sábado, 6 de agosto de 2022

 

Muy buena actuación de Simon Trpčeski en el Ciclo de Abono de la Filarmónica

 

UN CAMBIO MUY OPORTUNO

Martha CORA ELISEHT

 

            Durante este año, dentro del Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se anunció la presencia de intérpretes de alta jerarquía. Entre otras, el debut en Argentina de la pianista Khatia Buniatishvilli, programada para el pasado viernes 5 del corriente. Debido a una indisposición de último momento por razones médicas, la pianista georgiana fue reemplazada por Simon Trpčeski, quien hizo su debut en el escenario del Colón en dicha fecha junto a la Filarmónica bajo la dirección de David del Pino Klinge respetando el programa original, compuesto por las siguientes obras:

-          Concierto n°2 en Do menor para piano y orquesta, Op.18- Sergei RACHMANINOV (1873-1943)

-          Sinfonía n°6 en Si menor, Op.74 (“Patética”)- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)

 

Tras haberla confirmado oportunamente, Buniatishvilli canceló su actuación en último momento. Por lo tanto, su aparición figuraba en los tradicionales programas de mano impresos que se distribuyen entre la audiencia y el cambio de un pianista por otro fue anunciado por voz en off. Muchos manifestaron su descontento ante la noticia, ya que las localidades estaban agotadas con motivo de tan ansiado debut. Quien escribe se enteró mediante un comunicado hecho a través de las redes sociales hace unos pocos días atrás y lo corroboró visitando la página web del Teatro, donde sí se anunciaba el cambio de intérprete en la versión digital del programa. Por lo tanto, decidió buscar videos para poder interiorizarse mejor y familiarizarse con el solista.

Nacido en Skopje (Macedonia) en 1979, fue alumno de Boris Romanov en las Universidades San Cirilo y San Metodio de su ciudad natal. Tras ganar certámenes internacionales en República Checa, Italia y Reino Unido, debutó en el Wigmore Hall de Londres en 2001 y formó parte del programa BBC Proms entre 2001 y 2003. A partir de 2005 comenzó a realizar giras internacionales donde actuó junto a orquestas muy prestigiosas, tales como la Filarmónica de New York, San Francisco, Los Ángeles, Singapur, Hong Kong y Toronto. También actuó con la Filarmónica de Bergen, Estocolmo, Göteborg (Suecia) y Helsinki. En 2009, el gobierno de su país lo distinguió con la Orden al Mérito, máximo galardón nacional y es un notable intérprete de los conciertos de Rachmaninov.  

El celebérrimo Concierto n°2 para piano y orquesta en Do menor, Op.18 fue compuesto entre 1900 y 1901 y dedicado a Nikolai Dahl -un médico que salvó a Rachmaninov de una depresión severa, ocasionada tras el fracaso del estreno de su Sinfonía n°1 en 1897, lo que le impedía componer-. Sus tres movimientos (Moderato/ Adagio sostenuto/ Allegro scherzando) requieren un gran virtuosismo del solista desde los primeros compases (in crescendo mediante una sucesión de arpegios hasta que la orquesta introduce el primer tema). En este caso, la marcación de los tempi por parte de del Pino Klinge fue soberbia -aunque por momentos, algo excedido en los tutti- y hubo una perfecta correspondencia entre solista y orquesta. Desde su ubicación en Paraíso, una pudo apreciar las entradas y el acompañamiento del ritmo que realizaba el pianista mientras la Filarmónica tocaba su parte. Por la manera de ejecutar los arpegios y los trinos, una también pudo apreciar elementos técnicos de la escuela rusa. Los mismos  fueron interpretados de manera impecable -sobre todo, en el solo del 2° movimiento-. Los principales solistas de las diferentes secciones de instrumentos de la Filarmónica tuvieron también una destacada actuación. Al finalizar el concierto, el Colón estalló en aplausos y cuando el lacayo ofreció el tradicional ramo de flores al intérprete, el macedonio lo arrojó con firmeza hacia los asistentes de la platea. Esta circunstancia fue muy bien aprovechada para permitir al asistente de escenario que acomodara el asiento y atril para el violoncelista José Araujo, quien ingresó junto a Trpčeski para ejecutar una versión para piano y cello de la célebre Vocalise de Rachmaninov. Previamente, el macedonio sorprendió a la audiencia hablando un perfecto castellano y agradeciendo la oportunidad de haber debutado en Argentina. “Me siento muy feliz en este hermoso país”- manifestó. Por más que estuviera leyendo la pantalla de un celular, llamó la atención su buena pronunciación del español. Ambos músicos se lucieron y su esfuerzo se vio coronado por numerosos aplausos.

La Sinfonía n°6 en Si menor “Patética” es la última de las sinfonías de Tchaikovsky y fue compuesta entre Febrero y Agosto de 1893. Tchaikovsky la estrenó 9 días antes de su muerte en San Petersburgo. En realidad, dicho epíteto no fue idea del compositor, sino de su hermano Modest, quien la denominó “Pachetitskaya” (“Apasionada” o “emotiva”, en ruso). Sin embargo, el hecho de comenzar y terminar de forma lúgubre, con una melodía grave a cargo de contrabajos -tanto en los compases iniciales como finales- causa un efecto premonitorio, que se acentúa con el efecto de cuerdas divididas, creando esa sensación de desolación y tragedia previamente a la intervención del solo de fagot en el Adagio inicial -magnífica interpretación de William Thomas Genz-. El 1° movimiento continúa con el Allegro non troppo a cargo de las violas y violoncellos hasta que la melodía es tomada por violines y violas, que deben interpretar acorde a las indicaciones de la partitura (Teneramente, molto cantábile con espansione) hasta desembocar en el bello tema lírico en Re mayor con el solo de clarinete y la breve intervención del fagot hasta que se produce el torbellino del fortissimo, donde las trompetas introducen el coro de metales sobre un tema de la liturgia ortodoxa, en alternancia con el ostinato de violas y cellos. El segundo movimiento (Adagio con grazia) tiene una particularidad: está escrito en 5/4 y simula un vals, mientras que el 3° (Allegro molto vivace) es el que permite que todas las diferentes secciones de la orquesta se luzcan. Por último, el Adagio lamentoso se caracteriza por el lamento ibicial a cargo de las cuerdas, que contrasta con un Andante en la sección central y recapitula hasta desembocar nuevamente en Si menor en las cuerdas graves, a cargo de los contrabajos hacia el final. Hacía mucho tiempo que una no escuchaba una ejecución tan perfecta de esta sinfonía por parte de la Filarmónica, todos los solistas de las diferentes secciones de la orquesta pudieron lucirse, ofreciendo una excelente actuación. Como no podía ser de otra manera, el Colón volvió a estallar en aplausos y vítores por parte del público.

 

Pese al cambio de último momento, puede decirse que ha sido muy oportuno. Se reemplazó a una estrella de fama internacional por otro pianista -quizás, no tan conocido en el medio local- que resultó ser un especialista en la materia. Unido esto a un director de prestigio, no hace falta decir nada más. La Filarmónica marca su nivel como una de las mejores orquestas del país y lo demuestra en cada una de sus actuaciones.  

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