Notable actuación
de la Filarmónica en un concierto con obras de compositoras
LA MÚSICA TIENE ROSTRO Y ALMA DE MUJER
Martha CORA ELISEHT
Dentro del Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires, el pasado viernes 25 del corriente tuvo lugar el tercer concierto
de dicha agrupación en el Teatro Colón bajo la dirección de Natalia Larangeira,
en un programa integrado en su totalidad por obras de compositoras, con la
participación del percusionista Joaquín Pérez como solista y que se detalla a
continuación:
-
Preludio
sinfónico- Claudia MONTERO
(1962-2021)
-
Concierto para
marimba y orquesta- Irma URTEAGA
(1929-2022)
-
Sinfonía en Mi
menor (“Gaélica”), Op.32- Amy BEACH
(1867-1944)
Al
igual que en su última presentación, la orquesta presentó un sonido muy
compacto, con buen fiato y afinación previamente al inicio del
concierto. La directora se dirigió al público tras los aplausos de presentación
con unas breves palabras de agradecimiento.
La
mencionada obra de Claudia Montero -fallecida en España el año pasado- está
basada en el poema de Enrique Molina sobre la persecución y posterior
fusilamiento de Camila O’Gorman (Una sombra donde sueña Camila) y se
caracteriza por su estilo netamente romántico, lírico y de gran belleza
cromática. El primer tema con el que se inicia la obra es un cantábile en
cuerdas, retomado posteriormente por la orquesta hasta la introducción del
segundo tema a cargo de los vientos, tras lo cual se acoplan las cuerdas y es
retomado por el corno, con contrapunto en clarinete y fagot. Posteriormente la
flauta retoma el primer tema, seguida por las cuerdas y el solo de timbal
previo a la recapitulación final. La labor desempeñada por Larangeira fue muy
buena, brindando exactitud en la marcación y precisión en las entradas de los
diferentes instrumentos. Entre los solistas, se destacaron Gabriel La Rocca
(fagot), Mariano Rey (clarinete), Juan Ringer (timbales) Gabriel Romero (flauta)
y Martcho Mavrov (corno).
Fallecida
el 14 de Febrero próximo pasado, Irma Urteaga ha sido una de las compositoras
más prolíficas de la Argentina y fundadora del Foro Argentino de Compositoras. Inició
sus estudios en Paraná (Entre Ríos) y posteriormente en Buenos Aires, siendo
sus maestros Lucrecia Madariaga de Gilardi, Jorge Fanelli, Josefa Hernandorena
y Gilardo Gilardi. Se perfeccionó -entre otros- con Roberto Caamaño, Alicia
Terzián. Roberto García Morillo y Valdo Sciamarella. Asimismo, estudió
Dirección Coral y Orquestal en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón
de la mano de Jorge Fontenla, Jacobo Ficher y Enrique Sivieri. Tras una
abundante producción de obras de cámara desde sus comienzos como alumna del Conservatorio
Nacional “Carlos López Buchardo”,se dedica a la atonalidad, con ciertos
resabios de relaciones tonales de carácter discursivo y fraseológico a partir
de “Ámbitos” -estrenada en 1974 por Juan Carlos Zorzi al frente de la
Orquesta Estable del Colón-. La característica principal de su obra es la libre
elección de procedimientos en post de una libre expresión musical que recrea
los sentimientos del ser humano, tal como puede apreciarse en EXISTENCIALES -sobre
la biografía de Alfonsina Storni-, EXPECTACIÓN (para soprano, coro mixto
y orquesta) y SUEÑOS DE YERMA, basada en el poema homónimo de García
Lorca.
El
Concierto para marimba y orquesta se representó por primera vez en el
Colón y consta de 3 movimientos: Maestoso/ Misterioso/ Libremente
espresivo, caracterizados por una gran densidad de la masa orquestal y
contrastes entre la orquesta y el instrumento solista. Se inicia con una
melodía en tono menor a cargo de los trombones y la tuba, seguidos por cornos y
trompetas en sordina hasta la entrada de las cuerdas y timbal, que brindan un
clima de misterio previamente a la intervención del solista con un glissandi.
Posee reminiscencias de obras de Juan Carlos Paz, Ginastera y Stravinsky y
hubo destacadas actuaciones de Mariano Rey en clarinete y Gabriel La Rocca en
fagot antes del solo principal de marimba. El segundo tema es un ostinato a
cargo de las cuerdas en sordina que desemboca en un tutti a cargo de la
percusión y el corno antes de abrir paso al solista para desembocar
posteriormente en un acorde fff fortissimo. El segundo movimiento abre
con un solo de marimba -Andante-, retomado por los violines con
contrapunto de trompetas en sordina -brillante labor del solista-. A
continuación, hay un contrapunto interesante entre la marimba y la caja -a
cargo de Federico del Castillo-, mientras las violas y los cellos introducen el
segundo tema, con contrapunto a cargo de los violines hasta la intervención del
instrumento solista. El diálogo entre las diferentes secciones de instrumentos
fue muy bueno, con una brillante labor de Joaquín Pérez en marimba durante todo
el concierto. Lo mismo sucedió con Natalia Silippo en el solo de oboe que abre
el 3º movimiento antes del stacatto a cargo del solista, con una
perfecta ejecución del arabesco que posteriormente retoman las maderas.
Los trombones reintroducen el primer tema del 1º movimiento mientas la marimba
repite el stacatto inicial. Tras una recapitulación del tema a cargo de
los cellos y contrabajos en contrapunto con timbales y flauta hasta volver al
diálogo con la marimba, la obra culmina con un tutti en fortissimo
con un glissandi final a cargo del solista. Por ser una obra que se
ejecutaba por primera vez y desconocida
para el público, tanto la directora como el solista se retiraron sumamente
aplaudidos.
Amy
Beach fue una notable pianista y compositora estadounidense y ostenta el mérito
de ser la primera mujer que compuso una sinfonía en el gran país del norte.
Nacida en 1867 en Henniken (New Hampshire) como Amy Marcey Cheney, demostró
desde muy pequeña interés por la música. Debido a que sus padres no querían que
fuera una niña prodigio, comenzó a estudiar piano a los 4 años y, al igual que
otros tantos compositores, padecía sinestesia -propiedad de atribuir colores a
la música-. A los 14 años estudió armonía y contrapunto en Boston con Julius
Hill mientras seguía perfeccionándose en piano hasta llegar a ser una famosa
intérprete de conciertos. En 1885 contrae matrimonio con el médico Henry Harris
A. Beach, viudo y 24 años mayor que ella, quien no veía con buenos ojos que su
flamante esposa siguiera ofreciendo conciertos como pianista, pero que no le
impidió dedicarse a la composición. Por lo tanto, Amy comenzó a componer obras
para iglesia (Misa en Si bemol mayor, Ellende Wolken) hasta su Sinfonía
en Mi menor (“Gaélica”), que fue la primera sinfonía compuesta por una
mujer en Estados Unidos en 1896, en una época donde las mujeres sufrían mucha
opresión y en un terreno dominado casi exclusivamente por hombres. De ahí el
mérito de esta gran compositora, cuya obra gozó de inmensa popularidad y que
desgraciadamente cayó en el olvido poco después de su muerte en 1944, hasta que
fue rescatada en 1990 con la exhumación de Festival Jubilate Op.17, que
fuera compuesta oportunamente para la apertura del Edificio de la Mujer en
Chicago en 1901.
La
Sinfonía Gaélica debe a su nombre a que está basada en canciones y temas
irlandeses. Según palabras de su autora, “es muy probable que la
gente del Norte esté influenciada por viejas canciones inglesas, escocesas o
irlandesas, heredadas con la literatura de nuestros antepasados”. Fue
compuesta entre 1894 y 1896 y estrenada durante ese último año. Posee una
estructura armónica romántica, con marcada influencia de Antonin Dvŏrak en el
último de los 4 movimientos que integran la misma (Allegro con fuoco/ Alla
siciliana- Allegro vivace- Andante/ Lento con molto espressione/ Allegro di
molto). El Allegro con fuoco inicial abre con un scherzo giocoso a
cargo de las cuerdas, que no sólo proporciona la base sobre la cual se
construye la melodía romántica, sino que también -al estilo de El Aprendiz
de Brujo, de Paul Dukas- narra la historia de dicha leyenda irlandesa.
También posee influencias del compositor irlandés Victor Herbert (1859-1924),
mientras que el 2ª movimiento posee un bellísimo solo de corno inglés
-magistral interpretación de Michelle Wong- basado en la melodía de una canción
tradicional irlandesa (The Wild Colonnial Boy), que es retomada por las
cuerdas en una fuga sobre dicho tema y otro típicamente irlandés (Dark
is the Night). El 3º movimiento es de naturaleza netamente romántica, introducido
por la maderas en contrapunto con el timbal, que antecede al bellísimo solo de
violín que caracteriza este movimiento, en diálogo con el clarinete bajo
-brillantes interpretaciones a cargo de Pablo Saraví y Sebastián Tozzola,
respectivamente- , mientras que en el 4º y último movimiento arranca con un furiant
, donde se aprecia la influencia de Dvŏrak anteriormente mencionada
mediante un contrapunto y diálogo entre las diferentes secciones de
instrumentos. La interpretación de la Filarmónica fue estupenda, con un sonido
puro, compacto y sumamente equilibrado. Al finalizar el concierto, tanto la
directora como el organismo sinfónico recibieron numerosos vítores y aplausos.
Siempre
es muy bueno y conveniente rescatar del olvido este tipo de obras que engalanan
los programas de conciertos, además de brindar incentivo y aliciente a la
difusión de obras escritas por mujeres, que muy a menudo caen injustamente en
el olvido. Poseen una belleza increíble y por ende, merecen ser apreciadas por
el público que asiste a las salas de conciertos. Al fin y al cabo, Erato -musa
de la música- también era mujer y estaría sumamente agradecida.
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