domingo, 6 de noviembre de 2022

 

LA SINFONICA NACIONAL EN UN PROGRAMA SUMAMENTE COMPROMETIDO

 

ORQUESTA SINFONICA NACIONAL, TEMPORADA 2022, Director Invitado: Pablo Boggiano. Solista: Nicolás Favero (Violín). Programa: Obras de Alsuyet, Berg y Williams: Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional, 04 de Noviembre de 2022.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  A pesar de algunas vicisitudes que pudieron percibirse a lo largo de este concierto, mantengo la determinación de calificarlo como muy bueno por varias razones a saber:

1º) La continuidad de la política de estrenos nacionales. Una constante de la actual temporada en la que están presentes todas las corrientes de la música clásica argentina desde los autores ya fallecidos, hasta los actuales, algo que se reclamaba desde hace muchísimo tiempo. También debe reconocerse que algunos programas de este ciclo fueron de música cien por ciento argentina y a sala llena. Debe mantenerse a futuro este renovado impulso.

 

2º) La inclusión de obras de reconocidos compositores extranjeros de suma envergadura, las que son abordadas por  probados  interpretes nacionales, por caso Sinfonía “Resurrección” de Mahler, en la que tal vez haya sido la mejor labor de dirección de Carlos Vieu en su carrera, y  en esta velada el Concierto Nº 2 “A la Memoria de un Angel” para Violín y Orquesta de Alban Berg.

 

3º) El rescate de obras de compositores nacionales de suma complejidad. Baste con mencionar la Sinfonía “Bíblica” de Juan José Castro con una estupenda faena de Luís Gorelik, la Sinfonía “Don Rodrigo” de Ginastera con  memorables labores de Christian Baldini y Mónica Ferracani . En este concierto recibió su segunda interpretación en vivo la Sinfonía Nº 3  “La Selva Sagrada”  de Alberto Williams y el próximo Viernes 18 Natalia Salinas rescatará “Turbae”  también de Alberto Ginastera.

 

4º) La presencia de compositores argentinos en el podio interpretando obras propias y de otros colegas. A la presencia de Santiago Santero en una muy buena velada se suma la de Fabián Panisiello en el último concierto de esta temporada en el Auditorio Nacional.

 

5º) El haber confiado los conciertos a Directores de la “Nueva Generación”, quienes han demostrado capacidad para ir hacia adelante: Mariano Chiacchiarini, Christian Baldini, Lucía Zicos, Ezequiel Silberstein, Ulises Maino, Pablo Boggiano en esta oportunidad y en el próximo, Natalia Salinas, quienes han tenido aquí la oportunidad que en otro ámbito se les niega o no se les brinda el justo lugar.

 

  En este concierto, el inicio estuvo dado por el estreno de “Buenos Aires y la Mariposa Azul” de Claudio Alsuyet. Es una obra en la que el compositor se explaya aún más en el discurso orquestal respecto a sus trabajos anteriores. Su nombre remite a dos combinaciones: Su identificación “bonaerense” (pero referida a la Provincia y a sus suburbios) y al título de un relato Japonés, “La Mariposa Azul” en la que un sabio maestro que siempre tiene respuestas a todo, le dice a una alumna que es ella quien tiene la respuesta sobre el destino de una mariposa azul que la mujer aprisiona entre sus manos. Alsuyet demuestra un gran crecimiento como compositor, entrelazando materiales tomados del folcklore japonés con otros provenientes de Ntro. folcklore  urbano, manteniendo la tensión en todo momento, aún en los pasajes más álgidos. Un gran dispositivo de percusión se convierte en uno de los sostenes fundamentales del trabajo. Tanto en el comienzo como en el final  un pasaje de brevísimas notas  marcan la tendencia dentro de la obra. Boggiano condujo muy sólidamente a las fuerzas orquestales que respondieron con solvencia a los requerimientos del trabajo, el que fue recibido de manera muy entusiasta por el público quien con justicia saludó de manera sostenida al compositor (presente en la sala), a la Orquesta y al Director.

 

    Con el concurso como solista del violinista Nicolás Favero (concertino de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata), se presentó el Concierto para Violín y Orquesta Nº 2 “A La Memoria de un Angel” de Alban Berg. Obra dedicada a la memoria de Manon Gropius (Hija de Alma Schindler, quien fuera esposa de Gustav Mahler y que también padeciera la pérdida de otra hija en ese matrimonio, y del arquitecto Walter Gropius). Es una obra compleja estructurada en tres movimientos que se inicia con la interpretación de las doce notas que integran el sistema dodecafónico que tuviera en Arnold Schönberg a su máximo exponente, cita corales de Bach, pasajes mozartianos y de otros compositores de la época, entrelazados con música muy personal, la que parte desde la mayor pesadumbre y llega al final con un halo esperanzador, tal vez pensando en un reencuentro desde otra perspectiva. Favero posee una muy buena técnica, entregó pasajes de muy buena factura, mientras que el acompañamiento de Boggiano y la Orquesta, si bien fue muy sólido, tuvo momentos en los que la fuerza de la música dada por la naturaleza misma de la obra se imponía sobre la labor del solista (al menos así lo percibí yo desde el lateral de platea en las filas superiores). Aun así, debe saludarse el esfuerzo de todos por presentar una obra fundamental de la música de la primera mitad del siglo pasado, muy poco abordada en los conciertos sinfónicos de Ntro. medio.

 

  La parte final trajo el rescate de la Sinfonía Nº 3 “La Selva Sagrada” de Alberto Williams. Es un trabajo en el que el Patriarca de la música Argentina se revela más sutil que nunca enlazando hábilmente elementos que aprendiera en su estancia francesa bajo la tutela de Cesar Franck y las influencias de esa época con elementos de la música nativa, aun cuando en su frondosa orquestación uno podría pensar antes de escuchar la obra que con esas dimensiones del conjunto podría haber una aproximación de tipo “Strausiana” o “Mahleriana”. La descripción del paisaje y su entorno, la sección central en la que de modo muy delicado Williams pinta utilizando toda la paleta orquestal a los habitantes de la selva y el movimiento final en donde grafica en música una tragedia que vira a un final heroico y contundente tras la superación del conflicto, son muestras de la solidez musical de Williams al plasmar en el pentagrama estas ideas. Voy a dividir en dos mi opinión sobre este trabajo. En primer lugar el Maestro Boggiano efectuó una ímproba labor de reconstrucción de todas las partes orquestales a partir  de la partitura del Director, gracias a lo cual se pudo efectuar esta presentación. En segundo lugar y entrando de lleno en la interpretación, si bien el Maestro Boggiano se preparó de manera concienzuda al punto de dirigir de memoria esta versión, el comienzo mostró imprecisiones que lo llevaron a interrumpir el comienzo en dos ocasiones hasta que finalmente en la tercera logró la plena versión de la obra. Puede ser discutible el aspecto de decidir interrumpir y recomenzar, pero debe tenerse en cuenta que se puede hablar de un reestreno de la obra  y que el Maestro decidió que debía hacerse de la mejor forma posible y eso lo logró a partir del tercer comienzo.  Los detalles centrales del trabajo estuvieron plenamente logrados y el final de carga dramática fue correctamente expuesto.  Un aplauso sostenido del público mostró conformidad ante la interpretación, la que merecería una nueva versión dentro de un concierto con obras tal vez más conocidas y que  permitan que esta sinfonía tenga un mayor tiempo de preparación. Lo merece.

 

Donato Decina

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