viernes, 7 de julio de 2023

 Emblemáticos hitos…


                                                                  Por Jaime Torres Gómez

Una conjunción de hitos confluyeron en la presentación del concierto del Instituto

de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile (IMUC) en el Día del

Sagrado Corazón, la solemnidad más importante de dicha casa de estudios,

celebrando en esta oportunidad sus 135 años de historia.

Dentro de la variada temporada del IMUC, normalmente contempla -en las

presentaciones orquestales- a la Orquesta de Cámara UC como base, reforzada

por profesores y estudiantes según los programas. Lo mismo en el caso de

los coros, dándose una interesante instancia interactiva entre maestros y alumnos.

Fue el caso de esta presentación en el Salón Fresno, dirigida por el prestigioso

maestro chileno Maximiano Valdés, dándole debido realce al contemplar la

interpretación de la Misa Romana compuesta por su madre, Sylvia Soublette,

quien estuvo estrechamente ligada en los inicios del IMUC.

Coincidiendo con los 100 años de vida de esta importante figura de la vida

musical chilena y latinoamericana, Sylvia Soublette no sólo fue compositora,

cantante e instrumentista, desempeñándose también en la formación de

conjuntos, la dirección de coros y la enseñanza. Personalidad inquieta, alcanzó

niveles formativos de excelencia, como su aprendizaje en el Conservatorio

Superior de Música de París en las cátedras de Darius Mihaud, y luego con Oliver

Messiaen.

Conforme su mayoritaria dedicación a la música del pre y post Barroco -

inicialmente con el Conjunto de Música Antigua UC y luego con otras instituciones-

, su Misa Romana compendia naturalmente una estética influida por los cánones

de la música modal antigua en adelante. Admirable el tratamiento de las texturas

vocales, aunque algunas falencias de orquestación que ameritarían ser retocadas.

Y la armonía refleja una celebrada permeabilidad de lo arcaico con una moderna

sensibilidad de varias influencias de compositores como Hindemith, Honneger e

incluso algo de Frank Martin, entre muchos, adquiriendo indudable vigencia...

La versión ofrecida contempló un orgánico orquestal y coral reducido, y fiel al de

su estreno en el año 2012. Al respecto, cabe referirse a lo ofrecido en otra

oportunidad, con un mayor contingente de cuerdas y coreutas, también dirigido

por Maximiano Valdés (junto a la Sinfónica Nacional Juvenil), ganando más en

presencia y atractivo. No obstante ello, el trabajo de Valdés ahora junto a la

orquesta y coro de la UC, muy autorizado en carácter y uniformidad de resultados.

Magnífica calidad de ensamble, balances y matices. Y formidables cometidos de

los solistas Florencia Novoa (soprano), Javiera Barrientos (mezzo) y Gonzalo

Quinchahual (tenor).   


Y con celebrado criterio complementario, una extraordinaria versión de la siempre

bienvenida Séptima Sinfonía de L.V. Beethoven, que no amerita mayor

presentación… Autorizada lectura de Maximiano Valdés, dando cuenta de su

solvencia formativa y trayectoria. Con excelente adopción de tempi más una

celebrada visión del todo, se brindó completo carácter a lo largo de los cuatro

movimientos, amén de una galería de logros en balances, acentos, dinámicas y

progresiones expresivas. Atenta respuesta de la treintena de integrantes del

ensemble universitario.

En suma, una presentación que dio cuenta de una feliz coincidencia de

emblemáticos hitos, y con alta jerarquía de resultados…

No hay comentarios:

Publicar un comentario