domingo, 15 de agosto de 2021

 

Nueva presentación del ciclo de Abono de la Orquesta Estable en el Colón

 

RESCATANDO PARTITURAS DE UN INJUSTO OLVIDO

Martha CORA ELISEHT

 

            Continuando con su respectivo Ciclo de Abono de conciertos los domingos por la tarde, la Orquesta Estable del Colón ofreció en el día de la fecha un programa de obras inéditas –y otras, que no se representaban en nuestro mayor coliseo desde hacía muchos años- bajo la batuta del Maestro Sebastiano de Filippi, con la participación de la mezzosoprano Guadalupe Barrientos y el organista Matías Sagreras como solistas.

            Se interpretaron las siguientes obras:

-          Obertura de “Die Zwillingsbrüder” (Los hermanos gemelos), D. 647- Franz SCHUBERT (1797-1828)

-          Wesendonck Lieder (Cinco canciones para voz femenina), WWV 91 (texto: Mathilde Wesendonck)-  Richard WAGNER (1813-1883)

-          Suite en Sol mayor para cuerdas y órgano, P 58- Ottorino RESPIGHI (1879-1936)

La mencionada Obertura de Schubert representa un estreno absoluto tanto en el país como en el Colón. Fue estrenada en Viena en 1820 como singspiel (farsa con canto), con libreto de Georg Ernst von Hoffmann y se basa en la historia de dos gemelos –Franz y Friederich-  que son dados por muertos durante la guerra. Al regresar a su pueblo, sus paisanos los confunden y eso pone en peligro el compromiso de uno de los gemelos con la hija del alcalde, que había contraído con anterioridad. Debido a la precariedad del libreto como al refinamiento de su música, cayó en el olvido con el correr del tiempo. Posee reminiscencias de las comedias de Mozart y Rossini, pero con un tinte absolutamente vienés. Esta última característica sonó muy acorde en la interpretación brindada por la orquesta. Por su parte, Sebastiano de Filippi la ejecutó con una precisión y una marcación absolutas.

Después de una larga ausencia de los escenarios locales, las cinco canciones que compuso Wagner entre 1857 y 1858 con letra de Mathilde Wesendonck volvieron a sonar sobre el escenario del Colón. Originalmente fueron compuestas para piano y voz femenina –soprano o mezzosoprano- y posteriormente, orquestadas por Félix Mottl en 1893. Esta versión es la que ha perdurado hasta la actualidad y que ha sido grabada por numerosos intérpretes. Comprende 5 números: Der Engel (El ángell), Stehe still (“¡Detente!” ”Quédate quieto”), Im Treibhaus (En el invernadero), Schmerzen (Dolores) y Träume (Sueños). La tercera se denomina también Studie zu Tristan und Isolde (Estudio sobre “Tristán e Isolda”), porque comienza con la misma música correspondiente al 3° Acto de dicha ópera –de la cual, Mathilde Wesendonck fue su musa inspiradora-, mientras que la última se inicia con la misma música de la Advertencia de Brangäne (“Einsam wachend in der Nacht”). La versión ofrecida por la Estable fue soberbia, con una muy buena profundidad sonora en los momentos de mayor intensidad dramática. En cuanto a la actuación de Guadalupe Barrientos, la mezzosoprano fue escalando de menor a mayor a medida que iba transcurriendo la obra. Poseedora de una voz potente y caudalosa, quizás sonó muy intensa al comienzo, pero fue modulando y endulzando su voz a partir de Stehe still, con excelentes matices en los graves –llegando prácticamente a un susurro en Träume, con una exquisita interpretación- y con amplio dominio en los agudos. El cambio de look le sentó de maravilla –cabello lacio, con corte carré-, al igual que el abordaje del repertorio de lieder. El solo de viola acompañante en Im Treibshaus sonó muy bien y una vez más, la marcación de de Filippi fue perfecta. Al finalizar, el público estalló en aplausos.

La Suite en Sol mayor para órgano y orquesta de cuerdas P 58 es una obra de juventud de Ottorino Respighi, de inspiración barroca y que imita la estructura del concertó grosso italiano. Compuesta en 1905, se estrenó en 1906 y se publicó recién en 1956 (20 años después de la muerte del compositor). No existen registros sobre su interpretación en el país; por lo tanto, también se considera un estreno local. Posee 4 movimientos: Preludio, Aria, Pastorale y Cantico. El primero se inicia con un vibrante allegro en Sol mayor a cargo de las cuerdas para dar paso al órgano en un diálogo perfecto, que recuerda a la música de Bach como al barroco italiano, intercalando ritmos y armonías modernas. Un imponente solo de contrabajo en tono menor abre el Aria para luego, dar paso al órgano y al resto de las cuerdas, a la usanza del aria di Chiesa de Alessandro Stradella. La passacaglia que se escucha en la Pastorale recuerda a Frescobaldi, donde la melodía es iniciada por las violas, seguida por el resto de las cuerdas hasta que finalmente, el órgano entra in crescendo en diálogo con las cuerdas en el tema principal. Por último, el órgano abre el Cantico del 4° movimiento en todos sus matices para que posteriormente, la orquesta entre cuasi al unísono para dar paso al tema principal en cellos y contrabajos, seguido por los violines y violas. El movimiento finaliza con una coda y una capitulación final de las cuerdas in crescendo para fusionarse en un tutti con el órgano, logrando un sonido majestuoso –inspirado en Arcángelo Corelli-.  En la presente versión, Matías Sagreras tocó el órgano desde el palco avant- scène y lo hizo en forma magistral, exaltando los matices del rey de los instrumentos. La precisión y marcación de Sebastiano de Filippi hicieron posible una excelente versión de esta obra, que arrancó numerosos aplausos y vítores hacia el final.

El público se retiró encantado y sorprendido por la calidad de los intérpretes y por escuchar obras inéditas hasta entonces. No sólo ha sido muy bueno innovar en materia de  intérpretes y directores invitados, sino además rescatar del olvido este tipo de composiciones para poder incluirlas en los Ciclos de Abono de las orquestas del Colón. Hay mucho material para investigar y muchas obras injustamente olvidadas para descubrir y apreciar en tiempos de pandemia.

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