Fotografía, Servicio de Prensa del Teatro Colón, realizada por el Mtro. Arnaldo Colombaroli
EL MEJOR CONCIERTO
DE UNA ORQUESTA ARGENTINA EN UNA DECADA
Teatro
Colón, temporada 2023: Noveno concierto del ciclo de abono y séptimo concierto
del Festival Argerich 2023 a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Vasily Petrenko. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: obras de
Rachmaninoff y Strauss. Teatro Colón, 29 de Julio de 2023.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+).
Con la presencia en el podio del Maestro
Vasily Petrenko (actual titular de la Royal Philarmonic Orchestra de Gran
Bretaña) sumada a la convocatoria a Charles Dutoit para la concertación de la
Sinfonía Nº 2 en Do menor “Resurrección” de Mahler y próximamente “Juana de
Arco en la Hoguera” de Honegger, el Teatro Colón ha retomado para la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires un sendero que fue lamentablemente dejado de lado
desde hace mucho tiempo por las razones que fuesen (además de las económicas o
de pandemia). Ello devino en una declinación del nivel al que tradicionalmente
nos tenía acostumbrados el conjunto de conciertos del Colón, a presencias
injustificables de directores extranjeros de cuestionables antecedentes a la hora decidirse
sus contrataciones, la también injustificada ausencia de Directores Argentinos
en el ciclo principal, sobre todo en cuanto a los consagrados residentes en
nuestro medio como a no menos de seis compatriotas residentes en el exterior, a
los que mayoritariamente se les ofrece actuaciones con la orquesta fuera de sede
o bajar al foso a dirigir ballet (nada cuestionable esto, pero sí el hecho de
que estén ausentes del ciclo de abono). Colofón, es imprescindible señalar de
mi parte que desde hace algo más de una década hasta el año pasado, la gestión
del Maestro Enrique Arturo Diemecke como titular terminó echando por tierra todo lo que había construido desde su primera
titularidad en el año 2005 posición a la que llegó, recordémoslo, avalado por
los propios músicos del conjunto. Sin ninguna duda una gestión excedida en
tiempo, limitada en repertorio y frenada en crecimiento artístico. No es menester del presente comentario el
recordar los ríos de opiniones que he vertido a lo largo de tantos años, pero
sí traer a colación todo esto, para
entender mejor porque gracias a la
presencia de estos extraordinarios maestros, a los que se puede sumar el nivel
magnífico de Ntros. compatriotas, la Filarmónica de Buenos Aires puede
convertirse nuevamente en una de las mejores de América.
Recordando al inolvidable Federico Monjeau
cuando en ocasión de los primeros Festivales Argerich allá por el 2003 señalaba
respecto a la presencia del Mtro. Dutoit que era estupendo que el Colón tuviera
para sí a un Maestro con pleno prestigio internacional. Creo que estas palabras
son absolutamente aplicables al Mtro. Petrenko. Su labor al frente de la
Filarmónica solo puede ser catalogada como de excelencia absoluta. Un trabajo
de verdadera orfebrería que incluyó, limpieza y pureza de sonido, estilo,
ajuste, empaste para extraerle lo mejor a la Orquesta. La presencia de la
mayoría de los atriles titulares, sumado a que en la Sinfonía Alpina de Richard
Strauss se completó el orgánico con muchos de los mejores maestros de la
Orquesta Estable (acierto del Colón en emplear solo elementos de la casa), coadyuvaron
a que la amalgama sonora fuese perfecta.
El programa ofrecido fue de absoluta
exigencia “Rapsodia sobre un tema de Paganini”, Op. 43 para piano y orquesta de
Serguei Rachmaninoff con Nelson Goerner
como solista y “Una Sinfonía Alpina”, Op. 64 de Richard Strauss. Tal vez el
concierto más comprometido de todo el abono.
Afortunadamente Nelson Goerner es un artista que
en cada presentación demuestra no tener techo. Su versión de la rapsodia fue
electrizante: nervio, energía, despliegue técnico, sutilezas y un pleno entendimiento
con el Mtro. Petrenko y la Orquesta. Y
estos últimos aportaron todo para redondear la versión perfecta: equilibrio,
cero estridencias, planos sonoros finamente perceptibles. Magnífico trabajo de
conjunto y la primera ovación gigantesca de la noche a la que Goerner retribuyo
con una muy sentida versión del Nocturno en Do sostenido menor nº 20, Op. Póstumo
de Frederic Chopin. Sobran los elogios.
En la parte final, la Filarmónica con la
inmensa guía de Petrenko ofreció una versión de la “Alpina” digna de las
mejores orquestas del mundo. Quienes la hayan presenciado en vivo como los que aún
pueden apreciarla en la red social You tube o la hayan visto por los mismos medios
en directo, pueden dar fe de esto. Sutilezas en los solistas, ataques precisos
sin excesos, bronces espectaculares, vientos en estado de gracia, ajustada
percusión, buenas intervenciones del órgano y cuerdas que “cantaron” toda la
noche, hacen que la escucha de este inmenso trabajo Staussiano haya sido un
deleite absoluto y que me haya llevado a recordar a la Filarmónica representante
de Buenos Aires ante el mundo con las inolvidables tres giras europeas
casualmente con cuatro batutas de fuste (Yuri Simonov, Christof Escher, Luís
Enrique García Navarro y Gabor Ötvos). ¿Les suena?.
El “rugido” del Colón no se hizo esperar, aun
cuando el Mtro. Petrenko pidió con claro
gesto al público un poco más de silencio para dejar extinguir los últimos
sonidos. Cuatro salidas al escenario para agradecer la demostración de sublime
maestría que Vasily Petrenko desplegó en el concierto son la cabal prueba del
veredicto unánime del público, que solo se apaciguó con el beso y el saludo
finales a la sala por parte del maestro.
De no haberlo hecho, probablemente la ovación hubiese sido aún mayor.
No caben
dudas acerca de que este es el rumbo correcto. Seguramente deben solucionarse
otros temas (salariales y artísticos) que la conducción actual y la que surja
en Diciembre próximo deberán resolver. Mientras tanto, los músicos en el
escenario dan lo mejor de sí para que la Filarmónica sea esta, la que todos
queremos.
Donato Decina
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