martes, 17 de junio de 2025

 


Javier Camarena junto al muy buen pianista Angel Rodriguez descollando una vez más en el escenario del Teatro Colón. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia aportada por Prensa del Mozarteum Argentino


 JAVIER CAMARENA

En su tercer concierto de esta temporada, el Mozarteum Argentino nos

ofreció un gran concierto del tenor mexicano Javier Camarena,

acompañado al piano por el talentoso pianista de origen cubano radicado

en Mexico, Angel Rodriguez.

Estos dos artistas vuelven a presentarse en el Teatro Colon reeditando el

éxito de sus presentaciones anteriores.

En un programa variado en estilos, Javier Camarena, uno de los tenores

líricos más importantes del momento, vuelve a demostrar su madurado

talento interpretativo, su depurada técnica vocal y la simpatía con que

además de sus otras virtudes, cautiva al público.

Los puntos culminantes de su actuación, fueron sin duda aquellos temas

donde Camarena despliega su maravilloso registro agudo, que el público

celebra enfervorizado. Y así lo debe haber entendido el tenor al agregar en

medio del programa el “Spirto Gentil” de "La Favorita" de Donizetti.

El tenor y su acompañante se lucieron también en una estupenda versión

de “La danza”, de Rossini, ejecutada virtuosamente por ambos a una

velocidad no acostumbrada. Excelentes también en el “Pourquoi me

révellier” de Werther de Massenet y las dos bellísimas romanzas de

zarzuela; “La roca fría del calvario”, de La Dolorosa, de Serrano y la famosa

“No puede ser”, de La tabernera del puerto, de Sorozabal.

Los bises fueron un concierto aparte. Con gran generosidad, Camarena

interpretó un gran número de canciones populares mexicanas y un

popurrit de tangos, donde el cantante se sintió muy cómodo y el público

celebró participando en algunos temas.

En síntesis un concierto muy bueno, donde la audiencia salió feliz y

satisfecha del teatro.

Un punto negativo, y que nada tiene que ver con los artistas, es el hecho

de aplaudir donde no corresponde. Por lo visto, ya ni siquiera se deja

concluir una pieza para comenzar el aplauso. Sería bueno que el teatro

comience a reeducar al público advirtiendo antes de comenzar el

espectáculo.

Roberto Falcone

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