miércoles, 27 de julio de 2022

 

Sensacional concierto con obras de cámara de Ravel en la Fundación Beethoven

 

IMPRESIONISMO FRANCÉS AL POR MAYOR

Martha CORA ELISEHT

 

            Maurice Ravel (1875-1937) ha sido un músico extraordinario. Independientemente de sus obras más conocidas y mundialmente famosas (Bolero, Pavana para una Infanta difunta, Mi Madre la Oca o L’Enfant et les Sortileges), ha incursionado en todos los géneros -excepto música religiosa-, además de ser un gran orquestador. Quizás, la música de cámara de este gran compositor francés sea la parte menos difundida de su vasta obra, pero no por eso deja de ser interesante. Por dicho motivo, la Fundación Música de Cámara decidió organizar un concierto compuesto íntegramente por sus obras en este género (“SOLAMENTE RAVEL”), que tuvo lugar el pasado martes 26 del corriente en el Auditorio de la Fundación Beethoven con la presencia de los siguientes intérpretes: el Cuarteto Petrus, integrado por Pablo Saraví y Hernán Briático (violines); Denis Golovin (viola) y Cecilia Stamig (violoncello); Alina Traine (arpa), Matías Tchicourel (clarinete), Horacio Massone (flauta), Mariano Manzanelli (piano) y Víctor Torres (barítono), que ofrecieron un programa integrado por las siguientes obras:

-          Cuarteto en Fa mayor para dos violines, viola y violoncello

 

-          Tres piezas paródicas para piano:

-Menuet sur le Nom d’Haydn (Minueto sobre el nombre de Haydn)

- À la manière d’Alexander Borodin (vals)

- À la manière d’Emmanuel Chabrier (Allegretto)

     -     Tres canciones de Don Quijote a Dulcinea

    -     Introducción y Allegro para flauta, arpa, clarinete y cuarteto de cuerdas

            Tras una breve presentación a cargo de las autoridades de ambas entidades, se dedicó el concierto a la memoria de Pía Sebastiani (1925-2015), quien fuera directora del primitivo Conservatorio Beethoven y luego, presidente de la Fundación homónima. Posteriormente, los integrantes del Petrus se dirigieron hacia el escenario para dar comienzo al Cuarteto en Fa mayor, compuesto entre los años 1902 y 1903 en homenaje a Gabriel Fauré, quien fuera profesor de Ravel en el Conservatorio de París. Consta de 4 movimientos (Allegro moderato/ Assez vit, très rythmé/ Três lent/ Vit et agité) que están unidos por un motivo conductor en Fa mayor. Mientras que el primer movimiento está escrito en forma de sonata y posee gran refinamiento, el segundo es un scherzo caracterizado por un juego ambiguo de pizzicatos entre acorde binario y terciario, que permite el lucimiento de los solistas. El movimiento lento (Très lent) es sumamente contrastante en comparación con el apasionado torbellino del movimiento final (Vit et agité- Rápido y agitado), donde se recapitulan los temas del primer movimiento. Los integrantes del Petrus ofrecieron una versión sublime, caracterizada por la excelente labor de todos y cada uno de los músicos, brindando vuelo a la melodía acorde a las especificaciones en la partitura y un fraseo impecable. Una versión de alta calidad, digna de uno de los mejores conjuntos de cámara del país, que se retiraron sumamente aplaudidos.

            Seguidamente, el pianista Mario Manzanelli ofreció las Tres piezas periódicas para piano. La primera fue compuesta en 1909, mientras que las dos restantes, en 1912 y cada una está dedicada a una personalidad de la música (Joseph Haydn, Alexander Borodin y Emmanuel Chabrier). Se trata de un minueto, un vals y un allegretto respectivamente, que fueron ejecutadas con suma elegancia y precisión. A su vez, Manzanelli acompañó al barítono Víctor Torres para interpretar las Tres Canciones de Don Quijote a Dulcinea (Chanson romanesque, chanson épique y Canson à boire/ Canción romanesca, canción épica y Canción para beber, respectivamente). Fueron compuestas entre 1932 y 1933, durante la última etapa de la vida de Ravel (quien para ese entonces ya sufría una enfermedad neurológica degenerativa que lo llevó a la muerte) sobre versos de Paul Morand y poseen una belleza melódica que permite el lucimiento del barítono. En este caso, Víctor Torres lo hizo de manera exquisita, merced a su impecable línea de canto y los matices de su voz. Es uno de los mejores cantantes de cámara en el país y lo demostró con creces sobre el escenario.

            La obra de cierre fue la Introducción y Allegro para flauta, arpa, clarinete y cuarteto de cuerdas, que fuera compuesta en 1905 y que lleva el M46 del catálogo de Marrat.  Fue escrita para promocionar un modelo de arpa cromática (Érard) que competía con Pleyel por la fabricación de dicho instrumento y que finalmente se impuso, siendo el precursor del arpa moderna. Tras una breve introducción a cargo de la flauta y el clarinete mediante un pianissimo lento y expresivo, el Allegro -en forma de sonata- comienza con el bellísimo solo de arpa caracterizado por un monumental arpegio, mientras los violines ejecutan un pizzicato y el resto de las cuerdas, en arco. La melodía fluye de un instrumento a otro hasta desembocar en un fortissimo y una nueva cadencia a cargo del arpa, que se mantiene hasta la recapitulación final. Una versión magistral desde todo punto de vista, donde la arpista Alina Traine sobresalió merced a su exquisita musicalidad, al igual que Matías Tchicourel y Horacio Massone en clarinete y flauta respectivamente. Unido esto a la labor de los integrantes del cuarteto de cuerdas, fue memorable. Y como no podía ser de otra manera, el público estalló en aplausos y vítores al finalizar el concierto.

            Cuando dos instituciones de prestigio se reúnen para aunar esfuerzos y convocan a intérpretes de primer nivel, los resultados están a la vista y hablan por sí solos. Un concierto descollante, donde la obra de cámara del gran Maurice Ravel estuvo perfectamente representada en una auténtica demostración de talento y maestría.  

   

 

 

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