martes, 23 de diciembre de 2025

 Espectacular cierre del ciclo de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


SOPLAN VIENTOS DE JÚBILO Y VIRTUOSISMO


Martha CORA ELISEHT


Culmina el año y, por ende, los ciclos de las principales orquestas del país. En el

caso particular de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, el organismo

decidió cerrar la temporada de su 35° aniversario con un concierto temático

denominado “VIENTO DE FIESTAS”, que tuvo lugar en el Salón de los Pasos Perdidos

del Parlamento Nacional el pasado lunes 22 del corriente, que contó con la participación

del clarinetista Mariano Rey en su doble rol de director y solista.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Concierto en La mayor para clarinete y orquesta. K.622 (adaptación de Marnix

van der Berg)- Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

- Página de álbum- Michele MANGANI (1966)

- La fiesta del diablo (estreno mundial)- Roberto LÓPEZ (1957)

- Tema de “CINEMA PARADISO” (adaptación de Roberto López y Mariano

Rey)- Ennio MORRICONE (1928-2020)

- Adiós, Nonino (arreglo de Roberto López)- Astor PIAZZOLLA (1921-1992)

- Allegro tangabile (arreglo de Cristian Zárate)- Astor PIAZZOLLA (1921-1992)

Tras la tradicional presentación a cargo de la locutora, Mariano Rey tomó su lugar

en el escenario ante un Salón de los Pasos Perdidos atiborrado de público para dar inicio

al concierto con una de sus especialidades: el célebre Concierto en La mayor para

clarinete y orquesta. K.622 de Mozart, ampliamente difundido en todo el mundo y que

forma parte del repertorio habitual de un clarinetista de prestigio. Dedicado a Anton

Stadler, fue compuesto en Viena en 1791 -el mismo año de la muerte del compositor- y

consta de tres movimientos: Allegro (en La mayor), Adagio (en Re mayor) y Rondó (en

La mayor). Originalmente, estaba escrito para clarinete di bassetto -que llega al Do en

vez de los clarinetes comunes, que llegan al Mi-, pero Stadler hizo un arreglo para poder

ejecutarlo con un clarinete en La. Otra de sus particularidades es que la cadenza se

ejecuta en el Adagio central -a diferencia de los demás conciertos de Mozart, que se

ejecuta en el 1° movimiento-. Por desgracia, el manuscrito original de Mozart no se

conserva y lo que se escucha hasta la actualidad es la transcripción realizada por Stadler.

A diferencia de otras orquestaciones -donde participan dos flautas, dos fagots y dos

cornos-, aquí se empleó la adaptación para cuerdas de Marnix van der Berg, logrando

una perfecta amalgama entre orquesta y solista. Mariano Rey no sólo es un virtuoso del

instrumento, sino que aquí demostró sus dotes como director de cámara para ofrecer una

versión sublime, llena de sutilezas y exquisitez en su interpretación. Una ha escuchado

infinitas versiones de este clásico por intérpretes de la talla de Martín Tow, Mariano

Frogioni o Rolando D’Hellemes, pero la interpretación de Mariano Rey fue de calidad

superior. El público estalló en aplausos y vítores hacia el final y la ovación fue total.


La segunda parte del concierto comenzó con una obra del compositor, director de

orquesta y clarinetista italiano Michele Mangani: Página de álbum, compuesta

originalmente para clarinete y piano en 2007, de la cual posteriormente se realizó la

transcripción para instrumento solista y orquesta de cuerdas que se pudo apreciar en este

concierto. Se inicia con una breve introducción en las cuerdas antes del solo de

clarinete, con una muy buena línea melódica. Seguidamente, el músico anunció que la

próxima obra se representaría en calidad de estreno mundial: La fiesta del diablo de

Roberto López -quien se encontraba presente en sala-, ganadora del Premio Carlos

Gardel de Música durante el transcurso del corriente año, que fue grabada y era la

primera vez que se representaba en público. El glissando de apertura a cargo del

clarinete en tono menor previo al pizzicato a cargo de las cuerdas en 2/4 sonó

sumamente romántico y, a medid que se desarrolla la obra, posee síncopa, ribetes

tangueros y de otros ritmos que remeda -por momentos- al Danzón n°2 de Arturo

Márquez. Luego de un silencio, el clarinete realiza una serie de variaciones y arabescos

en ritmo de baguala hasta que se retoma el primer tema. Una obra de bella línea

melódica escrita para un virtuoso como lo es Mariano Rey, que gustó mucho y que fue

muy bien recibida por el público. Le siguió una sublime versión de la música del film

CINEMA PARADISO de Ennio Morricone en adaptación de Mariano Rey y Roberto

López, que sonó magistral antes de pasar al universo de Astor Piazzolla. No podía faltar

el celebérrimo Adiós, Nonino con un magistral arreglo de Roberto López, donde los

violoncellos y contrabajos arrancan al unísono al ritmo del 2/4 antes que el clarinete

tome la melodía, donde hubo una perfecta correspondencia entre orquesta y solista. Por

último, Mariano Rey interpretó junto a la orquesta el Allegro tangabile de Astor

Piazzolla en adaptación de Cristian Zárate. Escrita originalmente para bandoneón, la

fuga a cargo del clarinete fue magistral y una auténtica demostración de virtuosismo,

que sonó auténticamente piazzoliana y que desencadenó una ovación de aplausos y

vítores hasta tal punto, que Mariano Rey tuvo que volver a bisarla. Otro sinfín de

aplausos para poner punto final a uno de los mejores conciertos del año.

Ha sido un auténtico broche de oro y un excepcional cierre de la temporada del 35°

aniversario de la orquesta de cámara más prestigiosa del país, galardonada por tres

veces consecutivas por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina.

 Cierre del ciclo de la Sinfónica Juvenil Gral. San Martín en el Palacio Sarmiento


ESE EQUILIBRIO JUSTO Y DELICADO


Martha CORA ELISEHT


Basada en el concepto aristotélico del equilibrio necesario para lograr la virtud

en la vida, la escenógrafa y directora teatral Valeria Ambrosio -quien actualmente se

desempeña como directora del Centro Cultural Palacio Domingo F. Sarmiento- ha

creado un espectáculo denominado EQUILIBRIUM. Un refugio posible, que combina

música de Gustav Mahler (1860-1911), arte digital creado mediante inteligencia

artificial y música electrónica inspirados en la geometría, el equilibrio y el movimiento

en constante dialogo. Dicho evento se presentó en el Auditorio Nacional de la

mencionada institución el pasado domingo 21 del corriente para cerrar el ciclo de la

Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” bajo la dirección de

Mario Benzecry y Erik Luján Berman, con participación del músico italiano Martux_M

como solista de sintetizador y consola electroacústica para interpretar el siguiente

programa:

- Adagio de la Sinfonía n°10 en Fa sostenido mayor- Gustav MAHLER

Director: Mario BENZECRY

- Suite electrónica más cuerdas (inspirada en el Adagietto de la 5° sinfonía de

Mahler)- Martux_M (1961)

Director: Erik LUJÁN BERMAN

- Adagietto de la Sinfonía n°5 en Do sostenido menor- Gustav MAHLER

Director: Mario BENZECRY

Previamente al inicio del concierto, Mario Benzecry se dirigió al público provisto de

un micrófono para agradecer la presencia del Sr. Embajador de Austria en Argentina -

Gerhard Meyer- y realizar una breve reseña sobre las obras desde lo estrictamente

musical, ya que Valeria Ambrosio hizo lo mismo explicando el sentido de

EQUILIBRIUM desde lo audiovisual. También comentó que 5 integrantes de la orquesta

cumplieron su etapa de formación tras haber ganado cargos por concurso abierto en las

principales orquestas sinfónicas del AMBA (Orquesta Estable del Teatro Colón,

Filarmónica de Buenos Aires y Estable del Teatro Argentino de La Plata) y, por lo tanto,

era su última actuación dentro del organismo. También fue la despedida de Erik Luján

Berman como director asistente de la Juvenil, ya que ha sido recientemente designado

Director Titular de la Orquesta de la Universidad Nacional de Tucumán. Dos auténticos

motivos de orgullo por los cuales se le entregó a Luján Berman un diploma y un

presente por parte de sus compañeros -Lourdes Sabeckis y Fausto Lemos- en una

emotiva ceremonia. Acto seguido, Valeria Ambrosio tomó el micrófono para explicar la

concepción de la obra desde lo audiovisual y agradeció profundamente al equipo de

contenidos audiovisuales y proyección del Palacio Sarmiento la colaboración


dispensada para crear y poder llevar a cabo este espectáculo. La proyección se efectuó

sobre unas pantallas ubicadas por encima de la orquesta -a la altura del órgano Kreis-.

El Adagio es el movimiento inicial de la 10° sinfonía de Gustav Mahler,

compuesta en 1910 y es el único que posee la orquestación original. Si bien se

conservan los manuscritos originales de los otros movimientos, sólo se completó la

orquestación del primero debido a la muerte del compositor en 1911. En 1910, Mahler

estaba pasando por un momento muy difícil al enterarse de la relación de su esposa

Alma con Walter Gropius -fundador de la BAUHAUS de Viena-. Posee dos temas bien

identificados: uno, de carácter doliente (escrito en 9 grados de escala cromática, con

atisbos de dodecafonismo) y otro, más romántico. Con un orgánico prácticamente

completo, la Sinfónica Juvenil logró un sonido compacto, muy bien equilibrado, con

brillo y matices típicos de la orquestación mahleriana en ambos temas y con muy buen

despliegue de los tutti, donde todos los solistas de los principales grupos de

instrumentos tuvieron oportunidad de lucirse. Al mismo tiempo, la proyección comenzó

en concordancia con el compás de la música, donde diferentes figuras de equilibristas

caminaban por la cuerda floja. Algunas amenazaban con tambalearse -coincidiendo con

los momentos más dramáticos- mientras otras hacían piruetas, corrían o atravesaban

situaciones de riesgo -una tormenta en el mar-, pero siempre al compás de la música. Un

trabajo muy bien logrado por parte de todo el equipo de producción audiovisual de la

institución, con una compaginación perfecta entre imagen y sonido.

Nacido en Nápoles en 1961, el compositor Maurizio Martusciello -conocido

artísticamente como Martux_M- se inició como productor en la década de los ’90 y se

transformó en un pionero de la música electrónica italiana, motivo por el cual ha

publicado más de 20 álbumes con importantes sellos discográficos internacionales. Su

Suite electrónica más cuerdas está basada sobre el adagietto de la Sinfonía n°5 de

Mahler y representa su concepción inspirándose en dicha obra. La línea melódica y el

sonido electroacústico son agradables y de carácter tonal, con una muy buena marcación

y dominio de tempi por parte de Erik Luján Berman. La coordinación entre la orquesta

de cuerdas, la música electrónica y la proyección de imágenes fue perfecta, con una

gran compaginación de estos tres elementos. Fue muy bien recibida y aplaudida por el

público.

Previamente a la interpretación del célebre Adagietto de Mahler por parte de Mario

Benzecry, Martux_M tocó una melodía electroacústica a modo de preámbulo de dicho

movimiento, que sonó agradable y en perfecta armonía con la proyección de imágenes.

Tras los aplausos, el artista italiano se retiró muy satisfecho y agradeció al maestro

Benzecry, a las autoridades del Palacio Sarmiento y a los músicos de la orquesta por su

excelente nivel, la oportunidad de trabajar en conjunto y “de haberme sentido como en

casa”, según sus propias palabras. Seguidamente, la sección de cuerdas y arpa de la

Sinfónica Juvenil brindó una impecable y sumamente romántica versión de tan célebre

movimiento de la Sinfonía n°5 en Do sostenido menor. Fue compuesta entre los años

1901 y 1902 como una auténtica declaración de amor por parte de Gustav Mahler a su

esposa - Alma Schindler- y, posteriormente, sufrió una revisión entre los años 1904 y

1905. Está escrito como adagietto en tiempo muy lento (Sehr langsam. Attaca) y es el

fragmento sinfónico más conocido de todo el universo mahleriano por ser la música de


fondo de la película Muerte en Venecia de Luchino Visconti sobre la obra homónima de

Thomas Mann.

“En un contexto mundial desequilibrado, la idea de este concierto es ofrecer un

espacio que, desde la belleza, invite a conectar con esa sensación de bienestar que

proporciona la idea de equilibrio y estabilidad, así como el hecho de formar parte de

una armonía suprema: el universo”. Las palabras de Valeria Ambrosio se vieron

reflejadas en esta producción que marcó el broche de oro para cerrar una excelente

temporada de conciertos de la Libertador General San Martín, que representa una

auténtica fábrica de talentos y el mayor semillero de músicos jóvenes de todo el país,

del cual se nutren las principales orquestas sinfónicas de la Argentina.

lunes, 22 de diciembre de 2025

 Un concierto con aportes e interrogantes…


        Por Jaime Torres Gómez

Como parte de los últimos conciertos post abono de la Sinfónica Nacional en su

flamante sede de la Gran Sala Sinfónica de la Universidad de Chile, contempló un

ecléctico programa, y nuevamente a cargo a la joven directora polaca Barbara Dragan.

Designada como Consejera Artística de la Sinfónica tras el fallecimiento del titular en

ejercicio, maestro Rodolfo Saglimbeni, en esta oportunidad se presentó en su cuarto

programa junto a la decana sinfónica nacional, pudiendo apreciarle otras facetas y

capacidades conforme sus anteriores contribuciones. Y considerando sus exitosas

presentaciones previas, ahora se apreciaron resultados variables más

algunas interrogantes respecto su afinidad con ciertas obras.  

Luego de siete años de ausencia en la Sinfónica, abrió con “Las Alegres Travesuras de

Till Eulespieguel”, de Richard Strauss, uno de los más extraordinarios poemas

sinfónicos del gran compositor bávaro, y por cierto, de completo virtuosismo orquestal,

como buena parte de la producción straussiana. Siendo una obra de juventud (1895),

posee una consumada madurez musical en cuanto claridad discursiva, tratamiento

armónico y pleno dominio del tejido instrumental.

Lamentablemente, la versión (si es que la hubo…) firmada por la maestra Dragan

desacertó en carácter y claridad narrativa, dándose un entramado inentendible que no

facilitó distinguir la rica variedad temática inserta. Con soporíferos tempi más una

monocorde e insufrible exposición global, no brindaron la amplia variedad de contrastes

que demanda la obra, amén de un rendimiento desajustado de varias secciones como las

maderas y desafinaciones en algunos bronces, asimismo, una errática calidad sonora

general, evidenciando falta de ensayos, y peor aún, nula conexión de la batuta con la

obra…

Por bastante mejor carril discurrió posteriormente el estreno en Chile (y al parecer, en

Latinoamérica) de “Synaphaï” del extraordinario compositor griego Iannis Xenakis

(1922-2001), sin duda unos de los más gravitantes de la música contemporánea. Cabe

señalar que este estreno se dio en un contexto de extensión del exitoso Festival de

Música Contemporánea de la Universidad de Chile realizado en septiembre, quedando

pendiente la realización de este estreno ante un inesperado retraso en la llegada de las

partes de la orquesta.

De amplia formación -ingeniero y arquitecto (estudiante de Le Corbusier)-, su música

fusiona elementos melódicos, rítmicos y texturantes plasmados en una escritura dominada

por estructuras matemáticas no necesariamente fáciles de entender en lo racional,

aunque, felizmente, grata de escuchar, no obstante mucho por procesar. A la postre, a

Xenakis más que interpretarlo, hay que abrirse a que por sí sólo hable… Y en el caso de

“Synaphaï” (traducida del griego como “conexiones”), naturalmente asociado a un

concierto para piano, finalmente se trata de una pieza concertante, no obstante la

presencia de una destacada parte del piano solo con una gran cadenza, que en su

conjunto se aleja de la convencional estructura dialogante solista-orquesta, fundiéndose

con entera eficacia el instrumento solista a la masa orquestal.

Descollante cometido del destacado pianista y compositor griego Ermis Theodorakis,

muy conocido por su difusión de la obra para piano de Xenakis, quien tuvo recientemente

una importante participación en el Festival de Música Contemporánea de la Universidad


de Chile con obras del mismo Xenakis y otras de su autoría. Notable dominio técnico para

una obra bestialmente difícil para la parte del piano escrita en diez pentagramas, uno

para cada dedo del pianista… logrando un impresionante impacto en la audiencia. A la

vez, muy buen trabajo de la maestra Dragan en abordar una concertación en sí con

extremos requerimientos para el gran orgánico orquestal (86 músicos), con una amplia

gama tímbrica y colorística, más muchos súbitos cambios de tempo. Sin duda, un trabajo

de excelencia.

Como encore, Theodorakis ofreció una antológica versión de “Evryali” (escrita en 1973 y

traducida del griego como “mar abierto…”), pieza también de extrema dificultad pianística

donde el solista, para llevar a cabo su ejecución, debe adaptarla mediante la omisión de

algunas notas y a la vez trasponer otras, amén de brindar particulares texturas y colores

no fáciles de producir. Theodorakis, con memoria prodigiosa y exacta digitación, dio

cuenta de irreprochable idiomatismo, relevando uno de los momentos más altos de toda

la actividad musical del año…

Finalizó con la siempre bienvenida Cuarta Sinfonía de Johannes Brahms. Obra

fundamental del repertorio sinfónico, es fiel expresión de la devoción de Brahms por la

figura tema-variación, donde su original (y desgarrador) último movimiento se inscribe

dentro de los cánones de la chacona o passacaglia, con 32 notables repeticiones en

forma de variaciones, amén de un continuum evolutivo de notables armonías y texturas a

lo largo de sus cuatro movimientos.

La versión liderada por la maestra Dragan, a la luz del recuerdo de su impresionante

interpretación de la Sinfonía en re menor de Cesar Franck, hacía presagiar una buena

versión de esta Cuarta Brahmsiana. Lamentablemente, distó del carácter requerido, con

un monocorde enfoque (ausencia de dinámicas), anémicas evoluciones expresivas y

pocos contrastes, más una sonoridad pesante que dificultó percibir las ricas fluctuaciones

armónicas y nitidez de voces de la obra. Si bien la orquesta obtuvo buen ensamble

general, empero, poca prolijidad en la calidad de sonido, especialmente ante la crudeza

sonora de los violines. Definitivamente, una malograda versión de una obra capital en la

historia de la música…

En suma, un concierto programáticamente atractivo que aportó un importante estreno

junto a un solista de excepción, aunque planteando dudas de la afinidad de la batuta en

dos obras fundamentales del repertorio sinfónico…

jueves, 18 de diciembre de 2025

 


Momento del concierto en homenaje a su Santidad Francísco llevado a cabo en la Basílica Ntra. Sra. de la Merced. Fotografía de la propia Martha Cora Eliseht


Homenaje al Papa Francisco con un gran concierto en Nuestra Señora de La Merced


DOS ESTILOS CONFLUYENTES Y UN ESPERADO ESTRENO

Martha CORA ELISEHT


El Papa Francisco I hubiera cumplido 89 años el pasado 17 de Diciembre. Por lo

tanto, se decidió rendirle un homenaje en el día de su natalicio con un concierto

conmemorativo de 300 años de música sacra en Latinoamérica, que tuvo lugar en la

basílica “Nuestra Señora de la Merced” en la mencionada fecha con participación del

Ensamble Interamericano Contemporáneo y el Coro Nacional de Música Argentina bajo

la dirección de Federico Ciancio, con participación de los siguientes solistas vocales que

integran el mencionado Coro: Natalia Salardino y María Paula Alberdi (sopranos);

Lucila Blanc y Adriana Arregui Rodríguez (contraltos); Matías Tomasetto y Martín

Diaz (tenores); Pablo Basualdo y Javier Lezcano (bajos). La presentación y comentario

alusivo de las obras estuvo a cargo de Santiago Giordano.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Cantata sacra “Nican- Mopohua” (estreno integral)- Pedro CHEMES (1964)

- Salmo para solistas y Coro (Dixit Dominus)

- Antífona para soprano (Beatus ille servus)

- Antífona para tenor (Fidelis servus)

- Salmo para Coro y contralto (Confitebor tibi Domine)- Domenico ZIPOLI

(1688-1726)

- Villancico para Coro y solistas: “Hoy que Francisco reluce”- Roque CERUTI

(1683-1760)

Integrado por músicos de las principales orquestas sinfónicas de Buenos Aires, el

Ensamble Interamericano Contemporáneo nació por iniciativa de Mariana Gaitán y

Pedro Chemes con el objetivo de difundir la música contemporánea latinoamericana.

Desde el estreno de la Misa El pan compartido en 2022 en el templo de San Ildefonso y

en el aquel entonces Centro Cultural Kirchner (CCK), la agrupación ha recibido

numerosos premios y fue patrocinada por el Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires y por el Ministerio de Cultura de dicha ciudad. En este caso, la presencia

del Coro Nacional de Música Argentina – perteneciente a la Dirección Nacional de

Elencos Estables- contribuyó y consolidó el éxito de las obras comprendidas en el

programa por la calidad de sus integrantes y su experiencia en el repertorio de cámara.

Para la realización de este concierto, se invitó a los siguientes músicos: Gabriel Schebor

(tiorba), Mariana Lischetti (órgano), Hugo Asrin (contrabajo) y Gabriel Said

(precusión).

Provisto de un micrófono, Santiago Giordano se dirigió al público para comentar

el estreno de la Cantata sacra Nican- Mopohua del compositor argentino Pedro

Chemes, que es la musicalización del texto homónimo en idioma nahuátl que narra las

apariciones de la Virgen de Guadalupe al nativo San Juan Diego Cuautlatoatzin en el

cerro de Tepeyac (México) en 1531. Se atribuye la transcripción del nahuátl en


caracteres latinos a Antonio Valeriano de Azcapotzalco, un noble indígena y erudito

educado en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco que habría escuchado el

mencionado relato directamente de Juan Diego. La escritura data de 1556 y es un relato

de suma riqueza espiritual, cuya revisión estuvo a cargo del Dr. Salvador Reyes

Equiguas, académico de la Universidad Autónoma de México y especialista en lengua

nahuátl y cultura mexicana de la época colonial. En este caso, la música está por detrás

del motivo que la originó: el texto en idioma originario y su posterior traducción al

español. Se inicia con una apertura en cuerdas de estilo contemporáneo, seguida por el

oboe y el órgano previamente a la entrada del coro, con participación de solistas,

recitativos, cánones a 4 voces, fragmentos instrumentales con reminiscencias del

barroco español y por momentos, románticos. La línea melódica alterna lo

contemporáneo con la música sacra tradicional, con un gran desempeño del coro – que

canta tanto a capella como en canon a 4 voces y, por momentos, a bocca chiusa- y los

solistas, donde se destacaron la soprano María Paula Alberdi, la contralto Lucila Blanc,

los tenores Martín Diaz y Matías Tomasetto y los bajos Pablo Basualdo -impecable en

su aria- y Javier Lescano. El desempeño del Ensamble dirigido por Federico Ciancio fue

magnífico, logrando una interpretación de gran calidad en uno de los templos más

bonitos y antiguos de Buenos Aires, que brindó el marco necesario para la

interpretación. La obra fue muy bien recibida y el público la aplaudió intensamente. Se

invitó al compositor a saludar junto al director y los artistas.

Luego de una breve pausa, Santiago Giordano hizo una breve referencia a los

compositores barrocos italianos Roque Ceruti y Domenico Zipoli. En la época colonial,

todavía no se había credo el Virreinato del Río de la Plata y, por lo tanto, la superficie

correspondiente al actual territorio argentino formaba parte del Virreinato del Perú, con

capital en Lima. El rey Felipe V de Borbón prefería a los compositores italianos por

sobre los españoles y, por lo tanto, no es casual que fueran de dicha nacionalidad,

además de ser jesuitas -precisamente, la misma orden a la cual pertenecía el Papa

Francisco-. Roque Ceruti llegó a Lima en 1707 como director musical del virrey y fue

maestro de capilla en Trujillo y en la Catedral de Lima, donde trabajó por casi 30 años,

transformándose en uno de los compositores del barroco italiano con mayor presencia

en Latinoamérica. Dejó 28 obras, de las cuales se incluyó en el presente concierto un

villancico dedicado a San Francisco de Asís (“Hoy que Francisco reluce”), que bien

pudo aplicarse a honrar la memoria del Papa argentino. En el caso de Zipoli, llegó a

Buenos Aires en 1717 y viajó a Córdoba para completar sus estudios como sacerdote

jesuita, cos que no logró. No obstante, fue un compositor muy prolífico de música para

los cultos y oficios religiosos en las misiones jesuíticas. Ya era conocido en Europa por

su Sonate d’intavolatura y su estilo se compara al de compositores como Bach y

Vivaldi, caracterizado por su gran versatilidad.

Precisamente, el Salmo para solistas y coro “Dixit Dominus” fue la obra elegida

para abrir esta segunda parte del concierto, donde luego de la magnífica introducción a

cargo del órgano se pudo apreciar la excelente preparación del coro, las voces solistas

en las antífonas a cargo de María Paula Alberdi, Lucila Blanc, Matías Tomasetto y el

ensamble instrumental, sonando netamente barroco. Le siguió una soberbia

interpretación de la antífona para soprano Beatus ille servus por parte de Natalia

Salardino, acompañada en violoncello y oboe por Esdras Campos y David Bortolus

respectivamente. Le siguió una muy buena interpretación de la antífona para tenor


Fidelis servus a cargo de Martín Díaz acompañado por Grace Medina (violín) y Gabriel

Schebor (tiorba), pero quien se llevó los laureles fue la contralto Adriana Arregui

Rodríguez, quien brindó una excelsa versión del Salmo para contralto y coro

(Confitebur tibi Domine). Por último, se interpretó el mencionado villancico “Hoy que

Francisco reluce” de Ceruti en español, con un muy buen desempeño del coro y del

ensamble instrumental. El público aplaudió intensamente la labor de lo intérpretes,

motivo por el cual, Federico Ciancio decidió ofrecer un bis: el Gloria del Dixit Dominus

de Zipoli para poner punto final a un gran concierto.

Uno de los siete principios de la filosofía acuñada por Hermes Trimegisto dice lo

siguiente: “Los extremos se tocan”. Nada más cierto y se puede aplicar perfectamente

en este caso. La música contemporánea tiene mucho del barroco y abreva en dicho

estilo, del cual se nutre. En este caso, confluyeron dos estilos tan diferentes y tan

similares para rendir un justo homenaje a los 300 años de presencia de música sacra en

Latinoamérica en el día del cumpleaños del Papa Francisco. Como buen melómano que

era, lo hubiera aprobado.















































































































Ibstabtes prvios al inicio del concierto en la Basílica de Ntra. Señora de la Merced., fotografía de autoría de la propia Martha Cora Eliseht.





Homenaje al Papa Francisco con un gran concierto en Nuestra Señora de La Merced


DOS ESTILOS CONFLUYENTES Y UN ESPERADO ESTRENO

Martha CORA ELISEHT


El Papa Francisco I hubiera cumplido 89 años el pasado 17 de Diciembre. Por lo

tanto, se decidió rendirle un homenaje en el día de su natalicio con un concierto

conmemorativo de 300 años de música sacra en Latinoamérica, que tuvo lugar en la

basílica “Nuestra Señora de la Merced” en la mencionada fecha con participación del

Ensamble Interamericano Contemporáneo y el Coro Nacional de Música Argentina bajo

la dirección de Federico Ciancio, con participación de los siguientes solistas vocales que

integran el mencionado Coro: Natalia Salardino y María Paula Alberdi (sopranos);

Lucila Blanc y Adriana Arregui Rodríguez (contraltos); Matías Tomasetto y Martín

Diaz (tenores); Pablo Basualdo y Javier Lezcano (bajos). La presentación y comentario

alusivo de las obras estuvo a cargo de Santiago Giordano.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Cantata sacra “Nican- Mopohua” (estreno integral)- Pedro CHEMES (1964)

- Salmo para solistas y Coro (Dixit Dominus)

- Antífona para soprano (Beatus ille servus)

- Antífona para tenor (Fidelis servus)

- Salmo para Coro y contralto (Confitebor tibi Domine)- Domenico ZIPOLI

(1688-1726)

- Villancico para Coro y solistas: “Hoy que Francisco reluce”- Roque CERUTI

(1683-1760)

Integrado por músicos de las principales orquestas sinfónicas de Buenos Aires, el

Ensamble Interamericano Contemporáneo nació por iniciativa de Mariana Gaitán y

Pedro Chemes con el objetivo de difundir la música contemporánea latinoamericana.

Desde el estreno de la Misa El pan compartido en 2022 en el templo de San Ildefonso y

en el aquel entonces Centro Cultural Kirchner (CCK), la agrupación ha recibido

numerosos premios y fue patrocinada por el Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires y por el Ministerio de Cultura de dicha ciudad. En este caso, la presencia

del Coro Nacional de Música Argentina – perteneciente a la Dirección Nacional de

Elencos Estables- contribuyó y consolidó el éxito de las obras comprendidas en el

programa por la calidad de sus integrantes y su experiencia en el repertorio de cámara.

Para la realización de este concierto, se invitó a los siguientes músicos: Gabriel Schebor

(tiorba), Mariana Lischetti (órgano), Hugo Asrin (contrabajo) y Gabriel Said

(precusión).

Provisto de un micrófono, Santiago Giordano se dirigió al público para comentar

el estreno de la Cantata sacra Nican- Mopohua del compositor argentino Pedro

Chemes, que es la musicalización del texto homónimo en idioma nahuátl que narra las

apariciones de la Virgen de Guadalupe al nativo San Juan Diego Cuautlatoatzin en el

cerro de Tepeyac (México) en 1531. Se atribuye la transcripción del nahuátl en


caracteres latinos a Antonio Valeriano de Azcapotzalco, un noble indígena y erudito

educado en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco que habría escuchado el

mencionado relato directamente de Juan Diego. La escritura data de 1556 y es un relato

de suma riqueza espiritual, cuya revisión estuvo a cargo del Dr. Salvador Reyes

Equiguas, académico de la Universidad Autónoma de México y especialista en lengua

nahuátl y cultura mexicana de la época colonial. En este caso, la música está por detrás

del motivo que la originó: el texto en idioma originario y su posterior traducción al

español. Se inicia con una apertura en cuerdas de estilo contemporáneo, seguida por el

oboe y el órgano previamente a la entrada del coro, con participación de solistas,

recitativos, cánones a 4 voces, fragmentos instrumentales con reminiscencias del

barroco español y por momentos, románticos. La línea melódica alterna lo

contemporáneo con la música sacra tradicional, con un gran desempeño del coro – que

canta tanto a capella como en canon a 4 voces y, por momentos, a bocca chiusa- y los

solistas, donde se destacaron la soprano María Paula Alberdi, la contralto Lucila Blanc,

los tenores Martín Diaz y Matías Tomasetto y los bajos Pablo Basualdo -impecable en

su aria- y Javier Lescano. El desempeño del Ensamble dirigido por Federico Ciancio fue

magnífico, logrando una interpretación de gran calidad en uno de los templos más

bonitos y antiguos de Buenos Aires, que brindó el marco necesario para la

interpretación. La obra fue muy bien recibida y el público la aplaudió intensamente. Se

invitó al compositor a saludar junto al director y los artistas.

Luego de una breve pausa, Santiago Giordano hizo una breve referencia a los

compositores barrocos italianos Roque Ceruti y Domenico Zipoli. En la época colonial,

todavía no se había credo el Virreinato del Río de la Plata y, por lo tanto, la superficie

correspondiente al actual territorio argentino formaba parte del Virreinato del Perú, con

capital en Lima. El rey Felipe V de Borbón prefería a los compositores italianos por

sobre los españoles y, por lo tanto, no es casual que fueran de dicha nacionalidad,

además de ser jesuitas -precisamente, la misma orden a la cual pertenecía el Papa

Francisco-. Roque Ceruti llegó a Lima en 1707 como director musical del virrey y fue

maestro de capilla en Trujillo y en la Catedral de Lima, donde trabajó por casi 30 años,

transformándose en uno de los compositores del barroco italiano con mayor presencia

en Latinoamérica. Dejó 28 obras, de las cuales se incluyó en el presente concierto un

villancico dedicado a San Francisco de Asís (“Hoy que Francisco reluce”), que bien

pudo aplicarse a honrar la memoria del Papa argentino. En el caso de Zipoli, llegó a

Buenos Aires en 1717 y viajó a Córdoba para completar sus estudios como sacerdote

jesuita, cos que no logró. No obstante, fue un compositor muy prolífico de música para

los cultos y oficios religiosos en las misiones jesuíticas. Ya era conocido en Europa por

su Sonate d’intavolatura y su estilo se compara al de compositores como Bach y

Vivaldi, caracterizado por su gran versatilidad.

Precisamente, el Salmo para solistas y coro “Dixit Dominus” fue la obra elegida

para abrir esta segunda parte del concierto, donde luego de la magnífica introducción a

cargo del órgano se pudo apreciar la excelente preparación del coro, las voces solistas

en las antífonas a cargo de María Paula Alberdi, Lucila Blanc, Matías Tomasetto y el

ensamble instrumental, sonando netamente barroco. Le siguió una soberbia

interpretación de la antífona para soprano Beatus ille servus por parte de Natalia

Salardino, acompañada en violoncello y oboe por Esdras Campos y David Bortolus

respectivamente. Le siguió una muy buena interpretación de la antífona para tenor


Fidelis servus a cargo de Martín Díaz acompañado por Grace Medina (violín) y Gabriel

Schebor (tiorba), pero quien se llevó los laureles fue la contralto Adriana Arregui

Rodríguez, quien brindó una excelsa versión del Salmo para contralto y coro

(Confitebur tibi Domine). Por último, se interpretó el mencionado villancico “Hoy que

Francisco reluce” de Ceruti en español, con un muy buen desempeño del coro y del

ensamble instrumental. El público aplaudió intensamente la labor de lo intérpretes,

motivo por el cual, Federico Ciancio decidió ofrecer un bis: el Gloria del Dixit Dominus

de Zipoli para poner punto final a un gran concierto.

Uno de los siete principios de la filosofía acuñada por Hermes Trimegisto dice lo

siguiente: “Los extremos se tocan”. Nada más cierto y se puede aplicar perfectamente

en este caso. La música contemporánea tiene mucho del barroco y abreva en dicho

estilo, del cual se nutre. En este caso, confluyeron dos estilos tan diferentes y tan

similares para rendir un justo homenaje a los 300 años de presencia de música sacra en

Latinoamérica en el día del cumpleaños del Papa Francisco. Como buen melómano que

era, lo hubiera aprobado.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

 

 DIGNO HOMENAJE A BEETHOVEN EN SU ANIVERSARIO

 

Concierto final del Ciclo de Música Clásica del año 2025 en el Templo de Jesús Sacramentado. Presentación de la Orquesta Sinfónica de José C. Paz, Director  Invitado: Gustavo Codina. Solistas: María Daneri (Soprano), Sandra Pianigiani (Mezzosoprano), Lucas Arrieta (Tenor), Luciano Straguzzi (Bajo). Coro Amigos de la Lírica (Directora: María Daneri), Coro Música Sacra de Buenos Aires (Directora: Sandra Pianigiani), Coral Ensamble (Preparador: Gustavo Codina). Programa: Ludwig Van Beethoven, Sinfonía Nº 9 en Re menor, Op. 125. “Coral”. 16 de Diciembre de 2025.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

 Como lo expresé en Ntro. programa de streaming del pasado Sábado 13, la ciudad de Buenos Aires  ha adquirido como tradición la realización de conciertos en ámbitos religiosos, los que cobran importancia en los finales de cada uno de esos ciclos, ya que aparecen las realizaciones de obras de gran envergadura para los cierres de los mismos. Uno de los templos que con el correr de los últimos años incrementó la actividad musical abierta a toda la comunidad, es el de Jesús Sacramentado sito en Av, Corrientes y Pringles de la C.A.B.A., lugar en el que entre otras cosas se ofreciera el homenaje póstumo que la recordada Buenos Aires Lírica  efectuó a la malograda y muy recordada soprano Florencia Fabris con aquel Requiem de Mozart bajo la dirección de Juan Casabellas.  Afortunadamente aquí, las circunstancias son diametralmente distintas, y es por ello que el público se dio cita en ese magnífico templo para celebrar la vida, homenajeando a Ludwig Van Beethoven en ocasión del  255º aniversario de su natalicio con la interpretación de uno de sus legados más trascendentes: la Novena Sinfonía en Re menor, Op. 125 “Coral”.

 

  Presentado como “Concierto por la Paz y la Hermandad” por la Municipalidad de José C. Paz, la que facilitó la intervención de su Orquesta Sinfónica, con una primera presentación el Domingo 14 en dicha ciudad con la dirección de Clara Parodi, Titular del conjunto, se llegó a esta nueva fecha el Martes 16 en donde la Dirección le fue confiada al Maestro Gustavo Codina, titular del “Ensamble Lírico Orquestal” y su “Coral Ensamble”,  además de ser reconocido integrante del Coro Polifónico Nacional, con lo que estamos diciendo que es un profesional de larga vinculación con la obra, ya sea como Director de Orquesta o, en el caso vocal, de haber sido dirigido por extraordinarios Directores de la talla de Zubin Mehta, Gabriel Chmura, Pedro Ignacio Calderón y tantos otros más. El “Coral Ensamble” fue justamente una de las agrupaciones que intervinieron, como también, el Coro “Música Sacra” bajo la Dirección de la Mezzosoprano Sandra Pianigiani, quien también intervino como solista al igual que la Soprano María Daneri. de larga trayectoria en el medio, la que también dirigió, en este caso, al coro “Amigos de la Lírica”. El tenor  Lucas Arrieta y el reconocido bajo Luciano Straguzzi, completaron el cuarteto vocal solista.

 

  Tras unos muy buenos comentarios previos al concierto a cargo del propio Maestro Codina y con la Sinfónica de José C.Paz ubicada bajo el hemiciclo del templo, dio comienzo la interpretación en sí. La emisión del sonido salió bien proyectada, aun cuando en algunos momentos el sector de bronces sobresalía por sobre el resto. Se escuchó un conjunto sólido y de sonido homogéneo, llevado con mucha pericia por Codina, quien logró imponer además un acertadisimo “tempi” a este primer tiempo. La carga dramática que impera en varios pasajes del movimiento, fue expuesta en forma impecable.

 

  Como suele ocurrir en espacios en los que parte del público es neófito, hubo aplausos al final del movimiento, lo que llevó al Maestro Codina a solicitar que por lo menos entre los movimientos segundo y tercero no hubiesen aplausos, lo que, afortunadamente, fue acatado por el soberano.

 

  En el segundo movimiento pudo apreciarse una vez más la buena concepción por parte del director, pero ocurrió que en la sección central hubo desentendimiento entre los vientos tanto en la exposición inicial como en la recapitulación, lo que en ambos casos fue subsanado por Codina haciendo gala de su pericia. Empero, en el balance global las tensiones de este tiempo, como su balance sonoro y la concepción musical del Director, pueden considerarse satisfactorios.

 

 Un momento especial, íntimo y de suma introspección lo constituye el “Adagio molto e cantábile” que Beethoven colocó como tercero de los cuatro movimientos integrantes de la Obra. La cuerda se llevó los laureles dada la expresividad alcanzada. Muy bien secundada por los demás sectores, este fragmento alcanzó uno de los puntos más altos de la noche.

 

  Tras el ingreso de todas las “fuerzas” canoras. Codina acometió el cuarto movimiento, demostrando sentido del fraseo y de la intensidad, extrayéndole al conjunto un brillo orquestal que creció desde la misma introducción, las citas a los movimientos anteriores y finalmente la entrada del tema de alegría. Luciano Straguzzi entregó por completo todos sus recursos vocales desde el comienzo de la invocación, fraseando con corrección el ya citado y conocido tema de alegría. Muy correcta la mezzosoprano Sandra Pianigiani en sus participaciones. Las vocees más distinguidas de la versión fueron la Soprano María Daneri, segura, de muy grato timbre y estupendo decir y un muy sólido Lucas Arrieta en el pasaje solista de bravura, acompañado por las secciones masculinas de los coros de manera brillante. Justamente los coros lucieron en modo admirable, amalgamados a la perfección, emitiendo de manera homogénea y entregando una faena para el mejor recuerdo. Codina logro un gran trabajo de empaste al que la Orquesta, ya consustanciada con su concepción de la obra, respondió de muy buena forma.

 

  Hasta no hace mucho tiempo atrás era impensado que Orquestas del Gran Buenos Aires se animaran a encarar obras de semejante envergadura. Comenzó a ocurrir. Clara Parodi le planteó el desafío al conjunto del que es titular y se animó a compartirlo, confiando en un muy buen colega para la repetición. Logró el concurso de Coros sumamente afiatados y cuatro solistas de amplia pericia. Es un buen punto de partida del que ojalá sea comienzo de grandes realizaciones.

 

  Vaya finalmente mis felicitaciones a los encargados de los Conciertos de Jesús Sacramentado y a su párroco, el Padre Adolfo Granillo Ocampo, quienes al pan espiritual de la palabra, le suman este otro, el del arte.

 

 

Donato Decina

 

 

 

martes, 16 de diciembre de 2025

 


Daniela Prado secundada por los coros de Alumnos y Ex Alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, durante la interpretación de la "Habanera", tal vez uno de los más célebres fragmentos de öpera de todos los tiempos, retratados por la autora de la presente cobertura.


 Muy buena producción de “CARMEN” en el Colegio Nacional de Buenos Aires


¡ESAS SÍ QUE SON LOCALIDADES AGOTADAS!


Martha CORA ELISEHT


Todos los años durante Diciembre, el Colegio Nacional de Buenos Aires se

transforma en un reducto donde tienen lugar espectáculos de muy buena calidad a cargo

de profesores de música y directores del Coro de la institución – formado por

estudiantes secundarios- y del Coro “Amadeo Jacques”, integrado por exalumnos del

Colegio. En el 2024 se representó CARMINA BURANA y para este año, los estudiantes

decidieron montar un proyecto mucho más ambicioso: representar “CARMEN” de

Georges Bizet (1838-1875) con motivo de cumplirse 150 años de su estreno. No ha sido

nada fácil, ya que un colegio no cuenta con la infraestructura necesaria como para

montar una ópera. No obstante, y, merced al empeño y esfuerzo conjunto de estudiantes

y profesores, se pudo lograr y las representaciones tuvieron lugar entre el 7 al 14 del

corriente en el claustro central de la institución con la siguiente ficha técnica: puesta en

escena de Paz Corinaldesi; dirección general y musical de Javier Escobar; dirección

coral de Lucas Echaniz; escenografía, vestuario, cambio de escenografía, maquillaje,

gráfica y difusión a cargo de grupos de trabajo formados por integrantes del coro y

alumnos del colegio.

El elenco estuvo formado por los siguientes cantantes: Daniela Prado (Carmen),

Iván Vega (Don José), Eugenia Coronel Bugnon (Micaela), Alejandro Spies

(Escamillo), Malena Ledesma (Frasquita), Catalina Cosaka (Mercedes), Gabriel Goren

Roy (Zúñiga), Damián Flores Roschelli (Morales y El Dancairo), Matías Pascual (El

Remendao) y Tomás Bernardo (Marchande) junto a la bailaora Analía Melgar.

La opéra comique con libreto de Henri Meilhac y Ludovic Hálevy sobre la

novela original de Prosper Mérimée es la más popular y conocida de las óperas a nivel

universal, junto con LA TRAVIATA de Verdi. Sin embargo, su estreno en París en marzo

de 1875 resultó un rotundo fracaso. Tres meses después, Bizet fallece como

consecuencia de un ataque cardíaco sin poder habido disfrutar del éxito de su ópera. La

genialidad del músico francés radica en varios aspectos: la ambientación en España, la

recreación de costumbres tan populares como las corridas de toros y fundamentalmente,

en que la protagonista es una gitana y, por sobre todas las cosas, una mujer libre. Ella

posee la autonomía necesaria para decidir a quién amar y cuándo terminar con una

relación, rompiendo todo tipo de convencionalismo imperante en aquella época. Dueña

y señora de sí misma, contrasta con el personaje de Don José, quien representa los

valores morales típicos de aquel entonces: se hace soldado para defender a su patria, su

madre le recomienda casarse con una muchacha dulce y sumisa de su pueblo como

Micaela para formar una familia y mantener la tradición. Sin embargo, no puede

resistirse al embrujo ni a los encantos de Carmen y, a medida que avanza la obra, sufre

una degradación moral: es capaz de desertar y hacerse bandido por amor a ella hasta


llegar a asesinarla antes de verla en brazos de otro. Por lo tanto, Bizet no sólo se

adelanta en casi 30 años al verismo italiano de Leoncavallo, Zandonai, Mascagni y

Puccini, sino que trata temas de candente actualidad tales como el femicidio y la

violencia de género.

Teniendo en cuenta que un colegio no es el ámbito más apropiado para

representar una ópera y que el Aula Magna estuvo cerrada por trabajos de refacción y

mantenimiento, se aprovechó el claustro central para instalar el escenario, la orquesta y

la platea. La entrada de los personajes y de los coros se hizo mediante apertura de las

puertas que dan al hall central y por las laterales del patio. Esto fue un acierto, porque

permitió no solamente los cambios de escena, sino también facilitar la entrada y salida

de los diferentes personajes. La ópera se presentó prácticamente completa y sólo se

suprimieron algunas escenas (dialogo entre Carmen y Zúñiga luego de su detención y

coro de los contrabandistas del 3° acto) para agilizar los cambios. En la escena de la

plaza de toros del 4° acto, los toreros, banderilleros y picadores que anticipan la entrada

triunfal de Carmen y Escamillo lo hicieron por el pasillo que separaba las filas de

asientos antes de subir al escenario.

Para saber quiénes eran los intérpretes, se escaneó un código QR que contenía el

programa donde figuraban todos los datos sobre integrantes de la orquesta, los coros y

los equipos de trabajo involucrados en la presente producción. En este caso, el coro de

Niños fue reemplazado por el coro del Colegio, mientras que el Amadeo Jacques estuvo

a cargo de las principales escenas de conjunto. Por tratarse de una producción realizada

de manera no profesional a cargo de estudiantes secundarios, la iluminación, el

vestuario y la ambientación a la usanza tradicional estuvieron sumamente bien

realizados y fue una auténtica sorpresa para la mayoría de los presentes. Lo mismo

sucedió con la orquesta, integrada en su mayoría por músicos jóvenes que nunca habían

tocado juntos y que contó con algunos instrumentistas de prestigio como el

percusionista Arauco Yepes y el concertino Joaquín Díaz. La dirección musical estuvo a

cargo de Javier Escobar, quien agradeció a la maestra Mariana Caminoa -violinista de la

Orquesta Sinfónica Nacional- su indispensable colaboración en el ajuste de arcos de

instrumentos de cuerda. Según palabras del director en su discurso final de

agradecimiento, se logró una auténtica proeza con tan sólo 4 ensayos, pese a las

numerosas imperfecciones que una pudo apreciar en algunos instrumentos. También fue

el encargado de narrar el argumento de la obra para facilitar los cambios de vestuario.

En líneas generales, los Coros tuvieron un desempeño bastante bueno; sobre

todo, si se tiene en cuenta que no son profesionales y que debían actuar además de

cantar. También sorprendieron la mezzosoprano Catalina Cosaka como Mercedes y la

soprano Malena Ledesma como Frasquita, cuyo desempeño fue muy correcto. El

barítono Damián Flores Roschelli estuvo muy flojo como Morales y se halló cómodo

interpretando al Dancairo. El bajo Gabriel Goren Roy tuvo un desempeño correcto

como Zúñiga, al igual que el tenor Matías Pascual como El Remendao. Sí fue muy

buena la interpretación de uno de los números más difíciles de la ópera como el quinteto

del 2° acto “Nous avons en tête un affaire”, que estuvo muy bien coordinado.

Con respecto de los roles principales, Eugenia Coronel Bugnon brindó una muy

buena Micaela desde lo vocal y lo actoral. Era la primera vez que una la apreció en este


rol y se destacó en el duetto con Don José (“Parlez- moi de ma mère”) y en su cavatina

(“Je dis, que rien m’épouvant”), donde se retiró sumamente aplaudida al finalizar su

aria. Alejandro Spies también debutó en el rol de Escamillo y lo hizo con creces,

logrando un excelente desempeño vocal y actoral desde su entrada con la célebre

Canción del Toreador del 2° acto (“Votre toast, je peux le rendre”), siguiendo con su

intervención en el 3° acto (“Je suis Escamillo, torero de Grénade”) hasta el duetto con

Carmen del 4° acto (“Si tu m’aime, Carmen”). Brilló en todas y cada una de sus

intervenciones. El tenor Iván Vega resultó una revelación: voz bien timbrada, buen

legato y línea de canto desde su primera aria junto a Micaela (“Parlez- moi de ma

mère”), en el duetto con Carmen del 1° Acto (“Pres les ramparts de Seville”),

continuando en la célebre Aria de la flor (“La fleur que tu m’avais jetté”), en el duelo

con Escamillo del 3° Acto y en la escena final (“C’est toi?... C’est moi”).

En cuanto al rol protagónico, Daniela Prado fue la Carmen ideal: seductora,

atrayente y sensual desde todo punto de vista. Sobresalió en sus arias principales

(Habanera: “L’amour est un oiseau rebélle” y la célebre Chanson bohème que abre el

2° Acto, al igual que la mencionada “Pres les ramparts de Seville”) y en las escenas de

conjunto (quinteto del 2° Acto, trío del 3° y la Escena de las cartas: “Voiyons, que je

vais à mon tour”). Se mostró seductora en su encuentro con Don José (“Je vais danser

à votre honeur”) y en la escena final, desafiante y decidida desde su encuentro con Don

José tanto desde un punto de vista histriónico como vocal: sobre todo, al quitarse el

anillo que Don José le había regalado hasta desvanecerse al recibir la puñalada final.

En estos tiempos que corren, montar una producción de ópera independiente a la

usanza tradicional representa un auténtico desafío. Si se cuenta con pocos recursos y se

los sabe administrar bien, los resultados están a la vista: sobre todo, al tratarse de una

producción hecha de manera no profesional por estudiantes del mejor colegio del país,

que contó con localidades verdaderamente agotadas. No cabía un alfiler. Como

exalumna del Colegio, una no puede entirse más que orgullosa.

 


Rocío Agüero y Lucas Erni, brillante pareja protagónica de "Cascanueces" retratada por Carlos Villamayor para Prensa del Teatro Colón


presente versión de “CASCANUECES” en el Colón


UN REGRESO MUY ESPERADO DEL CLÁSICO NAVIDEÑO

Martha CORA ELISEHT


Independientemente de ser el ballet que mejor refleja el festejo de la Navidad en

todo el mundo, CASCANUECES también representa la transición de niña a mujer que

sueña con su príncipe, que la enamora y del cual se enamora. La maravillosa y exquisita

música que Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) compuso por encargo del príncipe Iván

Vsevolojski -director de los Teatros Imperiales de San Petersburgo- en 1892 gusta y

cautiva a la audiencia universal hasta la actualidad y se representa muy a menudo como

suite en los programas de conciertos sinfónicos.

Basada en la adaptación que Alexandre Dumas realizó sobre el cuento de Ernest

T. Wilhelm Hoffmann (1776-1822) Cascanueces y el Rey de los ratones, Silvia Bazilis

creó una coreografía para el Ballet del SODRE de Montevideo en 2011 junto a Julio

Bocca -actual Director del Ballet Estable del Colón- de este clásico de la danza, que se

representó por primera vez sobre el escenario del mayor coliseo porteño el pasado

viernes 12 del corriente con la siguiente ficha técnica: escenografía de Gastón Joubert,

vestuario de Gino Bogani, iluminación de Rubén Conde y dirección de títeres de

Antoaneta Majdarova. Las funciones tendrán lugar hasta el 28 del corriente y participan

el Ballet Estable dirigido por Julio Bocca; el coro de Niños del Colón, por Helena

Cánepa y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Emmanuel Siffert y

Diego Censabella alternando en el podio.

Quien escribe tuvo oportunidad de asistir a la función inaugural de Abono

nocturno el pasado viernes 12 del corriente, con el siguiente reparto: Rocío Agüero

(Clara), Lucas Erni (Cascanueces- Príncipe), Matías Santos (Drosselmeyer),Valentín

Fresno (Fritz), Ayelén Sánchez (Hada de Azúcar), Yosmer Careño y Caterina Stutz

(Arlequín y Colombina), Victoria Wolff, David Juárez y Alan Pereyra (Gitanos y

pirata), Luciano García (Rey de los ratones), Jiva Velázquez y Luciano García (Trépak);

Alan Pereyra y Milagros Niveyro (Danza árabe); Facundo Luqui y Sofía Ramela

(Danza española); Mora Capasso y Beatriz Boos (Danza de las flautas de junco) y el

trío formado por Stephanie Kessel, Lucas Bisogno y Magdalena Cortés (Danza china).

Participaron alumnos de danza del Instituto Superior de Arte del colón (ISATC) y la

dirección musical estuvo a cargo de Emmanuel Siffert.

“Mi idea era contar el cuento desde los ojos de un niño: no de esta época, sino

de la época original, que no necesita asustarse para asombrarse. La magia no pasa por

ahí, sino por la sencillez de un Drosselmayer paternal, cariñoso con los niños. Ése es el

centro de nuestro Cascanueces”.

Las palabras de Silvia Bazilis reflejan su concepción de la obra que, a diferencia

de otras versiones donde Drosselmayer se presenta como padrino de los niños Clara y

Fritz y es el artífice de la magia, aquí es el tío del Cascanueces, donde – según la

adaptación de Alexandre Dumas- le quita la máscara y recupera su forma humana


transformándose en el príncipe luego de haber matado de una estocada al Rey de los

ratones a fines del 1° acto. Otra diferencia es que Drosselmayer aparece recién dentro

del cuadro donde se monta la representación de títeres en casa de los Stalbaum. En vez

de empezar con el número de Arlequín y Colombina, se comienza con un teatro negro

donde se representa la batalla de Cascanueces y el Rey de los ratones - a modo de

anticipo de lo que posteriormente sucederá-. Y el número correspondiente a la pareja

que interpreta los Soldados o Diablos en las diferentes versiones fue reemplazado por

un trío donde la gitana es rescatada de su cautiverio por un pirata. Una variante más

simpática -y heroica- de dicho número, cuya música es la más dramática dentro del 1°

acto. En el 2° acto, el Hada de Azúcar y Clara son interpretadas por distintas bailarinas.

Y dentro de las tradicionales danzas de dicho acto, se emplean títeres gigantes antes de

la presentación de cada uno de los números (completamente innecesarios, a título

personal de quien escribe). En cuanto a la coreografía, hay algunas variantes: el Hada

de Azúcar danza el célebre vals de las flores con el cuerpo de baile; el Príncipe

interpreta el Trépak (Danza rusa) junto a los dos bailarines y sucede lo mismo con

Clara junto a las intérpretes de los mirlitons en la Danza de las flautas de junco. La

escenografía de Gastón Joubert y el vestuario de Gino Bogani son espectaculares y

brindan el marco necesario para que el público comprenda de qué se trata la obra. En

este caso, los ratones son presentados como gordos y pesados en vez de delgados y

atléticos, lo que despierta risas por parte del público. Clara tiene un camisón de manga

larga en vez de uno sin mangas y, en vez de usar tutú clásico en el pas de deux del 2°

acto, utiliza un vestido blanco de corte más romántico, que amplía la libertad de

movimientos. Dos detalles fundamentales que marcan una notoria diferencia respecto de

las versiones tradicionales.

La interpretación de los personajes secundarios estuvo a cargo de prestigiosas

figuras del Ballet Estable como Julián Galván y Maricel Di Mitri – impecables en la

Danza del Abuelo-, Nahuel Prozzi (padre) y Natacha Bernabei (Madre), al igual que

Valentín Fresno como Fritz. Dentro de los números del 1° acto, Yosmer Carreño y

Caterina Stutz se destacaron como Arlequín y Colombina, al igual que el trío formado

por Victoria Wolff, David Juárez y Alan Pereyra como los gitanos y el pirata, cuya

actuación fue descollante. El cuerpo de baile se lució en las escenas de conjunto, donde

los puntos más altos fueron el combate, el Vals de las flores, la apoteosis final y -muy

especialmente- el Vals de los copos de nieve, cuya coreografía fue magnífica, al igual

que la impecable preparación del coro de Niños bajo la dirección de Helena Cánepa. En

cuanto a los números del 2° acto, todos los intérpretes de las tradicionales danzas

tuvieron destacadas actuaciones, pero la interpretación de la Danza árabe a cargo de

Milagros Niveyro y Alan Pereyra fue sublime en cuanto a la precisión y coordinación de

movimientos. También fueron perfectas la plasticidad y precisión de Jiva Velázquez y

Luciano García en el Trépak, donde Lucas Erni se sumó para formar un trío colosal.

En cuanto a los roles principales, Ayelén Sánchez brindó una interpretación

magistral del Hada de Azúcar, destacándose en los developées y pliés. Matías Santos es

un soberbio bailarín de carácter y lo demostró con creces haciendo uso de sus dotes

histriónicas para interpretar un Drosselmayer que se destacó más desde lo actoral que lo

coreográfico. A diferencia de otras versiones donde la coreografía exige más lo atlético

desde un punto de vista técnico, la de Bazilis se basó más en lo paternal y, por lo tanto,

primó lo actoral y se logró el efecto deseado. Si bien estaba anunciada originalmente


Yoshino Horita, sufrió una lesión en último momento y tuvo que ser reemplazada por

Rocío Agüero, quien demostró sus dotes de bailarina actriz encarnando la

transformación de Clara de niña en el 1° acto a mujer en el segundo. Sus developées,

panchés, fouettes y battiments fueron impecables en todas sus intervenciones. Y Lucas

Erni demostró por qué es el primer bailarín del Ballet de Düsseldorf. Radicado en

Alemania desde hace ya muchos años, el santafesino brindó un Cascanueces

inolvidable por sus saltos, piruetas, coordinación, perfección y plasticidad de

movimientos, destacándose en las fouettes y solage de su variación en el pas de deux

del 2° acto. Un acierto de Julio Bocca al convocarlo para interpretar el rol principal.

Tras ocho años de ausencia en el foso de la orquesta, Emmanuel Siffert retornó

al podio del Colón como director. Pese a algunas leves imperfecciones en los metales al

inicio, supo darle vuelo y brillo a la Filarmónica que -esta vez- contó con numerosos

instrumentistas contratados para la ocasión, careciendo de sus principales solistas. Su

temperamento apasionado y su marcación precisa fueron fundamentales para brindar las

características anteriormente mencionadas, además de adecuar el ritmo de la música al

tiempo del bailarín. También demostró sus dotes de director sinfónico- coral mediante

una marcación muy precisa en las entradas del Coro de Niños. Fue sumamente

aplaudido y vitoreado ante un Colón atiborrado de público al término de la función, al

igual que toda la compañía, los principales solistas y se aplaudió intensamente a Silvia

Bazilis en mérito a su trayectoria como primera bailarina del Colón.

Llamó la atención que hubo bastantes recortes en cuanto a la duración de la

música respecto de otras versiones en la presente interpretación. En una conversación

que esta cronista tuvo con el director al término de la función, manifestó que se debió

fundamentalmente a la exigencia coreográfica. Sea como fuere, este gran clásico

navideño conmueve y moviliza multitudes en todo el mundo. Un retorno muy esperado

con una nueva versión, donde se hizo justicia a la concepción de la obra desde una

óptica distinta y a la música de Tchaikovsky.

lunes, 15 de diciembre de 2025

 

INTERPRETACIONES DE MUY BUEN NIVEL

 

Basílica de San Carlos y María Auxiliadora, Concierto de cierre de la programación musical 2025. Presentación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Lanús, Director: Daniel Bozzani. Solista: Monserrat Maldonado (Soprano) Programa: Obras de Mahler y Wagner. (11 de Diciembre de 2025).

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

En una fecha en la cual año tras año Buenos Aires ofrece una serie de actividades que tienen epicentro en templos religiosos, se produjo el concierto de cierre de un ciclo que se está convirtiendo en una referencia en el medio musical: el que se produce en la Basílica de San Carlos y María Auxiliadora. Para esta ocasión, se contó nuevamente con el concurso de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Lanús, conducida por su Titular, el Mtro. Daniel Bozzani (Quien además es nada menos que el Rector de esa alta casa de Estudios, quizás la más importante dentro de las Universidades nacidas en la década de 1990 del pasado siglo en zonas del Gran Buenos Aires).

 

  El programa deparó sorpresas no por las obras incluidas, sino en el orden en el que fueron interpretadas, ya que comenzó con la Sinfonía Nº 4 en Sol de Gustav Mahler, sorprendiendo a propios y extraños, algo que solo en el final se entendió el porqué.

 

  Considerada por muchos como continuadora del germen de la sinfonía nº 3 (cada vez más revalorizada en los programas de conciertos), esta obra muestra a un compositor consustanciado más que nunca con los sonidos y ritmos de su Bohemia natal. Música campesina sostenida por el dulce sonido de los cascabeles en los movimientos “de punta”, una endiablada página en el segundo movimiento, con especial destaque para el violín concertino interpretando desde un instrumento afinado un tono más alto de lo habitual, seguido por un fragmento impresionante que encaminado desde pasajes en zonas bajas se dirige a una imponente luminosidad, para culminar en calma y serenidad con un hermoso poema llamado “La vida celestial” del ciclo de Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la juventud” , que retrata la vida desde el más allá y en cómo celebres personajes religiosos reparten sus tareas cotidianas alcanzando una paz poco menos que perenne.  El Mtro. Bozzani sostuvo este trabajo presentando a una agrupación muy sólida con momentos de estupenda sonoridad y con participaciones destacadas de todos sus solistas, con especial detalle en el concertino, quién si bien a mi entender no fue lo suficientemente destacado por el Director al culminar la obra, si lo hizo antes de comenzar la segunda, en la que también tendría una interesante participación en su solo.  Párrafo aparte para la muy buena labor solista de Monserrat Maldonado en un repertorio en la que no se la escucha con frecuencia. Supo transmitir, frasear y decir en estilo y con muy buen gusto. Quizás haya que apuntar a la acústica de la Basílica para señalar lo negativo ya que en algunos momentos saturaba el sonido y se percibían únicamente sonidos de vientos y bronces en desmedro de las cuerdas. Sin embargo en las secciones centrales de los movimientos segundo y tercero se pudo apreciar la nobleza, la tersura y el muy buen sonido de las cuerdas del conjunto.

 

  Uno pensó en que el programa estaría compuesto solo por la sinfonía y tras ello no había lugar para algo más. Sin embargo la Orquesta permaneció en su lugar y allí sí ingresó el Mtro. Bozzani para que la Orquesta acometiera con la interpretación de la obertura de Tannhaüser de Wagner en la versión original estrenada en Dresde. Aquí pudo percibirse una muy correcta y prolija versión en la que Bozzani en un “tempi” un poco más lento de lo habitual pudo resaltar la labor de las familias de instrumentos, en especial el Concertino y el Clarinete solista en sus respectivas intervenciones de la sección central. El Director mostró toda su sapiencia tanto por las obras elegidas como por los desafíos que le plantea al conjunto ante dichas elecciones de repertorio.

 

  No fue de extrañar entonces la euforia con la que el público celebró esta versión y fue así que el Mtro. Bozzani anunció que habría un “bis” breve. Y se trató de la novena variación “Nimrod”  de las “Enigma” de Sir Edward Elgar, ofrecidas con justeza y exactitud  de tiempos. Ahí si se entendió el porqué de la inversión de programa, ya que si se culminaba con la Cuarta de Mahler, con su sereno final, hubiese sido imposible hacer este maravilloso bis.

 

  El Gran Buenos Aires cuenta con un patrimonio cultual rico en organismos orquestales. A ellos los anunciamos cada fin de semana en Ntro. programa de streaming en el segmento de agenda que maneja Martha Cora Eliseht. La Sinfónica de Lanús es un  puntal fundamental de ese patrimonio y lo demuestra con creces en cada presentación suya.

 

Donato Decina

domingo, 14 de diciembre de 2025

 


El final muestra la unión de los grupos de Niños y Jovenes integrantes del proyecto "Creciendo en Armonía" tras las interpretaciones brindadas bajo la conducción de la Maestra Sarita Cafferata, conocida por el público de Buenos Aires por sus presentaciones en ámbitos como el Jockey Club. Fotografía del autor del presente comentario.


Concierto de miembros del Proyecto Creciendo en Armonía

Alumnos, ex alumnos y docentes del Proyecto Creciendo en Armonía,

brindaron el concierto final de 2025 en la Parroquia Sto. Domingo de Guzmán,

en el barrio La Florida el 14 de diciembre a la hora 17.

El primer término miembros de la Orquesta Inicial, bajo la dirección del

profesor Daniel Zucchiatti interpretaron Marcha solemne de Georg Frederich

Händel; Danzas húngaras 1 y 2 de Laslo Zempleni y Rondó spiritoso.

En la segunda parte, dirigida por la maestra Sarita Caffetara, la

Orquesta Juvenil abordó el primer movimiento de la Pequeña Música

Nocturna, de Wolfgang Amadeus Mozart; Danzas Rumanas de Bela Bartók,

Furiant de Antonin Dvorak y una serie de Villancicos.

Como bis, ambas orquestas interpretaron el rag El anfitrión, de Scott

Joplin.

Daniel Zucchiati, cellista y docente de extensa trayectoria, es profesor

desde hace muchos años en el proyecto Creciendo en Armonía y lo ha sido en

el Instituto del Profesorado Artístico.

Sarita Cafferata es directora de coros, doctora en filosofía por la

Universidad de Cuyo, ha sido investigadora del CONICET y es miembro de la

agrupación Servidoras y lleva a cabo una extensa labor en su campo. Vino

desde Buenos Aires expresamente para dirigir este concierto.

Creciendo en Armonía

El proyecto Creciendo en Armonía funciona desde 2004 en la Estancia

Santa María de la Armonía, es dirigido por su creadora, la maestra Ulrike

Flemming y sostenido básicamente por una fundación alemana y aportes

locales.

El grupo de Servidoras lo lleva adelante. El proyecto tiene entre 90 y 100

alumnos y 16 docentes. Brinda asimismo asistencia escolar y apoyo a los

alumnos.

En la actualidad, varios de ellos, que han accedido a las becas del

proyecto para completar sus estudios en Buenos Aires, se han insertado en la

actividad musical: la violinista Sofía Carmona ha tocado recientemente con el

Ensamble Concentus BA en el Palacio Libertad; la violista Nerea Baldi

–presente en este concierto- ha ingresado a la Orquesta Académica del Teatro

Colón y el cellista Felipe Garese ha tocado recientemente con la Orquesta

Estable del Teatro Colón; en 2024 lo hizo con la Orquesta Juvenil San Martín.

La actividad del proyecto comienza su vigésimo segundo año y los

resultados de ese trabajo están a la vista.


Eduardo Balestena