DE VARIACIONES Y CONCIERTOS
Teatro Colón,
temporada 2021. Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas. “Baires Horns” (Fernando Chiappero,
Luís Ariel Martino, Gustavo Ibacache, Christian Morabito). Programa: Obras de Händel,
Gardelín y Ginastera. 22 de Octubre de 2021.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Antes del
inicio, el Mtro. Diemecke solicitó un aplauso a la memoria de Bernard Haitink,
fallecido el día anterior y a quién iba dedicado el concierto. Más allá de que
se produjo a una edad avanzada (¿92 o 96?), consecuencia biológica a la que
nadie escapa, y que estaba retirado desde hacía 2 años (a pesar de lo cual dejó una puerta abierta
diciendo que si había una emergencia que cubrir El estaba listo para ir a donde sea), es un vacío muy sensible el que deja.
Quienes tuvimos la fortuna de escucharlo en el Colón en su máximo esplendor al
frente de la Royal Concertgebow Orchestra (En mi caso 1985 y anteriormente vino
en 1971), lo recordaremos como un guía solido que siempre llegaba al fondo de
las partituras. Vaya entonces Ntro. sentido homenaje que tendrá en el programa
de hoy 23 un anticipo de uno mayor el próximo Sábado 30.
La
tónica del programa ofrecido tuvo dos formas musicales como ejes: el concierto
y la variación. Se inició con el Concerto
Grosso nº 12 del op. 6 que lleva el Nº330
de catálogo de Händel, el que si bien fue interpretado con instrumentos
modernos fue objeto de una muy buena y digna versión, sostenida en atriles
solistas de excelencia. Basta con consignar (entre otros) a Xavier Inchausti
(Concertino), Elías Gurevich (Segundo primer violín), Delmir Lujla (Guía de
segundos violines), José Antonio Araujo (Primer violonchelo) y Javier Dragún
(Primer Contrabajo) , para tener una pauta de lo que fue la versión construida
por Diemecke justamente a partir de dichos instrumentistas. Ajustada de punta a
punta, intensa, respetuosa del estilo, en mi caso operó como un bálsamo luego
de la controvertida puesta de “Theodora” en donde justamente Händel quedó
injustamente relegado por los desgraciadamente conocidos factores
extra-musicales.
Luego de este comienzo auspicioso, pudo escucharse
en estreno mundial otro concierto, en este para cuatro cornos y orquesta del
compositor, arreglador y director de orquesta argentino Gerardo Gardelín en donde ofició en
la faz solista el conjunto Baires Horns, integrado por Fernando Chiappero, Luís
Ariel Martino, Gustavo Ibacache y Christian Morabito, los que también se desempeñan
como instrumentistas de las Orquestas del Teatro Colón y a quienes les está
dedicado este trabajo. Es una composición estructurada en los clásicos tres
movimientos (Urbano [Maestoso-Allegro], Místico [Lento] y Ritual [Andante]). De
escritura absolutamente tonal, tiene pasajes de fuerza y brillo, alternados con
otros de absoluta intimidad, tratamiento por momentos “jazzisitico”, otros de música
ciudadana y elementos folcklóricos. Mientras que al conjunto solista le reservó
momentos de fanfarria, seguidos de variaciones a ser interpretadas en forma
individual por cada uno y llevar el discurso de los temas centrales de cada
movimiento. No cabe duda alguna que a lo
largo de su faceta como arreglador, Gardelín se fue embebiendo en este tipo de
música y al igual que otros grandes de la música popular fue internándose en lo
clásico hasta lograr estas composiciones que ahora somete a consideración del
público. La labor de Baires Horns tuvo ajuste, absoluta cumplimentación,
impecable sonoridad y plena solidez, esperando tener la oportunidad para poder
escucharlos solamente a ellos en concierto. Llamó mi atención el hecho de que a
pesar de ser cuatro cornos los solistas. otros se encontraban en el orgánico
orquestal con participaciones importantes resaltando pasajes del
acompañamiento. Podrá decirse “suena a” o “se parece a”, pero nunca “es igual a”.
La música de Gardelín es muy personal y en el caso puntual del último
movimiento, el tratamiento empleado para la orquestación me hizo recordar al
que Waldo de los Ríos efectuara en su célebre “Suite Sudamericana” de los años
60 . Un trabajo muy logrado y efectivo que fue bien recibido por el público.
El
plato fuerte de la noche lo constituyó el excelente trabajo ofrecido en las “Variaciones
Concertantes”, op. 23 de Alberto Ginastera en donde Diemecke fue hasta el fondo
de la obra y sostenido por una inspirada Filarmónica trazó una paleta de color
y sonido que ubicará a esta versión como una de las más impactantes que yo haya
escuchado en vivo. Pareja de punta a punta, respuestas de excelencia de todos
los solistas, intensidad, instantes de profunda introspección, detalles que
hacen a que justamente el resultado final sea
la excelencia y que no en vano, haya sido la obra más aplaudida del
programa. ¿Se pedía música Argentina en el repertorio?, pues allí está. Como debe
ser.
Donato Decina
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