sábado, 24 de septiembre de 2022

 

ENTRE LAS PASSACAGLIAS, UN CLARINETISTA BRILLANTE

 

Teatro Colón, temporada 2022: Decimocuarto concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Andreas Ottensamer (Clarinete). Programa: Obras de Webern, Brahms/Butorac y Brahms. 23 de Setiembre de 2022.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Este programa de la Filarmónica de Buenos Aires generó interés por estos motivos: la rara posibilidad de poder escuchar la Passacaglia Op. 1 de Antón Webern, obra fundamental del período de la segunda Escuela de Viena. Poder percibir a Andreas Ottensaner, solista de su instrumento en la Filarmónica de Berlín y, por supuesto, la promesa siempre latente que dispara una versión de la Cuarta Sinfonía de Johannes Brahms. Una vez más en el podio, su titular, Enrique Arturo Diemecke.

 

  Obra de 1908, compuesta casi al final de sus estudios con Arnold Schöemberg, la Passacaglia Op. 1 de Anton Webern es una página en donde el compositor desarrolla este tipo de obra en forma libre, en la que el tema central va quedando reexpuesto en cada variación. Hay instantes de pleno desarrollo orquestal y otros de carácter más introspectivo. Diemecke guió con suma pericia y de memoria a la Filarmónica, la que a partir de su Concertino Titular, Xavier Inchausti, respondió de modo impecable a los requerimientos del Maestro. Cabe preguntarse  porque recién ahora, cuando su gestión al frente de la Filarmónica está por concluir, aparece este tipo de trabajos en los atriles y no hubo prácticamente desde la visita póstuma de Mauricio Kagel hasta el presente al menos como ahora un inicio de programa con estas obras de sumo compromiso. Da pena luego de esta audición y con este resultado, saber que hubiera podido ser posible una mayor renovación del repertorio.

 

     Primero se lo anunció interpretando uno de los conciertos para clarinete y Orquesta de Mozart. Luego que interpretaría uno de Carl María Von Weber. Sin embargo, Andreas Ottensamer, gran clarinetista y líder de su fila nada menos que en la Filarmónica de Berlín, ofreció una transcripción de Darko Butorac para clarinete y orquesta de cuerdas de la Sonata Nº 1, Op. 120 de Brahms. Antes del comienzo, Diemeche se dirigió al público de modo sutil para tratar de lograr que no se aplauda entre movimiento y movimiento. Lo logró solo de manera parcial. Dio la impresión de que muchos turistas extranjeros se encontraban en la sala con el fin de percibir por si mismos si era cierto todo lo que se dice del Colón y es probable que de allí partieran esos aplausos fuera de lugar. Lo cierto es que ya de un principio el sonido de este notable instrumentista cautivó al público. Exhibió formidable transparencia, riqueza técnica y estupenda veta interpretativa, sumado a un magnífico acompañamiento de las cuerdas de la Filarmónica guiadas por un Diemecke muy entusiasmado al dirigirlos. El arreglo de Darko Butorac es de muy buena factura, respetuoso de la esencia “Brahmsiana” y es justamente Brahms el triunfador en esta página con todo el exquisito poder de su música.  La labor de todos no hizo más que brindarle realce a la composición. Ante los sostenidos aplausos, Ottenseimer retribuyó con el bis más impensado. Agradecido por su convocatoria al Colón, homenajeó a la sala con un fragmento de ópera: el solo de clarinete que acompaña al recitativo de Cavaradossi en “E lucevan le stelle” de “Tosca” de Puccini, sencillamente magistral y ovacionado por el público

 

  En la parte final, el Mtro. Diemecke debió solicitar directamente y por micrófono que no se aplaudiera entre movimientos. Por fin lo logro!. De esta manera se pudo escuchar cómo se debe la Cuarta sinfonía, Op.98 de Brahms.

 

  Llamó la atención un comienzo muy abúlico de la obra. Diemecke hizo un trazo correcto de los dos primeros movimientos pero en cuanto a interpretación en sí, la Orquesta no terminaba de “despegar”, algunas pequeñas imprecisiones en los bronces no hicieron más que acentuar esa impresión. A partir del tercer movimiento las cosas cambiaron de manera radical y pudo escucharse el resto de la sinfonía en la forma en que la conocemos. El movimiento final, una Passacaglia en 32 variaciones, hizo que el programa cerrara en forma “Circular” (Comienzo con la de Webern y cierre con la de iBrahms) y se vio guiar al Diemecke que todos conocemos  con suma enjundia ante una agrupación que aquí sí lo secundo de modo admirable. Párrafo final para el estupendo desempeño de Claudio Barile en el solo de la variación 13. Fue junto con la actuación Ottenseimer lo mejor de la noche.

 

Donato Decina

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