¡GRACIAS MAESTRO!
Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional: Concierto del
ciclo regular de la Orquesta Sinfónica Nacional, Directora: Yeny Delgado. Solista:
Pablo Buono (marimba). Programa: Obras de Torrá, Zalcman y Castro. 28 de
Octubre de 2022.
NUESTRA OPINION: MUY
BUENO.
Por muchos motivos
este concierto dejará recuerdos muy especiales a saber: el estreno siempre
bienvenido de una obra de compositor argentino. El rescate de otras dos
composiciones nacionales (una que viene
de un injusto olvido y otra que retorna a los atriles luego de un también
incomprensible silencio de muchos años) y la fundamental, que es que se trató
del último concierto como Concertino Titular e Integrante de la Orquesta del
Maestro Luís Roggero, quien de esta forma culminaba con el conjunto una
dilatadísima trayectoria de décadas jalonadas por instancias verdaderamente
históricas para el Conjunto Nacional. Hitos, muchísimos. Pero mencionemos
algunos que yo considero fundamentales: La gira a Japón y Estados Unidos en
1998, la Presentación de la Sinfónica Nacional en Canarias en 2001. La noche de
gloria en el Colón con “La Pasión según San Mateo” de Bach bajo la Dirección de Michel Corboz en
la que luego del inmenso solo que le cupo al Mtro. Roggero, un espectador se
atrevió a vulnerar el cerrado silencio y gritarle ¡Bravo!. Las noches en que el
Mtro. Pedro Ignacio Calderón unió a la Filarmónica de Buenos Aires con la
Sinfónica Nacional en el Colón y en el Auditorio de Belgrano para interpretar “Gurrelieder”
de Arnold Schönberg. Sus solos en el segundo movimiento de la primera sinfonía de Brahms. Y como solista
junto a la Sinfónica, el Concierto para Violín de Aram Khatchaturian, la
Sinfonía Española de Eduard Lalo y el broche de oro que nos hace regresar a
Brahms: su muy emotiva versión del Concierto para Violín y Orquesta , Op. 77
junto a Mariano Chiacchiarini días atrás. Es imponente la nómina de Directores
con los cuales Roggero ha actuado dentro de la Orquesta desde su época de violinista
de fila hasta llegar por mérito propio a esta merecidísima posición. Desde la línea
“Veterana” la que bien podría expresarse en nombres como Juan Emilio Martini, Washington
Castro o Vicente La Ferla, pasando por nombres extranjeros como el mencionado
Maestro Corboz, Piero Gamba, Volker Wangenheim, Carl Bünte, Francisco Rettig,
Juan Pablo Izquierdo o más recientemente Gunther Neuhold y hasta Enrique Arturo
Diemecke (en su debut absoluto en Argentina) y maestros argentinos, todos a lo largo de
décadas, culminando en esta formidable camada actual de jóvenes conductores.
Compañeros suyos: desde muchos “miembros fundadores”, pasando por sus coetáneos
y la “sangre nueva” de la actual renovación. Su labor como solista, docente o
integrante de conjuntos de cámara exceden largamente al presente comentario. Pero
el hecho de la emotiva despedida de sus compañeros, representados en sentidas
palabras por la Violonchelista María Teresa Fainstein Day y el Violinista Roberto
Calomarde, como del propio Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer,
quién acertadamente le entregó su testimonio y declinó hacer uso de la palabra dándole al Maestro
Roggero todo el protagonismo, habla a las claras del nivel de ser humano y del músico exquisito que brindaba en este
día su última actuación como integrante de Ntra. máxima Orquesta.
Entrando de lleno en el concierto, la velada fue
confiada a la Mtra. Cubana Yeny Delgado, conductora titular de la Orquesta
Sinfónica de Salta. Se inició con la breve y muy descriptiva “Rapsodia
Entrerriana” de Celia Torrá, a mi juicio la primera compositora clásica de importancia
de la Argentina, perteneciente al inolvidable grupo Renovación, el que también fuera integrado por el músico cuya obra cerró este concierto, Juan José Castro
(también titular de la Sinfónica). Obra breve, descriptiva del paisaje, por momentos muy delicada, expresa el estilo tonal
vigente en Ntra. música durante las primeras décadas del siglo pasado. Posee
una muy interesante orquestación de la que Yeny Delgado con suma inteligencia
le extrajo hasta los mínimos detalles marcando así un muy sobrio comienzo.
Guillermo Jorge Zalcman fue un notable
compositor, docente, arreglador y director de orquesta. Su criatura más preciada
y perdurable ha sido la Orquesta Estudiantil de Buenos Aires, la que de una
breve formación instrumental que ensayaba en dependencias de la Escuela Normal
de Profesores “Mariano Acosta” de la Capital Federal, fue tomando envergadura
hasta transformarse en uno de los muy buenos conjuntos formativos de instrumentistas
del país. Protagonizó innumerables estrenos de obras argentinas y extranjeras,
a veces mediante arreglos instrumentales para poderlos efectuar, tal su
determinación por difundir. En la última década, cansado de lidiar con
autoridades educativas de la Ciudad de Buenos Aires, decidió retirase del
conjunto y enfocarse de lleno en la faceta de compositor, la que lo llevó a
ejercer la presidencia de la Asociación Argentina de Compositores. Compuso este
Concierto para Marimba y Orquesta dedicado al percusionista Pablo Buono quien
integró la Orquesta Estudiantil bajo la titularidad suya, el que debió
estrenarse en la velada inaugural de la fatídica temporada 2020 en este
Auditorio Nacional. Quién debía dirigirlo era el Mtro. Mariano Chiacchiarini.
Al decretarse la cuarentena, dado que Chiacchiarni vino de Europa para esta
ocasión, debió aislarse y el programa fue reemplazado por la repetición de uno
anterior que se había efectuado en el Gran Buenos Aires días antes. Desgraciadamente el
Mtro. Zalcman fue una de las víctimas del maldito COVID 19 y partió muy
prematuramente, por lo que se trató de un homenaje Post-Mortem. La obra está
estructurada en cuatro movimientos, es absolutamente tonal, hay influencias melódicas
de corte más popular y está inteligentemente escrita desde la guía del
instrumento solista hacia la orquesta de medianas dimensiones (evidentemente el compositor pensó también en la Orquesta Estudiantil). A lo largo de sus cuatro movimientos,
Pablo Buono hizo gala de una exquisita técnica, sonido refinadísimo y contó con
Yeny Delgado como una aliada fundamental en la interpretación, ya que el
acompañamiento que brindó fue muy ajustado, de un ida y vuelta permanente con
el solista y entre ambos construyeron una versión absolutamente grata en la
escucha. Luego de los sostenidos aplausos el solista interpretó como bis su transcripción
de una pieza de su padre, la que fuera grabada por el solista del instrumento de
la mismísima Filarmónica de Berlín: el “Estudio Nº 5” para contrabajo, hecho aquí en
marimba. Una composición de esencia “Piazzoleana” muy efectiva y contundente, en la que Buono ratificó las cualidades que
señalamos líneas arriba.
La parte final trajo
lo mejor de la noche con la interpretación de la Sinfonía Argentina de Juan
José Castro. Compuesta en la década del 30 del pasado siglo, Castro de alguna
manera anticipa la música que vendrá de la mano de quienes son hoy Ntros.
nombres más representativos en el mundo entero: Alberto Ginastera y Astor
Piazzolla. Contiene tres movimientos: “Arrabal”, fuerte pintura que parte de la
música orillera hacia el suburbio, franca, de mucha fuerza y ritmo contundente, la que indudablemente es un homenaje del Mtro. a su Avellaneda natal. Un movimiento central que es una verdadera descripción musical de la inmensidad
de la llanura, que grafica el tránsito desde el amanecer hacia el ocaso en la que
volvemos a encontrar timbres y huellas impresionistas que el Mtro. utilizara en
su sinfonía “Bíblica” rescatada meses
atrás por Luís Gorelik junto a la misma Sinfónica y cierra con un “Malambo” que
arranca de manera muy enérgica, se va desarrollando y que llamativamente se
extingue lentamente entre breves intervenciones de solistas de cuerdas y del dúo que conforman los dos primeros violines, Aquí Delgado comprendió cabalmente el sentido de
esta rica partitura y brindó junto a la Sinfónica una versión de muy buena
calidad, con un perfecto ajuste, obteniendo rendimientos individuales y de conjunto
de verdadera excelencia en todas sus secciones.
Por todo lo expuesto
hemos tenido una nueva velada con programación de creadores argentinos a sala
llena y con fervorosa respuesta del público, con lo que ello significa. Y lo
fundamental, ya desde lo personal, por tantas décadas de música junto a la
Sinfónica Nacional (este año cumplo 40 años siguiéndola), un gracias muy grande
LUIS ROGGERO y la promesa de reencontrarnos en donde sigas brindando muy buena
música.
Donato Decina
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