Una versión moderna de “RIGOLETTO” en el
Metropolitan de New York
LA VENGANZA Y LA
TRAICIÓN SON ATEMPORALES
Martha CORA ELISEHT
Dentro de las excelentes
transmisiones por streaming que están
ofreciendo los principales teatros líricos del mundo con motivo de la pandemia
de COVID-19, el Metropolitan Opera House de New York ofreció en el día de la
fecha una versión muy particular de “RIGOLETTO”
de Giuseppe Verdi (1813-1901) con puesta en escena de Michael Mayer y
Christine Jones ambientada en Las Vegas de la década del ‘60. Renée Flemming
fue la presentadora de esta producción que data del 2013, con vestuario de
Susan Hieferty e iluminación de Kevin Adams y con la participación de Michele
Mariotti dirigiendo la Orquesta Estable de la institución, mientras que Donald
Palumbo estuvo a cargo de la dirección del Coro.
El elenco estuvo integrado por los
siguientes cantantes: Zelijo Lucic (Rigoletto),
Diana Damrau (Gilda), Piotr
Beczala (El Duque de Mantua), Oksana
Volkova (Maddalena), Stefan Kocán (Sparafucile), Robert Pomakov (Conde Monterone), Jeff Matsey (Marullo), Alexander Lewis (Borsa), María Zifchak (Giovanna), David Crawford (Conde Ceprano), Emalie Savoy (Condesa Ceprano) y Catherine Chot (Mensajera).
En la régie actual, la corte del Duque
de Mantua tiene lugar en un casino, con mesas de ruleta, máquinas
tragamonedas y numerosas luces de neón –muy similares a las utilizadas en la
puesta en escena de “LA PROHIBICIÓN DE
AMAR” de Wagner en el Colón en
2017- mientras que el Duque es el dueño del casino. Su séquito se compone de matones,
bailarinas ataviadas como coristas de un teatro de revistas o conejitas de Play Boy más una bailarina egipcia, que
se encarga de seducir al Conde Ceprano. La
misma sale de un sarcófago que será utilizado con posterioridad para raptar a Gilda y ya se deja entrever desde el Prólogo que algo trágico va a suceder. Marullo observa que Rigoletto está acompañado por Gilda –cuyo rostro está oculto por un
pañuelo en la cabeza- mientras toman un ascensor. Por ende, intuye que posee
una mujer antes de que comience el 1° Acto.
¿Por qué se ambientó en Las Vegas de
aquella época?.... Porque precisamente, representa la ciudad donde –al igual
que en la corte del Duque- todo está
permitido: el juego, el placer sin límites y el crimen organizado. Pero
asimismo, también representa la decadencia moral de una sociedad. En vez de ser
un bufón, el protagonista es un showman encargado
de divertir a los asistentes al casino. Aparece vestido con un pantalón verde y
en el primer acto, con un sweater rojo con rombos dorados, mientras que el Duque luce un clásico smoking con saco blanco. Los demás
integrantes de la corte están vestidos con sacos de colores brillantes,
mientras que tanto el Conde como la Condesa Ceprano lo hacen en color dorado. Ella aparece ataviada
como Marilyn Monroe, mientras que Monterone
está caracterizado como un jeque árabe dispuesto a vengar el deshonor de su
hija. Cuando cambia la escena luego de
la maldición, las luces de neón se apagan y el encuentro entre Rigoletto y Sparafucile se produce en un bar. Este último personaje aparece
vestido como un matón de la mafia,
mientras que Rigoletto se
cubre con un simple impermeable antes de regresar a su casa. Gilda aparece ataviada con un vestido
abotonado al frente con escote redondo, típico de aquella época, con mangas largas para simbolizar y preservar su
candidez –muy similar a los de las películas de Doris Day-, mientras que el Duque aparece antes de su encuentro con Gilda con una campera deportiva y un
pantalón negro. Un vestuario simple para simular ser un estudiante y muy
adecuado. Previamente a su encuentro, soborna a Giovanna dándole dinero. Antes del rapto, los secuaces del Duque, Marullo y Borsa aparecen ataviados
con máscaras antes de emboscar a Rigoletto,
quien toma el ascensor equivocado, mientras Marullo y Borsa toman el adecuado. Sabiendo donde vive, inmovilizan a Giovanna y meten a Gilda dentro
del sarcófago. Cuando Rigoletto desciende,
se da cuenta de que ya es demasiado tarde (“La
Maledizione!”).
El 2° Acto tiene lugar en el
escenario del casino, donde hay numerosas mesas con veladores para que la gente
pueda disfrutar del espectáculo, mientras canta “Ella me fu rapita” vestido con un impermeable. Aquí Rigoletto aparece con un sweater con
escote en V rojo, el mismo pantalón verde y un impermeable, mientras que los
secuaces del Duque usan el mismo
atuendo. En vez del Paje, aparece una
Mensajera avisándole al Duque que Gilda se encuentra en su cuarto. Cuando la muchacha aparece, lo
hace con el vestido semiabotonado y descalza, con su cabello suelto. Una vez
que le cuenta lo acontecido a su padre, los matones del Duque asesinan a Monterone de
un tiro en la cabeza –a manera de ejecución mafiosa-. La escena se tiñe de rojo
cuando Rigoletto canta el aria de la vendetta.
En el 3° Acto, la escena se desarrolla
en un burdel, donde Maddalena aparece
ataviada con una enagua negra, enfundada en una larga bata roja típica de vedette de un teatro de revistas
mientras seduce al Duque bailando el
baile del caño. Mientras tanto, Rigoletto
y Gilda contemplan la escena
escondidos detrás de un auto. Ahí mismo será el lugar donde Rigoletto y Sparafucile cierran el trato para asesinar al Duque y colocar su cadáver en el baúl del auto antes de arrojarlo
al río. La tempestad se recrea mediante múltiples luces de neón en color blanco
y azul. Antes de sacrificarse, Gilda aparece
vestida con pantalones, un sombrero donde oculta su cabello y un impermeable.
Los efectos de iluminación en la última escena recrean la pérdida de sangre
causada por la estocada mortal que Sparafucile
propina sobre la muchacha.
Las principales arias de esta
celebérrima obra fueron interpretadas de manera magistral por la soberbia
calidad de los intérpretes, al igual que el cuarteto del 3° Acto (“Bella figlia dell’amore”) y el trío
donde se sella el fatal destino de Gilda.
Diana Damrau demostró que es la mejor soprano de coloratura del momento y dio
vida a una magistral versión de este personaje: cándida, inocente y
profundamente enamorada de Gualtier Maldé
(el falso nombre del Duque). Su
interpretación de “Caro nome” fue
excelsa desde todo punto de vista. Por su parte, Piotr Beczala ofreció una
excelente versión del Duque, descollando
en todas las arias principales y sorprendió con sus habilidades sobre el caño
en “La Donna é mobile”, al igual que
rodeado de coristas con abanicos de plumas en “Questa o quella”. Y el croata Zelijo Lucic fue un soberbio
protagonista, que brilló en sus arias solistas (“Pari siamo”, “Corteggiani, vil razza dannata” y en la Vendetta) y demostró sus magníficas
dotes histriónicas en escena para componer al bufón. Excelente desempeño del
bajo Stefan Kocán como Sparafucile, al
igual que la mezzosoprano rusa Oksana Volkova como Maddalena. Y dentro de los personajes secundarios, todos los
intérpretes se han destacado por su línea de canto y actuación.
Sea en la época del 1600 o en la
década del ’60, ambientada en Mantua o Las Vegas, este gran clásico de Verdi es
atemporal. La venganza y la traición siempre han perdurado con el correr del
tiempo y por lo tanto, esta versión ambientada en Las Vegas resultó perfecta
por ser, precisamente, la ciudad del vicio y del crimen organizado. Y al igual
que los personajes de Verdi, los asesinos a sueldo, aquellos que seducen bajo
engaño y un padre dispuesto a defender el honor de su hija a cualquier precio
son caracteres que también persisten hasta el día de la fecha.
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