sábado, 3 de septiembre de 2022

 

Orquesta de Cámara al día…

                                                                                        Por Jaime Torres Gómez

 

Nutrida ha estado la actividad de la Orquesta de Cámara de Chile en todo el primer semestre e inicio del segundo, y enmarcada en su histórico perfil itinerante.

 

Si bien fue de las últimas agrupaciones en insertarse tras la reapertura de las presentaciones con público en pandemia, hoy está en normalidad de actividades y con una atractiva parrilla programática. Sin embargo, sus presentaciones se han alterado ante la inutilización de su sede del ex Teatro California, en Ñuñoa, debido a refacciones que han demorado más tiempo de lo previsto, esperándose un pronto y necesario retorno, conforme sus excelentes condiciones acústicas. Mientras tanto, el ciento por ciento de las presentaciones se han realizado en iglesias y auditorios de diversas comunas de Santiago y regiones.      

 

Cabe señalar que, felizmente, la línea editorial de la OCCH no ha sido sacrificada, no cayendo en errados criterios de “captación de audiencias”, contemplando, en más de la mitad de los programas, obras de compositores nacionales, como propuestas de obras raras veces difundidas localmente (incluyendo estrenos), y no descuidando el repertorio tradicional muy querido por transversales públicos.   

 

Ha sido posible estar presente en la mayoría de las presentaciones de lo que corre el año -con debida cobertura crítica-, siendo menester ofrecer una “puesta al día” de las últimas presentaciones del primer semestre, incluyendo parte de agosto.

 

El primero de los programas “pendientes…”, correspondió al regreso a la OCCH del excelente y carismático maestro argentino Carlos Vieu. Presenciado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen en Ñuñoa, incluyó un repertorio clásico-romántico y muy ad-hoc a la sensibilidad de la batuta trasandina.

 

Comenzó con una idiomática versión de la Obertura de la ópera La Italiana en Argel de G. Rossini, constituyendo cierta novedad que la OCCH abordara una pieza rossiniana… Con reposados tempi (quizás para acomodar el sonido y brindar debida transparencia ante la fuerte reverberancia), el espíritu rossiniano (crescendos y vivaces diálogos instrumentales) tuvo cabal omnipresencia.

 

Posteriormente, una notable versión de la Serenata para Cuerdas de E. Elgar. Con elocuencia discursiva, hubo enjundiosa exposición de las líneas melódicas más excelentes contrastes, balances y transparencias.

 

Como colofón, una importante entrega de la Cuarta Sinfonía de L.V. Beethoven, encontrando al maestro Vieu a sus anchas. Empáticos tempi, completa claridad (y cantabilidad) de voces, calibradas matizaciones más notables progresiones expresivas a lo largo de esta contrastada sinfonía beethoveniana. Otro triunfo a las reconocidas contribuciones de Carlos Vieu en Chile…        

 

A las dos semanas siguientes, otro destacado director argentino fungió de invitado con la OCCH, tratándose del joven maestro Christian Baldini. Después de algunos años, Baldini (1978), residente en Estados Unidos y titular de dos orquestas allí, retornó a esta agrupación. Con una importante trayectoria, sus credenciales tuvieron pleno correlato con los resultados exhibidos, dando cuenta de una sólida formación iniciada con el recordadísimo maestro Guillermo Scarabino (de importantes aportes en Chile), y perfeccionada en Estados Unidos.

 

Presenciado en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y nuevamente apoyado por la Corporación Cultural de Las Condes, consultó un contrastado programa de obras clásicas junto a una pieza del destacado compositor nacional Miguel Farías (1983). Iniciándose con “Un Súspiro” de este último, se trata de una obra de notable factura compuesta en 2007 y estrenada por la misma OCCH, disponiendo de un escrupuloso tratamiento del color, timbre y ritmo, amén de una bestial exigencia a todo el orgánico instrumental, de por sí atípico. Comprometido trabajo de Baldini, obteniendo una bien ensamblada respuesta de los camaristas.

 

Seguidamente, con radical giro estético, una secuencia de arias de óperas mozartianas, contando con la prestigiosa soprano nacional Claudia Pereira. Con ajustada vocalidad y consumada musicalidad, la magnífica cantante deslumbró en las arias “Giunse alfin il momento- Deh vieni, non tardar” (Susanna, en Bodas de Figaro), “Batti, batti, o bel Masetto” y “Vedrai, cariño” (ambas de Zerlina, en Don Giovanni), y “Una donna a quindiei anni” (Despina, en Cosí fan tutte). Notable complemento de Baldini, y totalmente consubstanciado con la formidable solista.

  

Con una importante versión de la Sinfonía N° 103 “El Redoble del Tambor” de F.J. Haydn finalizó el reencuentro de Christian Baldini con la OCCH. Prolijo trabajo en texturas, balances y matices. Gran labor del solista en timbal Miguel Zárate, más descollantes otros rendimientos solísticos y de conjunto. Y sólo esperar un regreso de Baldini a la OCCH como a otras agrupaciones nacionales.

 

Continuando con la temporada de la OCCH, el siguiente programa se realizó en el Teatro de la Corporación Cultural de Carabineros, constituyendo su reapertura al público desde el inicio de la pandemia. Sólidamente dirigido por David Navarro, maestro chileno radicado en Bélgica y con anteriores colaboraciones con los camaristas nacionales, consultó otra vez obras clásicas junto a una nacional. Cabe señalar lo oportuno de volver a contar con el Teatro de Carabineros, ante la escasez de salas en Santiago, y especialmente ahora, mientras no concluyan las refacciones del ex Teatro California, sede la de OCCH. 

 

Iniciando con una transparente versión de la Obertura de la ópera Don Giovanni de W.A, Mozart, pudo calibrarse la excelente formación musical de Navarro más su liderazgo de conducción, obteniendo ajustada respuesta de los músicos.

 

Luego, del destacado compositor chileno Aliosha Solovera, se ofreció “Tramas Discontinuas”, obra de magnífica factura (acabado tratamiento de colores, rítmica y planos sonoros) e interesante inmanencia discursiva. Comprometido trabajo de Navarro más una entusiasta respuesta de los camaristas.        

 

Finalizó con una notable versión de la Séptima Sinfonía de L.V. Beethoven, obra muy ofrecida localmente, aunque siempre bienvenida... No obstante su alta recurrencia, siempre es un desafío para cualquier orquesta, amén de una inmejorable plataforma para calibrar las capacidades de los directores. Con admirable visión unitaria, hubo excelentes exposiciones de las líneas melódicas más un escrupuloso trabajo en diferenciaciones de planos sonoros y acentos. Con estos logros, sería oportuno conocer de otras colaboraciones del maestro Navarro con orquestas nacionales que aún no han contado con su presencia…

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