martes, 16 de diciembre de 2025

 


Daniela Prado secundada por los coros de Alumnos y Ex Alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, durante la interpretación de la "Habanera", tal vez uno de los más célebres fragmentos de öpera de todos los tiempos, retratados por la autora de la presente cobertura.


 Muy buena producción de “CARMEN” en el Colegio Nacional de Buenos Aires


¡ESAS SÍ QUE SON LOCALIDADES AGOTADAS!


Martha CORA ELISEHT


Todos los años durante Diciembre, el Colegio Nacional de Buenos Aires se

transforma en un reducto donde tienen lugar espectáculos de muy buena calidad a cargo

de profesores de música y directores del Coro de la institución – formado por

estudiantes secundarios- y del Coro “Amadeo Jacques”, integrado por exalumnos del

Colegio. En el 2024 se representó CARMINA BURANA y para este año, los estudiantes

decidieron montar un proyecto mucho más ambicioso: representar “CARMEN” de

Georges Bizet (1838-1875) con motivo de cumplirse 150 años de su estreno. No ha sido

nada fácil, ya que un colegio no cuenta con la infraestructura necesaria como para

montar una ópera. No obstante, y, merced al empeño y esfuerzo conjunto de estudiantes

y profesores, se pudo lograr y las representaciones tuvieron lugar entre el 7 al 14 del

corriente en el claustro central de la institución con la siguiente ficha técnica: puesta en

escena de Paz Corinaldesi; dirección general y musical de Javier Escobar; dirección

coral de Lucas Echaniz; escenografía, vestuario, cambio de escenografía, maquillaje,

gráfica y difusión a cargo de grupos de trabajo formados por integrantes del coro y

alumnos del colegio.

El elenco estuvo formado por los siguientes cantantes: Daniela Prado (Carmen),

Iván Vega (Don José), Eugenia Coronel Bugnon (Micaela), Alejandro Spies

(Escamillo), Malena Ledesma (Frasquita), Catalina Cosaka (Mercedes), Gabriel Goren

Roy (Zúñiga), Damián Flores Roschelli (Morales y El Dancairo), Matías Pascual (El

Remendao) y Tomás Bernardo (Marchande) junto a la bailaora Analía Melgar.

La opéra comique con libreto de Henri Meilhac y Ludovic Hálevy sobre la

novela original de Prosper Mérimée es la más popular y conocida de las óperas a nivel

universal, junto con LA TRAVIATA de Verdi. Sin embargo, su estreno en París en marzo

de 1875 resultó un rotundo fracaso. Tres meses después, Bizet fallece como

consecuencia de un ataque cardíaco sin poder habido disfrutar del éxito de su ópera. La

genialidad del músico francés radica en varios aspectos: la ambientación en España, la

recreación de costumbres tan populares como las corridas de toros y fundamentalmente,

en que la protagonista es una gitana y, por sobre todas las cosas, una mujer libre. Ella

posee la autonomía necesaria para decidir a quién amar y cuándo terminar con una

relación, rompiendo todo tipo de convencionalismo imperante en aquella época. Dueña

y señora de sí misma, contrasta con el personaje de Don José, quien representa los

valores morales típicos de aquel entonces: se hace soldado para defender a su patria, su

madre le recomienda casarse con una muchacha dulce y sumisa de su pueblo como

Micaela para formar una familia y mantener la tradición. Sin embargo, no puede

resistirse al embrujo ni a los encantos de Carmen y, a medida que avanza la obra, sufre

una degradación moral: es capaz de desertar y hacerse bandido por amor a ella hasta


llegar a asesinarla antes de verla en brazos de otro. Por lo tanto, Bizet no sólo se

adelanta en casi 30 años al verismo italiano de Leoncavallo, Zandonai, Mascagni y

Puccini, sino que trata temas de candente actualidad tales como el femicidio y la

violencia de género.

Teniendo en cuenta que un colegio no es el ámbito más apropiado para

representar una ópera y que el Aula Magna estuvo cerrada por trabajos de refacción y

mantenimiento, se aprovechó el claustro central para instalar el escenario, la orquesta y

la platea. La entrada de los personajes y de los coros se hizo mediante apertura de las

puertas que dan al hall central y por las laterales del patio. Esto fue un acierto, porque

permitió no solamente los cambios de escena, sino también facilitar la entrada y salida

de los diferentes personajes. La ópera se presentó prácticamente completa y sólo se

suprimieron algunas escenas (dialogo entre Carmen y Zúñiga luego de su detención y

coro de los contrabandistas del 3° acto) para agilizar los cambios. En la escena de la

plaza de toros del 4° acto, los toreros, banderilleros y picadores que anticipan la entrada

triunfal de Carmen y Escamillo lo hicieron por el pasillo que separaba las filas de

asientos antes de subir al escenario.

Para saber quiénes eran los intérpretes, se escaneó un código QR que contenía el

programa donde figuraban todos los datos sobre integrantes de la orquesta, los coros y

los equipos de trabajo involucrados en la presente producción. En este caso, el coro de

Niños fue reemplazado por el coro del Colegio, mientras que el Amadeo Jacques estuvo

a cargo de las principales escenas de conjunto. Por tratarse de una producción realizada

de manera no profesional a cargo de estudiantes secundarios, la iluminación, el

vestuario y la ambientación a la usanza tradicional estuvieron sumamente bien

realizados y fue una auténtica sorpresa para la mayoría de los presentes. Lo mismo

sucedió con la orquesta, integrada en su mayoría por músicos jóvenes que nunca habían

tocado juntos y que contó con algunos instrumentistas de prestigio como el

percusionista Arauco Yepes y el concertino Joaquín Díaz. La dirección musical estuvo a

cargo de Javier Escobar, quien agradeció a la maestra Mariana Caminoa -violinista de la

Orquesta Sinfónica Nacional- su indispensable colaboración en el ajuste de arcos de

instrumentos de cuerda. Según palabras del director en su discurso final de

agradecimiento, se logró una auténtica proeza con tan sólo 4 ensayos, pese a las

numerosas imperfecciones que una pudo apreciar en algunos instrumentos. También fue

el encargado de narrar el argumento de la obra para facilitar los cambios de vestuario.

En líneas generales, los Coros tuvieron un desempeño bastante bueno; sobre

todo, si se tiene en cuenta que no son profesionales y que debían actuar además de

cantar. También sorprendieron la mezzosoprano Catalina Cosaka como Mercedes y la

soprano Malena Ledesma como Frasquita, cuyo desempeño fue muy correcto. El

barítono Damián Flores Roschelli estuvo muy flojo como Morales y se halló cómodo

interpretando al Dancairo. El bajo Gabriel Goren Roy tuvo un desempeño correcto

como Zúñiga, al igual que el tenor Matías Pascual como El Remendao. Sí fue muy

buena la interpretación de uno de los números más difíciles de la ópera como el quinteto

del 2° acto “Nous avons en tête un affaire”, que estuvo muy bien coordinado.

Con respecto de los roles principales, Eugenia Coronel Bugnon brindó una muy

buena Micaela desde lo vocal y lo actoral. Era la primera vez que una la apreció en este


rol y se destacó en el duetto con Don José (“Parlez- moi de ma mère”) y en su cavatina

(“Je dis, que rien m’épouvant”), donde se retiró sumamente aplaudida al finalizar su

aria. Alejandro Spies también debutó en el rol de Escamillo y lo hizo con creces,

logrando un excelente desempeño vocal y actoral desde su entrada con la célebre

Canción del Toreador del 2° acto (“Votre toast, je peux le rendre”), siguiendo con su

intervención en el 3° acto (“Je suis Escamillo, torero de Grénade”) hasta el duetto con

Carmen del 4° acto (“Si tu m’aime, Carmen”). Brilló en todas y cada una de sus

intervenciones. El tenor Iván Vega resultó una revelación: voz bien timbrada, buen

legato y línea de canto desde su primera aria junto a Micaela (“Parlez- moi de ma

mère”), en el duetto con Carmen del 1° Acto (“Pres les ramparts de Seville”),

continuando en la célebre Aria de la flor (“La fleur que tu m’avais jetté”), en el duelo

con Escamillo del 3° Acto y en la escena final (“C’est toi?... C’est moi”).

En cuanto al rol protagónico, Daniela Prado fue la Carmen ideal: seductora,

atrayente y sensual desde todo punto de vista. Sobresalió en sus arias principales

(Habanera: “L’amour est un oiseau rebélle” y la célebre Chanson bohème que abre el

2° Acto, al igual que la mencionada “Pres les ramparts de Seville”) y en las escenas de

conjunto (quinteto del 2° Acto, trío del 3° y la Escena de las cartas: “Voiyons, que je

vais à mon tour”). Se mostró seductora en su encuentro con Don José (“Je vais danser

à votre honeur”) y en la escena final, desafiante y decidida desde su encuentro con Don

José tanto desde un punto de vista histriónico como vocal: sobre todo, al quitarse el

anillo que Don José le había regalado hasta desvanecerse al recibir la puñalada final.

En estos tiempos que corren, montar una producción de ópera independiente a la

usanza tradicional representa un auténtico desafío. Si se cuenta con pocos recursos y se

los sabe administrar bien, los resultados están a la vista: sobre todo, al tratarse de una

producción hecha de manera no profesional por estudiantes del mejor colegio del país,

que contó con localidades verdaderamente agotadas. No cabía un alfiler. Como

exalumna del Colegio, una no puede entirse más que orgullosa.

 


Rocío Agüero y Lucas Erni, brillante pareja protagónica de "Cascanueces" retratada por Carlos Villamayor para Prensa del Teatro Colón


presente versión de “CASCANUECES” en el Colón


UN REGRESO MUY ESPERADO DEL CLÁSICO NAVIDEÑO

Martha CORA ELISEHT


Independientemente de ser el ballet que mejor refleja el festejo de la Navidad en

todo el mundo, CASCANUECES también representa la transición de niña a mujer que

sueña con su príncipe, que la enamora y del cual se enamora. La maravillosa y exquisita

música que Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) compuso por encargo del príncipe Iván

Vsevolojski -director de los Teatros Imperiales de San Petersburgo- en 1892 gusta y

cautiva a la audiencia universal hasta la actualidad y se representa muy a menudo como

suite en los programas de conciertos sinfónicos.

Basada en la adaptación que Alexandre Dumas realizó sobre el cuento de Ernest

T. Wilhelm Hoffmann (1776-1822) Cascanueces y el Rey de los ratones, Silvia Bazilis

creó una coreografía para el Ballet del SODRE de Montevideo en 2011 junto a Julio

Bocca -actual Director del Ballet Estable del Colón- de este clásico de la danza, que se

representó por primera vez sobre el escenario del mayor coliseo porteño el pasado

viernes 12 del corriente con la siguiente ficha técnica: escenografía de Gastón Joubert,

vestuario de Gino Bogani, iluminación de Rubén Conde y dirección de títeres de

Antoaneta Majdarova. Las funciones tendrán lugar hasta el 28 del corriente y participan

el Ballet Estable dirigido por Julio Bocca; el coro de Niños del Colón, por Helena

Cánepa y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Emmanuel Siffert y

Diego Censabella alternando en el podio.

Quien escribe tuvo oportunidad de asistir a la función inaugural de Abono

nocturno el pasado viernes 12 del corriente, con el siguiente reparto: Rocío Agüero

(Clara), Lucas Erni (Cascanueces- Príncipe), Matías Santos (Drosselmeyer),Valentín

Fresno (Fritz), Ayelén Sánchez (Hada de Azúcar), Yosmer Careño y Caterina Stutz

(Arlequín y Colombina), Victoria Wolff, David Juárez y Alan Pereyra (Gitanos y

pirata), Luciano García (Rey de los ratones), Jiva Velázquez y Luciano García (Trépak);

Alan Pereyra y Milagros Niveyro (Danza árabe); Facundo Luqui y Sofía Ramela

(Danza española); Mora Capasso y Beatriz Boos (Danza de las flautas de junco) y el

trío formado por Stephanie Kessel, Lucas Bisogno y Magdalena Cortés (Danza china).

Participaron alumnos de danza del Instituto Superior de Arte del colón (ISATC) y la

dirección musical estuvo a cargo de Emmanuel Siffert.

“Mi idea era contar el cuento desde los ojos de un niño: no de esta época, sino

de la época original, que no necesita asustarse para asombrarse. La magia no pasa por

ahí, sino por la sencillez de un Drosselmayer paternal, cariñoso con los niños. Ése es el

centro de nuestro Cascanueces”.

Las palabras de Silvia Bazilis reflejan su concepción de la obra que, a diferencia

de otras versiones donde Drosselmayer se presenta como padrino de los niños Clara y

Fritz y es el artífice de la magia, aquí es el tío del Cascanueces, donde – según la

adaptación de Alexandre Dumas- le quita la máscara y recupera su forma humana


transformándose en el príncipe luego de haber matado de una estocada al Rey de los

ratones a fines del 1° acto. Otra diferencia es que Drosselmayer aparece recién dentro

del cuadro donde se monta la representación de títeres en casa de los Stalbaum. En vez

de empezar con el número de Arlequín y Colombina, se comienza con un teatro negro

donde se representa la batalla de Cascanueces y el Rey de los ratones - a modo de

anticipo de lo que posteriormente sucederá-. Y el número correspondiente a la pareja

que interpreta los Soldados o Diablos en las diferentes versiones fue reemplazado por

un trío donde la gitana es rescatada de su cautiverio por un pirata. Una variante más

simpática -y heroica- de dicho número, cuya música es la más dramática dentro del 1°

acto. En el 2° acto, el Hada de Azúcar y Clara son interpretadas por distintas bailarinas.

Y dentro de las tradicionales danzas de dicho acto, se emplean títeres gigantes antes de

la presentación de cada uno de los números (completamente innecesarios, a título

personal de quien escribe). En cuanto a la coreografía, hay algunas variantes: el Hada

de Azúcar danza el célebre vals de las flores con el cuerpo de baile; el Príncipe

interpreta el Trépak (Danza rusa) junto a los dos bailarines y sucede lo mismo con

Clara junto a las intérpretes de los mirlitons en la Danza de las flautas de junco. La

escenografía de Gastón Joubert y el vestuario de Gino Bogani son espectaculares y

brindan el marco necesario para que el público comprenda de qué se trata la obra. En

este caso, los ratones son presentados como gordos y pesados en vez de delgados y

atléticos, lo que despierta risas por parte del público. Clara tiene un camisón de manga

larga en vez de uno sin mangas y, en vez de usar tutú clásico en el pas de deux del 2°

acto, utiliza un vestido blanco de corte más romántico, que amplía la libertad de

movimientos. Dos detalles fundamentales que marcan una notoria diferencia respecto de

las versiones tradicionales.

La interpretación de los personajes secundarios estuvo a cargo de prestigiosas

figuras del Ballet Estable como Julián Galván y Maricel Di Mitri – impecables en la

Danza del Abuelo-, Nahuel Prozzi (padre) y Natacha Bernabei (Madre), al igual que

Valentín Fresno como Fritz. Dentro de los números del 1° acto, Yosmer Carreño y

Caterina Stutz se destacaron como Arlequín y Colombina, al igual que el trío formado

por Victoria Wolff, David Juárez y Alan Pereyra como los gitanos y el pirata, cuya

actuación fue descollante. El cuerpo de baile se lució en las escenas de conjunto, donde

los puntos más altos fueron el combate, el Vals de las flores, la apoteosis final y -muy

especialmente- el Vals de los copos de nieve, cuya coreografía fue magnífica, al igual

que la impecable preparación del coro de Niños bajo la dirección de Helena Cánepa. En

cuanto a los números del 2° acto, todos los intérpretes de las tradicionales danzas

tuvieron destacadas actuaciones, pero la interpretación de la Danza árabe a cargo de

Milagros Niveyro y Alan Pereyra fue sublime en cuanto a la precisión y coordinación de

movimientos. También fueron perfectas la plasticidad y precisión de Jiva Velázquez y

Luciano García en el Trépak, donde Lucas Erni se sumó para formar un trío colosal.

En cuanto a los roles principales, Ayelén Sánchez brindó una interpretación

magistral del Hada de Azúcar, destacándose en los developées y pliés. Matías Santos es

un soberbio bailarín de carácter y lo demostró con creces haciendo uso de sus dotes

histriónicas para interpretar un Drosselmayer que se destacó más desde lo actoral que lo

coreográfico. A diferencia de otras versiones donde la coreografía exige más lo atlético

desde un punto de vista técnico, la de Bazilis se basó más en lo paternal y, por lo tanto,

primó lo actoral y se logró el efecto deseado. Si bien estaba anunciada originalmente


Yoshino Horita, sufrió una lesión en último momento y tuvo que ser reemplazada por

Rocío Agüero, quien demostró sus dotes de bailarina actriz encarnando la

transformación de Clara de niña en el 1° acto a mujer en el segundo. Sus developées,

panchés, fouettes y battiments fueron impecables en todas sus intervenciones. Y Lucas

Erni demostró por qué es el primer bailarín del Ballet de Düsseldorf. Radicado en

Alemania desde hace ya muchos años, el santafesino brindó un Cascanueces

inolvidable por sus saltos, piruetas, coordinación, perfección y plasticidad de

movimientos, destacándose en las fouettes y solage de su variación en el pas de deux

del 2° acto. Un acierto de Julio Bocca al convocarlo para interpretar el rol principal.

Tras ocho años de ausencia en el foso de la orquesta, Emmanuel Siffert retornó

al podio del Colón como director. Pese a algunas leves imperfecciones en los metales al

inicio, supo darle vuelo y brillo a la Filarmónica que -esta vez- contó con numerosos

instrumentistas contratados para la ocasión, careciendo de sus principales solistas. Su

temperamento apasionado y su marcación precisa fueron fundamentales para brindar las

características anteriormente mencionadas, además de adecuar el ritmo de la música al

tiempo del bailarín. También demostró sus dotes de director sinfónico- coral mediante

una marcación muy precisa en las entradas del Coro de Niños. Fue sumamente

aplaudido y vitoreado ante un Colón atiborrado de público al término de la función, al

igual que toda la compañía, los principales solistas y se aplaudió intensamente a Silvia

Bazilis en mérito a su trayectoria como primera bailarina del Colón.

Llamó la atención que hubo bastantes recortes en cuanto a la duración de la

música respecto de otras versiones en la presente interpretación. En una conversación

que esta cronista tuvo con el director al término de la función, manifestó que se debió

fundamentalmente a la exigencia coreográfica. Sea como fuere, este gran clásico

navideño conmueve y moviliza multitudes en todo el mundo. Un retorno muy esperado

con una nueva versión, donde se hizo justicia a la concepción de la obra desde una

óptica distinta y a la música de Tchaikovsky.

lunes, 15 de diciembre de 2025

 

INTERPRETACIONES DE MUY BUEN NIVEL

 

Basílica de San Carlos y María Auxiliadora, Concierto de cierre de la programación musical 2025. Presentación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Lanús, Director: Daniel Bozzani. Solista: Monserrat Maldonado (Soprano) Programa: Obras de Mahler y Wagner. (11 de Diciembre de 2025).

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

En una fecha en la cual año tras año Buenos Aires ofrece una serie de actividades que tienen epicentro en templos religiosos, se produjo el concierto de cierre de un ciclo que se está convirtiendo en una referencia en el medio musical: el que se produce en la Basílica de San Carlos y María Auxiliadora. Para esta ocasión, se contó nuevamente con el concurso de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Lanús, conducida por su Titular, el Mtro. Daniel Bozzani (Quien además es nada menos que el Rector de esa alta casa de Estudios, quizás la más importante dentro de las Universidades nacidas en la década de 1990 del pasado siglo en zonas del Gran Buenos Aires).

 

  El programa deparó sorpresas no por las obras incluidas, sino en el orden en el que fueron interpretadas, ya que comenzó con la Sinfonía Nº 4 en Sol de Gustav Mahler, sorprendiendo a propios y extraños, algo que solo en el final se entendió el porqué.

 

  Considerada por muchos como continuadora del germen de la sinfonía nº 3 (cada vez más revalorizada en los programas de conciertos), esta obra muestra a un compositor consustanciado más que nunca con los sonidos y ritmos de su Bohemia natal. Música campesina sostenida por el dulce sonido de los cascabeles en los movimientos “de punta”, una endiablada página en el segundo movimiento, con especial destaque para el violín concertino interpretando desde un instrumento afinado un tono más alto de lo habitual, seguido por un fragmento impresionante que encaminado desde pasajes en zonas bajas se dirige a una imponente luminosidad, para culminar en calma y serenidad con un hermoso poema llamado “La vida celestial” del ciclo de Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la juventud” , que retrata la vida desde el más allá y en cómo celebres personajes religiosos reparten sus tareas cotidianas alcanzando una paz poco menos que perenne.  El Mtro. Bozzani sostuvo este trabajo presentando a una agrupación muy sólida con momentos de estupenda sonoridad y con participaciones destacadas de todos sus solistas, con especial detalle en el concertino, quién si bien a mi entender no fue lo suficientemente destacado por el Director al culminar la obra, si lo hizo antes de comenzar la segunda, en la que también tendría una interesante participación en su solo.  Párrafo aparte para la muy buena labor solista de Monserrat Maldonado en un repertorio en la que no se la escucha con frecuencia. Supo transmitir, frasear y decir en estilo y con muy buen gusto. Quizás haya que apuntar a la acústica de la Basílica para señalar lo negativo ya que en algunos momentos saturaba el sonido y se percibían únicamente sonidos de vientos y bronces en desmedro de las cuerdas. Sin embargo en las secciones centrales de los movimientos segundo y tercero se pudo apreciar la nobleza, la tersura y el muy buen sonido de las cuerdas del conjunto.

 

  Uno pensó en que el programa estaría compuesto solo por la sinfonía y tras ello no había lugar para algo más. Sin embargo la Orquesta permaneció en su lugar y allí sí ingresó el Mtro. Bozzani para que la Orquesta acometiera con la interpretación de la obertura de Tannhaüser de Wagner en la versión original estrenada en Dresde. Aquí pudo percibirse una muy correcta y prolija versión en la que Bozzani en un “tempi” un poco más lento de lo habitual pudo resaltar la labor de las familias de instrumentos, en especial el Concertino y el Clarinete solista en sus respectivas intervenciones de la sección central. El Director mostró toda su sapiencia tanto por las obras elegidas como por los desafíos que le plantea al conjunto ante dichas elecciones de repertorio.

 

  No fue de extrañar entonces la euforia con la que el público celebró esta versión y fue así que el Mtro. Bozzani anunció que habría un “bis” breve. Y se trató de la novena variación “Nimrod”  de las “Enigma” de Sir Edward Elgar, ofrecidas con justeza y exactitud  de tiempos. Ahí si se entendió el porqué de la inversión de programa, ya que si se culminaba con la Cuarta de Mahler, con su sereno final, hubiese sido imposible hacer este maravilloso bis.

 

  El Gran Buenos Aires cuenta con un patrimonio cultual rico en organismos orquestales. A ellos los anunciamos cada fin de semana en Ntro. programa de streaming en el segmento de agenda que maneja Martha Cora Eliseht. La Sinfónica de Lanús es un  puntal fundamental de ese patrimonio y lo demuestra con creces en cada presentación suya.

 

Donato Decina

domingo, 14 de diciembre de 2025

 


El final muestra la unión de los grupos de Niños y Jovenes integrantes del proyecto "Creciendo en Armonía" tras las interpretaciones brindadas bajo la conducción de la Maestra Sarita Cafferata, conocida por el público de Buenos Aires por sus presentaciones en ámbitos como el Jockey Club. Fotografía del autor del presente comentario.


Concierto de miembros del Proyecto Creciendo en Armonía

Alumnos, ex alumnos y docentes del Proyecto Creciendo en Armonía,

brindaron el concierto final de 2025 en la Parroquia Sto. Domingo de Guzmán,

en el barrio La Florida el 14 de diciembre a la hora 17.

El primer término miembros de la Orquesta Inicial, bajo la dirección del

profesor Daniel Zucchiatti interpretaron Marcha solemne de Georg Frederich

Händel; Danzas húngaras 1 y 2 de Laslo Zempleni y Rondó spiritoso.

En la segunda parte, dirigida por la maestra Sarita Caffetara, la

Orquesta Juvenil abordó el primer movimiento de la Pequeña Música

Nocturna, de Wolfgang Amadeus Mozart; Danzas Rumanas de Bela Bartók,

Furiant de Antonin Dvorak y una serie de Villancicos.

Como bis, ambas orquestas interpretaron el rag El anfitrión, de Scott

Joplin.

Daniel Zucchiati, cellista y docente de extensa trayectoria, es profesor

desde hace muchos años en el proyecto Creciendo en Armonía y lo ha sido en

el Instituto del Profesorado Artístico.

Sarita Cafferata es directora de coros, doctora en filosofía por la

Universidad de Cuyo, ha sido investigadora del CONICET y es miembro de la

agrupación Servidoras y lleva a cabo una extensa labor en su campo. Vino

desde Buenos Aires expresamente para dirigir este concierto.

Creciendo en Armonía

El proyecto Creciendo en Armonía funciona desde 2004 en la Estancia

Santa María de la Armonía, es dirigido por su creadora, la maestra Ulrike

Flemming y sostenido básicamente por una fundación alemana y aportes

locales.

El grupo de Servidoras lo lleva adelante. El proyecto tiene entre 90 y 100

alumnos y 16 docentes. Brinda asimismo asistencia escolar y apoyo a los

alumnos.

En la actualidad, varios de ellos, que han accedido a las becas del

proyecto para completar sus estudios en Buenos Aires, se han insertado en la

actividad musical: la violinista Sofía Carmona ha tocado recientemente con el

Ensamble Concentus BA en el Palacio Libertad; la violista Nerea Baldi

–presente en este concierto- ha ingresado a la Orquesta Académica del Teatro

Colón y el cellista Felipe Garese ha tocado recientemente con la Orquesta

Estable del Teatro Colón; en 2024 lo hizo con la Orquesta Juvenil San Martín.

La actividad del proyecto comienza su vigésimo segundo año y los

resultados de ese trabajo están a la vista.


Eduardo Balestena

martes, 9 de diciembre de 2025

 


Beatrice Venezi captada por Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón durante el Concierto de homenáje al centenario de la Orquesta y el Coro Estables de la Casa.



Una vez mas Mario Perusso ofreciendo su sapiencia al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Fotografía de Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón.


DISRUPCION Y TRADICIONALISMO

 

Teatro Colón, temporada 2025. Concierto enmarcado en el centenario de  la Orquesta y Coro Estables del Teatro. Directores Orquestales: Beatrice Venezi/Mario Perusso. Director del Coro: Miguel Martínez. Solista: Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano). Programa: Obras de Prokofieff, Verdi, Mascagni. Gounod y Puccini. 07 de Diciembre de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Finalizando los festejos por el centenario de los cuerpos estables del Teatro Colón, tuvo lugar este concierto que unió a la Orquesta y el Coro Estables de la casa sumado al concurso de una voz que desde su infancia llegó al escenario de la calle Libertad para desde ahí proyectarse hacia el mundo: la Mezzosoprano Guadalupe Barrientos.

 

  La gala reunió a dos batutas que suman novedad y tradición: Beatrice Venezi, recientemente nombrada Directora Musical del Teatro La Fenice de Venecia (A pesar de fuertes cuestionamientos de fuerzas de dicho teatro ante su designación) y el Director Emérito de la Orquesta Estable, el querido maestro Mario Perusso.

 

  La primera parte del programa, bajo la Dirección de la conductora italiana, estuvo consagrada a un título poco frecuentado tanto por la Orquesta como por el Coro, la cantata “Alexander Nevsky” de Serguei Prokofieff. Puede decirse que para estos Organismos en un festejo de estas características suena disruptivo ya que el común del público hubiera esperado más fragmentos como los que se ofrecieron en la segunda parte.

 

  Armada como cantata en 1939, sobre la base de la música que Prokofieff compusiera para el fílm de Serguei Einsestein, cuenta con siete números basados en escenas de la guerra entre la Rusia Zarista y los Caballeros de la Orden Livona durante la primera mitad del siglo 13 con el Príncipe Alexander Nevsky como principal estratega ruso. Puede decirse que sus textos de insuflado patriotismo, de autoría del escritor Vladimir Lugovskoi, actuaron como incentivo ante el inminente estallido de la segunda guerra mundial. Instantes de fuerte carga dramática, con otros de carácter descriptivo como en la irrupción de la solista (El Campo de los Caídos) redondean una espectacular visión  musical de Prokofieff.  El Coro Estable tuvo una irreprochable labor bajo las ordenes de Miguel Martínez. Emisión homogénea y muy bien amalgamada. Guadalupe Barrientos con una muy buena intervención en el mencionado pasaje del “Campo de los Caídos” y una firme conducción de Beatrice Venezi, quien se mostró absolutamente consustanciada con la partitura para redondear una muy buena labor por parte de todos.

 

  El comienzo de la segunda parte aportó el instante más emotivo del atardecer cuando al aparecer en el escenario, una gran ovación recibió a Mario Perusso, Director Emérito de la Orquesta Estable. Para quienes pensaban que el Maestro acometería con los fragmentos Veristas y/o Puccinianos, Perusso  ofreció una muy buena versión en “tempi” y matices de la Sinfonía (Obertura) de “La Forza del Destino”, muy bién recibida por el público, seguida de una muy buena interpretación tanto para el Coro como la Orquesta del “Coro Festivo” de “Nabucco”, desplegando el querido Maestro toda su sapiencia en la interpretación Verdiana.

 

  Ya con la Maestra Venezi  nuevamente en el podio se apreció una muy dinámica versión del “Intermezzo” de Cavalleria Rusticana de Mascagni, seguida por el “Innegiamo” de la primera parte de la obra con el concurso nuevamente de Guadalupe Barrientos, quien con voz robusta acometió su fragmento. Un interesante Coro de la “Kermesse” de Fausto de Gounod con magnífica participación de la masa coral. Pasando a Puccini se apreció una correcta versión del “Intermezzo” de Manón Lescaut (¿casualidad?, al momento de escribir este comentario recibo vía E-Mail la programación 2026 del Colón y “Cavalleria” y “Manon Lescaut” forman parte de la misma). La parte final encontró a ambas fuerzas musicales unidas para el comienzo del segundo cuadro  del segundo acto de “Aida” de Verdi en correcta exposición desde “Gloria all Egitto” hasta el final de la “Marcha Triunfal”, música del Ballet incluida. Aquí Venezi se mostró plenamente cómoda, con justeza en los tiempos, una orquesta absolutamente amalgamada y un Coro Estable en su salsa.

 

  No extrañó la euforia del público y por eso se ofreció un infaltable “caballito de batalla” a la hora del bis: “Va Pensiero”. Quedaron unidas la Disrupción y la tradición.

 

 

Donato Decina


lunes, 8 de diciembre de 2025

 



Concierto del cuarteto Aulos en Gavia 1921

.Cuarteto Aulos: Paula Diel, violín; Diego Barraza, viola; Emma Chacón

Oribe, cello; Gerardo Gautin, fagot

.Gavia 1921, Mar del Plata, 7 de diciembre, hora 20.

Formado hace alrededor de un año, sus integrantes lo son también de la

Orquesta Sinfónica Municipal; la propuesta musical es diferente en cuanto a la

propia formación y al repertorio que aborda.

Géneros y épocas que conviven

En la primera parte fueron interpretados el Cuarteto op. 73, en do

mayor, para fagot y trío de cuerdas, de Francois Devienne (1759-1803); la

Milonga para Mabel y Peluca, de Eduardo Rovira (1925-1980) y Novitango,

de Astor Piazzolla (1921-1992) (arreglo de Diego Barraza)

Cada parte de la presentación contó con las explicaciones de Gerardo

Gautin (solista de fagot de nuestra Orquesta Sinfónica Municipal y músico de

gran formación y trayectoria) quien señaló que la del cuarteto Aulos era una

formación muy común hacia finales del siglo XVIII hasta comienzos del XIX,

con un gran número de obras que, al caer en desuso tal formación, fueron

siendo relegadas y que su valor musical hace necesario que sea necesario su

rescate.

En cuanto al compositor, bandoneonista y arreglador Eduardo Rovira,

forma parte de la corriente por la cual, músicos como Horacio Salgán y Astor

Piazzolla, llevaron al tango de un carácter de acompañamiento para cantores y

bailarines a una forma esencialmente musical (dicho sea de paso, las obras

abordadas por la Orquesta de Horacio Salgan son de gran refinamiento

musical).

En la segunda parte fueron interpretados el Cuarteto nro. 2 de Franz

Danzi (1763-1826), director de orquesta, cellista y compositor alemán. Obra

extensa y de trabajada elaboración musical.

Mar del Plata 70, de Astor Piazzolla, con arreglo de Diego Barraza,

siguió en el orden del programa. Se trata de un trabajo que el compositor

dedicó especialmente a nuestra Orquesta Sinfónica, lo cual resulta más

significativo en el 80 aniversario del organismo. Es una obra rápida, muy

compleja rítmicamente y en sus dinámicas y fraseo.

El concierto concluyó con Zita, de Astor Piazzolla, con arreglo de Diego

Barraza.

De este modo, la propuesta musical de Aulos es la del rescate

repertorios poco conocidos pero dignos de conocer y de escuchar que implica

abordar aspectos tales como la sucesión de distintas formaciones a lo largo del

tiempo y la existencia de un repertorio amplio para ellas. Como es posible

apreciar, ello demanda además un trabajo de arreglo de obras no pensadas

para esta formación.

Se trata de una propuesta diferente, que abre la percepción a distintos

lenguajes y con requerimientos interpretativos muy diferentes.


Eduardo Balestena



 


Nadine Sierra, una exquisita interprete que se ganó por derecho propio el cariño del público porteño, descollando en el escenario del Colón bajo la atenta mirada de su habitual acompañante, el pianista Bryan Wargon, captados estupendamente por la lente de Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón


Inolvidable cierre del Ciclo Aura


Nadine Sierra ovacionada en el Colón

Miércoles 3 de diciembre de 2025 

Escribe: Graciela Morgenstern

Teatro Colón


 

Nadine Sierra, soprano

Bryan Wargon, piano


Programa:

Charles Gounod: "Je veux vivre", de "Romeo y Julieta"

Giacomo Puccini: “Chi il bel sogno di Doretta”, de “La rondine”

Gaetano Donizetti: “Quel guardo il cavaliere…So anch’io la virtù mágica”, de “Don

Pasquale”

Frédéric Chopin: Preludio en re bemol mayor, op. 28, n.° 15 (Piano solo)

Wolfgang Mozart: “Giunse alfin il momento…Deh, vieni, non tardar”, de “Le nozze di

Figaro”

Giuseppe Verdi: "È strano....sempre libera", de "La traviata"

Heitor Villa-Lobos: "MelodÍa Sentimental", de “Floresta do Amazonas”

Ernani Braga: "Engenho Novo", de “Cinco canções nordestinas do folclore brasileiro”

Giuseppe Verdi: “Caro nome che il mio cor”, de “Rigoletto”

Giacomo Puccini: Intermezzo de “Manon Lescaut” (Piano solo)

“O mio babbino caro”, de “Gianni Schicchi”

Gerónimo Giménez: "Me llaman la primorosa", de "El barbero de Sevilla"


Como broche de oro para el exitoso Ciclo Aura, organizado por Elisa Wagner y Mamá

Húngara, se presentó la soprano Nadine Sierra junto al pianista Bryan Wargon, en un

brillante concierto.


Tras su presentación en 2022 seguido de su actuación en “L’elisir d’amore”, el público

argentino ya conocía su timbre de cálida belleza que corre por la sala, con buen

caudal, su técnica depurada y canto refinado. Pero en estos años, su voz ha ganado

en suntuosidad sin perder la frescura en la zona aguda, lo que sumado a su carisma y

presencia escénica, la ha convertido en una de las sopranos más requeridas del

momento.


Desde el comienzo, con el vals de Julieta, "Je veux vivre", de "Romeo y Julieta", de

Gounod, demostró un perfecto dominio de la coloratura, arrancando cálidos aplausos.

En tanto, presentó una chispeante versión de “So anch’io la virtù mágica” de “Don

Pasquale”. Durante todo el recital, demostró un extraordinario manejo del fiato,

sosteniendo frases extensas en varias oportunidades. De la misma manera, impactó

su canto con matices, bellos"filati" y pianísimos, que desplegó en varios momentos de

la función. La primera parte, compuesta por arias de ópera, se completó con “È

strano....sempre libera", de "La traviata";, vertido con ataques seguros e impecable

legato en el primero y haciendo gala, nuevamente, de su coloratura en el segundo.

Junto a ella, el tenor Diego Bento realizó una corta pero sólida intervención y ambos

recibieron una enorme ovación de la concurrencia.


Ya en la segunda parte, las arias se intercalaron con canciones. La soprano se movió

con mucha comodidad y ofreció una muy buena interpretación de la obra de Heitor

Villa-Lobos, "MelodÍa Sentimental", y la de Ernani Braga, "Engenho Novo", cantadas

con buen gusto y calidez. No faltaron una excelente versión de “Caro nome” y “O mio

babbino caro”, vertida con picardía y buen gusto en el decir. Cerrando el recital, "Me

llaman la primorosa", de la zarzuela "El barbero de Sevilla" de Gerónimo Giménez,

con la gracia que el género requiere.

El pianista Bryan Wargon, completamente consubstanciado con Nadine Sierra, realizó

un excelente trabajo, tanto en su rol solista como de acompañante, colaborando a dar

realce a cada una de las obras. Ambos constituyeron un equipo sólido y

absolutamente integrado.

Los aplausos y bravos no tardaron en hacerse escuchar. En respuesta, los artistas,

emocionados ante la ovación, brindaron, fuera de programa: "Summertime”, de “Porgy

and Bess, de Gershwin, un arreglo muy atractivo para soprano y contrabajo de

“Bésame mucho”, de Consuelo Velázquez, junto al contrabajista Marc André, una

vibrante versión de “Vissi d’arte”, de “Tosca”, de Puccini, “I could have danced all

night”, de “My Fair Lady”, de Lerner & Lowe, “Sì, mi chiamano Mimi", de “La Boheme”,

de Puccini, “O sole mio”, de Capurro- Di Capua y finalmente, “Beautiful Dreamer”, de

Stephen Foster.

Párrafo aparte merece el Ciclo Aura que, organizado por Elisa Wagner y Mariano

Nante al frente de Mamá Húngara, programaron con inteligencia, dos artistas en

franco ascenso: Jonathan Tetelman y Aigul Akhmetshina y dos cantantes ampliamente

consagradas: Elina Garanča y Nadine Sierra, permitiendo de esta manera, que el

público argentino tuviera la oportunidad de acercarse a lo que sucede en escenarios

líricos de primer nivel. Seguramente fue un gran esfuerzo lograrlo pero las ovaciones

también fueron para ellos.


Volviendo al recital que nos ocupa, fue un momento inolvidable.

CALIFICACIÓN: EXCELENTE.

martes, 2 de diciembre de 2025

 


Momento de la actuación de la flautista Guadalupe Planes acompañada por la Sinfónica de Tres de Febrero bajo la Dirección de su Titular, Ezequiel Fautario. Fotografía de la autora del presente comentario.


Soberbia actuación de la Sinfónica Municipal de 3 de Febrero en el Palacio Sarmiento


NO HAY MAL TIEMPO QUE DETENGA AL ORGULLO


BONAERENSE


Martha CORA ELISEHT

El pasado domingo 30 del corriente amaneció gris y lluvioso sobre Buenos

Aires. Sin embargo, las condiciones climáticas adversas no fueron impedimento para

que los porteños salieran a disfrutar de las numerosas opciones que la Reina del Plata

ofrece en materia cultural: entre los cuales, un concierto que tuvo lugar en el Auditorio

Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento donde participó la Orquesta Sinfónica

Municipal de Tres de Febrero (OSTREF) bajo la dirección de Ezequiel Fautario y la

participación de la flautista Guadalupe Planes como solista.

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- Obertura “Santos Lugares”- Eliel GARBERI

- Concierto en Re mayor para flauta y orquesta, Op.283- Carl REINECKE (1824-

1910)

- Sinfonía n°41 en Do mayor, K.551 (“Júpiter”)- Wolfgang A. MOZART (1756-

1791)

Luego de que los músicos tomaran sus puestos sobre el escenario, Ezequiel

Fautario se presentó ante la audiencia provisto de un micrófono para brindar una breve

reseña sobre las obras comprendidas en el concierto. Asimismo, agradeció la presencia

del público, a las autoridades del Palacio Libertad por la invitación y a la Orquesta

Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” por haber aportado los timbales

para la ejecución de la obras.

Nacido en Santos Lugares, Eliel Garberi es un joven pianista, compositor y

arreglador que ganó en 2022 el primer premio de la Asociación Argentina de

Compositores por su obra Neblinas con motivo de cumplirse el 40° aniversario de la

Gesta de Malvinas. Compuesta en 2024, la obertura Santos Lugares alude a dicha

localidad del conurbano bonaerense y se ha transformado en la carta de presentación de

la Sinfónica de Tres de Febrero, porque se ha tocado en numerosas ocasiones dentro de

sus ciclos de conciertos. Su duración aproximada es de 9 minutos y es un allegro

maestoso que combina elementos típicos del folklore argentino con un pregón (El

escobero) que alude al vendedor de velas y escobas en la basílica de Lourdes y

cadencias que remedan la música de ciertos compositores europeos como Rachmaninov,

Herbert y Scriabin. El resultado es una obra de bella línea melódica tonal, brillante, muy

bien acompasada, que recibió numerosos aplausos. Se aprovechó también la presencia

del compositor en la sala para hacer extensivo su reconocimiento.

El Concierto para flauta y orquesta en Re mayor, op.283 fue compuesto en 1908

y estrenado un año después por quien fuera director de la Gewandhaus de Leipzig y un

notable pedagogo (fue maestro de Isaac Albéniz, Christian Sinding, Max Bruch,

Frederick Delius, Edvard Grieg, Leoš Janaček y Felix Weingartner, entre tantos otros).


Es una obra de gran solidez estructural e inspiración melódica, que consta de tres

movimientos: Allegro moderato/ Lento e mesto/ Moderato- In tempo animato- Tempo I-

Piú mosso- Piú lento maestoso, que representan un desafío para el solista; sobre todo,

por las cadencias, staccatos y rubatos del último movimiento. Mientras los dos

primeros son de carácter luminoso, el segundo es más sombrío. Guadalupe Planes

brindó una muy buena versión de esta obra merced a sus grandes dotes interpretativas y

por demostrar un profundo conocimiento de la partitura, lo cual se vio reflejado en su

interpretación. Por su parte, la interacción entre la orquesta y la solista fue perfecta, lo

que se tradujo en numerosos aplausos por parte de un Auditorio Nacional prácticamente

colmado de gente pese al mal tiempo imperante.

Como obra de fondo, se eligió la última contribución que Mozart aportó al

género sinfónico: la Sinfonía n°41 en Do mayor (“Júpiter”), compuesta en 1788

durante un período sumamente creativo de su vida, ya que sus últimas tres sinfonías

fueron compuestas con tan sólo un mes de diferencia entre una y otra. El sobrenombre

de Júpiter alude al padre de los dioses en la mitología romana para resumir en un solo

término el carácter triunfal y solemne de la obra. Se supone que el editor alemán

radicado en Inglaterra Johann Peter Salomon fue quien acuñó dicho término en 1819, ya

que el nombre “Sinfonía Júpiter” apreció por primera vez en los programas de

conciertos del Festival de Música de Edimburgo (Escocia). Tuvo la aprobación de

críticos, músicos y compositores desde su estreno, ya que se trata de una obra maestra

estructurada en 4 movimientos, acorde a los cánones del clasicismo: Allegro (Do mayor,

4/4) / Andante cantábile (Fa mayor, ¾) / Menuetto- allegretto- Trío (Do mayor, ¾) y

Molto allegro (Do mayor, 2/2). Escrito en forma de sonata, el 1° movimiento se

caracteriza por la presencia de silencios dentro del flujo rítmico -característica de las

sinfonías de Haydn- con duración irregular y cambiante de las frases, con un conflicto

entre calma y oscuridad en toda la obra, pero que se hace más prevalente en el Andante

cantábile. El Menuetto- allegretto- Trío del 3° movimiento ya es bastante característico

del movimiento cultural Sturm und Drang (Tormenta e Impulso), el cual alcanzará su

máxima expresión con Haydn y Beethoven, mientras que el movimiento final retoma la

tonalidad inicial en compás alla breve con un final excepcional por la riqueza del

lenguaje del contrapunto. La orquesta posee el orgánico necesario para abarcar este tipo

de repertorio y excelentes solistas instrumentales, motivo por el cual se logró una

excelente versión de esta célebre composición, caracterizada por ese sonido cristalino y

equilibrado auténticamente mozartiano. La agrupación fue sumamente aplaudida y

vitoreada tras su interpretación, motivo por el cual el director y los músicos se retiraron

muy satisfechos al término del concierto.

Tal como dice el refrán: “al mal tiempo, buena cara”. Prueba fehaciente de ello

ha sido el numeroso público que se dio cita en el Auditorio Nacional el pasado

domingo. Pese a las inclemencias climáticas, el orgullo bonaerense sigue creciendo en

cada oportunidad y no hay mal tiempo que valga cada vez que la orquesta se presenta en

las principales salas de conciertos.

 

CIERRE DE GALA CON UN JOVEN SOLISTA A PURO TALENTO

 

Federación de Sociedades Españolas de la Argentina (Fedespa-La Patriótica), Temporada 2025. Concierto de Clausura del Festival “Federico García Lorca: el Músico”, Director Artístico: Raúl Canosa. Actuación de la Orquesta “Amadeus 91.1”, Director: Alfredo Corral. Solistas: Daniela Prado (Mezzosoprano), Ulises Belen (Piano). Programa: Obras de Beethoven y Falla. Salón principal de la entidad, 30 de Noviembre de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Una gratísima sorpresa ha resultado en nuestro medio la realización del Festival “Federico García Lorca, el Músico”, el que se materializó gracias a la iniciática y empuje del estimado pianista español Raúl Canosa, quien no solo organizó desde 0 este evento durante los últimos cuatro Domingos del mes de Noviembre, sino que también actuó como acompañante en el concierto de inicio,   para luego brindar junto al gran violinista Luís Roggero un muy buen concierto de cámara. Para el cierre, se programó una sesión que, con solo citar las obras que la integraron, habla a las claras del compromiso y la calidad, cualidades que muchas veces no abundan, para que al final de la velada muchos (me incluyo) pensemos en que de ser posible debe tener correlato en los próximos años y que no quede simplemente en una única edición.

 

  El soporte musical fue brindado por la Orquesta “Amadeus 91.1”, la que se presentó bajo la Dirección de su fundador, el pianista y director Alfredo Corral.

 

  En la primera parte, con el concurso del muy joven intérprete Ulises Belén, se ofreció una memorable versión del Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 en Si bemol mayor del Op. 19 de Beethoven. Ulises Belén es un valor que acaba de ingresar en la adolescencia y se encuentra en plena etapa formativa comandada por ese estupendo intérprete y pedagogo llamado José Luís Juri. Al ingresar a tocar en el proscenio, daba la impresión de ver un tanto tenso a este joven intérprete. Sin embargo, tras la extensa introducción, Belén atacó de manera segura, con “tempi” absolutamente dinámico, digitación firme y enérgica y con un estupendo desarrollo de las cadencias. El adagio central nos reveló a un solista inspiradísimo con un impecable manejo de los tiempos y un sonido absolutamente cristalino, para luego desembocar en el Rondó final de un chispeante desarrollo. Párrafo aparte para el estupendo acompañamiento de Alfredo Corral, pianista El también, quien estuvo atento a todas las entradas, obtuvo un parejo rendimiento del conjunto a su mando y logro un total entendimiento con el joven solista. No pasó desapercibido el afectuoso abrazo con el que saludó a Belén al culminar la versión.

 

  Tras dos llamadas a saludar, Belén ofreció una impecable versión de un estudio de Chopin, también ovacionada y que luego de otros tres llamados más por parte del público,  ofreciera una nueva página del gran compositor polaco. Los aplausos continuaban, pero lógicamente, con la agrupación aguardando para la segunda obra a ofrecerse, Ulises belén saludó por última vez a la concurrencia y estaremos atentos a su próxima presentación ya que se trata de  una gran promesa que puede alcanzar niveles inimaginables.

 La segunda parte contó con la voz de la mezzosoprano Daniela Prado para los momentos de participación vocal. Se trató de la Suite para Orquesta del Ballet “El Amor Brujo” de Don Manuel de Falla.  Aquí encontramos a un Alfredo Corral inspiradísimo en donde a partir de la expresividad de sus gestos logra del conjunto a su mando estupendas respuestas, resultando ser también un muy buen comentarista al narrarle al público lo que iba a escucharse. Logró el director plasmar a través de “tempi” muy justo una versión rica en matices con muy buenas intervenciones de los solistas de la Orquesta. Daniela Prado aportó una muy buena línea canora, con estupendo ”decir” gitano y un pleno entendimiento con el Director. La Orquesta “Amadeus 91.1” demostró ser un vehículo versátil y eficaz para estos repertorios, siempre atenta a las indicaciones de su maestro.

 

  La sostenida ovación con la que el público recibió este trabajo habla a las claras del muy buen nivel alcanzado tanto en este concierto como a lo largo de este festival. Hago votos para que esta iniciativa se mantenga y brindar mis felicitaciones a la gente de Fedespa por abrir su imponente salón principal a  la buena música.

 

 

Donato Decina