QUE NO DEBA PASAR PRACTICAMENTE
OTRO MEDIO SIGLO SUMERGIDA EN EL SILENCIO
Centro
Cultural Kirchner, temporada 2022: Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica
Nacional, Directora: Natalia Salinas. Solistas: Ricardo González Dorrego
(Tenor: Evangelísta), Alejandro Spies (Barítono: Jesús), Walter Schwarz (Bajo:
Sinagoga), Coro Polifónico Nacional, Director: Antonio Domeneghini, Coro Nacional
de Niños, Directora: María Isabel Sanz. Programa: Alberto Ginastera: “Turbae Ad Passionem Gregorianam”, Op. 43. Auditorio
Nacional: 18 de Noviembre de 2022.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Ante un
encargo de la Sociedad Mendelsohn de Filadelfia para celebrar el centenario de
su fundación en 1975, Alberto Ginastera decidió enfrentar el reto de construir
una obra basada en la pasión, muerte y resurrección de Ntro. Señor Jesucristo
en la que actuaran como hilo conductor las expresiones vertidas por la turba,
tomando como tal a la gente común, ya sea por simpatizar o no con la predica de
Jesús. El relato de la historia y sus aristas centrales estaría a cargo de tres
voces en pleno estilo gregoriano dispuestas tal como las conocemos en la narración
de la Pasión cada Semana Santa de acuerdo al rito católico, esto es: Un evangelista
(reservado a la voz de tenor), Jesús (mientras en el rito lo encarna el
sacerdote, aquí está reservado el rol a
la voz de un barítono) y Sinagoga (diferentes roles reservados a un bajo).
Seleccionando partes de las pasiones escritas por los cuatro narradores de las
mismas (Santos Mateo, Marcos, Lucas y Juan), cantada en latín de acuerdo a los
ritos pre- Concilio Vaticano II y, de acuerdo a lo que me manifestara un íntimo
allegado suyo, utilizando algunos materiales compuestos a posterioridad del
estreno de la Opera “Beatrix Cenci”, que integrarían su fallida cuarta ópera: “Barrabás”,
Ginastera acometió su labor tomando como
punto de partida las “Turbas” de Tomás
Luís de Victoria, las que escuchara en un concierto conducido por Ntro. Compositor
y Director Juan José Castro (quién fuera un entusiasta difusor de la obra de
Ginastera en sus comienzos).
“Turbae” se divide en cuatro partes a saber:
1º) La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Rito del Domingo de Ramos que
inicia la Semana Santa). 2º) Pasión de Ntro. Señor Jesucristo (desde su entrega
hasta la condena a muerte), 3º) Golgotha (Crucifixión y Muerte de Jesús), 4º)
Resurrección de Jesús (Domingo Pascual y cierre de la Semana Santa). Mientras
ya he identificado a las voces solistas, la “Turba” está confiada a un gran coro
y momentos reservados también a Coro de Niños. La Orquesta debe contar con un
gran dispositivo de fuerzas entre las cuales se resalta una gran batería de
percusión y gran cantidad de instrumentos de bronce, hay también Piano y el
Organo marca con su intervención los inicios de cada pasaje. La música reservada a la “Turba” es muy
poderosa. Estamos aquí hablando de un Ginastera que se encaminaba a su última etapa
creativa. Comenzaba a salir de un lenguaje dodecafónico e iniciaba la
exploración de un lenguaje de corte más americanista, al que lo encontramos
dentro de los instrumentos de percusión y que se expresaría de modo mas nítido algunos años después con su
Concierto para Violonchelo y Orquesta Nº 2, dedicado a su pareja, Aurora
Nátola. La resultante nos da entonces una obra caracterizada por una fuerte
carga, a veces dramática como en los dos números centrales y a veces jubilosa y
conmovedora, tanto para la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como más fuertemente
en la resurrección y el himno final de alabanza que termina imponiéndose y le
da un final magistral al trabajo. Finalmente me cabe consignar que las partes
gregorianas se caracterizan por la absoluta transparencia de la música y el
canto y que en la muerte de Jesús, Ginastera confió en un apoyo de contrabajo
solo para acompañar a la voz logrando el efecto desolador solo comparable en
este mismo pasaje con “La Pasión según San Mateo” de Bach. “Turbae” tuvo su
estreno Sudamericano en el Teatro Colón en 1975, bajo la dirección de Robert
Page, Titular del Coro de la Asociación Mendelsohn de Filadelfia y dedicatario,
al igual que la agrupación por El dirigida de esta obra.
La versión que ofrecieron los principales Organismos
Estables de Música del Ministerio de Cultura de la Nación, solo se la puede
catalogar de excelente. Contando, como ocurrió, con el debido tiempo de
preparación, se fue construyendo este trabajo que hizo honor a la memoria de Ntro,
máximo creador, quién sigue siendo, Ntra. principal carta de presentación en el
mundo entero. Un estupendo Coro Nacional de Niños, muy bien preparado por su
titular, María Isabel Sanz, quien logró
uno de los mayores éxitos de su gestión. Otra formidable intervención del Coro
Polifónico Nacional bajo la Dirección de
Antonio Domeneghini, cada vez más sólido y bien presentado el que incluyó voces
solistas desde el propio Coro, muy certeras en cada intervención. Tres solistas
en estilo gregoriano todos impecables: Ricardo González Dorrego, quién se exhibe dominador de este tipo de
repertorio. Un magnífico Jesús de Alejandro Spies. Lo expresó con solvencia y convicción, y muy justas intervenciones de Walter Schwarz como
sinagoga. La Sinfónica Nacional ha demostrado otra vez superación en cada
concierto, muy ajustada, sólida y atenta ante cada requerimiento de la
Directora.
Y aquí llegamos a la parte principal. Natalia Salinas realizó una labor descollante,
superadora incluso de su triunfal presentación en aquella recordada apertura
del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos
Aires del 2019. Trabajó hasta el mínimo detalle, logró justeza en las
intervenciones, guió con absoluta precisión y descolló en el imponente final.
Estamos en presencia de una de las conductoras más importantes que Ntro, País
ha dado en los últimos tiempos, ha hecho honor a cada desafío y demostró que
está llamada a grandes cosas.
Donato Decina
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