sábado, 17 de septiembre de 2022

 

SOBRESALIO EL ESTRENO DE ESTEBAN BENZECRY

 

Teatro Colón: Decimotercer concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solísta: Noa Wildschut (Violín). Programa: Obras de Bruch y Benzecry. Teatro Colón, 16 de Setiembre de 2022.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  No cabe duda alguna de que la atracción del Concierto que la Filarmónica de  Buenos Aires ha llevado adelante en la sala del Colón, ha sido el estreno mundial del “Concierto para Orquesta” de Esteban Benzecry, Obra comisionada por el Teatro al gran compositor argentino, está dedicada a la Filarmónica y a Enrique Arturo Diemecke. Debió estrenarse en el año 2020 y por las circunstancias adversas finalmente pudo efectivizarse en esta velada.

 

  Si debemos enmarcar el periodo creativo de Esteban Benzecry para esta composición, se da en un momento en el que el fermento artístico estaba influido no solo por esta obra sino por la concreción de un gran aporte al genero lírico cual es la mono ópera “Garasha”  en la que el compositor explora un lenguaje musical expresivo de corte universal y también en la concreción de un CD monográfico de altísima calidad que se integró con su Concierto para Violín y Orquesta con Xavier Inchausti como solista, el Concierto para Clarinete y Orquesta que tuvo en Mariano Rey a su más fiel traductor y el Ciclo de Canciones para Soprano y Orquesta, las que fueran abordadas hace tan solo 15 días atrás en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner con la voz de Ayako Tanaka (la misma solista en la grabación y también dedicataria de “Garasha”), la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional Libertador General San Martín y la Dirección de Pablo Boggiano, también guía orquestal de las grabación de obras de Benzecry , en este caso al frente de la Orquesta Sinfónica de Lviv  (Ucrania).  En el caso que nos atañe, este concierto tiene una fuerte influencia dada por la geografía Argentina, su población originaria  sus rituales de ésta, a los que la música en nada es ajeno y un cierre fuertemente marcado por Buenos Aires y su Tango. Es por ello que ya desde “Ñitholpeyüm” (“El comienzo” en lengua Mapuche), la orquesta va emergiendo desde las sonoridades más bajas y los cornos interpretan una breve melodía que será el hilo conductor de la obra. Con el correr de la misma, Benzecry demuestra sobradamente su capacidad en el manejo de la orquestación y en el empleo de la mayoría de las familias de instrumentos de la orquesta a los que les asigna partes solistas en diferentes momentos de la obra. Hay instantes de poderosos climax, en donde parecen resurgir los rituales indígenas. Otros como en el caso del segundo de los cuatro movimientos que lo integran (“Espacios Reverberantes”) en los que la calma da paso a temas de corte más íntimo donde instrumentos como el Contrabajo desarrollan su solo, mientras que en “Wara Wara” (“Estrellas” en lengua aymará)  la música no está exenta de un halo misterioso, ideal para describir la inmensidad del firmamento y finalmente desembocar en un movimiento de cierre que une simbólicamente a Buenos Aires con el país todo con un tango de raigambre actual que enlazará  con el tema central de la obra con el que la llevará a un muy vibrante final. La versión escuchada trajo al escenario una muy sólida labor de la Filarmónica  en donde llamativamente no participaron la mayoría de solistas titulares, pero quienes ocuparon esas posiciones lo hicieron de modo irreprochable. Sería muy injusto destacar solo a algunos cuando todos lucieron en muy buena forma en sus participaciones. Diemecke guió con pericia a la orquesta, pudiéndoselo percibir muy cómodo con la obra. Lo escuchado permite percibir que será una obra que tendrá mucho recorrido y no se quedará en una sola noche, es sumamente valiosa y ha sido, sín dudas, uno de los estrenos de mayor trascendencia en este año.

 

  En el comienzo la Filarmónica con el concurso de la joven solista holandesa Noa Wildschut abordó una correcta versión del Concierto para Violín y Orquesta Nº en Sol menor, op. 26 de Max Bruch, con el Maestro enfatizando los pasajes de mayor bravura para la orquesta, una solista que necesita tomar un envión para extraer la energía para afrontar dichos pasajes y en donde se le escuchó un sonido chico en los instantes de mayor introspección. Tras la interpretación y por invitación del Maestro, ofreció una correcta versión de una Partita de Johann Sebastian Bach, bien recibida por el público.

 

Donato Decina

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