UN CASTRO DISTINTO
NOS FUE REVELADO
Orquesta
Sinfónica Nacional, temporada 2022. Concierto. Director: Luis Gorelik.
Solistas: Marcelo Balat (Piano), Ingrid Pellicori (Recitante), Coro Polifónico
Nacional, Director: Antonio Domeneghini. Centro Cultural Kirchner (Auditorio
Nacional), 07 de Setiembre de 2022.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Tomé conocimiento
de la existencia de la Sinfonía Nº 2 “Bíblica” de Juan José Castro en el
extraordinario libro que escribió el Maestro Carlos Manso sobre la vida del
insigne intérprete y compositor. Sabíamos de rol que le cupo a Victoria Ocampo
durante la concreción de esta partitura y en el estreno de la misma en el que
cumplió el rol de recitante. También es sabida la amistad y la mutua admiración
que se profesaban, gracias a la que
Castro pudo tomar contacto con músicos de excepción de la talla de Igor
Stravinsky, Pau Casals o Manuel de Falla,
quienes tuvieron decisiva gravitación en la carrera del Maestro. Baste con
mencionar el premio "Verdi"con “Proserpina y el Extranjero” (30 años sin pisar el
escenario del Colón, tomen nota), formar parte del cuerpo docente del Conservatorio
de San Juan de Puerto Rico y las participaciones del creador argentino en los
festivales Casals y ser al decir de Don Manuel de Falla que fue quien mejor
comprendía la esencia de sus partituras, dejando como expresa voluntad el que Castro
sea quién estrenara “La Atlántida”, con final realizado por Cristobal Halffter,
lo que ocurrió recién en 1964 en la sala
del Teatro Colón. Luis Gorelik halló los materiales de la Sinfonía “Bíblica”
justamente en el Teatro, en donde vio la luz en 1932 y al ver su partitura se
propuso interpretarla. Tres factores se combinaron muy positivamente: que lo
hiciera la Sinfónica Nacional, la verdadera Orquesta de Juan José Castro
(Titular entre comienzos de 1956 a comienzos de 1962). Que el Coro Polifónico
Nacional estuviera preparado por Antonio Domeneghini quien también fuera titular
del Coro del S.O.D.R.E. de Montevideo, institución en donde Castro fuera
titular de su Orquesta Sinfónica entre 1948 y 1952 dejando huellas imborrables
a su paso y que el programa del concierto tuviera una espectacular formulación,
como lo hacía el Maestro en sus tiempos de titular de Ntra. Sinfónica.
Justamente la primera parte estuvo consagrada
al Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 de Bela Bartok con Marcelo Balat como
solista y a la segunda suite del Ballet “Daphnis et Chloe” de Maurice Ravel y
de fondo la revelación para quienes estuvimos presentes o quienes vieron por la
transmisión en las redes de la Sinfonía “Bíblica” .
En el concierto de Bartok, descolló Marcelo
Balat como solista. Concentración, técnica impecable, total consustanciación
con tan difícil página, sonido amplio. Tuvo en Gorelik y en la Orquesta de la
que forma parte a sus incondicionales aliados. De un comienzo en el que las
cuerdas no tienen intervención y en donde la página arranca desde las más bajas
sonoridades hacia los ataques más plenos, Balat
fue el absoluto protagonista. Los dos movimientos siguientes lo
encontraron en permanente ida y vuelta con la Orquesta, hasta lograr todos un remate contundente en la
labor. La justa ovación con que el público retribuyó a este trabajo, motivó a Balat
a interpretar un formidable Debussy fuera de programa en el que el reconocido
intérprete cordobés se movió a sus anchas.
En “Daphnis
et Chloe”, Gorelik ofreció un estupendo trabajo con todos los detalles, riqueza
de sonido y en la parte central un formidable solo de flauta a cargo de Amalia
Perez. Los climas y la esencia “Raveliana” fueron logrados en todo momento y
resultó otro de los altos puntos de la noche.
Y finalmente el gran motivo de la
convocatoria. El que se nos revelara luego de ochenta años de la única
interpretación entre nosotros la sinfonía Nº 2 “Biblica”. En la década de 1920,
Juan José Castro permaneció en París perfeccionándose con Vincent D’Indy.
Momento trascendente en el que allí reinaban Stravinsky, Falla, Ravel y la
lógica impronta que dejara Claude Debussy. Período de posguerra, con los
Ballets Russes de Serguei Diaghiliev y su estrella Nijinsky descollando. Sin
dudas todo ese movimiento marcó a fuego a Juan José Castro y claramente se
percibe en muchos momentos de la “Biblica” esa influencia. Tal vez como nunca
se encuentra allí un lenguaje musical absolutamente contrastante hasta con su
producción posterior y que trasciende al de sus compañeros del “Grupo
Renovación” los que en su mayoría partían de influencias de Ntra. música
autóctona. Una muy buena orquestación
con momentos de imponente grandiosidad y una estructura que se divide en
tres episodios principales (“Anunciación”, “Entrada en Jerusalem” y “Gólgota”)
, quince momentos musicales y textos en francés basados fundamentalmente en el
profeta Isaías en donde la pluma de Victoria Ocampo se encargó de la adaptación
y en la que ella misma intervino como recitante tanto en el estreno de 1932
como en la interpretación en 1939 en el Carnegie Hall de New York. El trabajo
de Luís Gorelik fue absolutamente meticuloso y la respuesta de la Sinfónica
Nacional fue magnífica, ratificando una vez más el sostenido crecimiento que
registra en cada concierto. Una labor impecable del Coro Polifónico Nacional
con momentos de una emisión homogénea verdaderamente espectaculares y una muy
solvente labor de Ingrid Pellicori con
un estupendo manejo de la voz. Por todo ello es que una vez más la Sinfónica y
el Polifónico Nacionales volvieron a efectuar en trabajo conjunto de notable
excelencia y honraron a Juan José Castro como su trayectoria verdaderamente lo
merece.
Donato Decina
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