CON EL SELLO DE
CALIDAD ORQUESTA ESTABLE
Teatro
Colón, temporada 2022. Quinto y último concierto a cargo de la Orquesta Estable
del Teatro Colón, Director: Rodolfo Saglimbeni. Solista: Jorge de la Vega
(Flauta). Programa: Obras de Revueltas, Márquez, Santero y Villa-Lobos. 11 de
Diciembre de 2022.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Llegó a su fin
otro de los buenos ciclos que el Teatro Colón ha producido en la presente temporada
y es el llevado a cabo en días Sábados y Domingos con conciertos a cargo de la
Orquesta Estable de la casa. Balance
ampliamente positivo con resultados sobresalientes en los realizados por
Sylvain Gasançon (sobre todo con un estupendo Concierto de Elgar para Violín y
Orquesta en donde se lució como solista Freddy Varela Montero, primer
concertino de la agrupación) y éste último en el que el muy buen maestro
Venezolano Rodolfo Saglimbeni (Actual Titular dela Sinfónica Nacional de Chile)
reemplazó a Enrique Arturo Diemecke originalmente anunciado y llevó a la
Orquesta a descollar a lo largo de la tarde. Apreciable cantidad de público con
marcada presencia de turistas extranjeros, pero que lamentablemente evidenció
un total desconocimiento de las costumbres de las salas de conciertos,
aplaudiendo fuera de lugar entre movimientos de las obras, o lo que es peor hacerlo cuando aún en un momento
de la “Bachiana Brasileira” Nº 2 de
Heitor Villa-Lobos en donde el timbal completa el movimiento con notas en “pianissimi”
comenzaron los aplausos cuando el solista de la orquesta aún interpretaba, por
lo que sugiero a las autoridades del Colón que a partir de la próxima temporada
se eduque ya sea en la explicación de los directores o en “Off” para que estos
problemas tan desagradables no se reiteren.
Resultó un muy interesante inicio la
interpretación de la versión de cámara del año 1935 de “Sensemayá” de Silvestre
Revueltas. Inspirado en “Canto para Matar a una Culebra” del cubano Nicolás
Guillen (Hubo aplausos cuando en la explicación el Maestro Saglimbeni mencionó
el nombre del escritor). Aquí, con una orquestación para pequeño conjunto de
instrumentos que recuerda a la que el mismo Revueltas empleó en “Ocho por Radio”,
la potencia de la música se impone por sobre todas las cosas. La graficación
del ritual que la melodía expresa y que en un pequeño conjunto el sonido amplio
no se resienta, habla a las claras de la meritoria labor del maestro Saglimbeni
y del pequeño conjunto capitaneado desde el primer violín por Oleg Pishenin. Versión
de altísima calidad que marcó el primer hito de la noche.
Hablar de Arturo Márquez refiere de manera
inmediata a su “Gran Danzón” Nº 2. En este concierto tuvo lugar el estreno de
su “Concierto Son” para Flauta y Orquesta que culminado en el año 2017 mereciera este mismo año una revisión
del compositor y es la que se ofreció en el Colón. El comienzo de su
composición tuvo lugar a inicios de la década de 1990 en donde Márquez completó
sus dos primeros movimientos mientras que recién en 2017 completó los dos
restantes y como señalé líneas arriba este año la obra fue íntegramente revisada
y se estrena entre nosotros. Cada movimiento describe a un elemento de la
naturaleza. Es así que llevan por nombres: “De Tierra”, “De Mar”, “Vientos
Cálidos” (Cadenza) y “De Fuego”. No pudo existir mejor solista que Jorge de la
Vega para este estreno. Su innata musicalidad va plenamente de la mano con la
tonalidad que Márquez emplea en esta obra. Sonido limpio y grato, exquisita
técnica, estableció un diálogo pleno con Saglimbeni y sus compañeros. En el
tercero (“Vientos Cálidos”) que es una cadenza, toda su intervención fue
absolutamente irreprochable. En “De Fuego”, el movimiento de cierre que está
escrito en ritmo de conga, la versión adquirió un voltaje que enfervorizó al público
otorgándole una bien merecida ovación, la que sin embargo culminó un tanto
abruptamente privando a este solista exquisito de brindar un bis que harto
merecía.
En la segunda parte pudimos apreciar el muy
interesante estreno mundial de “Tres Tiempos para Orquesta” de Santiago
Santero, compuesta por encargo del Teatro Colón. La obra se interpreta sin
solución de continuidad, lleva gran orquesta, se inicia con un primer fragmento denominado “Impetu” en el
que la percusión presenta una célula a partir de la que la música se desarrolla
y da paso a una sección central de densa atmósfera para culminar con un fuerte
trabajo de percusión y cuerdas graves que se van diluyendo, cerrando de este
modo la composición. La labor del Maestro Saglimbeni fue estupenda con una
Estable ajustada en todos sus sectores y acreedor de un aplauso cerrado final
para el maestro Santero, no solo del público sino de la propia orquesta, lo
cual habla a las claras de la aceptación de este trabajo y que debe persistirse
en esta línea de encargos.
El cierre
vino de la mano de las ya mencionadas “Bachianas Brasilleiras” Nº 2 con una
versión de impecable factura que lo tuvo todo; Colorido, expresividad, canto
orquestal, culminando con el célebre “Trencito del Caipira” tal como
internacionalmente se lo conoce para una muy buena faena de Rodolfo Saglimbeni,
largamente ovacionado. Una vez más los maestros al culminar el concierto,
exhibieron sus pancartas solicitando una urgente recomposición salarial y escalafón de carrera que tuvo el apoyo de la
totalidad de la concurrencia y del propio Maestro Invitado quien permaneció
junto a los músicos durante ese instante. Esperemos que las instancias de
diálogo arrojen saldo positivo a la mayor brevedad posible. A los Maestros les
corresponde y lo merecen con creces.
Donato Decina
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