoamericano introducidos por la marimba, el bongó y las tumbadoras. Por el

contrario, el Gloria es majestuoso y brillante y se caracteriza por ritmos como el

malambo, el taquirari en el aria de la contralto y el joropo en la parte del coro, cuyos

integrantes marcaron el ritmo con palmas y pisadas. El Credo se inicia con ritmos de

marcha y cuatro interpretados en forma conjunta por el cuarteto de solistas, el coro y la

orquesta. Luego de un poderoso tutti, los ritmos cambian a son y gato. Pero el más

impactante de los números que integran esta obra es el Santo/ Bendito, que abre con un

gran solo de clarinete y fagot previamente a la marcación de un intenso candombe por

las maracas, el güiro, claves y otros instrumentos de percusión antes de la entrada del

coro y los solistas. La orquestación de este número fue formidable e incluye un gran

solo de bandoneón y piano previos a su cierre. Las maracas y el güiro marcan también

la entrada del Cordero de Dios (Agnus Dei) a cargo del coro, donde las cuerdas y los

vientos toman la melodía en ritmo de zamba fusionado con música europea, donde el

piccolo imita el sonido de la quena. La música de la Comunión es un vals criollo en ¾

introducido por la soprano, seguida por el bandoneón y el resto de las cuerdas, que

desemboca en una magistral sucesión y fusión de ritmos como la samba, la guaracha y

la salsa cubana que acompaña al coro -cuyo desempeño fue tan magistral como dicha

fusión de ritmos-. Finalmente, el Legado se inicia con el cuarteto de voces solistas y las

cuerdas en ritmo de malambo seguido por el resto de la orquesta y el coro. La

marcación y dirección por parte de Fernando Tomé fueron espléndidas y culmina con un

final brillante. La obra gustó mucho y fue muy bien recibida con numerosos aplausos

por parte del público hasta tal punto, que el director decidió invitar al público a

acompañar con palmas indicando el ritmo de candombe para hacer un bis del cuarto

número de la misa (Santo/ Bendito). El entusiasmo del público no se hizo esperar y se


logró el efecto deseado. De los tres compositores, dos de ellos estuvieron presentes y, al

igual que el público, disfrutaron de su éxito al máximo.

El hecho de estrenar una obra dentro de un concierto es algo maravilloso y mucho

más, si se trata de un estreno mundial. No solamente ha sido un concierto magnífico,

sino, además, un merecido homenaje a un líder espiritual y un auténtico jefe de Estado

cuyo papado se caracterizó por incluir a los pobres, las minorías étnicas y el respeto por

la diversidad de género. De haber escuchado este concierto, Francisco lo hubiera

aprobado.

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