miércoles, 18 de junio de 2025

 



Otro momento del muy buen recital de Javier Camarena del pasado Lunes en el Teatro Colón junto a Angel Rodriguez captado para Prensa del Mozarteum Argentino de manera magistral por la Sra. Liliana Morsia.


Concierto de Javier Camarena para Mozarteum

 

Una noche para recordar

Teatro Colón

Lunes 16 de Junio de 2025

 

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos: Liliana Morsia

 

Javier Camarena, tenor
Ángel Rodriguez, piano

 

Programa

 

Giovanni Bononcini: “Vado ben spesso cangiando loco”

Christoph Gluck: Orphée et Eurydice: J’ai perdù mon Eurydice” 

George F. Händel: Serse: Ombra mai fu” 

Gaetano Donizetti: “Me voglio fa na casa”

                              La Favorita: “Spirto gentil”

Gioacchino Rossini: La danza

Jules Massenet: Werther: Pourquoi me réveiller?”

Giuseppe Verdi: I Lombardi alla prima crociata: “La mia letizia infondere”. 

Francesco P. Tosti: “Aprile”

“Apri!”

“Vorrei morire!”

“Chitarrata abruzzese”

José Serrano: La Dolorosa: La roca fría del calvario” 

Pablo Sorozábal: La tabernera del puerto: “No puede ser” 

 

 

Un óptimo concierto por el tenor Javier Camarena, dejó al público de Mozarteum más que satisfecho y entusiasmado. Su nombre está claramente asociado al repertorio belcantista y con la emisión de agudos y sobreagudos. En la actualidad, su registro medio se ha ido engrosando y está en un momento de transición entre el belcanto y las obras para el repertorio lírico, motivo por el cual el programa elegido fue ecléctico en cuanto a estilos.

 

Su voz es caudalosa, de registro amplio y parejo, bello esmalte, con agudos seguros que mantiene sin esfuerzo aparente. Exhibe, técnica sólida, flexibilidad y buen manejo del fiato. Su legato es óptimo y canta con gran entrega y profundo sentimiento: cada palabra está vertida con intención, con una comunicatividad a la cual contribuye el excelente manejo de los matices.

 

La primera parte comenzó con Vado ben spesso cangiando loco”, seguida de J’ai perdù mon Eurydice”, en la que mantuvo un delicado  equilibrio entre la calidez de su tono vocal y su inteligencia emocional y musical. En Ombra mai fu”,  el tenor hizo gala de un admirable control y dosificación del fiato. Y siguió con " Spirto gentil" , cantada con refinamiento, sutileza y elegancia en el fraseo.

 

Luego de una briosa interpretación de “La danza”, de Rossini, vino una dramática y sentida rendición de Pourquoi me réveiller?”, para concluir la primera parte con el aria "La mia letizia infondere", de "I lombardi alla prima crociata".


Ya en la segunda, abordó cuatro canciones de Tosti, tal vez la parte más débil del espectáculo desde el punto de vista interpretativo. Y luego vino la zarzuela.
La roca fría del calvario”, de “La Dolorosa” y una conmovedora versión de No puede ser”, de “La Tabernera del Puerto”, para concluir.

 

El pianista Ángel Rodriguez realizó una excelente labor, que contribuyó a dar realce a las obras abordadas.

.

Al finalizar, el público los ovacionó con alegría.


Para coronar una gran noche, el tenor obsequió canciones mejicanas fuera de programa y tres tangos.


No quedaron dudas de que Javier Camarena es uno de los más destacados tenores de la actualidad y que su concierto será inolvidable.


CALIFICACIÓN: SOBRESALIENTE


martes, 17 de junio de 2025

 


Javier Camarena junto al muy buen pianista Angel Rodriguez descollando una vez más en el escenario del Teatro Colón. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia aportada por Prensa del Mozarteum Argentino


 JAVIER CAMARENA

En su tercer concierto de esta temporada, el Mozarteum Argentino nos

ofreció un gran concierto del tenor mexicano Javier Camarena,

acompañado al piano por el talentoso pianista de origen cubano radicado

en Mexico, Angel Rodriguez.

Estos dos artistas vuelven a presentarse en el Teatro Colon reeditando el

éxito de sus presentaciones anteriores.

En un programa variado en estilos, Javier Camarena, uno de los tenores

líricos más importantes del momento, vuelve a demostrar su madurado

talento interpretativo, su depurada técnica vocal y la simpatía con que

además de sus otras virtudes, cautiva al público.

Los puntos culminantes de su actuación, fueron sin duda aquellos temas

donde Camarena despliega su maravilloso registro agudo, que el público

celebra enfervorizado. Y así lo debe haber entendido el tenor al agregar en

medio del programa el “Spirto Gentil” de "La Favorita" de Donizetti.

El tenor y su acompañante se lucieron también en una estupenda versión

de “La danza”, de Rossini, ejecutada virtuosamente por ambos a una

velocidad no acostumbrada. Excelentes también en el “Pourquoi me

révellier” de Werther de Massenet y las dos bellísimas romanzas de

zarzuela; “La roca fría del calvario”, de La Dolorosa, de Serrano y la famosa

“No puede ser”, de La tabernera del puerto, de Sorozabal.

Los bises fueron un concierto aparte. Con gran generosidad, Camarena

interpretó un gran número de canciones populares mexicanas y un

popurrit de tangos, donde el cantante se sintió muy cómodo y el público

celebró participando en algunos temas.

En síntesis un concierto muy bueno, donde la audiencia salió feliz y

satisfecha del teatro.

Un punto negativo, y que nada tiene que ver con los artistas, es el hecho

de aplaudir donde no corresponde. Por lo visto, ya ni siquiera se deja

concluir una pieza para comenzar el aplauso. Sería bueno que el teatro

comience a reeducar al público advirtiendo antes de comenzar el

espectáculo.

Roberto Falcone

 


Yuja Wang en acción como solista y directora interpretando en Concierto para Pianoy Orquesta Nº 1 de Tchaickovsky. Créditos:Prensa Teatro Colón con la impecable fotografía de Juanjo Bruzza.


Espectacular actuación de Yuja Wang al frente de la Mahler Chamber Orchestra

EL AVASALLANTE TIFÓN CHINO ARRASÓ EN EL COLÓN
Martha CORA ELISEHT

Fundada por Claudio Abbado en 1997, la Mahler Chamber Orchestra es una de
las agrupaciones de cámara más prestigiosas del mundo, que funciona como un
colectivo global dirigida por sus propios miembros. Sus integrantes son músicos
provenientes de unos 25 países y cuenta con sede en Berlín, bajo la dirección artística de
Daniele Gatti. Además, realiza giras por todo el mundo con sus dos socias artísticas:
Yuja Wang y Mitsuko Uchida, quienes muchas veces la dirigen desde el piano.
La prestigiosa pianista china se presentó junto a la mencionada agrupación –
dirigida por su concertino José María Blumenschein- el pasado sábado 14 del corriente
en el Teatro Colón dentro del ciclo Grandes Intérpretes Internacionales, donde se
interpretaron las siguientes obras:
- Obertura “Coriolano”, Op.62- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)
- Concierto n°2 en Fa menor para piano y orquesta, op.21- Frederic CHOPIN
(1810-1849)
- Concierto en Mi bemol mayor “Dumberton Oaks”- Igor STRAVINSKY (1882-
1971)
- Concierto n°1 para piano y orquesta en Si bemol menor, Op.23- Piotr I.
TCHAIKOVSKY (1840-1893)
En la presente crónica se menciona el orden en el cual se interpretaron las obras. La
orquesta decidió comenzar con la célebre obertura de Beethoven, compuesta en 1807
sobre la tragedia homónima de Heinrich von Colin. Tanto Plutarco como Shakespeare
versaron sobre la historia de Coriolano, un general romano exiliado que se unió a los
volscos -enemigos de la República- y sitió a Roma. Las autoridades enviaron una
comisión encabezada por la madre con el objetivo de destrabar el conflicto, motivo por
el cual, Coriolano desiste del asedio y se suicida. Marca el comienzo del período
romántico de Beethoven y, para ilustrar el drama entre el amor y el deber, el genio de
Bonn emplea dos tema y dos tonalidades diferentes: Do menor y Mi bemol mayor
respectivamente. La versión ofrecida por la agrupación de cámara fue sumamente
precisa y compacta, imbuida del espíritu beethoveniano. Un Colón prácticamente
completo avaló con un sostenido aplauso su interpretación.
A continuación, la eximia intérprete china hizo su presentación sobre el escenario
del Colón para interpretar el celebérrimo Concierto n°2 para piano y orquesta en Fa
menor, Op.21 de Chopin como solista y directora de orquesta. Dedicado a la condesa
Delfina Potocka, fue compuesto hacia fines de 1829 y estrenado en Varsovia en 1830
bajo la dirección de Karol Kurpinski con la presencia del compositor al piano, con gran
suceso. Si bien este fue el primero de los dos conciertos para piano que Chopin
compuso, lleva el número 2 porque su homónimo en Mi menor n°1 fue publicado en
primer término. Escrito en forma de sonata, consta de tres movimientos: Maestoso/

Larghetto/ Allegro vivace, que fueron ejecutados con suma precisión, brindando una
versión vibrante de este celebérrimo concierto merced a su prodigiosa musicalidad,
pulsación y su imponente velocidad en la digitación, que le vino de perlas para abordar
la chispeante Mazurka que forma parte del Allegro vivace final. Es una pieza
caracterizada por su pirotecnia en materia de técnica pianística -precisamente, el fuerte
de Wang, que la hizo famosa a nivel internacional- y la interpretó con suma distinción.
Su perfeto dominio de tempi y la calidad de los integrantes de la Mahler Chamber
hicieron el resto para deleitar al numeroso público que se dio cita en el Colón,
coronando la versión con un estallido en aplausos, vítores y algunos gritos (más típicos
de un recital de rock o de un estadio de fútbol que de un teatro lírico o sala de
conciertos).
En la segunda parte del concierto, la orquesta adoptó la típica formación de cámara
para interpretar una obra muy poco conocida en el medio local: el concierto en Mi
bemol mayor “Dumberton Oaks” de Igor Stravinsky, compuesto en 1938 entre Ginebra
y París antes de trasladarse a Estados Unidos y dedicado al matrimonio Woods Bliss con
motivo del 30° aniversario de su matrimonio. Precisamente, la fastuosa residencia sita
en Georgetown (Washington D.C.) fue la que dio el nombre a este concierto de cámara
compuesto originalmente para 15 instrumentos (flauta, clarinete, fagot, dos cornos y
cuerdas) siguiendo el modelo de los Conciertos Brandemburgueses de Bach. Consta de
tres movimientos (Tempo giusto/ Allegretto/ Con moto) que se interpretaron sin
interrupción. El concertino José María Blumenschein dirigió a la agrupación con un
soberbio y perfecto manejo de tempi, donde los intérpretes de instrumentos de vientos
tuvieron una actuación excelente, con un estupendo balance sonoro en las partes donde
se conjugan las líneas clásicas con elementos de jazz (síncopa) y espléndidos
contrapuntos entre vientos y cuerdas. Sin dudas y, a juicio particular de quien escribe,
representó el clímax y lo mejor de una auténtica noche de Colón.
Como obra de cierre, Yuja Wang eligió el celebérrimo Concierto n°1 para piano y
orquesta en Si bemol menor, Op.23 de Tchaikovsky. No ha sido casual, porque permite
el lucimiento del solista en términos de complejidad, pirotecnia y velocidad sobre el
teclado en los pasajes de los tres movimientos que lo integran (Allegro non troppo e
molto maestoso- Allegro con spirito/ Andantino semplice- Prestissimo- Tempo I/ Allegro
con fuoco). Al igual que en Chopin, ejerció el doble rol como intérprete y directora y lo
hizo perfectamente bien, pero la versión ofrecida comenzó con un tempo más rápido que
lo habitual en los primeros compases del movimiento inicial, que se compensó con el
tempo caracterizado por la sucesión de arpegios del primer tema de dicho movimiento.
Lo mismo sucedió con el glissando del prestissimo en el 2° movimiento, mientras que el
allegro con fuoco final permitió el lucimiento de la pianista china en su máxima
expresión. Una versión particular donde su extraordinaria velocidad de digitación le
jugó en contra esta vez, pero que se vio parcialmente compensada por el
acompañamiento de la orquesta y por la precisión y calidad en la interpretación.
Tampoco faltaron los bises, donde Wang apeló a una partitura electrónica desde una
tablet: Jazz Ensembles, Op.53, de Nikolai Kapustin, donde Yuja Wang introdujo el tema
principal en el piano y, posteriormente, fue tomado por la orquesta. La interpretación
fue magistral, pero hubo un segundo encore: una magistral versión para piano y
percusión del Danzón n°2 del mexicano Arturo Márquez, donde los contrabajistas
acompañaron mediante efecto strappata -golpes de percusión sobre la caja del

instrumento-. Fue un broche de oro para coronar la noche, donde el público se quedó
saludando a los músicos que aún permanecían sobre el escenario. Pese a que el
concierto había llegado a su fin, nadie se quería ir.
Fue una auténtica noche de Colón en cuanto a la asistencia de público -sala
prácticamente llena, con gran afluencia en las localidades superiores y de pie- y calidad
de las interpretaciones, pero todavía falta educar a aquellos que asisten por primera vez
a una sala de conciertos; probablemente, atraídos por conocer el Colón merced a la
inmensa publicidad callejera y la difusión que tuvo este evento. Existe un código de
vestimenta y de comportamiento apropiado que se debe respetar en una sala de
conciertos, como el hecho de no aplaudir entre movimientos. Basta sólo con grabar un
simple anuncio por parte del locutor instando a no hacerlo. Desde su implementación en
el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento, fue una medida que logró un
muy buen resultado. Por lo tanto, también es factible para ponerlo en práctica en un
teatro como el Colón. Es inconcebible que todavía no se haya hecho.

 Estupenda actuación de Nicolás Agulló y Mariano Manzanelli en el Palacio Sarmiento


DOS BRILLANTES DE MÁXIMA PUREZA


Martha CORA ELISEHT


Dentro del ciclo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), participan directores

sumamente prestigiosos -tanto argentinos como extranjeros- en calidad de invitados.

Dicha responsabilidad cayó el pasado viernes 13 del corriente sobre un compatriota

radicado en Francia: Nicolás Agulló, quien tuvo la oportunidad de dirigir a la Sinfónica

en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Palacio Domingo F. Sarmiento junto al

pianista Mariano Manzanelli en calidad de solista para desarrollar el siguiente

programa:

- Obertura “FAUSTO”, n°6, Op.46- Emilie MAYER (1812-1883)

- Concierto para piano y orquesta n°4 en Do menor, Op.44- Camille SAINT-

SAËNS (1835-1921)

- Sinfonía n°2 en Re mayor, Op.79- Johannes BRAHMS (1833-1897)

Tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo de la concertino invitada

Alma Quiroga -una verdadera revelación y una grata sorpresa-, Nicolás Agulló hizo su

presentación en el podio para brindar una muy buena versión de la mencionada obertura

de Emilie Mayer, quien fuera una compositora alemana muy prolífica y talentosa -en su

época, se la conoció como “la Beethoven con faldas”-, cuya música cayó

posteriormente en el olvido. Por lo tanto, ha sido un gran mérito el hecho de rescatarla e

incluirla dentro del presente programa. Fue compuesta en 1880, estrenada en 1881 y

describe muy bien la historia de Fausto y su pacto con el Diablo mediante dos temas:

uno inicial, misterioso y el otro, brillante y descriptivo. Es un perfecto ejemplo de

narración musical del romanticismo alemán tardío, que fue abordada de manera brillante

por Nicolás Agulló mediante una excelente marcación de tempi con mucho vuelo y

enjundia. Pese a que era la primera vez que una la escuchaba, pudo apreciar la

impecable labor del director frente a la orquesta, cuyos gestos estaban destinados hacia

los músicos. No sólo gustó mucho, sino que, además, fue muy bien recibida por parte

del público.

Junto con su homónimo n°2, el Concierto n°4 en Do menor para piano y

orquesta, Op.44 es el más popular que Camille Saint- Saëns compuso para dicho

instrumento. Data de 1875 y se estrenó ese mismo año en el Châtelet de París con el

compositor al piano. La particularidad es que, a pesar de poseer sólo dos movimientos

(Allegro moderato- Andante/ Allegro vivace- Andante- Allegro), el andante central está

ligado a la sección anterior; por lo tanto, puede interpretarse como un solo movimiento.

No sólo Mariano Manzanellli lo tocó de memoria, sino que brindó una interpretación

magistral, caracterizada por el brillo, la precisión en la digitación y la pulsación como

también los matices sonoros, la finura y las sutilezas. Tras una abreve introducción del

tema principal por parte de la orquesta, se produce la entrada del piano. Posteriormente,

se invierte el orden: el piano desarrolla una serie de variaciones sobre el tema principal,


que posteriormente, retoma la orquesta. El dominio del teclado por parte de Manzanelli

fue excepcional en cuanto a la resolución de pasajes de gran dificultad técnica, así como

también los trinos, arpegios y cadencias. El diálogo entre solista y orquesta fue

perfecto, con un gran equilibrio sonoro y correctísima marcación de tempi por parte de

Agulló, logrando una versión vibrante, brillante y luminosa. Tal así fue, que, a su

término, el Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores. Como no podía ser de otra

manera, el pianista ofreció como bis una improvisación sobre “Adiós, nonino” de Astor

Piazzolla, que también sonó magistral. Mariano Manzanelli no sólo es un eximio

director coral, sino también un extraordinario pianista de tango. Participó del disco

Impresiones sobre Buenos Aires, motivo por el cual ganó el Premio Gardel en dicho

rubro. Una nueva ovación de aplausos para el pianista, quien se retiró sumamente

satisfecho tras su interpretación.

Como obra de fondo se eligió la Sinfonía n°2 en Re mayor, Op. 79, una de las más

hermosas de la tetralogía sinfónica de Brahms, compuesta en 1877 y que consta de 4

movimientos: Allegro non troppo/ Adagio non troppo/ Allegretto grazioso- rondó (quasi

andantino) / Allegro con spirito. El tema bucólico del 1° movimiento ha hecho que se

catalogue a esta sinfonía como “Pastoral” sin realmente serlo, ya que es más bien

nostálgico, mientras que el Adagio non troppo es más romántico y envolvente. El

vertiginoso Allegretto grazioso es un rondó con un contrapunto magistral, rico en

matices, fresco y vivaz hasta desembocar en el monumental Allegro con spirito, escrito

en forma de sonata y que representa un desafío para el director de orquesta. Una ha

escuchado innumerables versiones de gran calidad de esta joya sinfónica por parte de

orquestas extranjeras, pero la versión ofrecida por la Sinfónica Nacional bajo la

dirección de Nicolás Agulló fue una de la mejores realizada por una orquesta argentina:

perfecto dominio del contrapunto, una marcación de los tempi, con garra, enjundia,

entusiasmo y una interpretación caracterizada por su impronta y sello personales. Una

nueva ovación de aplausos puso punto final a uno de los mejores conciertos ofrecidos

por la Sinfónica durante el transcurso del corriente año.

Es sumamente importante que se invite a dos músicos vernáculos muy talentosos a

participar de los conciertos de la Sinfónica Nacional, así como también convocarlos

para interpretar obras que se representan en escasas ocasiones. En este caso, el mérito

fue por partida doble, porque se trató de dos brillantes de máxima pureza.

 en el Palacio Sarmiento


UNA GRAN ÓPERA PARA NARRAR UNA VIEJA LEYENDA

Martha CORA ELISEHT


El compositor tucumano Eduardo Alonso Crespo es uno de los mejores de la

actualidad y uno de los más premiados a nivel internacional. Su vasta obra comprende

dos óperas, siete sinfonías, diecisiete conciertos, dos ballets, música de cámara y

conciertos sinfónico- corales.

El pasado miércoles 4 del corriente tuvo lugar en el Auditorio Nacional del

Palacio Domingo F. Sarmiento el estreno de su tercera ópera: PUTZI -una reflexión

sobre el bien y el mal donde se recrea el mito de FAUSTO en clave humorística,

mediante la representación de episodios de la vida de Franz Liszt (1811-1886)-.

Precisamente, el título alude al apodo que dicho compositor recibió durante su infancia

y contó con la presencia del propio Alonso Crespo en el podio al frente de la Orquesta

Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” (ONMA) y los siguientes

cantantes: el tenor Norberto Miranda (Putzi), el barítono Marcelo Iglesias Reynes

(Paganini/ El Diablo), las sopranos Natalia Salardino (Vida) y Florencia Burgardt

(Muerte). La régie estuvo a cargo de Claudio Aprile, con participación de los bailarines

Paola Castro, Florencia Macchi, Leandro Otero y Marlon Casado. También contó con

subtitulado electrónico para que el público pudiera seguir y comprender la obra y saber

los nombres de los intérpretes.

Para permitir el desarrollo de las cinco escenas en las cuales se divide el único

acto de esta ópera, se liberó el proscenio relegando a la orquesta a las últimas tres filas.

Si bien hubo una reducción de la masa instrumental, contó con arpa, marimba y otros

instrumentos de percusión y piano. Previamente a la entrada de la concertino, sonó muy

bien afinada y afiatada.

La primera escena transcurre en un camino de Hungría en 1811 -año de

nacimiento de Liszt-, donde se cruzan la Vida y la Muerte acompañadas por su séquito:

dos bailarinas -Talento y Virtud- y dos bailarines -Rutina y Envidia- respectivamente

para disputarse la vida del protagonista. Pese a que Putzi tenía una salud muy frágil y

delicada desde que era niño, tuvo una vida muy prolongada, lo que causa la furia de la

Muerte. Mientras la Vida está representada por una soprano ligera e ingenua, la Muerte

es una soprano de coloratura más dramática y dañina. El vestuario -de neto corte clásico

y tradicional- representa muy bien la diferencias: todo lo alusivo al bien, de color blanco

y verde, mientras que el rojo representa al mal (la Muerte y el chaleco rojo de Paganini

en alusión al Diablo). La música es de línea melódica tonal, muy audible y, a diferencia

de otras obras de Alonso Crespo, no hace alusión a temas folklóricos, sino que posee

reminiscencias europeas y atisbos de compositores como Rossini, Mozart, Paganini,

Stravinsky y el propio Liszt, con muy buenos contrapuntos, profundidad sonora y

glissandi. Ambas sopranos se destacaron por la muy buena preparación vocal.


La segunda escena tiene lugar en el apartamento de Putzi en París en 1835,

donde se produce el encuentro entre el compositor y Paganini. Un adagio in crescendo

a cargo de la orquesta desemboca en un vals donde el protagonista evoca a su amada -

muy bien recreado por los bailarines, mientras una de ellas interpreta la alegoría de su

amada, quien luego muere-. La música posee reminiscencias de La Valse de Ravel y

aquí es donde aparece la primera aproximación del mito de Fausto: para salvarla, Putzi

hace un pacto con el Diablo, alabándolo y dedicándole varias de sus composiciones

(Vals Mefisto, Sinfonía “Fausto”, “Fuegos fatuos”, entre otras). María vuelve a la vida

y se produce la transmutación de la música – de clima de misterio en tono menor a vals,

en tono mayor-. Tanto Norberto Miranda como Marcelo Iglesias Reynes se lucieron en

sus interpretaciones. En la tercera escena, la Vida y la Muerte se encuentran en la

habitación de Putzi en medio de un clima de misterio, donde la primera triunfa por

sobre la segunda, quien se queja de la vanidad del Diablo en su respectiva aria, donde

Florencia Burgardt sobresalió por su coloratura, matices y línea de canto.

La cuarta escena se desarrolla en el apartamento de Putzi en París en medio de

una música alegre y triunfal, donde el Diablo le ruega que lo salve de la venganza de la

Muerte entregándole su alma y prometiéndole todo- similar a lo que sucede en Fausto-,

pero el protagonista lo rechaza. No obstante, Putzi le pide un violín. Al igual que en La

Historia del Soldado de Stravinsky, aquí confluyen ambas similitudes. Los bailarines le

entregan el violín, la pluma y el contrato a medida que van cambiando los tempi para

permitir los cambios de escena. Un gran acierto del compositor y una gran actuación de

Norberto Miranda en su aria (“Sabio cuerpo/ poderoso instrumento”), destacándose en

el agudo.

El pasaje del tiempo que transcurre hacia el final de la vida de Liszt en Roma se

logra mediante un interludio orquestal lleno de cromatismo y tonalidad expansiva,

donde los personajes desfilan mientras transcurre la música. Mediante un trémolo en

cuerdas, se logra un clima de misterio en contrapunto con la percusión y las maderas,

que desembocca en un tutti en tono mayor antes de pasar a la quinta y última escena,

que tiene lugar en el departamento de Liszt en Roma en 1865. La Vida y la Muerte se

enfrentan una vez más sobre el destino del protagonista y la primera lamenta que Putzi

hay afirmado el contrato, condenado por el peso de su arte y su éxito. Para defenderlo,

la Vida entona su aria (“Creador que vuela tras un sueño”), aduciendo que el alma de

Putzi no pertenece a este mundo, sino al universo del genio. Y aquí se produce una

sorpresa: ante la poderosa amenaza de la Muerte por querer llevarse su alma, el

protagonista toma los hábitos y logra su salvación. La Vida celebra su triunfo frente a la

estupefacta Muerte, quien se pone furiosa por haber fracasado. Un trémolo en cuerdas y

un glissando en percusión hacia el final de la obra anuncian el descenso de la Muerte y

su séquito hacia el Infierno en perfecta dicotomía (Vida/ Muerte; Triunfo/ fracaso;

Cristo/ El Diablo). La obra tuvo una muy buena aceptación por parte del público y los

protagonistas se retiraron sumamente aplaudidos.

Si bien el Auditorio Nacional no posee la infraestructura de un teatro lírico, el

hecho de montar el estreno de una ópera de autor vernáculo en versión de concierto es

un gran logro y un acierto. Una vez más, esto demuestra que no se necesitan grandes

recursos para representar una buena ópera, sino una adecuada utilización y

administración de éstos. Se pueden lograr muy buenas cosas con escaso presupuesto.

 


Ciro Rolón protagonísta excluyente de dos jornadas para piano solo en Mar del Plata. Créditos al autor delpresente comentario.


Concierto de Ciro Alejandro Rolón en Villa Victoria Ocampo
.Ciro Alejandro Rolón, piano
.Centro Cultural Villa Victoria Ocampo, Mar del Plata, 9 de junio, hora 18.
El pianista Ciro Alejandro Rolón se presentó en el Centro Cultural Villa
Victoria Ocampo con un ecléctico y medular programa dedicado al
romanticismo musical.
El Impromptu nro. 2, opus 90 en mi bemol mayor, de Franz Schubert
(1797-1828) fue la primera obra del concierto.
“In promptu”: de improviso. El mismo nombre establece el carácter de
invención pura que, en un opus ya avanzado de la producción, significa un fluir
melódico que, como suele suceder en Schubert, se basa en la reiteración y la
transformación al mismo tiempo, en compás de ¾, pie ternario que le confiere
un carácter danzante. En este caso, el tema central es una rápida sucesión que
transita de manera descendente, permanece en un centro y asciende
nuevamente, hasta un segundo sujeto.
Su carácter encantador, amable y de enorme belleza melódica -debe ser
así en una buena interpretación- encubre la enorme dificultad técnica que
reside en darle continuidad y fluidez a pasajes rápidos y dificultosos.
El Impromptu nro. 4 Allegretto, en la bemol mayor y en compás de ¾, el
Episodio central en do sostenido menor le brinda un contraste expresivo de su
melodía siguió al anterior, del mismo modo que este comienza con una melodía
en cascada pero luego de una reiteración conduce a un episodio más relajado,
pero no por mucho tiempo, sucedido por otro motivo, en una línea melódica
que parece una canción. Unidad, variedad, distintas intensidades, y un fraseo
que debe expresar la ductilidad de las melodías –en sus cambios y en su fluir-.
Los impromptus, en su brevedad, son sin embargo obras mayores del
repertorio.
La Sonata nro. 23 en fa menor, opus 57, “Appassionata” de Ludwig
van Beethoven (1770-1827) fue la siguiente obra.
Tal como aclaró el intérprete, el nombre por el que es conocida le fue
dado por el editor. En su monumental serie de análisis de las 32 sonatas de
Beethoven (Wigmore Hall, Londres 2004-2006) András Schiff señala que el
nombre apropiado debió ser sonata “trágica”, debido al clima misterioso del
elemento inicial –un pasaje misterioso en unísono con notas separadas por dos
octavas, que le da una amplitud acechante-, uno que es suave y lento, como en
la mayor parte de las sonatas beethovenianas del periodo de madurez, agrega
que es uno de los monumentos de la música occidental.
Es mucho lo que se podría hablar de esta obra central del repertorio
pianístico, que expande el lenguaje en direcciones que podremos reconocer
por ejemplo en las sinfonías de Brahms: sencillez de los temas centrales y una
gran elaboración de ellos, llevados a otras tonalidades, invertidos,
fragmentados y expandidos hasta su cierre por otro elemento –en el caso del
primer movimiento de esta sonata por el “tema del destino” de la quinta
sinfonía.
Si bien el segundo movimiento, Andante con moto, tema con tres
variaciones construido en pocas notas, es amable, sin dejar de lado la

intensidad, el primer movimiento Allegro assai en un metro de 12/8, lo que le da
cierto carácter marcado e imperativo, es en sí un universo sonoro. No nos
vamos a detener en cada elemento pero sí conviene, para darle la importancia
que tuvo en esta presentación, reparar en algunos de ellos, por ejemplo en el
estallido que sigue a este motivo inicial, con un pasaje intenso, a la vez legato y
stacatto, lo cual es en sí mismo de gran dificultad (lo mismo sucede en el
pasaje de las octavas, que encontramos en el trío del scherzo del segundo
concierto para piano de Brahms: Beethoven abre un mundo de posibilidades).
Conviene reparar en estas cuestiones cuando un intérprete se presenta
con obras como esta, porque de otro modo nos quedaríamos en la superficie.
Como es habitual en muchas de sus obras, el tercer movimiento surge
sin interrupción luego del segundo y es, asimismo, de gran fuerza y
complejidad.
El Intermezzo nro. 1 en mi menor, del compositor mexicano Manuel
Ponce (1882-1948) siguiente, con su bella y sencilla calma vino a disipar la
tensión de la sonata. La idea central del concierto era la de presentar formas
del romanticismo, en este caso, en el seno de un movimiento de música
nacional, el componente romántico –que recuerda a obras como las escenas
románticas de Granados- está dado en el carácter sereno y contemplativo.
Le sucedió el Momento musical nro. 3, opus 16, andante cantabile en
si menor de Sergei Rachmaninoff (1873-1943). Las obras de bravura alternan
con momentos de serena nostalgia en el gran compositor de Novgorod, tal el
caso de este bellísimo momento musical, que discurre como una ordenada
improvisación que plantea una narrativa de enunciado, medio y final.
El concierto finalizó con el Estudio opus 25, nro 12, en do menor; el
Nocturno en do sostenido menor, opus póstumo y el Scherzo nro. 2 en si
bemol, opus 31, de Frederic Chopin (1810-1849)
En el documental El viajero inquieto que muestra al pianista Piotr
Anderszewski en un largo viaje en tren por los paisajes nevados de Polonia,
con su piano, el músico señala de Chopin esa “ebullición tan ordenada”, a
propósito de la invención pura y las sonoridades tan propias de su música,
invención que es muy minuciosamente trabajada: ímpetu y refinamiento al
mismo tiempo, a lo que cabe agregar el manejo de sonoridades amplias,
rápidas y momentos de enorme calma y dulzua que demandan un gran manejo
del tempo rubato (el retardar y moldear un sonido según las necesidades
expresivas). Tal el Scherzo, compuesto en 1837.
Ciro Rolón se refirió breve y precisamente a cada obra con aquello más
característico de cada una: el compositor, su lenguaje, el carácter. Es un eficaz
presentador que al par que estos aspectos connota lo que cada opus abordado
significa para él.
En la conversación posterior señaló la primacía del aspecto interpretativo
sobre el técnico y la necesidad del intérprete de ahondar en lo estético, máxime
en el lenguaje romántico en el cual el compositor transmite algo que está más
allá de las formas que lo sostienen.

Fue un concierto de obras de gran relevancia en la literatura pianística
que alternó obras de distinto carácter, cada una con su diferente grado de
dificultad.
Ciro Rolón es un pianista muy seguro de su estética y de sus
posibilidades que lleva a cabo una actividad sostenida.
El mismo programa se repite en el Teatro Municipal Colón el 10 de junio.

Eduardo Balestena

 Rodolfo Saglimbeni: una sentida partida…


Por Jaime Torres Gómez

Profundo impacto ha provocado la temprana partida del maestro Rodolfo Saglimbeni

(62), sin duda un referente de la dirección orquestal en Latinoamérica.

El vasto legado de Saglimbeni como director y docente, y ante todo, de su reconocida

bonhomía, no ha dejado indiferente al medio artístico en su conjunto.

Con una privilegiada formación desde su natal Venezuela y luego perfeccionada en la

prestigiosa Royal Academy of Music de Londres, fue un fiel exponente como músico

integrante y luego director de agrupaciones del Sistema de Orquestas Juveniles de

Venezuela creado por José Antonio Abreu, amén de importantes reconocimientos en

concursos de dirección orquestal, habiendo proyectado su carrera desde su país,

obedeciendo así a una genuina vocación por colaborar al desarrollo de los organismos

orquestales latinoamericanos.

Titular y fundador de varias orquestas sudamericanas, destacables son sus

reconocidas vinculaciones con la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho (Venezuela),

de la que fue su fundador, como la Sinfónica Municipal de Caracas, con más de 20

años de vinculación hasta hoy… , la Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo,

Mendoza, y desde el año 2019 como maestro titular de la Sinfónica Nacional de Chile,

también hasta el momento de su fallecimiento…, amén de estrechas colaboraciones

como Principal Director Invitado de la prestigiosa Sinfónica Nacional de Colombia, y

asiduas presentaciones como invitado en las principales orquestas de Argentina y toda

Latinoamérica, como varias europeas y norteamericanas.

Su solidez de cátedra más su gran capacidad de gestión, lo llevó a ser Director

Artístico por varios años del importante Teatro Teresa Carreño de Caracas,

organizando todas sus temporadas de música, ópera y ballet. A la vez, de gran

reconocimiento ha sido su labor formativa tanto en Venezuela como en la Royal

Academy of Music de Londres, siendo sus discípulos importantes directores de la

escena internacional.

En lo humano, su cercanía con los músicos y al público, más su gran ética profesional,

han sido valores transversalmente reconocidos, plasmados con genuinas

demostraciones de afecto en las dos orquestas de las que aún ejercía de titular,

asimismo con importantes reconocimientos de colegas directores tras su partida…

Su relación con Chile data desde 1999 al ganar el Concurso para Directores de

Orquesta Latinoamericanos organizado por la Sinfónica Nacional, y continuando con

una asidua colaboración hasta llegar a ser, por aclamación de los músicos, su Maestro

Titular en el año 2019.

Su trabajo como titular en Chile ha sido de los más brillantes que se tenga recuerdo en

cuanto su completa dedicación a la Sinfónica, especialmente su inestimable

acompañamiento en los críticos momentos pandemiales, siendo clave su trabajo para

recuperar el nivel histórico luego de una prolongada reclusión global, y posteriormente

organizando importantes temporadas oficiales, con gravitantes estrenos e invitando a

excelentes directores y solistas internacionales.

Pero el aporte en Chile de Saglimbeni no sólo se circunscribió a la Sinfónica Nacional,

destacándose sus sólidas presentaciones como invitado junto a la Orquesta de


Cámara de Chile, Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago, la Sinfónica

Nacional Juvenil, y la Orquesta y Coro de la Universidad Católica de Chile, asimismo

en regiones con orquestas como la Sinfónica de la Universidad de Concepción, y las

Sinfónicas de Antofagasta y Temuco.

De vasto repertorio, de imborrable recuerdo serán sus notables interpretaciones de

Haydn, Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Tchaikovsky y Mahler, más compositores

contemporáneos como Stravinsky, Prokofiev, Sofía Gubaidulina, Witol Lutoslawsky,

más la música de compositores latinoamericanos y chilenos en particular.

En suma, una muy sentida y prematura partida de un maestro de gran altura, dejando

un alto referente, y ameritando la presente coyuntura una extrema ponderación en la

búsqueda de sus sucesores en las orquestas que aún fungía de titular. Que en Paz

Descanse, apreciado Maestro…

 


La Maestra Ulrike Fleming, Inspiradora del proyecto "Creciendo en Armonía". Créditos al autor de ésta entrevista.


Conversaciones con la maestra Ulrike Flemming

Educadora, violinista, activista cultural, es desde 2004, junto a las

Servidoras de Santa María de la Armonía, quien ha creado e impulsado el

proyecto musical y educativo Creciendo en Armonía.

Es la segunda vez que entrevisto a la maestra Ulrike Flemming, la primera

fue en 2024 cuando con la camerata de proyecto –que cuenta con una orquesta

infantil, una juvenil y la camerata que integran alumnos avanzados, algunos de

ellos becados en Buenos Aires y docentes- ensayaban la serenata opus 22 de

Dvorak. En 2024, oportunidad de la celebración del vigésimo aniversario y con

una gestión de Daniel Varacali Costas, actuaron nuevamente en Buenos Aires.

En esta segunda oportunidad, el trabajo es con la orquesta de nivel inicial,

el día anterior a otro concierto.

El trabajo es intenso, los integrantes del ensamble no superan los once

años –algunos son bastante menores de esa edad- y la música capta toda su

atención. La maestra los motiva, también los docentes del proyecto que tocan con

ellos.

-Los chicos con muy receptivos –dice- y rápidamente captan las

indicaciones y las siguen. De esa manera van descubriendo sus propias

posibilidades. Sorprende las emociones que, con pocos elementos que se les

brindan, pueden expresar y uno se pregunta de dónde viene eso, que surge de

conectarse con un sentimiento profundo a partir de la posibilidad de expresión

musical.

Las indicaciones son muchas: resume como habrá de hacer los gestos

durante el concierto y lo que significa cada uno.


La música es un reino

El nacimiento del programa coincidió con una participación de la maestra

Flemming en el Campus Musical de Santa María de La Armonía. De pronto vio a

unos niños y preguntó quiénes eran.

-Les enseñamos catequesis- fue la respuesta.

-¿Por qué no les enseñamos música? Propuso y a partir de allí creó una

fundación en Alemania cuyo propósito fue obtener financiamiento para el proyecto

de enseñanza de musical. Hay fundaciones que donan y, en los lugares donde la

maestra enseña se llevan a cabo conciertos a beneficio y donaciones, por ejemplo

para navidad.


Unlrike Flemming es incansable, minuciosa y enteramente dedicada a la

música. A lo largo del día ensaya con los distintos grupos instrumentales del

programa, tal como en este momento lo hace con los más chicos. Se ha

conseguido que estudiantes de música de Alemania hagan las pasantías de sus

estudios docentes en La Armonía.

Para este concierto incluyó diez breves de Bela Bartók, originalmente

escritas para piano, con un arreglo hecho en Hungría para orquesta. La brevedad

misma, señala, las torna exigentes porque son muy distintas unas de otras y muy

demandantes: en unas hay lirismo y un momento después la siguiente es

marcadamente rítmica. Hay elementos folklóricos y a la vez el germen de la futura

música de Bartók.

La dificultad es mayor cuando los alumnos vienen por ejemplo de hacer un

Mozart, donde todo es muy diáfano y destacado y demanda un abordaje muy

exigente en esas melodías tan claras. El programa también incluye un concierto

para dos cellos de Vivaldi, con la intervención de Felipe Garese, becado en

Buenos Aires para estudiar con José Luís Araujo.

Al abordar la música de Bartók habló a los alumnos de Hungría, Rumania,

la música magiar y para hacerlo pidió un mapa de Europa a la Escuela de Cobo.

Se refirió a ritmos, migraciones y al rico acervo de la música centro europea. Fue

una exposición sobre historia, geografía, música y transformaciones, musicales y

sociales.

El ensayo es extenso, hay pasajes difíciles. Hace una pausa y ella y todo el

ensamble comienzan a hacer movimientos gimnásticos durante unos cuantos

minutos.

Al rato la actividad es reiniciada.

Estoy sentado cerca de las flautas, mientras pienso que hubiera sucedido si

en mi escuela, cuando estaba en tercero o cuarto grado, hubiera vivido una

experiencia similar. Una joven profesora de flauta sigue una breve indicación y

entona una frase, observa atentamente a la maestra, a quien un pequeño gesto le

basta para expresar una idea. Un joven profesor de violín circula, entonando una

melodía, en la fila de los alumnos de ese instrumento.

El ensayo sigue pero la atención no se dispersa. Los alumnos trabajan,

entusiasmados. La maestra detiene por un momento la sesión y pregunta a cada

una de las secciones cómo escuchó a las demás: los chicos responden lo que han

advertido: los cellos fueron muy rápido, alguien se anticipó, hubo un legato donde

debió haber notas separadas. Así desarrollan la experiencia del conjunto, me diría


luego la maestra: lo hacen una vez y no lo olvidan; no baja el nivel del fraseo a las

posibilidades de los alumnos sino que les demuestra –a veces ejemplificando ella

misma en su violín- que pueden ellos mismos llegar a ese nivel requerido por la

obra. De otro modo no habría progreso, señala. Ejemplifica con imágenes, tal

melodía es como caminar, tal otra como reír.

Una hermosa mañana

Es una cálida mañana. Afuera, algunos de los padres de los alumnos y

varios chicos juegan al fútbol. No sólo hay música sino un espacio común donde

cada uno aporta algo.

En la amplia sala el trabajo sigue y la maestra va dando por concluido el

ensayo de ciertas obras y pasa a otras.

-Como ha dominado tan bien el español -le pregunté una vez: de

escucharlo en España y en Venezuela, me dice con sencillez. Es frecuente en los

europeos el manejar varios idiomas: razones de vecindad, de estudios, de trabajo.

-Vengo la Argentina cuando puedo organizar mis actividades en los lugares

donde enseño en Alemania- me dice. Sus vacaciones son para venir a la

Argentina a hacer música. La música lo es todo: une, incentiva, y cuando se la

vive en un proceso de aprendizaje, es un motivo para crecer, vivir y lograr

objetivos.

Comencé a venir mucho antes de esta mañana, hacia 2010 (en aquella

época solía llevar a de vuelta a Mar del Plata a docentes en el Renault Megane):

entonces no estaban las aulas que hoy se encuentran fuera del edificio del antiguo

lugar de guarda de los carruajes de la estancia donde en la actualidad hay aulas,

biblioteca de partituras, lugar de guarda de instrumentos y distintas salas.

Conversábamos con Suky Perez –coordinadora de la actividad del campus y del

proyecto, en la sala contigua a la de ensayos, donde hoy se brinda apoyo escolar,

frente al fuego de un hogar, en pleno invierno cuando temprano ya se había hecho

de noche.

Mucho sucedió desde entonces.

La fundación dotó al proyecto de instrumentos que vinieron desde Alemania

y cuyo mantenimiento es atendido por un luthier.

El proyecto es un mundo. Demanda transporte, alimentación, el cuidado de

instrumentos y el procurarse materiales como las partituras.


Con profesores que han estado en El Sistema venezolano y alumnos que

han transitado el camino de sus estudios y hoy son docentes, el proyecto

capitaliza esfuerzos y se renueva.


Hoy

El programa tiene en la actualidad unos 100 alumnos de áreas semi rurales

y unos 16 profesores. Funciona por el financiamiento de la fundación creada en

Alemania y con el aporte de la Organización Servidoras, cuyo trabajo es tan

ingente como continuo. Ellas lo hacen que toda la actividad sea posible.

Una organización internacional seleccionó al proyecto para llevar a cabo

trabajos en hogares seleccionados de alumnos de la zona.

Hay alumnos becados para participar del campus y para ampliar sus

estudios con otros profesores en otros ámbitos. Algunos viven en Buenos Aires y

van integrándose a un ámbito musical mayor.

Sin otros recursos que los señalados, sin otro reconocimiento del

periodismo especializado que el permanentemente brindado por el programa De

paraíso para usted, de Donato Decina y –más allá de la del Diario La Capital y el

blog del programa de Donato Decina- sin otra difusión en los medios de prensa, el

programa ha debido enfrentar obstáculos económicos y sociales.

Precisamente en el programa de referencia fueron difundidos reportajes a

docentes, alumnos y a la maestra Ulrike Flemming.


Cada vez más difícil

El ensayo ha llegado a su fin y hablamos extensamente con la maestra.

Señala que cada vez el esfuerzo es mayor: antes, agrega, los costos de la

alimentación eran menores en Argentina que en Alemania. Hoy, se han

equiparado.

También inciden los problemas económicos que han surgido en Alemania,

donde en este momento la mayor preocupación es el sombrío panorama político.

La amenaza de la violencia, los discursos intolerantes, el temor crean una

atmósfera de incertidumbre.

Sin embargo, tanto la maestra Ulrike Flemming como las Servidoras no son

personas de las que vayan a rendirse. Los obstáculos parecen darles un motivo


renovado para seguir. La prueba está el crecimiento que ha existido pese a todos

los problemas.

Quizás no todos terminen dedicándose a la música, reflexionan la maestra

Flemming y Suky Pérez, pero encuentran una posibilidad que no hubieran tenido

de otro modo.

El año pasado, luego del ensayo de la camerata se desató una fuerte lluvia

y me tocó llevar hasta Mar del Plata a una joven violinista que, después del

ensayo, tenía que ir a trabajar. Me contó que había comenzado a los cinco o seis

años (no lo recuerdo) y que el proyecto había cambiado su vida.

La música es muchas cosas: una escuela, una experiencia y una eterna

presencia que siempre e nos acompaña. Enseña a escuchar, a convivir y construir

algo en común.

Si debiéramos buscar una expresión capaz de resumirlo se podría decir que

se trata del sentido que se encuentra en la entrega a algo que es valioso por sí

mismo y que a la vez sirve a los demás.

 


El dúo Miernik-Zadory desplegando todo su talento. Fotografía de la Autora del presente comentario.


Espectacular actuación de Edúa Zádory y Anna Miernik en el club de jazz PREZ


BRILLANTES E IRIDISCENTES


Martha CORA ELISEHT


Ubicado en Santa Fe y Anchorena, el club de jazz PREZ e h transformado en un

espacio cultural no sólo para el desarrollo de este género, sino también para un ciclo de

música de cámara que cuenta con la presencia de prestigiosos intérpretes. El pasado

domingo 1° del corriente fue el turno de dos músicos extranjeras muy exitosas radicadas

en el medio local: la violinista húngara Edúa Amarilla Zádory y la pianista polaca Anna

Miernik, quienes ofrecieron el siguiente repertorio:

- Sonata para flauta y piano, Op.94 (versión para violín)- Sergei PROKOFIEV

(1891-1953)

- Preludio n°20 en Do menor, Op.28

- Nocturno en Mi bemol mayor, Op.9, n°2

- Primavera, Mazurka y Cantábile- Frederic CHOPIN (1810-1849)

- “Cardón”

- “Ensoñación” (versión para violín y piano)- Hernán QUINTELA (1978)

- “Olas del Balaton” (czarda n°5), Op.33- Jenö HUBAY (1858-1937)

- Dos piezas características- Ernesto DRANGOSCH (1882-1925)

Este prestigioso ciclo de cámara contó con un presentador de lujo: Marcelo

Delgado, quien se encargó de presentar a ambas intérpretes y anunciar su trayectoria y

desempeño en el país como músicos y pedagogas, ya que ambas ejercen como

profesoras en el Conservatorio “Astor Piazzolla” y dictan clases magistrales en la

Universidad Nacional de las Artes. Enfundadas en brillantes atuendos dorados, Edúa

Zádory y Anna Miernik hicieron su presentación sobre el escenario para brindar una

magistral versión de la Sonata Op.94 en Re de Prokofiev. Compuesta originalmente para

flauta y piano en 1943, la presente versión para violín y piano fue transcripta por David

Oistrach en 1944 y se la conoce como Op.94 a. Consta de 4 movimientos (Moderato/

Scherzo: presto/ Andante/ Allegro con brio), que fueron interpretados mediante un

impecable fraseo por parte de Zádory y un perfecto acompañamiento de Miernik, quien

se lució en los glissandi en escala diatónica en el andante mientras la violinista se

destacó en sus arabescos y pasajes en cascada. El Allegro con brío final sonó

magistralmente mediante una soberbia interpretación, que se vio coronada por

numerosos aplausos y vítores.

Seguidamente, Anna Miernik se dirigió al público en un perfecto español para

anunciar 5 piezas de Chopin: el célebre Preludio n°20 en Do menor, Op.28 y el

consabido Nocturno en Mi bemol mayor, Op.9, n°2, con una versión sobresaliente en

materia de calidad sonora por una pianista con mayúsculas, completamente adaptada al

medio local y que se ganó el corazón del público argentino por la excelencia de sus

interpretaciones. Continuó con 3 miniaturas: Primavera, Mazurka y Cantábile, que se

representan escasamente y que son parte del repertorio menos conocido del poeta del


piano. Se lució por la elección de estas piezas de gran belleza melódica, que fueron el

broche de oro para cerrar este minirrecital.

A continuación, Edúa Zádory apareció sobre el escenario provista de chajchas -

instrumento de percusión a base de uñas de armadillo y otros animales del monte- sobre

sus tobillos para interpretar Cardón, del compositor argentino Hernán Quintela, donde

dicho instrumento – acentuado por las pisadas- acompañó al violín en un pizzicato en

ritmo de malambo, que contó con un sensacional fraseo en esta fusión de música

europea con ritmos del noroeste argentino. Fue estrenada en 2023 en el complejo

Cultural de Cipoletti (Río Negro) por la misma intérprete, logrando una versión

estupenda. Lo mismo sucedió con Ensoñación de Hernán Quintela, obra compuesta en

2020 para violín solista y orquesta de cuerdas y estrenada en 2023 en la Facultad de

Derecho por la propia Edúa Zádory y el Laboratorio Orquestal bajo la dirección de

Lucio Bruno Videla -quien se encontraba presente en sala, al igual que el compositor-.

Posee reminiscencias románticas fusionadas con tango y ribetes de síncopa, donde

luego de la introducción se desarrolla una poderosa fuga. En este caso, se utilizó una

transcripción para violín y piano que sonó magistralmente a cargo de ambas intérpretes.

Dentro de la vasta producción de Ernesto Drangosch, las Dos piezas características,

Op.22 para violín y piano datan de 1916 y representan la segunda de las dos obras que

compuso para repertorio de cámara. Su estreno se produjo durante ese mismo año en el

salón La Argentina por el autor y Mauricio Planes. La primera es un Adagio cuya

introducción está a cargo del piano y luego, se acopla el violín, mientras que la segunda

es más sincopada, donde ambos instrumentos entran prácticamente al unísono desde los

primeros compases. Un justo homenaje a este gran músico argentino en el centenario de

su fallecimiento mediante una exquisita y sutil interpretación, donde Zádory hizo gala

de su fraseo y Miernik, del desarrollo melódico. Seguidamente, se ofreció la czarda n°5

de Olas del Balaton, op.33 de Jenö Hubay, compositor húngaro prácticamente

desconocido localmente y de singular belleza. La obra fue compuesta en 1887 y narra la

historia de un amor frustrado entre un pescador y su amada, quien le rompe el corazón

cuando lo abandona y la música describe su barca navegando tristemente por las olas

del lago más grande de Hungría. Mientras se escucha un lamento por parte del violín en

fraseo, el piano describe un andante ondulante in tempo de czarda, que -por momentos-

recuerda el final del Grand pas de deux de RAYMONDA, de Glazunov. Una obra

bellísima, que fue muy bien recibida por parte del público merced a la gran labor del

binomio Zádory- Miernik, quienes ofrecieron dos bises fuera de programa: “Canción

para dos” de Flavio Romanelli y “Limbo”, de Micela Carballo. Ambas poseen una

línea melódica muy romántica, de singular belleza, con perfectos matices en ambos

instrumentos que permitieron el lucimiento de las intérpretes. Una vez más, el binomio

Zádory- Miernik fue intensamente aplaudido y ovacionado al final de la función. Dos

mujeres increíbles, músicos talentosas e intérpretes excepcionales, pero por sobre todas

las cosas, brillantes e iridiscentes. Así se presentaron sobre el escenario del PREZ y así

fue como lucieron.

 


El Coro Polifónico Nacional, con Sabtiago Cano como Director Invitado, los Solístas y los Pianístas para una muy buena versión de "Un Rquiem Alemán" de Brahms en el Auditorio Nacional. Créditos a la autora del presente comentario.


Muy buena versión de “UN RÉQUEM ALEMÁN” en el Palacio Domingo F. Sarmiento


UNA DIGNA INTERPRETACIÓN DE UN CLÁSICO GERMANO

Martha CORA ELISEHT


El Coro Polifónico Nacional no solamente es uno de los mejores del país debido

a las voces que lo integran, sino también por su enorme versatilidad en materia de

repertorio. En este caso, fue convocado para interpretar un clásico del repertorio

germano: UN RÉQUIEM ALEMÁN (Ein Deustches Requiem), Op.45 de Johannes

Brahms (1833-1897), hecho que tuvo lugar en el Auditorio Nacional del Palacio

Domingo F. Sarmiento el pasado miércoles 28 del corriente bajo la dirección de

Santiago Cano en carácter de invitado y participación de los siguientes solistas: Carla

Filipcic Holm (soprano) y Alejandro Spies (barítono), con acompañamiento de piano a

cuatro manos a cargo de Claudio Santoro y Paula Peluso.

Esta consabida obra fue compuesta entre 1861 y 1866 tras la muerte de la madre

del genio de Hamburgo y la de su amigo -y mentor- Robert Schumann. Su estreno tuvo

lugar en forma parcial en la catedral de Bremen el día de Viernes Santo de1868, pero

recién se representó en forma completa en 1869 en la Gewandhaus de Leipzig. Escrito

originalmente para orquesta, soprano, barítono y coro, el réquiem trata acerca de la

meditación sobre la vida y la muerte a partir de textos bíblicos. Más que una misa de

difuntos en sí es un híbrido entre la cantata y el oratorio, donde la sensibilidad se

encuentra mucho más próxima a la misericordia, la compasión y el optimismo. En este

aspecto, Brahms utiliza 15 textos bíblicos en alemán basados en las enseñanzas del

luteranismo y en los profetas y libros del Antiguo y el Nuevo Testamento. Su duración

estimada es de 75 minutos y comprende los siguientes números:

1.- Coro: “Selig sind, die da Leid tragen” (Bienaventurados los que lloran) (Mateo 5:4;

Salmo 126: 5-6)

2.- Coro: “Denn alles Fleisch, es ist wie Gras” (Porque toda la carne es como la

hierba) (Pedro 1: 24-25; Santiago 5:7; Isaías 35:10)

3.- Barítono (solo) y coro: “Herr, lehre doch mich” (Señor, enséñame) (Salmo 39: 5-8;

Sabiduría 3:1)

4.- Coro: “Wie lieblich sind deine Wohnungen” (Qué amables son tus moradas) (Salmo

84:2- 3,5)

5.- Soprano y coro: “Ihr habt nun Traurigkeit” (Vosotros ahora tenéis tristeza) (juan

16:22; Eclesiástico 51.27; Isaías 66:13)

6.- Barítono (solo) y coro: “Denn wir haben hie keine bleibende Statt” (Porque no

tenemos un lugar permanente aquí) (Hebreos 13:24; Corintios 15: 51-55; Apocalipsis

4:11)


7.- Coro: “Selig sind die Toten” (Bienaventurados sean los Muertos) (Apocalipsis

14:13)

En esta ocasión, se empleó la denominada versión de Londres, donde el

acompañamiento musical a cargo de la orquesta se remplaza por piano a 4 manos, con

una labor magistral de Claudio Santoro y Paula Peluso. La dirección de Santiago Cano

fue perfecta en materia de entradas, marcación y preparación vocal, demostrando su

maestría al respecto. El balance y equilibrio entre las cuatro voces que componen el

coro (sopranos, mezzosopranos- contraltos, tenores y bajo- barítonos) fue soberbio, al

igual que los cánones entre las diferentes voces y los matices durante toda la obra.

Alejandro Spies se lució en las dos arias donde participa el barítono (“Señor,

enséñame” y “Porque aquí no tenemos un lugar permanente”), demostrando sus

excelentes matices, línea de canto y coloratura, mientras que Carla Filipcic Holm

sobresalió en su aria (“Vosotros ahora tenéis tristeza”) merced a su impecable línea de

canto y coloratura de soprano dramática. El coro supo acompañarla perfectamente antes

del poderoso agudo final, que sonó estupendo. Como no podía ser de otra manera, el

Auditorio Nacional estalló en aplausos hacia el final para coronar el esfuerzo del coro,

solistas, director y pianistas acompañantes. Una actuación digna de uno de los mejores

coros del país -galardonado en varias oportunidades como Mejor Coro por la

Asociación de Críticos Musicales de la Argentina- para ofrecer una versión muy digna

de este gran clásico de la música germana.

 


Escena correspondiente a la selección del ballet "Paquita" en coreografía de Luís Ortigoza, basada en el original de Ludwig Minkus. Créditos: Prensa Teatro Colón, fotografía de Carlos Villamayor



Muy buena actuación del Ballet Estable del Colón en el Programa Mixto


TRES ESTILOS DISTINTOS Y UN COMÚN DENOMINADOR

Martha CORA ELISEHT


Tras la reposición de “CARMEN” con coreografía de Marcia Haydée con

motivo del 150° aniversario de su estreno, el Ballet Estable del Teatro Colón continúa

sus funciones con motivo del Centenario de los Cuerpos Estables con un Programa

Mixto integrado por tres ballets: “PAQUITA”, con música de Édouard Deldevez (1817-

1897) y Ludwig Minkus (1826-1917) y coreografía de Luis Ortigoza sobre original de

Marius Petipa: “CHACONA”, con música de Johann S. Bach (1685-1750) y coreografía

de Goyo Montero y “POR VOS MUERO”, con temas musicales de compositores del

Siglo de Oro español (siglos XV y XVI) con arreglos de Jordi Savall y coreografía de

Nacho Duato, inspirado en versos del poeta Garcilaso de la Vega (fallecido en 1536).

Las funciones tendrán lugar en el escenario del mayor coliseo argentino entre los

días 29 de Mayo al 8 de Junio inclusive con participación de la Orquesta Filarmónica de

Buenos Aires, dirigida por Ezequiel Silberstein (“PAQUITA”) y un ensamble

instrumental integrado por Rafael Marrero (violín), Fernanda Morello (piano) y Miguel

de Olaso (guitarra) (“CHACONA”), mientras que se emplea música grabada por

HESPERION XXI bajo la dirección de Jordi Savall en “POR VOS MUERO”, que

cuenta también con la voz de Miguel Bosé para narrar los textos de Garcilaso de la

Vega.

Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la función del pasado 29 de Mayo,

donde participaron los siguientes intérpretes:

PAQUITA:

Ayelén Sánchez (Paquita), Facundo Luqui (Lucien d’Hervilly), Milagros Niveyro,

Elena Duarte Marigliano, Lola Mugica, Mora Capasso, Rocío Agüero, Victoria Wolf

(solistas) y cuerpo de baile.

CHACONA:

Candel Rodríguez Echenique, Selena Briso, Yoshino Horita, Beatriz Boos, Jazmín

Aguirre, Elian Figueroa, Laura Domingo, Natalia Pelayo, Juan Pablo Ledo, Sebastián

Bustos, Juan Luis Fernández, Martín Vedia, Lautaro Bisognio, Luciano García,

Emiliano Falcone y Franco Noriega. (1° representación en el Teatro Colón)

POR VOS MUERO:

Sofía Di Núbila, Selena Briso, Ayelén Sánchez, Lola Mugica, Milagros Niveyro, Sofía

Ramela, Facundo Luqui, Jiva Velázquez, Valentín Batista, Fernando Haziel, Gerardo

Wyss y Nicolás Scianca.


El común denominador que une a estas tres obras es España. Paquita es una

joven noble francesa que ha sido raptada en su niñez y criada por los gitanos en dicho

país durante las guerras napoleónicas. En determinado momento salva la vida del

soldado francés Lucien d’Hervilly, quien es nada más ni nada menos que su primo y de

quien se enamora. Al reconocer su verdadero origen en un medallón, se siente feliz

porque puede casarse con el hombre que ama. En el caso de la Chacona,

independientemente de ser la melodía más popular de Bach – perteneciente a la Partita

n°2- y una forma de composición del barroco, también se trata de una antigua danza

española popular. Y, en POR VOS MUERO, el nombre del ballet de Nacho Duato

precisamente deriva del soneto de Garcilaso de la Vega: “Por vos nací, por vos tengo la

vida, por vos he de morir y por vos muero”. Cada una de las tres posee una coreografía,

iluminación, diseño de vestuario y coreógrafos repositores diferentes: PAQUITA cuenta

con coreografía de Luis Ortigoza sobre el original de Marius Petipa, cuyo estreno se

produjo en 2016 por el Ballet de Santiago en el Municipal de Santiago de Chile;

iluminación de Rubén Conde y vestuario del Teatro Colón. En el caso de CHACONA, la

coreografía de Goyo Montero cuenta con reposición de Carlos Lázaro y François Petit;

iluminación de Goyo Montero y Nicolás Fischtel, vestuario de Goyo Montero y Verena

Hemmerlein bajo la supervisión general de Carlos Iturrioz. Por último, POR VOS

MUERO posee coreografía, escenografía y diseño de vestuario del propio Nacho Duato

y reposición de África Guzmán; iluminación de Nicolás Fischtel y supervisión general

de Carlos Iturrioz.

La versión de Luis Ortigoza sobre la original de Marius Petipa en PAQUITA

corresponde a un divertimento que permite el lucimiento de toda la compañía. Debido a

que el cuerpo de baile masculino prácticamente no se luce durante la obra, Ortigoza

abre el ballet con una polonesa par 16 varones, seguida de una serie de variaciones a

cargo de las bailarinas solistas, donde cada una pudo lucirse y demostrar su virtuosismo,

técnica y plasticidad sobre el escenario. La música corresponde a Leo Delibes, Cesare

Pugni y Nikolai Cherepnin porque se estilaba incorporar música de un compositor

invitado, acorde a las costumbres de la época. Sobresalieron Rocío Agüero, Lola

Mugica y Mora Capasso, al igual que Ayelén Sánchez en el rol protagónico. No sucedió

lo mismo con Facundo Luqui como Lucien d’Hervilly, donde se lo pudo apreciar un

tanto inexpresivo, pese a que cuenta con una muy buena técnica. Una correcta dirección

de Ezequiel Silberstein al frente de la Filarmónica completó el resto, donde se

destacaron el concertino invitado Nicolás Favero y la arpista Alina Traine, quienes

ejecutaron de manera impecable sus respectivos solos.

La CHACONA de Goyo Montero se representó por primera vez sobre el

escenario del Colón el día de la presente crónica y está estructurada en tres partes,

donde en cada una de las cuales interviene un instrumento. Participan 16 bailarines (8

parejas), donde cuatro mujeres bailan en punta y las otras cuatro, en media punta,

fusionando elementos de danza clásica y contemporánea. Los cambios se logran

mediante efectos especiales de iluminación, otorgando y haciendo énfasis en el

claroscuro característico del barroco. En este caso, no sobresale ningún solista, de modo

tal que la compañía es la protagonista, lo cual se pudo apreciar sobre el escenario

mediante un impecable esfuerzo de disciplina y coordinación. La actuación de los

solistas instrumentales fue excelente, destacándose el violinista Rafael Marrero.


Basada en versos de Garcilaso de la Vega y música de compositores españoles

de los siglos XV y XVI, POR VOS MUERO se estrenó en Madrid en 1996 con una

escenografía y vestuario que combinan la clásica malla con vestidos de época para

hombres y mujeres. Al igual que en CHACONA, se combinan elementos de danza

contemporánea con técnica Graham (contracción, relajación, giros), pero recreando las

danzas típicas del Siglo de Oro español (sarabanda, bourrée, giga,volta) con un

vestuario que incluye elementos como máscaras, miriñaques y un recitado de poemas en

la voz de Miguel Bosé -otra celebridad española-, que permitió el lucimiento de la

compañía. Los cambios de escena se lograron mediante paneles y efectos de

iluminación, que permitieron resaltar la actuación de los principales bailarines; entre

otros, Ayelén Sánchez, Lola Mugica, Milagros Niveyro, Jiva Velázquez, Valentín

Batista y Gerardo Wyss, con una muy buena actuación del conjunto.

En líneas generales, ha sido una muy buena función, donde el Ballet Estable del

Colón ha demostrado lo que se debe hacer en el escenario, tanto en materia de ballet

clásico como de danza moderna y contemporánea. Es una pena que sólo se haya

convocado a la Filarmónica para PAQUITA, ya que se prescindió de la orquesta para el

resto del programa por el tipo de música empleada para la interpretación de las obras.