Alfredo Perl, en esperado y triunfal regreso
Por Jaime Torres Gómez
Desde la pre-pandemia que no se veía al destacado pianista chileno Alfredo
Perl, radicado hace varias décadas en Alemania, siendo posible asistir a su
reciente presentación no precisamente en Santiago, sino en la magnífica Aula
Magna de la Universidad Federico Santa María, en Valparaíso.
Curiosamente, dada la importante trayectoria de Perl -uno de los más grandes
pianistas surgidos en Chile-, poco (o nada) se explica su larga ausencia en la
capital, y que su regreso se haya factibilizado en regiones (presentaciones
previas en Concepción y Rancagua), dando cuenta de su empeño en convocar
a artistas de valor en sus territorios, y reafirmando que “Santiago no es
Chile…”.
Con una importante carrera internacional, incluyendo presentaciones junto a
famosas orquestas más una vasta y premiada discografía, Perl es sinónimo de
gravitante solvencia artística e intelectual, firmando interpretaciones que no
dejan indiferentes a las audiencias y crítica especializada. Asimismo, alabada
ha sido su expansión al campo de la dirección de orquesta, y en especial su
labor como titular de la Orquesta de Cámara de Detmold.
Importantes han sido sus contribuciones beethovenianas (de gran recuerdo la
integral de los conciertos para piano junto a Juan Pablo Izquierdo y la Orquesta
de Cámara de Chile, asimismo su extraordinaria grabación de la integral de las
32 sonatas, volviendo a grabarlas luego de varias décadas).
Y justamente el programa en Valparaíso -casi llenando la amplia capacidad del
Aula Magna de la USM- contempló parte de sus “caballitos de batalla”, con las
tres últimas Sonatas de L.V. Beethoven, presentación que mostró a un Perl en
completa madurez artística y en un estadio de inestimable sitial de grandeza…
Del todo acertado haber agrupado estás últimas sonatas, dándose debida
organicidad conforme al carácter de las mismas, de inminente serenidad y
retrospectiva mirada, propio de las últimas obras del compositor. De hecho,
esta tríada fue escrita poco después de la “alocada” (y sin duda fascinante)
Hammerklavier, esta última de plena madurez y punto de inflexión hacia
nuevas exploraciones sonoras más una soberana libertad formal conforme los
cánones de la época, plasmando un raro estadio espiritual y metafísico. Y en el
caso de las tres posteriores (N°30 Op.109, N°31 Op.110 y la N°32 Op.111),
no obstante, su intimidad, a la postre reflejan un verdadero auto da fe,
con una apabullante riqueza de ideas y de insospechadas proyecciones
globales.
Perl, en plenitud artística y servida de consumada técnica de ejecución,
entendió a cabalidad la trama interna de cada obra, develando, sin
tropiezos, su carácter inspirante. Impactante la cantabilidad de las frases,
la administración del rubato como un soberbio sentido del contraste,
amén de una meridana claridad en auscultar las “voces internas” del
discurso musical. Inapelablemente, una experiencia única e irrepetible, y
sin duda de lo más sólido presenciado este año. Ante el estado de
paroxismo de la audiencia…, con magisterial autoridad, Perl accedió
ofrecer de encore una impactante lectura del Intermezzo Op117 N°2 de
Johannes Brahms, dando completa coherencia a la totalidad del
programa.
En suma, un largamente esperado y triunfal regreso de Alfredo Perl,
dando relevancia al potencial convocante de las regiones ante la solidez
de importantes propuestas artísticas…
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