miércoles, 30 de noviembre de 2022

 

TOSCA – 29/11/2022

Teatro Colon

Anoche subió a escena en el Teatro Colon, la última función de Tosca, que tuvo a la soprano rusa Anna Netrebko como protagonista.

Sin duda alguna, Netrebko fue la figura de la noche, y la gran soprano cumplió con las expectativas que sobre ella tenía el público del Colon, que la ovacionó. Su interpretación fue muy buena, con momentos de gran calidad vocal, (cantó un “vissi d’arte” estupendo), y una gran desenvoltura en la composición escénica del personaje.

Por su parte, Yusif Eyvasov fue un sólido Cavaradossi y a pesar de que su timbre de voz no es grato, tuvo detalles expresivos muy interesantes y robustez en la zona aguda que dejaron una buena impresión.

Muy bien también, la performance de Fabián Veloz, a quien ya conocíamos interpretando al Baron Scarpia. Robustez vocal e intensidad dramática,  fueron las características principales en su composición de este personaje.

En los roles comprimarios, se destacaron Gustavo Gibert, Carlos Esquivel y Dario Schmunk.

La dirección del maestro Michelangelo Mazza, fue correcta, a pesar de ciertos momentos en que estuvo al borde de desajustes entre foso y escena.

Antes de comenzar la función y luego al finalizar, hubo reclamos con carteles por parte de la Orquesta y el Coro Estables del teatro por mejoras en las condiciones laborales, que tuvieron un decidido apoyo del público presente en la sala.

El Colon, con sala llena y un público muy entusiasta disfrutó de esta muy buena versión de la magistral obra de Giacomo Puccini.

Párrafo aparte.

Es de lamentar que ninguna de estas tres funciones interpretadas por Anna Netrebko, fueran transmitidas de modo tal, de que pudiera ser vista, o por lo menos, menos escuchada, por aquellas personas que no han tenido la oportunidad de presenciarlas en el teatro. Se podrán dar muchas justificaciones, pero cualquiera es inaceptable. Por tradición, por importancia, o simplemente por la función social que debe cumplir el Teatro Colon, es reprochable que este acontecimiento no haya sido difundido.

 

Roberto Falcone

martes, 29 de noviembre de 2022

 

Muy buen recital de Horacio Lavandera a beneficio de UNICEF en el Colón

 

UNIDOS POR UNA BUENA Y NOBLE CAUSA

Martha CORA ELISEHT

 

            Desde su creación en 1946, UNICEF es una de las instituciones más prestigiosas que existen en todo el mundo. Posee representación en 194 países y se encarga de velar por los derechos básicos y fundamentales de los niños: entre otros, el derecho a la alimentación, la educación y la salud. No obstante, existe todavía un 48% de niños en todo el mundo que no tienen acceso a una alimentación balanceada, indispensable para el correcto funcionamiento del cerebro y, por lo tanto, para el proceso de aprendizaje, elemental en la educación de todo ser humano. Por dicho motivo, recibe numerosas donaciones de empresas y aportes de donantes particulares en todo el mundo brindando ayuda donde más se necesita. Otra forma de lograr aportes para beneficio de la institución es la organización de eventos masivos donde acude gran afluencia de público, como es el caso de conciertos y recitales. Precisamente, el pasado lunes 28 del corriente se organizó un concierto a beneficio de esta entidad en el Teatro Colón, con la participación del pianista Horacio Lavandera, la soprano Virginia Tola, la violinista Lucía Luque Cooreman y la violoncelista Karmen Rencar, quienes interpretaron el siguiente programa:

-         Sonata para piano n°11 en La mayor, K.331 (manuscrito encontrado en 2014)- Wolfgang A. MOZART (1735-1791)

-         Sonata para piano n°14 en Do sostenido menor, Op.27, n°2 (“Claro de Luna”)- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

-         Trío en Sol menor para violín, violoncelo y piano, Op.17- Clara WIECK SCHUMANN (1819-1896)

-         Seis lieder, Op.13 para soprano y piano- Clara WIECK SCHUMANN (1819-1896)

El recital contó con una presentadora de lujo: Teté Coustarot, quien se encargó de anunciar los objetivos de UNICEF, presentar a sus autoridades -entre otros, el actor y locutor Julián Weich, embajador argentino ante la entidad desde hace 30 años- y la representante de UNICEF en Argentina Luisa Brumana, quien se dirigió al público antes de comenzar el concierto con palabras alusivas al funcionamiento de la entidad.  Acto seguido, Horacio Lavandera hizo su presentación sobre el escenario del Colón para interpretar la mencionada sonata de Mozart.  No se sabe a ciencia cierta cuándo se compuso esta sonata -cuyo último movimiento, Andantino allá turca, es famoso en todo el mundo y una de las obras más conocidas del compositor-, pero según una carta enviada por Mozart a su padre en 1784, indicaba claramente la inclusión de esta sonata junto con sus homónimas en Do mayor y una próxima en Fa mayor. Posteriormente, el bibliotecario húngaro Bálacz Mikusi descubre en 2014 cuatro páginas del manuscrito original de Mozart en la Biblioteca Nacional Széchény de Budapest y las comparó con el manuscrito del mencionado andantino alla turca. La escritura y las anotaciones coincidieron perfectamente y es la versión que se representa desde 2014 hasta la actualidad. Consta de tres movimientos: Andante grazioso (tema con 6 variaciones, característica de la escuela francesa), Menuetto (minuet y trío, que representa la mayor parte de la obra en cantábile) y el Andantino alla turca, que es el más conocido y que habitualmente, se representa por separado. Se denominó de esa forma porque imitaba las bandas turcas de Jenízaros, cuya música estaba de moda en aquella época. La coda mayor con la que finaliza la obra remeda la entrada del Gran Sultán con ruido de tambores. La interpretación de Lavandera fue soberbia, merced a su maestría, su digitación y su prodigalidad. Lamentablemente, tuvo que dirigirse al público para solicitar que no se aplaudiera entre movimientos -hecho que se cumplió a rajatabla luego de los aplausos a destiempo después del 2° movimiento-. El público deliró al finalizar tan célebre y archiconocida pieza.

Posteriormente, Horacio Lavandera interpretó otro clásico de clásicos: la Sonata n°14 en Do sostenido menor (“Claro de Luna”) de Beethoven, que sonó perfecta desde el inicio hasta el final en sus tres movimientos (Adagio sostenuto/ Allegretto/ Presto agitato). Fue compuesta en 1801 y dedicada a la condesa Giulietta Guicciardi, hija del conde triestino Guicciardi, quien se desempeñó en Viena como consejero de la Cancillería de Bohemia. La condesa tenía 17 años cuando comenzó a tomar clases con Beethoven y, con el correr del tiempo, el compositor se fue enamorando de ella. El título original de la sonata es “Quasi una fantasía” y el nombre de “Claro de Luna” surgió por parte del crítico alemán Ludwig Relistab tras la muerte de Beethoven, quien comparó al primer movimiento de la pieza con el claro de la luna en Lucerna.

Para la segunda parte del concierto, se eligieron obras de Clara Wieck Schumann, esposa del músico y célebre pianista, pero que también se destacó como compositora. Sin embargo, su obra cayó en el olvido y recién se comenzó a rescatar a partir de 1970 en adelante y se decidió representarla en el presente recital. El Trío en Sol menor, Op.17 es el único trío que compuso para violín, cello y piano durante su estadía en Dresde en 1846 y consta de 4 movimientos: Allegro moderato/ Scherzo/ Andante/ Allegretto. Escrito en forma de sonata, el 1° movimiento posee mucha modulación y cromatismo, que permite que cada uno de los instrumentos se luzca por sí mismo, además de poseer un equilibrio sumamente armónico. El 2° movimiento consta de 3 secciones: Scherzo en Si bemol mayor, Trío en Mi bemol mayor y Scherzo en la tonalidad inicial. Muy a menudo, el violín lleva la melodía, mientras el cello acompaña en pizzicato y el piano toca los acordes. El 3° movimiento arranca con un solo de piano y es tomado por el violín y el cello en contraste, para desembocar en el monumental Allegretto, que toma 8 ritmos húngaros. Una obra maestra, que sonó perfectamente bien. Era la primera vez que esta cronista escuchó a Horacio Lavandera en calidad de pianista acompañante -en este caso, formando parte de un trío-, perfectamente ensamblado merced a la calidad de la violinista Lucía Luque Cooreman y la cellista Karmen Rencar, quienes tuvieron una destacadísima actuación. Por último, la soprano Virginia Tola tuvo a su cargo la interpretación de los Seis lieder, Op.13 sobre poemas de Heinrich Heine, Friedrich Rueckert y Emanuel von Geibel (Sumido en sueños sombríos/ Ambos se amaban/ Embrujo de amor/ La luna llega apacible/ He visto en tus ojos/ La callada flor de loto).  Fueron compuestos en 1841 y tuvieron mucho éxito en su momento. Durante el presente recital, Lavandera demostró que no sólo es un excelente concertista, sino también un muy buen pianista acompañante. Virginia Tola tuvo un muy buen desempeño en los lieder más románticos (Embrujo de amor, He visto en tus ojos y La callada flor de loto, que culmina dejando un final abierto), mientras que apenas se la escuchaba en los otros. Al cierre del recital, todos los intérpretes salieron a saludar provistos de sus partituras para ofrecer un bis: Prendiditos de la mano, de Carlos López Buchardo, en la voz de Virginia Tola con acompañamiento del trío instrumental (una improvisación, según palabras del propio Horacio Lavandera) que permitió el lucimiento de todos. Breve, pero bueno y, como tal, aplaudido por el público.

No hubo intervalo, pero sí un breve impasse donde se le entregó a Julián Weich una placa conmemorativa por su desempeño como embajador honorario de UNICEF. Al final del concierto, no faltaron los tradicionales ramos de flores y las fotografías de los artistas sobre el escenario y ofreciendo flores al público. Siempre es un placer disfrutar de un buen concierto y más aún, cuando se destina a una buena -y noble- causa.

domingo, 27 de noviembre de 2022

 

 

 

SIEMPRE SORPRENDENTE-SIEMPRE SORPRENDIENDO

 

Concierto a cargo de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación: Director: Sebastiano de Filippi. Solista: Adrián Felizia (Viola). Programa: Obras de Piazzolla, Wagner, Haydn y Dvorak. Salón del Primer Piso de la Ex Confitería del Molino, 25 de Noviembre de 2022.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  En lo que ha sido la penúltima presentación de este año  de sus conciertos regulares, la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación Argentina lo hizo en esta oportunidad en el marco del salón del primer piso que perteneciera a la Confitería del Molino. Se trata de un ámbito absolutamente restaurado y preservado tal como luciera al menos hasta los tiempos previos a su cierre allá por la última década del pasado siglo. Erigido durante la “Belle Epoque”, sus revestimientos en madera, sus columnas de mármol, las arañas de caireles de cristal, el imponente vitral que corona su cielorraso y sus pisos de roble de Eslavonia son mudos testigos de una Argentina ambiciosa,  que pretendió ser la “París de Sudamérica” o tal vez parte por extensión de ese “Rincón Madrileño” en Buenos Aires como se puede denominar a la Avenida de Mayo. En ese lugar, que se reveló como un muy interesante espacio para la audición de música, dada la buena acústica que producen los elementos que anteriormente describí, se ha presentado el conjunto del Congreso. Dos elementos coronaron a este imponente salón: un “palco” musical ubicado en la parte superior al fondo del salón que permitía la presentación de músicos en vivo para amenizar las fiestas que allí se celebraban y la presencia de un piano de cola como mudo testigo (¿pertenecería al inventario de la confitería o cual sería su origen? ). ¿No sería bueno comprobar su estado, restaurarlo e incorporarlo como patrimonio de la orquesta?.

 

  Denominado “Legado Europeo” el programa incluyó: “Tardecita Pampeana”, pagina fechada en 1949 por Astor Piazzolla, del que si bien sabemos de su formación europea bajo la guía de Nadia Boulanger, en esta breve página toma como base un tiempo de vidalita al estilo de Don Alberto Williams, no exenta de algunos toques sumamente personales que la Orquesta muy bien guiada por De Filippi se encargó de exponer en buena forma. Si debemos darle una definición, bien podría tratarse de un ejercicio de composición muy grato al oyente y exhibe una faceta distinta del gran compositor nacional. Como quiera que fuese, sea muy bienvenida su audición.

 

  Otra revelación del concierto fue la presentación de “Una hoja de Album” de Richard Wagner, catalogada como WWV 94 de su producción y fechada en 1861. Un trabajo para cuerdas sumamente interesante de extensa exposición, con hábil manejo de la melodía y pasajes de interesante belleza sonora en la que las cuerdas tuvieron instantes de gran lucimiento. ¿Serán primeras audiciones tanto esta obra como la de Piazzolla?. Quedarán como interrogantes ante la falta de información previa.

 

 La primera parte culminó con la interpretación del Concierto en Do mayor, Hob VIIb:1 de Franz Joseph Haydn, originalmente compuesto en 1761 para violonchelo y orquesta de cuerdas y aquí ofrecido en una transcripción para viola y orquesta de cuerdas cuyo autor de la misma se desconoce. Adrián Felizia, solista de dicho instrumento en la Orquesta Estable del Teatro Colón, tuvo a su cargo el rol central. A lo largo de sus tres movimientos exhibió refinado y muy bello sonido y un perfecto entendimiento con la Orquesta y el Director, quienes a su vez demostraron estar a la altura de la página con participaciones muy ajustadas y un sonido muy homogéneo. Ha sido una muy buena versión de este trabajo, coronada por el sostenido aplauso de la concurrencia, que debió haber sido más sostenido aún de no haber mediado la intempestiva intervención de la locutora oficial de la transmisión vía streaming de este concierto para anunciar lo que se había escuchado. Vaya a saberse la causa de tanto apuro.

 

  La segunda parte estuvo íntegramente dedicada a la Serenata para Cuerdas Op. 22 de Antonin Dvorak.  Obra de 1875, a lo largo de sus cinco movimientos exhibe la belleza y la frescura de las melodías bohemias a las que el compositor tanto honró, la melancolía expresada como en tantas otras páginas suyas a través del tiempo de Vals,   y  a la profundidad que  alcanza el “Larghetto” previo al cierre de la composición. Sorprendió el conductor empleando un ”tempi” apenas algo más lento de lo habitual pero con el que ganó en una mayor homogeneidad en las exposición de los temas. Vaya el reconocimiento fundamental para las dos violonchelistas del conjunto que en gran parte de la obra debieron asumir el rol de sostén de la orquesta ya sea desde los “pizzicato” como en un  trabajo de “contínuo”. Todos los instrumentistas a partir del trabajo y la guía del Concertino, Pablo Pereira, ofrecieron una labor contagiosa y sin fisuras, dando por resultado una versión impactante, largamente saludada por el público y, aquí sí, sin interrupciones “a las apuradas”.

 

  Dado que el clima de Buenos Aires a esta altura del año marca el comienzo de las épocas de altas temperaturas, sería muy buenos que de producirse nuevas presentaciones en este ámbito del “Molino” se produzcan en época invernal, momento justo para poder apreciar allí la buena música. Ah, por supuesto, hay un piano ahí con ganas de volver a hacerse escuchar. Háganse cargo y no se olviden de él. La Orquesta estará agradecida.

 

Donato Decina

 

Estupenda dirección de Federico Jusid al frente de la Filarmónica en el Colón

 

SIEMPRE ES MUY BUENO RENOVAR EL REPERTORIO

Martha CORA ELISEHT

 

            Cuando una navega por las redes sociales, muy a menudo aparecen infinidad de sitios y grupos de noticias relacionadas con la música clásica. Últimamente, muchos de los integrantes de dichos grupos preguntaron por qué no había más compositores de la denominada música académica o nuevas obras para repertorio sinfónico. Nada más alejado de la realidad, ya que se trata de un mero preconcepto. No sólo hay nuevos compositores de música sinfónica, sino también obras sumamente interesantes. Precisamente, el ejemplo lo dio la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA) el pasado viernes 25 del corriente dentro de su tradicional Ciclo de Abono en el Teatro Colón, bajo la dirección de Federico Jusid -compositor y director de orquesta argentino radicado en España- y que contó con la participación del acordeonista Iñaki Alberdi y la actriz Luisina Brando en calidad de recitante.

            En esta ocasión, el programa estuvo íntegramente compuesto por obras de compositores argentinos, muchas de las cuales eran inéditas y que se detallan a continuación:

-         Helles Bild- Alex NANTE (1992) (Estreno sudamericano)

-         Concierto para arpa y orquesta, Op.26 (versión para acordeón de Federico Jusid)- Alberto GINASTERA (1916-1983)

-         Kinetic Overture- Federico JUSID (1973)

-         Bidaia (Viajes) para acordeón y orquesta sinfónica (obra comisionada por el Teatro Colón- estreno mundial)- Federico JUSID

            Tras la entrada del concertino Pablo Saraví y la tradicional afinación de instrumentos, Federico Jusid se dirigió al público munido de un micrófono para explicar brevemente una reseña de las obras. La primera de ellas data de 2019 y se basa sobre la obra homónima del artista plástico Vassily Kandinsky -precursor del expresionismo en Rusia y máximo exponente del rayonismo-, quien expresó la comunión entre artista y espectador como puestas a disposición mediante la combinación de sentidos (sinestesia). Alex Nante traduce en música esta obra con un tinte atonal e impresionista a la vez, mediante un glissandi entre cuerdas y percusión al inicio, con contrapuntos entre maderas y metales – que remedan a Epitalamion, de Fartein Valen- y posteriormente, entre violín y arpa -notable labor de Pablo Saraví y Alina Traine al respecto, al igual que el trío formado por Fernando Ciancio (trompeta), Fernando Chiappero (corno) y Matías Bisulca (trombón), cuyo desempeño fue excelente.  Además, permite el lucimiento de los principales solistas de los diferentes grupos de instrumentos. La orquesta sonó perfectamente afiatada y afinada, con un magnífico trabajo de coordinación entre los diferentes grupos de instrumentos y los contrapuntos correspondientes (maderas y metales, primeros y segundos violines con contrafagot, fanfarria de trombones acompañada por solo de tuba). La obra cierra con una recapitulación sobre el primer tema, sostenido por la cadencia en las maderas hasta que la melodía se desvanece. Tras la cálida acogida por parte del público, se invitó a Alex Nante a pasar al escenario, ya que estaba presente en la sala.

            Alberto Ginastera compuso su Concierto para arpa y orquesta en 1956 y consta de 3 movimientos: Allegro giusto/ Molto moderato/ Liberamente capriccioso- vivace. Es una obra tonal -escrita en Mi bemol mayor- donde el instrumento solista posee su cadencia principal al inicio del 3° movimiento. En este caso, Federico Jusid solicitó permiso correspondiente al editor para realizar una transcripción para acordeón. No es un instrumento muy incorporado al repertorio sinfónico y, por lo tanto, la labor realizada tanto por Jusid como por el acordeonista vasco Iñaki Alberdi resultó muy interesante desde todo punto de vista. El solista es un virtuoso del instrumento y estuvo perfectamente acompañado por la orquesta. Por determinados momentos, sonaba como si fuera un órgano y en la mencionada cadencia -que emula las 6 notas de las cuerdas de la guitarra: Mi-La-Re-Sol-Si-Mi- acaparó todos los sentidos. Se lo notó sumamente atento al desarrollo de la partitura en los tramos correspondientes a la orquesta y sus entradas fueron perfectas, motivo que le valió numerosos aplausos. También se dedicó la partitura a Georgina Ginastera -hija del compositor-, quien también se encontraba presente en sala.

            Federico Jusid compuso su obra Kinetic Overture por encargo de la Orquesta de la Radio y Televisión Española en 2018 y su estreno tuvo lugar al año siguiente en Madrid. Consta de 3 movimientos: el primero, en estilo minimalista, que se inicia con un solo de clarinete bajo en contrapunto con numerosos instrumentos y efectos de percusión (sobre todo, en idiófonos) donde, poco a poco, se incorporan las diferentes secciones de instrumentos de la orquesta, con ribetes que emulan la música de Philip Glass. En cambio, le segundo posee un neto corte impresionista, con ribetes que recuerdan a Ravel y Debussy en el trío formado por arpa, piano y celesta -que, a su vez, representa el hilo conductor de la obra-. Tras un tutti orquestal, las disonancias entre cuerdas y maderas emulan el sonido de una ocarina. La obra culmina con un movimiento lento, con recapitulación del 1° tema (minimalista) para culminar con la melodía impresionista del 2° movimiento hasta desvanecerse. Una obra que gustó y fue muy bien recibida por el público, donde la Filarmónica exhibió un maravilloso trabajo de ensayo y sintonía fina.

            La obra de cierre fue un estreno mundial: Bidaia (Viajes, en euskera), compuesta durante el transcurso del corriente año y encomendada por el Teatro Colón para la Filarmónica, basada en el poema Itaca, de Constantino Kavafis, que exalta la figura de Ulises -héroe máximo de La Odisea- y sus viajes y que está dedicada a Iñaki Alberdi. Según versos del mismo autor:

Mantén siempre a Itaca en tu mente;

Llegar allí es tu destino,

Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.

Es mejor que dure muchos años

Y que, viejo al fin, arribes a la isla.

La obra consta de 7 números, divididos en tres partes: Inauteriak (Carnaval), Ontziz (Navegando), Tximistak (Chispas), Ilunak (Sombras), Makinak (máquinas) y Coda. Abre con un ostinato in crescendo en cuerdas, mientras la recitante realiza su presentación. Fue un auténtico placer escuchar una voz con una modulación perfecta como la de Luisina Brando en este rol, quien volvió a aparecer en el Colón para acompañar a su hijo luego de estar alejada durante 8 años de los escenarios porteños. Tras el recitado, el acordeón hace su presentación y realiza variaciones sobre un tema con reminiscencias de Ravel y Debussy luego del tutti orquestal. Mkientras que los dos primeros números evocan los viajes, el tercero comienza oscuro y sombrío, pero luego se torna luminoso. En el cuarto, tras una poderosa introducción a cargo de la percusión, el solista toma la melodía mediante una serie de variaciones, donde se incorporan ribetes de tango. El quinto evoca la nostalgia y el deseo del protagonista por volver -a cargo del solista- mientras la orquesta toma la melodía in crescendo. El último número previo a la coda final es de carácter luminoso, alegre y colorido. Por último, la coda condensa las diferentes melodías de los movimientos anteriores y, en determinado momento, el solista desciende del escenario, comienza a tocar el acordeón desde la platea y se aleja, mientras un glissandi a cargo de la flauta y el arpa sumamente armónico anuncia el final. Una obra hermosa, muy bien trabajada, ricamente elaborada, que arrancó numerosos aplausos y vítores por parte del público y una gran ovación para una actriz de los quilates de Luisina Brando.

            Como periodista especializada, éste es el Colón que una quiere escuchar. Un ámbito propicio por excelencia para la realización de conciertos sinfónicos y donde se estrenan obras de compositores nacionales -cosa que hacía rato que no venía sucediendo hasta el presente año- y una orquesta a la que se le encomiendan obras para ser estrenadas dentro de su ámbito natural. Y cuando se realiza un muy buen trabajo de ensayo y preparación previa, los resultados están a la vista. Unido esto a una renovación del repertorio sinfónico, éstos son los valores que hay que rescatar y promover.   

viernes, 25 de noviembre de 2022

 

La esperada Tosca con Netrebko se hizo realidad

 

Tosca en el Teatro Colón

Teatro Colón de Buenos Aires

Jueves 24 de noviembre de 2022

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos: Máximo Parpagnoli / Arnaldo Colombaroli

  

Tosca,de Giacomo Puccini
Libreto: Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, basado en la pieza homónima de Victorien Sardou
Elenco: Anna Netrebko, Yusif Eyvasov, Fabián Veloz, Luís Gaeta, Mario De Salvo, Darío Schmunck, Cristian De Marco, Claudio Rotella y Guadalupe Fustinoni
Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón;
Director de coro: Miguel Martínez
Coro de Niños del Teatro Colón,
Director del Coro de Niños: César Bustamante                                                                                         Dirección musical: Michelangelo Mazza                                                                                   Producción original: Roberto Oswald 
Escenógrafía: Roberto Oswald                                                                                                       Iluminación: Rubén Conde
Diseño de vestuario: Aníbal Lápiz                                                                                                                    Dirección de escena: Aníbal Lápiz

Ya casi en el cierre de la Temporada 2022, el Teatro Colón repuso "Tosca", una de las expresiones más relevantes y populares den­tro del repertorio operístico italiano.  La obra tiene una particular suma de encantos que la convierte en una maravilla del teatro lírico. Es teatral desde todo punto de vista: por la sucesión de acontecimientos que se desarrollan vertiginosamente, por el talento de Illica y Giacosa para reunir en tres actos relativamente breves las ideas de Sardou y ante todo, por el instinto musical de Puccini que logró un crescendo dramático con escasos parangones en la historia de la ópera.

 

 Además de líneas melódicas extraordinariamente be­llas, la partitura posee una gran sutileza expresiva en la que el compositor plasmó conflictos y reacciones humanas. El libreto está basado en el drama homónimo de Victoriano Sardou, que fue escrito para la inolvidable Sarah Bernhardt. Desde su estreno en Turín en 1900, ha gozado de amplias preferen­cias por parte del público.

 

Tos­ca es una obra de grandes divos, requiriendo a su vez. la participación de un director de orquesta capacitado, con buenas dotes comunicativas. En nuestros días, representarla con resultados artísticos relevantes involucra un desafío de considerable magnitud, especialmente en un teatro con la tradición del Colón. La expectativa que produjo esta reposición no fue poca, por la presencia de Anna Netrebko en el elenco, cantando su primer rol operístico en nuestro primer coliseo y por la recreación de la producción escénica de Roberto Oswald, uno de los más grandes artistas argentinos de las últimas décadas, creador de magníficas puestas que hasta el momento, han sido imbatibles en nuestro medio

La gran mayoría de los asistentes esperaba la presentación de Netrebko, una de las sopranos con mayor fama internacional que si bien se presentó en dos oportunidades con recitales de relevancia, nunca se la había escuchado en una ópera completa. Las expectativas eran muy altas pero la soprano no decepcionó. Su patrimonio vocal es bien conocido. Su voz de timbre grato y ho­mogéneo, excelente técnica, caudal adecuado, unido a un desempeño escénico extraordinario, causó gran impacto en el público, que la ovacionó en "Vissi d'arte" y al concluir la función..

Yusif Eyvasov compuso un Cavaradossi heroico y desafiante, desempeñándose con gran histrionismo. En el aspecto vocal, la manera en que los agudos fluyen con naturalidad lograron convencer. Cantó su parte con pasión, especialmente sus arias "Recondita armonía" y "E lucevan le stelle, en la que supo remarcar sutilezas. Recibió, también ovaciones de una sala repleta.

Fabián Veloz, artista inteligente y refinado, que está desarrollando una carrera internacional en franco ascenso, presentó un Barón Scarpia en quien el deseo se entremezcla con la cruel­dad y la obligación de cumplir con el deber. Y resultó convincente.

Entre los restantes componen­tes del elenco, se hizo notable la participación de Luis Gaeta que compuso al Sacristán con eficiente actuación vocal y escénica. Mani­festando una labor cuidadosa y esmerada, le bastaron los escasos momentos que el libreto le proporciona para definir el perso­naje.

 

También fueron valiosas las actuaciones de Darío Schmunck como Spoletta y Cristian De Marco encarnando a Sciarrone. En un marco de corrección se desempeñó Claudio Rotella (el carcelero) y Guadalupe Fustinoni aportó su bella voz, de timbre cálido, al rol del pastor.

 

Tanto el Coro Estable como el Coro de Niños, bajo la dirección de Miguel Martínez y César Bustamante, respectivamente, realizaron una labor de notoria eficacia.

 

Michelangelo Mazza desde el podio, dirigió a la Orquesta Estable con garra, brillo y expresión, captando y transmitiendo la emotividad y dramatismo del texto.

 

Párrafo aparte merece la producción escénica, basada en la concepción original del gran Roberto Oswald, que resultó revolucionaria por su creatividad en la manera de servir al libreto sin tergiversarlo. Una puesta tradicional que no subestima al público mostrando el tema remanido de la universalidad y atemporalidad, como si fuera necesario “explicar” eso a la audiencia para que lo pueda entender. No se traslada la obra a la época actual ni recurre al uso de simbología de dudoso gusto.

 

La esceno­grafía, de Oswald, fue suntuosa y colorida, reproduciendo cada uno de los lugares donde la acción se desarrolla con gran profusión de detalles. La iluminación diseñada por Rubén Conde también fue apropiada. Com­pletó este trabajo el bellísimo vestuario ide­ado por Aníbal Lápiz, de elaborada factura, refinamiento y buen gusto.

 

La régie de Aníbal Lápiz tuvo acción y vuelo imaginativo. Introdujo algunos cambios en la marcación respecto de versiones anteriores, que dio nueva vida al conocido libreto, sin dejar de evidenciar coherencia y siéndole absolutamente fiel

 

Un público enfervorizado premió el espectáculo con una cerrada ovación. Para alegría de todos, el Colón volvió a rugir.

 

CALIFICACION: EXCELENTE

miércoles, 23 de noviembre de 2022

 

TOSCA

Función de Gran Abono – Teatro Colon  - 22/11/2022

Anoche subió a escena en el Teatro Colon, la primera función de Tosca, de Giacomo Puccini, correspondiente a una serie de diez funciones y que comprende tres diferentes elencos.

 Se presenta nuevamente con la producción, siempre vigente, creada por Roberto Oswald, a cargo de Anibal Lápiz como Director de escena. La certeza de que se va a ver Tosca.

En el elenco del debut, participó la soprano Maria Pia Piscitelli, bien conocida por el público del teatro, en el rol protagónico. Su Tosca fue bien cantada, con buena línea de canto, expresividad sin desbordes y conmovedora en su aria “Vissi d’arte”.

El rol de Cavaradossi estuvo a cargo del tenor argentino Marcelo Puente, de buena presencia escénica pero con el registro vocal desparejo en la zona aguda, que opacó los momentos más intensos de su personaje.

El barítono serbio Zejko Lucic, debutante en el Colon, canto un muy buen Barón Scarpia, con solvencia y robustez vocal además de gran expresión dramática.

En los roles comprimarios actuaron con la solidez de siempre, Luis Gaeta (Sacristán), Mario De Salvo (Angelotti), Cristian De Marco (Sciarrone) y Claudio Rotella (Carcelero).

Keri-Lynn Wilson, también debutante en el Colon, tuvo a cargo la dirección musical del espectáculo. Wilson no logró un buen  balance sonoro entre el foso y el escenario, por lo que en los momentos de más tensión dramática las voces solistas cayeron bajo el peso de la orquesta.

El público presente reaccionó favorablemente a esta versión de Tosca con muy buen aplauso a sus intérpretes.

Roberto Falcone

 

Anna Netrebko y Yusif Eyvasov cerraron el ciclo "Grandes Intérpretes"

 

Broche de oro

 

 

Anna Netrebko

Yusif Eyvasov

Angel Rodríguez (piano)

Freddy Varela Montero (violín)

 

Programa:

Nikolai Rimsky-Korsakov: “O chem v tishi nochey”, Op. 40 Nº 3; “Plenivshis' rozoj, solovey”, Op. 2 Nº 2; “Redeyet oblakov letuchaya gryada”, Op. 42 Nº 3

Sergei Rachmaninov: “Zdes’ khorosho”, Op. 21 Nº 7; “O nyet, molyu, ne ukhodi!”, Op. 4 Nº

Piotr Ilich Tchaikovsky: “Net, tol’ko tot, kto znal”, Op. 6 Nº 6

Gara Garayev: “Ya vas lyubil”

Sergei Rachmaninov: “Ne poy, krasavitsa, pri mne”, Op. 4 Nº 4

Piotr Ilich Tchaikovsky: “Skazhi, o chem v teni vetvey,” Op. 57 Nº 1; “Nochi bezumnie”, Op. 60 Nº 6; “Serenada”, Op. 63 Nº 6; “Snova, kak prezhde, odin”, Op. 73 Nº 6

Sergei Rachmaninov: “Davno l', moy drug”, Op. 4 Nº 6

Piotr Ilich Tchaikovsky: “Akh, istomilas ya gorem”, de "La dama de picas"

                                     “Kuda, kuda vï udalilis”, de "Eugene Onegin"

                                     “Rytsar’, chto takoye svet?...[Chudnyy dar prirody vechnoy …]”, de  "Iolanta"

Richard Strauss: “Cäcilie”, Op. 27 Nº 2; “Ständchen”, Op. 17 Nº 2

Antonín Dvořák: “Když mne stará matka”, Op. 55 Nº 4

Ruggero Leoncavallo: “Stridono lassù”, de "I Pagliacci"

Francesco Paolo Tosti: “La serenata”

Gustave Charpentier: “Depuis le jour”, de "Louise"

Francesco Paolo Tosti: “Non t'amo più", "Ideale", "L'ultima canzone"

Stanislao Gastaldon: “Musica proibita”, Op. 5

Francesco Paolo Tosti: “L’alba separa dalla luce l’ombra”

Francesco Cilea: "Lamento de Federico", de "L’arlesiana"

Ernesto De Curtis/Libero Bovio: "Tu ca nun chiagne”

Ernesto de Curtis (1875-1937)/Domenico Furnò: “Ti voglio tanto bene”, “Non ti scordar di me”

 

Con un recital que quedará para el recuerdo, finalizó el ciclo "Grandes Intérpretes" en el Colón. La muy esperada presentación de una de las más grandes del mundo en la actualidad, Anna Netrebko, y el tenor Yusif Eyvasov, finalmente se produjo. Y el público los recibió con una ovación.

 

Algunos elementos de utilería y dos ramos de flores, no sólo fueron un bello marco visual, sino que además colaboraron para que Netrebko hiciera una verdadera actuación de cada una de sus intervenciones, mostrando su desenvoltura escénica. Esto aunado a su voz caudalosa - tanto que se la escucha aún cuando canta de espaldas al público-, homogénea en toda su extensión, de hermoso color y gran riqueza de matices, tiene un efecto magnético. Es imposible sacar la vista de su figura porque además, en cada gesto por pequeño que sea, está transmitiendo el mensaje musical.

 

Eyvasov  es un tenor con buenos recursos vocales, aunque de color desparejo, facilidad hacia la zona aguda y una tendencia al "forte", más que a la sutileza. Canta con entrega, convicción y sabe ganarse la complicidad del público.

 

La primera parte del programa estuvo integrada básicamente, por canciones de cámara rusas y un par de arias de Tchaikovsky, impecablemente vertidas por ambos intérpretes, siendo el punto más destacado, “Akh, istomilas ya gorem”, de "La dama de picas", en la que Anna Netrebko delineó con precisión, el predicamento de la protagonista.

 

En la segunda, el repertorio fue más ecléctico y fue desde la canción de cámara de Richard Strauss, pasando por Dvorak, Leoncavallo, siendo lo mejor de la velada, la interpretación inmejorable que la soprano realizó de  “Depuis le jour”, de "Louise", aria en la que desplegó su maravilloso arte a la máxima potencia. La magia que creó sólo estuvo interrumpida por los aplausos en medio del aria, de un público ignorante que aún no conociendo la obra, supone que aplaudir antes es mejor y rompe la fascinación del momento. Eyvasov luego cantó una serie de canciones italianas de diferentes compositores, todas muy sentidas y compenetrado con las piezas. Para finalizar, ambos cantaron “Non ti scordar di me”.

 

Contaron con el óptimo acompañamiento del pianista Angel Rodríguez y algunas intervenciones del violinista Freddy Varela Montero.

 

El rugido de un público enfervorizado hizo que Netrebko hiciera fuera de programa, su ya famosa interpretación de  “Meine lippen sie küssen so heiss”, de la opereta "Giuditta", de Franz Lehár Eyvasov  le siguió con una simpática versión de "Granada", de Lara, durante la cual su esposa hizo una pasada "salerosa" por el fondo de la escena, que divirtió al público.

 

Con alegría y ovaciones, terminó este recital que fue un verdadero broche de oro para el ciclo que concluía.

 

CALIFICACIÓN: EXCELENTE

martes, 22 de noviembre de 2022

 

ANNA NETREBKO – YUSIF EYVAZOV – ANGEL RDRIGUEZ (piano)

CICLO GRANDES INTERPTETES

Teatro Colon 21 de noviembre de 2022

Sin ninguna duda, Anna Netrebko es una Diva y tiene como demostrarlo. Hermosa voz, desenvoltura escénica, expresividad, carisma, y un magnetismo muy particular que hace que no se le pueda quitar la mirada ni un instante. Es Diva hasta cuando no canta. Es Diva porque cuando canta de espaldas al público su voz corre por toda la sala. Es Diva porque sorprende con algo inesperado en cualquier momento. Es Diva porque su concierto fue algo completamente diferente a lo habitual, lejos del estereotipo de los recitales de canto. Es Diva, porque este no fue un concierto más; fue “El show de Anna Netrebko”; y en buena hora, porque fue mágico.

El tenor Yusiv Eyvazov, no es un divo, y no posee una bella voz como su esposa Anna. Sin embargo tuvo a lo largo del recital momentos muy buenos. Su voz no es bella, pero la maneja con buena técnica, que junto a su simpatía le valieron grandes aplausos a lo largo de la velada.

La primera parte del recital estuvo dedicada a canciones de Rimsky korsakov, Tchaikowsky, Rachmaninov y Garayev, donde ambos cantantes estuvieron estupendos. Destacable la interpretación del “Aria de Lisa”, de La dama de pique de Tchaikowsky, por Anna Netrebko

La segunda parte fue más variada, con obras de Richard Strauss, Dvorak, Leoncavallo Tosti, Cilea, Charpentier, Gastaldon, y De Curtis.  Netrebko se destacó en “Depuis le jour”, de Louise de Charpentier que cantó maravillosamente, a pesar de un público que evidentemente no conoce la obra y aplaude antes de que esta finalice. Por su parte Eyvazov contó muy bien el “Lamento de Federico”, de La Arlesiana, de Cilea.

Encantadora la Netrebko en el bis; «Meine Lippen, sie küssen so heiß» de Giuditta, de Lehar.

El maestro Angel Rodriguez demostró una vez más  su talento de pianista acompañante.

En fin, un magnífico cierre para el ciclo “Grandes intérpretes” que ofreció el Colon en esta temporada, con un teatro rendido a los pies de la gran DIVA de este tiempo.

Roberto Falcone

 

Cierre del ciclo Grandes Intérpretes Internacionales en el Colón

 

JUNTOS EN LA MÚSICA Y EN LA VIDA

Martha CORA ELISEHT

 

            Es la segunda vez que el binomio formado por Anna Netrebko y Yusif Eyvazov se presenta en el Teatro Colón. La primera vez, en 2018, donde ofrecieron un recital de arias de ópera con participación de la Orquesta Estable, mientras que, en esta ocasión, el matrimonio va a cantar ópera por primera vez en el escenario de nuestro mayor coliseo con “TOSCA” de Giacomo Puccini. Además, tuvo a su cargo el cierre del ciclo “Grandes Intérpretes Internacionales” el pasado lunes 21 del corriente, acompañados al piano por Ángel Rodríguez con un extenso recital que incluyó canciones de cámara de diferentes compositores (Nikolai Rimsky- Korsakov, Sergei Rachmaninov, Piotr I. Tchaikovsky, Gara Gareyev, Richard Strauss, Antonin Dvořak, Francesco Paolo Tosti, Ernesto de Curtis y Stanislao Gastaldon, entre otros) y algunos fragmentos de las siguientes óperas:

-          “Ak, istomilas ya górem” (LA DAMA DE PIQUE)

-          “Kudá, kudá vi odalilis” (EVGENY ONEGUIN)-Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)

-          Lamento de Federico (L’ARLESIANA)- Francesco CILEA (1866-1950)

-          “Depuis le jour” (LOUISE)- Gustave CHARPENTIER (1860-1956)

-          “Stridono lassú” (I PAGLIACCI)- Ruggiero LEONCAVALLO (1857-1919)

A diferencia de otros recitales, éste contó con algunos elementos de escenografía: un escritorio -similar al de Scarpia en TOSCA-, dos candelabros, una mesita con un florero con rosas, una silla y un sillón cubierto parcialmente por un mantón de Manila, ubicado frente al escritorio. Una lluvia de aplausos recibió a la soprano, que entró acompañada por el pianista para dar comienzo a la primera parte del recital, donde prevaleció el repertorio ruso y, especialmente, la canción de cámara. Sin embargo, no pudo apreciarse la poderosa voz de Anna Netrebkjo en la primera de las tres canciones de Rimsky- Korsakov (“O chem v tishi nochey” / Lo que sueño en secreto, Op.40, n°3), donde sonó completamente apagada. Sin embargo, se recuperó en la segunda (“Plevnishis’rosoi” / El ruiseñor cautivado por la rosa, Op.2, n°2) mediante un soberbio pianissimo en agudo para culminar en forma brillante con “Redeyet oblakov letuchaya gryada” (Las nubes comienzan a disiparse, Op.42, n°3). Ahí surgió la gran diva famosa internacionalmente en toda su plenitud y así prevaleció hasta el final del recital.  Siguió con dos canciones de Sergei Rachmaninov (“Zdes korosho” /Aquí se está bien, Op.21, n°7 y “O nyet, molyu, ne ukhodi!” /Oh, te lo ruego, no te vayas, op.4, n°1), donde la primera es luminosa y la segunda, dramática. Ambas permiten el lucimiento y la expresividad de la voz, hecho que fue aprovechado muy bien por Netrebko para desplegar sus dotes histriónicas.

A continuación, Yusif Eyvazov hizo su presentación sobre el escenario del Colón. Se lo apreció mucho más delgado, relajado y suelto escénicamente en las arias y canciones donde no se ajustó tanto a la partitura. El tenor azerí experimentó una notable evolución desde su presentación anterior, donde su voz logró mayor expresividad, mejor fraseo, legato y línea de canto. Sus pianissimi fueron estupendos desde su presentación con la primera de las canciones de cámara de Tchaikovsky (“Snova, kak prezhde, odin” / De nuevo, como antes, solo, Op.73, n°6), descolló en la célebre “Net, tol’kotot, kto znai” (Sólo quien conoce el anhelo, op.6, n°6) y llegó al apogeo con la composición de su compatriota Gara Garayev (“Ya vas lyubil” / Yo te amaba), donde se lo apreció en toda su plenitud. Continuó con otra canción de Rachmaninov con versos de Alexander Pushkin (“Ne poy, krasavitsa, pri mne” / No me cantes a mí, mi belleza, Op.4, n°4), donde participó el concertino de la Orquesta Estable Freddy Varela Montero como solista acompañante. Del mismo ciclo de Seis romanzas pertenece “Davno I’, moy drug” (No me creas, amigo, Op.,4, n°6), donde Eyvazov volvió a lucirse en su interpretación para posteriormente, dar paso a Anna Netrebko en otras tres canciones de cámara de Tchaikovsky: Serenata, Op.63, n°6:Skazhi, o chem v teni vetvey” (Dime a la sombra de los árboles, op.57, n°1) y “Nochi bezunie” (Noches frenéticas, Op.60, n°6), donde la soprano hizo gala de sus cualidades vocales para luego pasar a las arias de ópera. Comenzó con el aria de Lisa de LA DAMA DE PIQUE (¡“Akh! Istomilas ya górem” / ¡Ah! La pena ya me ha agotado), donde su voz se apreció en toda su madurez y plenitud, siendo sumamente aplaudida antes que su esposo cantara la celebérrima aria de Lensky “Kudá, kudá vi odaililis” (Dónde, dónde se han ido los días de mi juventud) de EVGENY ONEGUIN, donde se pudo apreciar su evolución respecto de su visita anterior. Hubiera sido maravilloso poder apreciarlos en el dúo de IOLANTA de Tchaikovsky, pero a pesar de estar anunciada al final de la primera parte del programa, no se ejecutó. La pareja se retiró en medio de numerosos aplausos y vítores en compañía del pianista, quien también tuvo una destacadísima actuación.

La segunda parte del recital estuvo a cargo de Anna Netrebko, quien eligió comenzar con dos lieder de Richard Strauss: la célebre Cäcilie, Op.27, n°2 y “Ständchen”, Op.17, n°2, donde la soprano se destacó por su interpretación, al igual que en el aria más famosa de LOUISE de Charpentier (“Depuis le jour” / Desde aquel día). El público estalló en aplausos tras la misma, para luego pasar nuevamente al repertorio de cámara con una de las Canciones gitanas, op.55 de Antonin Dvořak (“Když mne stará matka” /Cuando mi anciana madre me enseñó a cantar), donde Anna Netrebko brindó una exquisita interpretación, caracterizada por su lirismo. Seguidamente, Freddy Varela Montero volvió a aparecer sobre el escenario para acompañar a la soprano en La Serenata de Francesco Tosti. La diva cerró su bloque con una bella interpretación del aria de Nedda (“Stridono lassú”) de I PAGLIACCI, de Ruggiero Leoncavallo. A continuación, Yusif Eyvazov volvió a sorprender al público con un plato fuerte del verismo italiano: el célebre Lamento de Federico de L’ARLESIANA de Cilea, caracterizado por una correcta interpretación de una de las arias más consabidas de la ópera, que representa un desafío importante para el tenor. El azerí salió triunfante tras la prueba de fuego y recibió numerosos aplausos por parte del público. Continuó con tres canciones de cámara de Francesco Tosti: “Non t’amo piú”, “Ideale” y L’última canzone”, ofreciendo una interpretación muy correcta; sobre todo, si se tiene en cuenta que estas piezas ya fueron interpretadas por varias figuras de prestigio y renombre durante el transcurso del corriente año. Pero sin lugar a duda, su versión de “Música proibita” de Gastaldon fue lo mejor de la noche. Las canzones napolitanas siguieron de la mano de Anna Netrebko, quien interpretó la celebérrima Mattinata de Leoncavallo. Es un aria donde se luce más el tenor que la soprano y, lamentablemente, sonó deslucida. No fue una buena elección y -a juicio de quien escribe- fue lo más flojo de la noche.  Posteriormente, Yusif Eyvazov eligió otra canción de Tosti para lucirse como solista: “L’alba separa dalla luce l’ombra” antes de cantar las dos últimas canzonettas napolitanas de Ernesto de Curtis junto a Anna Netrebko: “Tu ca nun chiagne” y la famosísima “Non ti scordar di me”, donde se produjo el cierre del recital juntamente con Ángel Rodríguez y Freddy Varela Montero, donde el Colón estalló en aplausos y vítores.

Como en todo recital que se precie de tal, no podían faltar los bises: para el primero, Anna Netrebko demostró sus dotes histriónicas a pleno quitándose los zapatos y bailando la célebre aria de GIUDITTA de Franz Léhar (“Meine Lippen, Sie küssen zu heit”), uno de sus “caballitos de batalla” que la catapultó a la fama en numerosos recitales. Si bien su voz ha cambiado y pasó de ser una soprano lírica ligera a ser una lírica con cierto tinte dramático, fue capaz de dar el imponente agudo al final, lo que le valió una ovación de aplausos. Lo mismo sucedió con su esposo al ofrecer una muy buena versión de GRANADA, de Agustín Lara, con buen dominio de los agudos y sobreagudos, mientras ella se lució como bailarina danzando envuelta en un mantón de Manila. El público los ovacionó y los aplaudió a rabiar. Pedía cada vez más, pero ya se había hecho demasiado tarde en virtud de la enorme cantidad de piezas comprendidas en el programa. Además, ambos estaban cansados y pedían irse a dormir. Ha sido un muy buen recital para marcar un excelente fin de ciclo de un abono prestigioso, donde los grandes intérpretes internacionales marcaron su huella. Sólo falta que sigan su ejemplo cantando ópera además de poder apreciarlos en recitales, ya que el Colón es el ámbito propicio para ello.