Concierto de cierre del Ciclo de Abono de la Filarmónica en el Colón
UNA DESPEDIDA DIGNA Y FINAL DE UN CICLO
Martha CORA ELISEHT
Diciembre trae aparejado el fin de año y, por lo tanto, el cierre de la Temporada
oficial en materia de conciertos sinfónicos. En el caso particular de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires (OFBA), el concierto de cierre de su Ciclo de Abono
marcó también la despedida de su director titular -Enrique Arturo Diemecke- tras 16
años de permanecer en el podio. El hecho tuvo lugar en el Teatro Colón el pasado
viernes 2 del corriente con la participación de Sergio Tiempo en calidad de solista, en
un programa integrado por las siguientes obras:
- Rhapsody in Blue- George GERSHWIN (1898-1937)
- Sinfonía n°7 en Mi menor (“Canción de la Noche”)- Gustav MAHLER
(1860-1911)
El presente concierto tuvo dos características: los principales solistas titulares de
cada uno de los diferentes grupos de instrumentos estuvieron presentes -con excepción
del oboísta Néstor Garrote y del contrabajista Javier Dragún- y, por otra parte, antes de
empezar y al terminar el espectáculo, los músicos -provistos de pancartas y carteles-
expresaron una protesta por los bajos salarios y su reivindicación laboral. El público
aplaudió cálida y fervorosamente brindando su apoyo hasta que dichos elementos
fueron retirados.
A continuación, Diemecke y Tiempo hicieron su presentación sobre el escenario
para brindar una correcta interpretación de la celebérrima rapsodia de Gershwin, la obra
más conocida del compositor estadounidense y la que lo catapultó a la fama como
compositor sinfónico. Su estreno tuvo lugar en el Aeolian Concert Hall de New York en
1924 con el mismo Gershwin al piano. La obra se inicia con un bellísimo glissando a
cargo del clarinete solista que, precisamente, es la única parte de la rapsodia que
Gershwin no escribió, sino que lo tomó del clarinetista Ross Gorman. Posteriormente, la
fanfarria a cargo de los trombones, clarinete y trompetas con sordina previa a la entrada
del piano sonó muy bien, pero hubo algunas imperfecciones que se notaron, al igual que
la ejecución de ciertos pasajes a cargo del instrumento solista. Quien sí se lució fue
Mariano Rey en el solo de clarinete inicial, que sonó con el tinte jazzístico que lo
caracteriza. En general, la orquesta sonó muy bien afinada y afiatada y ofreció una
buena versión. Sergio Tiempo hizo gala de su pulsación y digitación en los pasajes que
combinan la sucesión de arpegios con trinos y síncopa. Luego de su interpretación,
ofreció una especie de mini recital con 3 bises: La muerte del ángel, de Astor Piazzolla;
el Malambo de la Pampeana n°1 de Alberto Ginastera y culminó con una exquisita
versión de una pieza de Bach.
Para la segunda parte del concierto, el orgánico de la Filarmónica estuvo
prácticamente completo para la mencionada sinfonía de Mahler, que fue compuesta
inicialmente entre 1904 y 1905. Para aquel entonces, Mahler ya padecía carditis
reumática, motivo por el cual debía retirarse a su cabaña para descansar y componer.
Sin embargo, no encontraba la fuente de inspiración hasta que al llegar al lago
Wörthersee, tomó un bote y el primer golpe del remo sobre el agua le brindó la
inspiración para la introducción del primero de los 5 movimientos de esta sinfonía
(Langsam- Allegro risoluto ma non troppo/ Música nocturna I/ Scherzo/ Música
Nocturna II/ Rondó- finale). Su estreno tuvo lugar en Praga en 1908 con el compositor
en el podio dirigiendo la Filarmónica Checa. A diferencia de otras sinfonías
mahlerianas, no es una obra con la cual una esté muy familiarizada, pero no por ello
deja de ser una pieza monumental, de gran belleza cromática y que permite el total y
absoluto lucimiento de todos los principales solistas instrumentales. Posee un orgánico
sumamente completo -que incluye guitarra y mandolina para la serenata de la Música
Nocturna II del 4° movimiento- y según opinión de quien escribe, el programa debió
solamente estar integrado por esta sinfonía. Diemecke es un experto en la materia y sabe
perfectamente que la enorme dimensión de esta obra requiere una enorme concentración
para que el oyente la pueda apreciar en toda su magnitud. Su extensa duración hizo que
-por momentos- esta cronista se encontraba demasiado cansada y no veía la hora que el
movimiento inicial terminara (es el más largo y el más complejo). Por momentos, la
percusión sonó algo excedida en el último movimiento y prácticamente, no se escuchó
ni a la guitarra ni a la mandolina en la mencionada serenata del 4° movimiento. No
obstante, los principales solistas tuvieron una magnífica labor para brindar una muy
buena versión de esta sinfonía.
Con respecto del reclamo de los músicos, la situación de los cuerpos estables del
Colón no es nada nuevo, sino que ya viene de larga data. Sucedió en 2019 durante las
funciones de EL LAGO DE LOS CISNES y al final de dicha Temporada, donde los
músicos de la Filarmónica y de la Orquesta Estable ofrecían conciertos gratuitos a modo
de protesta sobre la entrada de la calle Libertad para visualizar sus reclamos ante el
apagón informativo de los principales medios de comunicación. Los insumos y el
mantenimiento de los instrumentos tienen un costo elevado en dólares y,
desgraciadamente, no se les abona desde hace ya mucho tiempo el plus correspondiente
por instrumentos. Unido esto a la falta de actualización y equiparación de salarios
respecto de los organismos dependientes de Nación, a los músicos no les queda otro
recurso más que protestar. Desgraciadamente, vino la pandemia de COVID 19, se
suspendieron las actividades y todo cayó en el olvido hasta el transcurso del corriente
año, donde se realizaron numerosos reclamos que no tuvieron repercusión pública hasta
el presente. Sucedió durante las representaciones de “TOSCA” y se ha vuelto a repetir
en la despedida de Diemecke. Una espera que haya una pronta solución y que la
situación se pueda revertir para el año próximo.
Se cierra una etapa en la historia de la Filarmónica y comienza otra. Una espera
que sea mucho más productiva, con renovación del repertorio, estreno de obras de
compositores nacionales e internacionales y rescate de obras que han caído en el olvido.
Por el bien de la orquesta, sus integrantes y el de los abonados que acompañan con su
presencia en cada concierto.
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