domingo, 4 de diciembre de 2022

 UN FINAL ENIGMATICO

 

Teatro Colón, temporada 2022: Decimonoveno y último concierto de abono de la temporada a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Sergio Tiempo (Piano). Programa: Obras de Gershwin y Mahler. 02 de Diciembre de 2022.

 

NUESTRA OPINION. BUENO.

 

  Se dice que todo tiene un principio y un fin. Pues bien, además de concluir la serIe de conciertos de abono del corriente año de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, también llegó a su final la titularidad del Maestro Enrique Arturo Diemecke al frente de la misma tras 17 años de gestión, con lo que sumado a la renuncia a la Dirección General Artística y de Producción del Teatro Colón ocurrida a mediados del corriente año da, por finalizado un vínculo que comenzó a extenderse desde el año 2000 en que fue invitado a dirigir por primera vez a la Orquesta hasta su designación como titular en el año 2005 por la férrea solicitud de los miembros de la Orquesta para que El lo fuese.

 

  Es momento de balance. Y debe hacerse este del modo más desapasionado posible. Hay un Diemecke que deslumbró en sus primeros años como Director de Orquesta en Ntro. País, desde su debut entre Ntros. como tal en 1999 al frente de la Sinfónica Nacional y que tuviera a mi entender su mayor expresión en el inolvidable ciclo integral de sinfonías de Antonin  Dvorak con la Filarmónica que resultó impecablemente articulado con el Ciclo integral Sibelius que al mismo tiempo ofreció la Sinfónica Nacional. Por ese entonces comenzamos a ver a un intérprete de fuste que se mostraba dominador del post-romanticismo y cuyas versiones de Mahler y Richard Strauss comenzaron a ser valoradas por el público del Colón. El comienzo de su labor como titular no estuvo exento de polémicas como fue el haber ofrecido la quinta sinfonía de Beethoven a días después de haberse escuchado sendas versiones de Zubin Mehta con la Filarmónica de Israel y de Daniel Barenboim en la primera visita al país de la West Eastern Divan, ambas en el mismísimo Colón y en donde junto a otros colegas nos preguntamos si ello no era contraproducente. Tras ello,  la siempre bienvenida presencia en los atriles de las grandes obras sinfónicas tratadas por el Maestro en versiones de alta calidad comenzaron a brindar el sustento de su trabajo. Con el cierre a fines de 2006 de la sala mayor del Colón, Diemecke sostuvo la actividad de la Filarmónica aun sin una sede fija que equipare al primer coliseo. Se observó la presencia del conjunto en los Teatros Gran Rex, Opera y Coliseo y es en esta última sala en donde la Filarmónica se sintió más cómoda y logró sus mejores actuaciones  de esas cuatro temporadas.

 

  Ya con la vuelta al Colón, la orquesta fue recuperando la calidad  y el  sonido a que nos tenía acostumbrados, aunque también por ese tiempo se comenzó a percibir una cierta limitación de repertorio que no llegaba más allá de compositores como Stravinsky o Shostakovich. Comencé a preguntarme si ello no sería contraproducente para la formación. Entiendo que el tiempo me terminó de dar la razón, más allá de discrepar muchas veces con otros colegas. Vino así la época de comienzos de temporadas con las integrales Beethoven y Tchaickovsky, sin dudas verdaderos triunfos tanto como haber logrado el Concierto que incluyó obras de Mauricio Kagel en su visita póstuma a Ntro. País y abordar obras no solo de Piazzolla y GInastera, sino también de creadores como Esteban Benzecry, Claudio Alsuyet, y que la Orquesta incluyera a creadores como Oscar Strasnoy y más recientemente Federico Jusid.  Sin embargo a mi entender esas temporadas no tuvieron un mayor equilibrio a saber: presencia de algunas batutas extranjeras prescindibles, carencia de presencia de muy buenos directores nacionales a los que se los derivó a ciclos paralelos fuera de sede  o a dirigir ballet. Tal vez algunas buenas presencias caso Alejo Pérez, Christian Baldini o Carlos Vieu en los abonos mitigaron en algo la situación.

 

  La designación del Maestro como Director General Artístico y de Producción del Teatro Colón trajo como consecuencia los primeros roces con la Filarmónica, los que se fueron incrementando con el tiempo. Tal vez haya sido ese el comienzo de la conclusión de esta etapa. La viralización de una misiva dirigida por los principales atriles de la Orquesta  a la entonces Directora de Teatro Sra. Alcaráz pidiendo un nuevo titular para el año próximo, sumado a un pedido de la Orquesta Estable del Teatro también viralizado solicitando que el maestro no programe los conciertos de dicha Orquesta fueron el desencadenante final para llegar a este concierto que hoy se comenta, durante el cual, aunque la mayor parte del público lo supiese, jamás se habló de despedida sino que solamente de final de ciclo 2022,  y eligió para ello la más ambigua de las sinfonías de Gustav Mahler, la N 7 “Canción de la Noche”, en la que a lo largo de la misma se entretejen los temas tanto heroicos (Movimiento de apertura (Langsam –Allegro Risoluto) como  conflictivos, remates de movimiento con suspenso como en la primera de las dos “músicas nocturnas” que son sus dos movimientos pares, o temas de sabor “amargo” como el scherzo central, para ir tras el muy romántico cuarto movimiento a una definición en la que coexisten menciones al primer preludio de “Los Maestros Cantores de Nüremberg”, tanto como al vals del Principe Danilo en “La Viuda Alegre” de Lehar y tras un suspenso un  abrupto corte de cierre que no evidencia ni la gloria de muchos finales, ni los otros dramáticos y fulminantes.  Son sus sinfonías vienesas, que van desde la aparición del amor en la quinta, el derrumbe de la sexta y este final, casi como aferrado a creer que es posible levantarse que es la séptima. Y entiendo que es esto último lo que primó en el Maestro al programarla, final ambiguo . ¿Puerta abierta a un regreso?.

 

  La versión que ofreció mostró que la Orquesta no estuvo un una gran noche. Algunos desacoples, entradas a destiempo, algunas llamativas pifias, sumadas a algunos cambios abruptos de  tiempo como en la marcha central del segundo  movimiento y una percusión por momentos desbordada hicieron rememorar justamente a las dos versiones anteriores de Diemecke, fundamentalmente la primera en el Teatro Coliseo en la que la Filarmónica estuvo a la altura de los conjuntos de la muy buena segunda línea Europea que se presentaron en los abonos privados en esa misma sala en dicha temporada. El aplauso final del público, sostenido tal vez por gratitud a tantos años, contrastó con algún silbido suelto que también pudo escucharse.

 

  El concierto se inició con una correcta versión de la “Rapsodia en Blue” de George Gershwin que contó con un muy buen Sergio Tiempo como solista, impecable en su digitación y en la concepción que evidenció de la partitura. Correctamente secundado por Diemecke, también aquí hubo contrastes en algunos tiempos elegidos, los que de todos modos no incidieron en el resultado final. Hubo tres bises de Tiempo, casi como un concierto aparte: “La Muerte del Angel” de Astor Piazzolla, “Malambo” para piano solo de Alberto Ginastera  y la Nº 25 de las “Variaciones Goldberg” de Johann Sebastian Bach que deja abierta de cara al futuro la posibilidad de escucharlo en la obra completa.

 

  Tanto al comienzo como al final del Concierto, al igual que lo hiciera en “Tosca”, la Orquesta y Coro Estables del Teatro, los músicos de la Filarmónica tal como ocurriera hasta la temporada 2019 mostraron al público las pancartas de reclamo de renegociación de convenios que incluyan Escala Salarial y Carrera Artística.  Así como lo hiciéramos con la Orquesta Sinfónica Nacional, tienen Ntro. microfono abierto para expresar sus posturas.

 

  Agradezco al Maestro Diemecke su siempre buena predisposición al diálogo y a las notas que pude efectuarle en estos años. Le deseo la mayor suerte para todo lo que encare en el futuro.

 

Donato Decina

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