domingo, 29 de agosto de 2021

 

Cierre del Ciclo de Abono de 4 conciertos a cargo de la Estable del Colón

 

 AL SON DE LOS VIENTOS

Martha CORA ELISEHT

 

            En Alemania, los Coros de instrumentos de bronce son una tradición. Por pequeña que sea, cada ciudad –o pueblo- posee su banda, que suele tocar no solamente en festivales y eventos al aire libre, sino también en los conciertos navideños. No es casual que la elección de un repertorio íntegramente alemán haya sido el elegido por Enrique Schneebeli –solista de trombón bajo de la Orquesta Estable del Teatro Colón y del Ensamble Viento Sur junto a Pablo Fenoglio, Carlos Ovejero y Jorge Urani- para dirigir el concierto de cierre del Ciclo de Abono a cuatro conciertos de la Orquesta Estable del Colón en el día de la fecha con un Ensamble de Metales y Percusión integrado por los siguientes músicos: Osvaldo Lacunza, Werner Mengel, Oscar López de Calatayud, Cristian Martinelli y Agustina Guidolin (trompetas y flugelhorn); Gustavo Ibacache, Reinaldo Albornoz y Leonardo Melgarejo (cornos); Pablo Fenoglio, Ignacio Galicchio, Matías Bisulca y Axel Juárez (trombones y euphonium); Adrián Nalli (trombón bajo); Pedro Pulzovan (tuba), Gabriel Rodríguez (timbales), Florencia Barrientos y Federico Taboada (percusión).

            El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

-          Terpsichorian Suite- Michael PRÄTORIUS (1571-1621) (arreglos de Peter Reeve)

-          Concierto de Brandenburgo n° 3 en Sol mayor, BWV 1048- Johann S. BACH (1685-1750) (arreglos: Christopher Mowat)

-          “La Llegada de la Reina de Saba”, de la ópera “SOLOMÓN”- Georg Friederich HÄNDEL (1685-1759) (arreglos: Paul Archibald)

-          “Richte mich, Gott” (“Oriéntame, Dios”)- Félix MENDELSSOHN BARTHOLDY (1809-1847) (arreglos: Enrique SCHNEEBELI)

-          Marcha fúnebre de Sigfrido de “EL OCASO DE LOS DIOSES”- Richard WAGNER (1813-1883) (arreglos: Robert King)

-          “Feierlicher Einzug” (Entrada triunfal de los Caballeros de la Orden de San Juan)- Richard STRAUSS (1864-1949) (arreglos: Max Reger/ Johannes Koch)

El repertorio no sólo fue variado, sino que fue yendo progresivamente desde el barroco hacia el romanticismo. La primera de las obras fue compuesta en 1612 y es una suite de 8 números donde se hace alabanza a Terpsícore – musa de la danza-. Además de abundante música sacra y de cámara, Prätorius compuso más de 300 danzas de inspiración francesa (entre otras, bourré, volte y courante) e italiana (pavana), así como también la canarie (oriunda de las Islas Canarias). La transcripción para vientos y percusión realizada por Peter Reeve para el Philip Jones Brass Ensemble respeta el carácter barroco, logrando una pieza elegante, con un  brillante sonido en la fanfarria que inicia la obra  (Entrée) y un muy buen contrapunto entre tuba y trombón bajo frente a los agudos de las trompetas, mientras la percusión marca el ritmo. La versión ofrecida por el Ensemble sonó muy compacta, destacándose el quinteto de trombones y la magnífica labor ejercida por Agustina Guidolin en flugelhorn, al igual que el solista de trompeta piccolo.

Seguidamente, Enrique Schneebeli se dirigió al público –micrófono en mano- no sólo para agradecer su presencia, sino también para brindar una breve reseña de las obras y dar un instante de reposo a los músicos entre cada una de las obras que se ofrecieron durante el concierto. Los instrumentos de metal ejercen una presión continua sobre la boca de los ejecutantes y requiere un breve descanso entre una obra y la otra. Asimismo, también agradeció la oportunidad de poder brindar un concierto íntegramente formado por este tipo de instrumentos –que han sido los más relegados durante la pandemia-. Tras la explicación, tuvo lugar la transcripción de Christopher Mowat del Concierto de Brandenburgo n° 3 de Bach, cuyos 3 movimientos (Allegro moderato/ Adagio (formado sólo por 2 acordes)/ Allegro) sonaron muy bien merced a la interpretación del conjunto. Las diferentes secciones de instrumentos de metal sonaron prácticamente al unísono, pero sin perder los matices. Las intervenciones de Werrner Mengel y de Gustavo Ibacache en las cadenzas para trompeta y corno –respectivamente- fueron sumamente destacadas al inicio del movimiento final.

La versión original de la Entrada de la Reina de Saba  de la ópera SOLOMON fue compuesta por Händel en 1749 para dos oboes y cuerdas. En este caso, la transcripción para instrumentos de viento y percusión de Archibald consta de una fanfarria triunfal a cargo de la trompeta piccolo  y trombones de neto tinte barroco, que fue muy bien llevada por el Ensamble instrumental en general, con una muy buena labor por parte de la percusión. A continuación, la mencionada transcripción de la obra de Mendelssohn sobre el salmo 43 tuvo en Pablo Fenoglio y Adrián Nalli a dos grandes intérpretes, ya que el trombón tenor y bajo suenan al unísono hasta que posteriormente, las trompetas inician una fanfarria donde se acopla el resto de los instrumentos en un canon a 3 voces. Los cornos también tuvieron una destacada labor. Y en el caso de la célebre Marcha fúnebre de Sigfrido, tanto los trombones bajos como la tuba inician la obra junto con la percusión, que posteriormente, es tomada por los cornos y la tuba wagneriana. La labor de los músicos fue impecable y los trompetistas fueron los que más se destacaron en el célebre leitmotiv del héroe.

Por último, la Entrada triunfal de los Caballeros de la Orden de San Juan fue la única obra para bronces y percusión compuesta por Richard Strauss. En 1909, la mencionada Orden le solicita al gran músico alemán una obra por encargo. Si bien la instrumentación original es mucho más abarcativa (12 trompetas, 3 trompetas solistas, 4 cornos, 4 trombones, 2 tubas y timbales), el arreglo de Johannes Koch sobre el original de Max Reger requiere un menor número de instrumentos y, por lo tanto, se adapta muy bien a estos tiempos que corren. Posee reminiscencias de Así hablara Zaratustra y un desarrollo característico del compositor, con marcación del contrapunto entre agudos y graves sumamente solemne. Una gran interpretación cargada de pasión y brillo hizo que el público aplaudiera intensamente al finalizar la misma.

Si bien no suelen ofrecerse bises en los conciertos de abono, el Ensamble sorprendió con una excelente versión de Violentango de Astor Piazzolla. Una decisión muy acertada y un broche de oro –o mejor dicho, de bronce- para poner punto final a un ciclo de conciertos sumamente exitoso, caracterizado por obras prácticamente inéditas e intérpretes de gran calidad. Según palabras del propio Schneebeli: “Nada se compara como el contacto con el público”. El esfuerzo valió la pena.     

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