UN FINAL ENIGMATICO
Teatro
Colón, temporada 2022: Decimonoveno y último concierto de abono de la temporada
a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo
Diemecke. Solista: Sergio Tiempo (Piano). Programa: Obras de Gershwin y Mahler.
02 de Diciembre de 2022.
NUESTRA OPINION. BUENO.
Se dice que
todo tiene un principio y un fin. Pues bien, además de concluir la serIe de
conciertos de abono del corriente año de la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires, también llegó a su final la titularidad del Maestro Enrique Arturo
Diemecke al frente de la misma tras 17 años de gestión, con lo que sumado a la
renuncia a la Dirección General Artística y de Producción del Teatro Colón
ocurrida a mediados del corriente año da, por finalizado un vínculo que comenzó
a extenderse desde el año 2000 en que fue invitado a dirigir por primera vez a
la Orquesta hasta su designación como titular en el año 2005 por la férrea
solicitud de los miembros de la Orquesta para que El lo fuese.
Es momento de balance. Y debe hacerse este
del modo más desapasionado posible. Hay un Diemecke que deslumbró en sus
primeros años como Director de Orquesta en Ntro. País, desde su debut entre
Ntros. como tal en 1999 al frente de la Sinfónica Nacional y que tuviera a mi
entender su mayor expresión en el inolvidable ciclo integral de sinfonías de
Antonin Dvorak con la Filarmónica que
resultó impecablemente articulado con el Ciclo integral Sibelius que al mismo tiempo
ofreció la Sinfónica Nacional. Por ese entonces comenzamos a ver a un
intérprete de fuste que se mostraba dominador del post-romanticismo y cuyas
versiones de Mahler y Richard Strauss comenzaron a ser valoradas por el público
del Colón. El comienzo de su labor como titular no estuvo exento de polémicas
como fue el haber ofrecido la quinta sinfonía de Beethoven a días después de
haberse escuchado sendas versiones de Zubin Mehta con la Filarmónica de Israel
y de Daniel Barenboim en la primera visita al país de la West Eastern Divan,
ambas en el mismísimo Colón y en donde junto a otros colegas nos preguntamos si
ello no era contraproducente. Tras ello, la siempre bienvenida presencia en los atriles
de las grandes obras sinfónicas tratadas por el Maestro en versiones de alta
calidad comenzaron a brindar el sustento de su trabajo. Con el cierre a fines
de 2006 de la sala mayor del Colón, Diemecke sostuvo la actividad de la
Filarmónica aun sin una sede fija que equipare al primer coliseo. Se observó la
presencia del conjunto en los Teatros Gran Rex, Opera y Coliseo y es en esta
última sala en donde la Filarmónica se sintió más cómoda y logró sus mejores
actuaciones de esas cuatro temporadas.
Ya con la vuelta al Colón, la orquesta fue
recuperando la calidad y el sonido a que nos tenía acostumbrados, aunque
también por ese tiempo se comenzó a percibir una cierta limitación de
repertorio que no llegaba más allá de compositores como Stravinsky o
Shostakovich. Comencé a preguntarme si ello no sería contraproducente para la
formación. Entiendo que el tiempo me terminó de dar la razón, más allá de
discrepar muchas veces con otros colegas. Vino así la época de comienzos de
temporadas con las integrales Beethoven y Tchaickovsky, sin dudas verdaderos
triunfos tanto como haber logrado el Concierto que incluyó obras de Mauricio Kagel
en su visita póstuma a Ntro. País y abordar obras no solo de Piazzolla y
GInastera, sino también de creadores como Esteban Benzecry, Claudio Alsuyet, y
que la Orquesta incluyera a creadores como Oscar Strasnoy y más recientemente
Federico Jusid. Sin embargo a mi
entender esas temporadas no tuvieron un mayor equilibrio a saber: presencia de
algunas batutas extranjeras prescindibles, carencia de presencia de muy buenos
directores nacionales a los que se los derivó a ciclos paralelos fuera de
sede o a dirigir ballet. Tal vez algunas
buenas presencias caso Alejo Pérez, Christian Baldini o Carlos Vieu en los
abonos mitigaron en algo la situación.
La designación del Maestro como Director General
Artístico y de Producción del Teatro Colón trajo como consecuencia los primeros
roces con la Filarmónica, los que se fueron incrementando con el tiempo. Tal
vez haya sido ese el comienzo de la conclusión de esta etapa. La viralización
de una misiva dirigida por los principales atriles de la Orquesta a la entonces Directora de Teatro Sra.
Alcaráz pidiendo un nuevo titular para el año próximo, sumado a un pedido de la
Orquesta Estable del Teatro también viralizado solicitando que el maestro no
programe los conciertos de dicha Orquesta fueron el desencadenante final para
llegar a este concierto que hoy se comenta, durante el cual, aunque la mayor
parte del público lo supiese, jamás se habló de despedida sino que solamente de
final de ciclo 2022, y eligió para ello
la más ambigua de las sinfonías de Gustav Mahler, la N 7 “Canción de la Noche”,
en la que a lo largo de la misma se entretejen los temas tanto heroicos
(Movimiento de apertura (Langsam –Allegro Risoluto) como conflictivos, remates de movimiento con
suspenso como en la primera de las dos “músicas nocturnas” que son sus dos
movimientos pares, o temas de sabor “amargo” como el scherzo central, para ir
tras el muy romántico cuarto movimiento a una definición en la que coexisten
menciones al primer preludio de “Los Maestros Cantores de Nüremberg”, tanto
como al vals del Principe Danilo en “La Viuda Alegre” de Lehar y tras un
suspenso un abrupto corte de cierre que
no evidencia ni la gloria de muchos finales, ni los otros dramáticos y
fulminantes. Son sus sinfonías vienesas,
que van desde la aparición del amor en la quinta, el derrumbe de la sexta y
este final, casi como aferrado a creer que es posible levantarse que es la
séptima. Y entiendo que es esto último lo que primó en el Maestro al
programarla, final ambiguo . ¿Puerta abierta a un regreso?.
La versión que ofreció mostró que la Orquesta
no estuvo un una gran noche. Algunos desacoples, entradas a destiempo, algunas
llamativas pifias, sumadas a algunos cambios abruptos de tiempo como en la marcha central del
segundo movimiento y una percusión por
momentos desbordada hicieron rememorar justamente a las dos versiones
anteriores de Diemecke, fundamentalmente la primera en el Teatro Coliseo en la
que la Filarmónica estuvo a la altura de los conjuntos de la muy buena segunda
línea Europea que se presentaron en los abonos privados en esa misma sala en
dicha temporada. El aplauso final del público, sostenido tal vez por gratitud a
tantos años, contrastó con algún silbido suelto que también pudo escucharse.
El concierto se inició con una correcta
versión de la “Rapsodia en Blue” de George Gershwin que contó con un muy buen
Sergio Tiempo como solista, impecable en su digitación y en la concepción que
evidenció de la partitura. Correctamente secundado por Diemecke, también aquí
hubo contrastes en algunos tiempos elegidos, los que de todos modos no
incidieron en el resultado final. Hubo tres bises de Tiempo, casi como un
concierto aparte: “La Muerte del Angel” de Astor Piazzolla, “Malambo” para
piano solo de Alberto Ginastera y la Nº
25 de las “Variaciones Goldberg” de Johann Sebastian Bach que deja abierta de
cara al futuro la posibilidad de escucharlo en la obra completa.
Tanto al comienzo como al final del
Concierto, al igual que lo hiciera en “Tosca”, la Orquesta y Coro Estables del
Teatro, los músicos de la Filarmónica tal como ocurriera hasta la temporada
2019 mostraron al público las pancartas de reclamo de renegociación de
convenios que incluyan Escala Salarial y Carrera Artística. Así como lo hiciéramos con la Orquesta
Sinfónica Nacional, tienen Ntro. microfono abierto para expresar sus posturas.
Agradezco al Maestro Diemecke su siempre
buena predisposición al diálogo y a las notas que pude efectuarle en estos
años. Le deseo la mayor suerte para todo lo que encare en el futuro.
Donato Decina
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