UN CORRECTO
CASCANUECES EN EL CIERRE
Teatro
Colón, Temporada 2022. Ballet: “El Cascanueces”, en dos actos basado en el
cuento “El Cascanueces y el Rey de los Ratones” de E.T.A. Hoffmann. Coreografía
en versión de Rudolf Nureyev con reposición de Alleth Francillon. Música de
Piotr Illich Tchaickovsky. Principales Protagonistas: Rocío Agüero (Clara),
Jiva Velázquez (Drosselmeyer-Mago-Principe). Ballet Estable del Teatro Colón,
Director: Mario Galizzi. Alumnos de Danza del Instituto Superior de Arte. Coro
de Niños del Teatro Colón, Dir-: César Bustamante. Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires, Director: Ezequiel Silberstein. Escenografía y Vestuario:
Nicholas Georgiadis. Iluminación: Ruben Conde. Función del 22 de Diciembre de
2022.
NUESTRA OPINION: BUENO.
Llegamos a la
actividad final de esta temporada del Teatro Colón con el último espectáculo
del Ballet Estable, cuerpo este que como todos sabemos comenzó el año sumido en
una fuerte crisis que motivó la solicitud por parte de las anteriores
autoridades de la casa, encabezadas por María Victoria Alcaraz, de la renuncia a su entonces titular, Paloma
Herrera, la que fue reemplazada por Mario Galizzi, hombre formado en el Colón y
anteriormente por dos veces titular de este cuerpo, el que evidentemente en sus
primeros pasos en esta nueva etapa logró aunar posiciones dentro del mismo,
obteniendo presentaciones muy aplaudidas por el público como “Giselle” con la espectacular actuación de Natalia Ossipova en
el protagónico o “Romeo y Julieta” con un estupendo Herman Cornejo encabezando
el elenco.
Una de las primeras decisiones tomadas por el
nuevo Director fue reemplazar el Ballet “La
Viuda Alegre” por el clásico de navidad: “El Cascanueces”, pero recurriendo a
la versión montada por Rudolf Nureyev en 1967, que el mismo Bailarín/coreógrafo
presentara en 1971 en el Colón con un extraordinario suceso, siendo acompañado
en el rol de Clara por las Argentinas Olga Ferri y Norma Fontenla (esta última
a pocos meses de su trágica desaparición física). Quizás el rasgo más llamativo de la muy interesante versión
realizada por el gran genio ruso sea la reinterpretación de la ensoñación de
Clara en donde la figura de Drosselmeyer adquiere una marcada presencia paternal
por lo que se resumen en una persona los
roles masculinos de Drosselmeyer,el Mago y el Príncipe, mientras que la propia
Clara asume en el gran pas de deux el rol que en el original está conferido al
Hada Confite y en algunas de las danzas intervienen convertidas en figuras que
intervienen en las mismas los familiares y amigos asistentes a la casa de la
joven esa noche de navidad (por ejemplo Padres y Abuelos).
En la
función a la que asistí la dupla protagónica la conformaron Rocío Agüero como
Clara y Jiva Velázquez asumiendo los tres roles masculinos. La primera tuvo un
correcto desempeño con buena técnica, correctos desplazamientos y siempre en la
búsqueda de una permanente conexión con su compañero. En cuanto a Jiva Velázquez
no ha sido esta su mejor noche. Se lo notó preocupado por estar en todos los
detalles y hasta tratando de asistir del mejor modo posible a su compañera por
lo que no lució a pleno y con la frescura que nos tiene acostumbrados. De todos
modos fue muy correcta su participación.
Dentro de la extensa nómina de personajes que
intervienen en los diferentes momentos de la obra, rescato la simpática
intervención de la dupla de hermanos de Clara que fue compuesta por Beatriz
Boos y Vinicius Vasconcelos. La pareja de abuelos compuesta por Claudia Pereyra
Sábato y un impagable Rodrigo Cuadra. El propio Cascanueces que al cobrar vida
en el sueño es muy bien interpretado por Franco Noriega y su oponente, el Rey
de los Ratones, magníficamente compuesto por Maximiliano Cuadra. Los copos en la escena final del primer acto
caracterizados de modo impecable por Natalia Pelayo y Caterina Stutz. Ya en el
segundo acto la pareja que compusieron en la Danza Arabe Eliana Figueroa (con exquisita
plasticidad) y Alan Pereyra (secundando encomiablemente a su compañera). Un
simpático trío compuesto por Luciano García, Williams Malpezzi y Sebastián
Bustos brindó gracia y frescura en la danza china, mientras que nuevamente
Caterina Stutz, Natalia Pelayo y Franco Noriega lucieron en la danza pastoral.
En las escenas de conjunto el Ballet Estable
lució plenamente, aun cuando se detectaron algunas pequeñas imprecisiones. Muy bien elegidos, se presentaron
en muy correcta forma los alumnos del Instituto Superior de Arte. Siempre
vigentes tanto la escenografía como el vestuario de Nicholas Georgiadis y, de impecable factura, la iluminación de
Rubén Conde resaltó las características de cada escena. Estupenda intervención
en la escena final del primer acto le cupo al Coro de Niños del Teatro con la
preparación de César Bustamante. Ezequiel Silberstein, al frente de la
Filarmónica de Buenos Aires, brindó una
estupenda concertación del primer acto con momentos de altísimo refinamiento. Ya
en el segundo se mantuvo muy atento a cada una de las danzas que requieren
tiempos ajustados a cada bailarín y lo hizo con creces.
La sumatoria de todo lo expuesto dio por
resultado un correcto espectáculo, magnífico en lo visual, con momentos de alto
vuelo musical y algunos muy buenos desempeños. Esperamos ahora los desafíos del
2023. Y como viene ocurriendo en el último mes, Orquesta y Bailarines elevaron
sus pancartas reclamando recomposición salarial y discusión de la carrera
laboral, ante el cerrado aplauso de adhesión del público presente.
Donato Decina