LO MEJOR FUE EL
COMIENZO
Teatro Colón,
temporada 2023. Segundo y último de los conciertos a cargo de la Orquesta
Estable del Teatro, Director. Rodolfo Fischer. Solista: Estefan Iatcekiw
(Piano). Programa. Obras de Debussy, Saint-Saëns y Mahler. 10 de Junio de 2023.
NUESTRA OPINION: BUENO.
Estas dos presentaciones
de la Orquesta Estable del Teatro Colón, de las cuales de ésta última me referiré,
fueron anunciadas dentro de la temporada oficial como actividad fuera de sede
(se anunció el Teatro Coliseo). Sin embargo terminaron realizándose en la sala
del Colón. Del primero, Martha Cora
Eliseht se refirió profusamente en esta página. Este segundo, comisionado al
muy buen Maestro Chileno Rodolfo Fischer tuvo interesantes aristas aunque lo
mejor fue al principio con una estupenda versión del “Preludio a la Siesta de
un Fauno” de Claude Debussy, en el que el Maestro lució por las sutilezas que
le extrajo al conjunto, sumadas a un estupendo manejo de los silencios y a un
justísimo tempi. El sector de flautas
contó como solista a un estupendo Jorge de la Vega con intervenciones dignas
del mayor elogio, mientras que el resto
de la Orquesta logró ensamblarse a la perfección.
En la continuidad de la programación, se
presentó una digna versión del Concierto para
Piano y Orquesta Nº 2 en Sol menor, Op. 22 de Camille Saint-Saëns para
el que se obtuvo como solista al joven interprete Brasileño Estefan Iatcekiw.
Obra muy compleja en donde ya el primer movimiento (Andante Sostenuto) presenta
una llamativa elaboración en la que en muchos pasajes del mismo, solista y
orquesta van por andariveles separados hasta coincidir en ataques en “forte”
seguidos de breves diálogos entre sí. Aquí Iatcekiw se revelo como un muy
interesante interprete en los pasajes de mayor intimidad y en algunos de los
diálogos con la orquesta. En cambio en los ataques en forte su fuerza excesiva
conspiró por momentos con la interpretación.
Ya en el segundo (Allegro Scherzando) las cosas
mejoraron desde el impecable manejo de Fischer en la guía del conjunto, una vez
más preciso y sutil y un solista en pleno dominio de sus recursos.
Desembocando ya en el Presto final asistimos
a una correcta versión en donde volvió a reiterase en los forte un exceso en la
fuerza de la interpretación por parte del solista. Sin embargo Iatcekiw logró
cautivar a gran parte del público que ovacionó su labor, obligándolo de este
modo a ofrecer dos bises de corte romántico en los que estuvo mucho más a gusto,
culminando así en mejor forma su presentación.
La parte final estuvo reservada a la Sinfonía
Nº 1 en Re mayor “El Titán” de Gustav Mahler, la que fue abordada por Fischer
en su versión definitiva de cuatro movimientos (hay una tendencia actual en muchos
directores en realizar la versión original del cinco, pero el compositor
decidió descartar de la partitura el segundo movimiento de dicha versión
denominado “Blumine”, rescatado individualmente por Benjamin Britten quien así
lo interpretó en 1976 al igual que lo hiciera el inolvidable Franz Paul Decker
al frente de Ntra. Filarmónica de Buenos Aires en 1993). Inspirado en la novela de Jean Paul Richter que da por título a esta composición, da comienzo con un movimiento que grafica en
música un amanecer hasta la plena salida del sol “Langsam Schleppend”
(despacio, lleva casi a un arrullo de la naturaleza). Hay fanfarrias fuera de
escena, la tensión aumenta, hasta que una magnífica explosión musical honra a
la salida del astro rey. Aquí el maestro Fischer exhibió su total conocimiento
de la obra , buscando manejar desde los pianissimi las sutilezas y silencios que allí se hallan,
aunque la respuesta de conjunto fue algo dispar en ese sentido. Entrando ya en
el segundo, música campesina de corte austríaco empleando el ritmo valseado del
Ländler, asistimos a una mejor resolución por parte de Orquesta y Director. El
tercero una llamativa “Marcha Funebre” inspirada en un cuadro denominado “El
Funeral del Cazador”. Mahler emplea en
su comienzo un canon instrumental que aquí inició en magnífica forma Eilan
Ortíz Cárdenas como contrabajo solista, mientras que la sección central conduce
al empleo de la música Klezmer (folcklore judío), para luego entrelazarse ambos
temas y que el primero sea el que extinguiéndose de manera lenta cierre este
fragmento. Hay humor de corte corrosivo en Mahler (característica que
mantendría en su música hasta el fin de sus días) y es en este punto en donde
Fischer pudo explayarse a sus anchas en esta versión. Casi sin solución de
continuidad, se pasó al “Tormentoso” final, fragmento que por muchos años
(entre los sesenta y setenta de la pasada centuria) fuera utilizado por los
noticieros televisivos argentinos para anunciar tragedias. Aquí la Estable
respondió más precisa a las indicaciones del Maestro, más cuando al desembocar
la música en el tema de Gloria que describe al héroe de la novela (también
empleado por los noticieros para noticias destacadas) la orquesta ofreció todo
lo mejor de sí misma.
Podemos decir entonces que Fischer y la Estable
emergieron airosos del desafío, redondeando una muy digna versión de esta obra.
De todos modos lo más acabado fue el Debussy del inicio. Aunque sea solo por
eso, valió la pena correrse hasta el Colón.
Donato Decina
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