sábado, 2 de julio de 2022

 

Muy buena actuación del Ballet Estable del Colón en “SINFONIETTA” y “CARMEN”

 

AL DESENFRENADO RITMO DE LA LIBERTAD

Martha CORA ELISEHT

 

            Debido a la pandemia de COVID 19, el ballet ha sido uno de los géneros más golpeados y perjudicados por las medidas sanitarias (distanciamiento social, cantidad reducida de bailarines sobre el escenario, evitar contacto con la pareja, etc.). Por dicho motivo, muchas producciones coreográficas debieron suspenderse, modificar su coreografía o postergarse hasta nuevo aviso. Finalmente, el pasado jueves 30 de Junio se produjo la reposición de “SINFONIETTA” de Leoš Janáček (1854-1928) con coreografía de Jíří Kylián y el tan ansiado estreno de “CARMEN”, basado en la ópera homónima de Georges Bizet (1838-1875) con fragmentos de música flamenca y coreografía de Alejandro Cervera a cargo del Ballet Estable del Teatro Colón, dirigido por Mario Galizzi. Participaron el Coro de Niños y la Orquesta Estable de dicho teatro, dirigidos por César Bustamante y Javier Logioia Orbe respectivamente, junto con los siguientes maestros internos: Silvina Perillo (asistente de dirección), Didí Carli (maestra ensayista); Patrick Delacroix (repositor coreográfico de “SINFONIETTA”); Milagros Rondanelli y Ariel Caramés (asistentes de coreografía en “CARMEN”).

            La ficha técnica correspondiente a ambos ballets fue la siguiente:

SINFONIETTA

Escenografía y vestuario: Walter Nobbe

Iluminación: Kees Tjebes

Supervisión técnica: Joost Biegelaar

Elenco: Cecilia Lucero, Beatriz Boos, Milagros Niveyro, Paula Cassano, Rocío Agüero, Camila Bocca, Caterina Stutz, Luciano García, Francisco Rojas, Nahuel Prozzi, Jiva Velázquez, Sebastián Bustos, Emiliano Falcone y David Juárez (este último, en reemplazo de Federico Fernández).

CARMEN

Escenografía: Laura Copertino

Vestuario: Renata Schussheim

Iluminación: Matías Sendón

Proyección de video: Federico Lamas

Elenco: Lola Mugica (Carmen), Marcone Fonseca (Don José), Dalmiro Astesiano (Escamillo), Edgardo Trabalón (Lilas Pastia), Milagros Niveyro (Micaela), David Juárez (Zúñiga), Omar Urraspuru y Julián Galván (bailaores), Ayelén Sánchez y Rocío Agüero (cigarreras/ Frasquita y Mercedes) y el cantaor Eugenio Romero.

 

            Llama la atención que esta vez, Mario Galizzi no convocó a los primeros bailarines para ocupar los roles principales en CARMEN, sino a los solistas y/o suplentes de primeros bailarines en todas las funciones. También ha sido muy productivo incorporar un par de números de danza española a cargo de dos bailarines especializados en flamenco -Omar Urraspuru y Julián Galván-, al igual que convocar a primeras figuras de la talla de Didí Carli y Silvina Perillo como maestros ensayistas y preparadores. Fue un placer poder apreciarlas al término de la función, cuando salieron a saludar en compañía del coro de niños.

            La genialidad de Alejandro Cervera fue ambientar CARMEN dentro de la época franquista, donde la mujer estaba sometida a la voluntad del hombre y prácticamente, no tenía derechos. Tampoco se representa a la protagonista como una gitana, sino como una cigarrera. Sí se respetan los caracteres típicos del personaje: una mujer libre, seductora por naturaleza, bella y por sobre todas las cosas, decidida, que perderá su vida a manos de Don José, quien representa todo lo opuesto: patria, familia y tradición, dada su condición de soldado, cuya madre le redacta una carta indicándole que se case con una joven pura como Micaela. Él perderá su honor, y ella, la vida. Por otra parte, la obra se abre con un prólogo a cargo del cantaor, quien presenta a los personajes sobre fondo oscuro, resaltados por un efecto de iluminación. En el caso de Micaela, el lamento profundo del cantehondo se relaciona con la imposibilidad de haberle entregado la carta a Don José, ya que ha sido violada por Zúñiga; a su vez, Don José ha sido degradado como soldado y perdió su honor por el amor de Carmen; Escamillo, por perder a su amada y la protagonista, por perder la vida. A continuación, la Orquesta abre la obra con la célebre Obertura, danzada por la gente del pueblo. Tras la misma, sigue el cambio de guardia con la presentación del coro de niños, muy bien preparado y caracterizado. Le siguen el coro de las cigarreras, la entrada de la protagonista, la pelea en la fábrica de tabaco y la división en los dos bandos (la Carmencita y la Manuelita) hasta que Carmen es arrestada y seduce a Don José para dejarla en libertad. En la escena de la taberna con la música de Chanson bohème, Edgardo Trabalón se lució como Lilas Pastia en compañía de Ayelén Sánchez y Rocío Agüero, formando un trío lleno de gracia y plasticidad. Lo mismo sucedió con la dupla Urraspuru/ Galván, quienes dieron cátedra de danza flamenca sobre el escenario del Colón. Mientras estos últimos bailaban, se hicieron los cambios de escenografía -una serie de mesas, formando un sendero para la entrada de Escamillo con la célebre Canción del Toreador hasta su primer encuentro con Carmen-. En la escena siguiente, las mesas sirvieron como escudos donde se refugiaban los distintos personajes relacionados con la protagonista en la Escena de las cartas -Zúñiga, Micaela, Frasquita, Mercedes, Don José, Escamillo y Lilas Pastia-, donde se produce el presagio de su muerte. La escenografía de Laura Copertino y el vestuario de Renata Schussheim fueron muy sencillos, pero efectivos, al igual que la iluminación; sobre todo, en la escena final, donde todo se tiñe de rojo, con un efecto especial tras la puñalada fatal a Carmen, simulando la sangre que emana por la herida, lo cual estuvo sumamente bien logrado. En cuanto a los protagonistas, Lola Mugica dio vida a una excelente Carmen. Derrochó gracia, soltura y plasticidad y se llevó todos los aplausos, al igual que Dalmiro Astesiano como Escamillo. Marcone Fonseca encarnó a un correcto Don José, demostrando una muy buena conexión con la protagonista en las escenas principales, pero que quedó algo deslucido hacia el final. También se lucieron Milagros Niveyro como Micaela y David Juárez como Zúñiga. Tanto el cuerpo de baile como el Coro de Niños estuvieron impecables y el público estalló en aplausos.

            SINFONIETTA es un ballet sin argumento compuesto sobre la música original de Leoš Janáček por encargo del Ballet de Nederlands en 1978, donde participan 7 parejas de bailarines en diferentes números (conjunto, dúos, tríos) siguiendo los 5 movimientos de la obra (Allegretto, Andante, Moderato, Allegretto y Andante con moto). Janáček la compuso como obra festiva en 1926, que representa “el hombre contemporáneo libre, su belleza espiritual y alegría, su fuerza, coraje y determinación para luchar por la victoria”. La fanfarria del 1° movimiento presenta un despliegue de movimientos que dominan el espacio con fuerza y vitalidad, donde Kylián emplea elementos de danza clásica mezclados con danza contemporánea. Esta característica se mantiene durante toda la obra formando dúos que se combinan en cuartetos y sextetos. Finalmente, el Andante con moto retoma el carácter exultante e impetuoso del inicio. En la presente versión se notó un magnífico trabajo de disciplina por parte del coreógrafo repositor Patrick Delacroix y del mismo Galizzi, con muy buenas actuaciones de las 7 parejas de bailarines comprendidas en el elenco. Ninguna se destacó por sobre la otra, sino que fue una coreografía y un desempeño muy parejo. La excelente performance de Javier Logioia Orbe al frente de la Estable permitió que la orquesta se luciera. En lo personal, hacía tiempo que una no escuchaba esta pieza del gran compositor checo, que sonó de manera brillante y contundente.

            Como puede apreciarse, la libertad del hombre ha sido el eje temático de este programa, representada tanto por la música de Janáček como en la figura de Carmen. En este caso, el Ballet Estable brindó una gran actuación que vale la pena ver y apreciar, en total desarrollo de la libertad y al ritmo vertiginoso de la misma.

           

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