Muy buen desempeño de Pablo Drucker al frente de la Filarmónica
VARIEDAD Y CONFLUENCIA DE ESTILOS DIVERSOS
Martha CORA ELISEHT
Si hay algún ingrediente que faltaba en el presente Ciclo de Abono de la
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA) era la diversidad de estilos dentro de un
mismo programa de conciertos, tornándolo sumamente ecléctico. Precisamente, esto
tuvo lugar en el penúltimo concierto de Abono de la mencionada agrupación sinfónica
el pasado sábado 25 del corriente en el Teatro Colón, bajo la dirección de Pablo Drucker
y con la participación de Adriana Mastrángelo (mezzosoprano) y el Coro de Niños de
esta entidad, dirigido por César Bustamante, para brindar el siguiente programa:
- Variaciones sobre un tema de Haydn, Op.56 a- Johannes BRAHMS (1833-1897)
- Canciones tristes para mezzosoprano, coro de niños y orquesta- Gerardo
GANDINI (1938-2013)
- Cinco piezas para orquesta, Op.10- Anton WEBERN (1883-1945)
- Sinfonía n°3 en Mi bemol mayor, Op.97 (“Renana”)- Robert SCHUMANN
(1810-1856)
Tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino Xavier
Inchausti, Pablo Drucker hizo su presentación sobre el escenario para ofrecer una muy
buena versión de las Variaciones sobre un tema de Haydn, compuestas originalmente
por Brahms en 1873 en versión para dos pianos (Op.56 b) y, posteriormente, la versión
para orquesta sinfónica (Op.56 a), mucho más conocida y representada desde su estreno
a cargo de la Filarmónica de Viena en ese mismo año, con la presencia del compositor
al podio. Son 8 variaciones sobre un tema – Coral de San Antonio- originalmente
atribuido a Haydn, aunque posteriormente, se demostró que no fue escrito por este
compositor. Sea como fuere, esta denominación persistió con el correr del tiempo y, tras
el Andante inicial a cargo de los vientos, se desarrollan las 8 variaciones previamente
mencionadas (Andante con moto/ vivace/ Con moto/ andante/ Poco presto/ vivace/
grazioso/ Poco presto) antes de desembocar en el andante final mediante una chacona
que es tomada – y desarrollada- paulatinamente por toda la orquesta que alude a los
peregrinos que cantan dicho coral. Luego del tutti, la melodía se va desvaneciendo.
Mediante una marcación muy precisa, Drucker logró una versión sumamente
equilibrada y excelsa de dicha obra, que fue muy bien recibida por el público.
Con motivo del 10° aniversario del fallecimiento de Gerardo Gandini, el Teatro
Colón organizó un ciclo denominado FOCO GANDINI en homenaje al compositor
argentino. Las Canciones Tristes para mezzosoprano, coro de niños y orquesta fueron
compuestas y estrenadas en 2003 con textos de diversos autores como Fernando Pessoa,
Jacobo Fijman, Gottfried Benn y Juan Ramón Jiménez. Todas ellas se caracterizan por
ser sumamente melancólicas, mientras que la música compuesta por Gandini posee un
buen cromatismo orquestal dentro de lo atonal, donde el fin de cada canción se
concatena con la otra. Se inicia con El río irreal, de Pessoa y prosigue con Una luna de
tierra, de Fijman, que permite el lucimiento de la mezzosoprano junto con un gran solo
de flauta -impecable ejecución de Ana Rosa Rodríguez- para seguir con otra melodía
del mismo autor: Con la última luna. Seguidamente, sigue otro tema en portugués de
Fernando Pessoa: Vejo a chorar (Veo al llorar) antes de desembocar en el único tema en
alemán: el Aria de Lucía Nietzche, de Gottfried Benn, que también permite el
lucimiento de la mezzosoprano, junto al glissandi a cargo del piano, celesta y percusión.
Otra melodía de Pessoa (Un canto en la noche) comienza con el registro más grave de la
mezzosoprano y va aumentando paulatinamente de intensidad antes de desembocar en
la sexta y última de las canciones (Canción de Invierno, de Juan Ramón Jiménez),
siendo la única donde participa el coro de niños junto con la mezzosoprano, mientras las
maderas realizan un excelente contrapunto con la trompeta y la percusión -muy buena
labor de Fernando Ciancio y Ángel Frette, respectivamente-. A pesar de que es muy
difícil poder apreciar una voz dentro de un contexto atonal, una vez más y, pese a ser
uruguaya, Adriana Mastrángelo demostró que es la mejor cantante de su cuerda dentro
del repertorio de cámara en el país. Por su parte, el Coro de Niños del Colón estuvo muy
bien preparado, sonando en completo equilibrio con la solista y la orquesta.
La segunda parte del concierto comenzó con las Cinco piezas para orquesta,
Op.10, compuestas por el máximo exponente de la atonalidad libre y la Segunda
Escuela de Viena entre 1911 y 1913. Su orquestación lleva 3 grupos de instrumentos:
violín, viola, violoncello, contrabajo, guitarra, mandolina, piano, arpa y armonio; flauta,
clarinete, requinto, clarinete bajo, oboe, trompeta, corno y trombón; set de percusión
(glockenspiel, xilofón, cencerros, platillo, campanas, triángulo, bombo y tambor). Las 5
miniaturas que la integran (Sehr ruhig und zart; Muy tranquilo y delicado/Lebhaft und
zart bewegt; Animado y delicadamente movido/ Sehr langsam und äusserl ruhig; Muy
lento y extremadmente tranquilo/ Fliessend äusserl zart; Fluido y extremadamente
delicado/ Sehr fliessend; Muy fluido) fueron compuestas en estilo dodecafónico,
completamente atonal. Si bien este tipo de composiciones no es del gusto particular de
quien escribe, el hecho de haberlas representado es valioso, ya que raramente se
ejecutan.
Seguidamente, la Filarmónica cerró el concierto con la más brillante de las
sinfonías de Schumann: la n°3 en Mi bemol mayor, Op.97 “Renana”, compuesta en
1851 luego de establecerse en Düsseldorf. Su objetivo era volverla más fácil que sus
obras sinfónicas anteriores y el mote de “renana” no fue impuesto por el compositor,
sino que asocia y refleja su buen estado de ánimo con motivo de su visita a la catedral
de Colonia (Köln) y de las aguas del Rhin. A diferencia de la estructura original de
composición en 4 movimientos, Schumann agrega un quinto (Lebhaft, animado) que
retoma la tonalidad inicial en Mi bemol mayor en 4/4 y que termina en forma radiante.
En la presente versión, la orquesta ofreció una interpretación brillante, tal como lo
indica la partitura desde los compases del 1° movimiento (Lebhaft, animado), siguiendo
con una perfecta interpretación del ländler del 2° movimiento en Do mayor, en ¾
(Scherzo: sehr mässig; muy animado), para continuar con los dos movimientos lentos
(Nicht schnell; no rápido y Feierlich, solemnemente, ambos en 4/4), con un muy buen
equilibrio sonoro. La versión permitió el lucimiento de todos y cada uno de los músicos
y fue sumamente aplaudida.
Una celebra que se incluyan obras de compositores argentinos: en este caso, un
digno homenaje a Gerardo Gandini con motivo de cumplirse 10 años desde su
desaparición física. Pese a la diversidad de estilos comprendidos dentro del presente
repertorio de este concierto, fue otra noche de oro para la Filarmónica bajo la magistral
dirección de Pablo Drucker. La orquesta vuelve a brillar con cada concierto y permite el
lucimiento de directores y solistas acompañantes.
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