lunes, 9 de diciembre de 2019



LA FUERZA ARROLLADORA DE MAHLER

Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador General San Martín”. Concierto de cierre de la temporada del vigésimo quinto aniversario, Director: Mario Benzecry. Solístas: Carla Filipcic Holm (Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Asociación Coral “Lagun Onak”, Coro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Director de ambas agrupaciones: Miguel Angel Pesce, Coro Polifónico Nacional Evangélico, Directora: Constanza Bongarrá, Integrantes de la Agrupación de Música de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, Director:  Jorge Silveyra. Programa: Gustav Mahler: Sinfonía N º 2  en Do menor “Resurrección”. CCK-Auditorio Nacional, 08 de Diciembre de 2019.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+)

 Contamos en Ntro. País con una valiosa juventud que se esfuerza, estudia y logra llegar a estamentos que hasta hace poco tiempo atrás podría calificárselos de impensados.  Comenzaron en los barrios y algunos, carentes ellos de recursos, lo hicieron tomando contacto en los programas de formación musical que existen en Ntra. República a semejanza del “sistema” venezolano. Son estas las Orquestas infanto-juveniles en donde los niños y jóvenes aprenderán a conocer el instrumento que eligen, a interpretarlo y logar una preparación que los llevará a la siguiente etapa. En ese escalón, tanto quienes provienen de conservatorios con sus conjuntos de práctica orquestal (vean por caso en esta página líneas abajo mi reseña de lo ocurrido con la Camerata del Conservatorio Ginastera de Morón 18 hs. antes de este concierto en el Salón Dorado del Colón) como de Ntras. Orquestas Infanto Juveniles se presentarán a audiciones o selecciones para intentar integrar alguna de las tres Orquestas Juveniles más importantes que tenemos. La Camerata Académica del Teatro Argentino de La Plata, La Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y, la más importante, la Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador General San Martín”. Los que logren ingresar en esta última, lo harán por dos años contando en el plantel docente a reconocidos instrumentistas que guiarán a los jóvenes y, para quienes provengan de conservatorio, lo adjuntaran en la currícula de su aprendizaje. Conocerán las obras más importantes, las ofrecerán en concierto y estarán ya preparados para concursar en las mejores Orquestas de Ntro. medio. En los últimos años, una imponente cantidad de instrumentistas emigraron hacia los conjuntos de máxima excelencia del País. La calidad formativa de la San Martín desde su titular, Mario Benzecry, hasta el último de sus asistentes y docentes es reconocida ampliamente y por ello es que antes de comenzar el concierto el Director anunció que tres jóvenes más se despedían en el mismo pues ya habían accedido por concurso a cargos en orquestas.  Ver la composición del conjunto nos da la pauta de lo logrado. Desde chicos que bregan por años en el conservatorio, hasta hijos de la actual inmigración latinoamericana quienes han logrado insertarse ya sea en los programas infanto-juveniles como en la formación académica con un muy buen nivel. Veinticinco años desde el comienzo a instancias de Don José Antonio Abreu con mayoría de aportes privados, hasta la nacionalización de siete años atrás la que finalmente permitió el despegue definitivo y así ubicarse a la par de los mejores conjuntos de la región. Todo este esfuerzo fue encarado por Mario Benzecry desde hace 25 años  y el fruto de tanta lucha se canalizó en esta temporada en donde se codearon con verdaderos monumentos: “La Consagración de la Primavera”, “Así Hablaba Zarathustra”, “Aida” de Verdi en versión integral de concierto, sinfonías Nºs. 4 y 6 de Tchaickovsky y llegar a esta 2da. de Mahler.

   Obra capital de la literatura musical, la Sinfonía “Resurrección” está basada en un amplio programa que el compositor desarrolla a partir de tres preguntas: “¿Por qué vivimos?, ¿Por qué sufrimos?, ¿Será todo una cruel burla del destino?”. Ese desarrollo se inicia con una poderosa Marcha, la que a su vez está originada en un poema sinfónico llamado “Totenfeier” (“Ceremonia Fúnebre”) que Dante Anzolini diera a conocer hace una década atrás en el insólito espacio del Foyer del primer piso del Teatro Argentino de La Plata al frente de su Orquesta Estable ante la imposibilidad de hacerlo en la sala principal, la que debió ser cedida para un espectáculo popular. Algunos años después se produjo el estreno “Porteño” con Enrique Arturo Diemecke al frente de la Filarmónica en el Colón. Con ligeras diferencias posteriores se transformó así en el movimiento de apertura. El “Andante con Moto” con el que continúa la composición responde a la idea de la recordación de los seres queridos que han partido a partir de los momentos más felices que se han compartido con ellos. No exento de una mirada melancólica, requiere mucha delicadeza en gran parte de su abordaje. En el tercero, un “Scherzo”,  toma como punto de partida la canción del propio Mahler “El Sermón de San Antonio a los Peces” del ciclo de poemas “El Cuerno Mágico de la Juventud” de Armin y Brentano. Allí, mordacidad y sarcasmo se dan la mano y en el final un potente estallido orquestal será el preanuncio de lo que vendrá en el movimiento de cierre.   Otro poema de ese ciclo, “Luz Primigenia”, para registro de Mezzosoprano o Contralto, nos lleva al momento más reflexivo de la obra. El centro del mismo está dado por uno de sus párrafos principales: “Soy de Dios y a Dios vengo”. Todo lo contrario ocurrirá en el movimiento de cierre donde comenzará con la reiterarción del estallido de cierre del tercer tiempo dando así comienzo a una sección a la que Mahler denominó “El Juicio Final”, en donde a través de la música describe como al llamado del supremo todos los muertos se levantan de sus sepulturas y marchan rumbo al lugar señalado para el juicio. Fanfarrias, marchas y entradas de instrumentos fuera de escena son utilizados para graficar en música tal imagen. En este punto, Mahler entró en un innegable atolladero que no le permitía concluir la obra en la forma en que la pensaba. Quiso el destino que en la ceremonia de sepultura del maestro Hans Von Bulow se diera lectura a un poema del poeta Klopstrock llamado “Resurrección”. Allí, finalmente, encontró lo que tanto buscó para el final de su obra y que con adaptados y párrafos agregados por el propio Mahler, concluyen la composición tal cuál la conocemos. Un coro numeroso y dos solistas femeninas (Soprano y Mezzo) son los encargados de la parte vocal. La Orquestación es inmensa: diez Cornos, seis trompetas, cuatro trombones, tuba, maderas por cuatro, arpas por dos, Organo, toda la cuerda usual y una tremenda batería de percusión encabezada por dos timbalístas mas dos fanfarrias de metales, vientos y percusión fuera de escena a ser empleadas en el último movimiento

   El texto del poema fue el que permitió a que el plan que Mahler diseñó para esta obra culmine en un perdón general fruto de la generosidad del supremo, sintetizada en las estrofas finales, las que traducidas al  castellano rezan: “Con las alas que conquisté, me elevaré hacia la luz que ningún ojo ha penetrado. Moriré para vivir. Resurgirás, si, resurgirás. En un instante, todo aquello por lo que has luchado te llevará hacia Dios” . Todo ese final conlleva no solo una fuerte carga emotiva, sino que un pleno tutti orquestal, resaltado desde el órgano que brinda el pedal de apoyo, logra una magnificencia pocas veces vista en música, causando al oyente un fortísimo impacto.

  Con todos los detalles que he mencionado, la primera impresión visual que tuve al ingresar al Auditorio Nacional fue la de encontrar a una imponente cantidad de jóvenes instrumentistas. Tras las palabras de bienvenida y las explicaciones que dio sobre la obra el Mtro. Benzecry ante la falta total de programas de mano, que incluyeron la despedida a los “tres pichones” que tras el Concierto tomaron vuelo propio, desde el primer compás se tuvo la certeza que se estaba ante una versión impactante, a nivel de la de las orquestas profesionales. El ajuste, la concepción de la obra por parte del Maestro, la entrega de los jóvenes, fueron dando los pasos que construyeron  una versión de antología, Súmese a ello el concurso de Alejandra Malvino en los dos últimos movimientos la que con imponente voz supo decir y expresar y Carla Filipcic Holm, quien a mi entender está atravesando el mejor momento de su carrera, la que también dio en los matices e inflexiones justas para volcar el texto de Klopstrock.  Los Coros, tanto el legendario  ”Lagun Onak” como el de la Facultad de derecho bajo la guía de Miguel Angel Pesce y la gratísima sorpresa del Coro Polifónico Nacional Evangélico con la tutela de Constanza Bongarrá se amalgamaron de tal forma que fueron una sola y potente voz para expresar la reafirmación de fe final con la que la Sinfonía concluye. Imponente Sebastián Achenbach desde el Organo Klais y estupendas las intervenciones fuera de escena de los músicos reforzados con integrantes de la Agrupación de Música de la Policía de la Ciudad que preparó Jorge Silveyra.

  Hay una persona que resume todo. Mario Benzecry. Maestro, guía, amigo, sigue derramando enseñanza y forja talentos, algunos de los cuales cambiaron calle o droga por la música y la dignidad del trabajo. Gracias por todo ello y fuerza para seguir adelante.

Donato Decina

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