domingo, 27 de noviembre de 2022

 

Estupenda dirección de Federico Jusid al frente de la Filarmónica en el Colón

 

SIEMPRE ES MUY BUENO RENOVAR EL REPERTORIO

Martha CORA ELISEHT

 

            Cuando una navega por las redes sociales, muy a menudo aparecen infinidad de sitios y grupos de noticias relacionadas con la música clásica. Últimamente, muchos de los integrantes de dichos grupos preguntaron por qué no había más compositores de la denominada música académica o nuevas obras para repertorio sinfónico. Nada más alejado de la realidad, ya que se trata de un mero preconcepto. No sólo hay nuevos compositores de música sinfónica, sino también obras sumamente interesantes. Precisamente, el ejemplo lo dio la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA) el pasado viernes 25 del corriente dentro de su tradicional Ciclo de Abono en el Teatro Colón, bajo la dirección de Federico Jusid -compositor y director de orquesta argentino radicado en España- y que contó con la participación del acordeonista Iñaki Alberdi y la actriz Luisina Brando en calidad de recitante.

            En esta ocasión, el programa estuvo íntegramente compuesto por obras de compositores argentinos, muchas de las cuales eran inéditas y que se detallan a continuación:

-         Helles Bild- Alex NANTE (1992) (Estreno sudamericano)

-         Concierto para arpa y orquesta, Op.26 (versión para acordeón de Federico Jusid)- Alberto GINASTERA (1916-1983)

-         Kinetic Overture- Federico JUSID (1973)

-         Bidaia (Viajes) para acordeón y orquesta sinfónica (obra comisionada por el Teatro Colón- estreno mundial)- Federico JUSID

            Tras la entrada del concertino Pablo Saraví y la tradicional afinación de instrumentos, Federico Jusid se dirigió al público munido de un micrófono para explicar brevemente una reseña de las obras. La primera de ellas data de 2019 y se basa sobre la obra homónima del artista plástico Vassily Kandinsky -precursor del expresionismo en Rusia y máximo exponente del rayonismo-, quien expresó la comunión entre artista y espectador como puestas a disposición mediante la combinación de sentidos (sinestesia). Alex Nante traduce en música esta obra con un tinte atonal e impresionista a la vez, mediante un glissandi entre cuerdas y percusión al inicio, con contrapuntos entre maderas y metales – que remedan a Epitalamion, de Fartein Valen- y posteriormente, entre violín y arpa -notable labor de Pablo Saraví y Alina Traine al respecto, al igual que el trío formado por Fernando Ciancio (trompeta), Fernando Chiappero (corno) y Matías Bisulca (trombón), cuyo desempeño fue excelente.  Además, permite el lucimiento de los principales solistas de los diferentes grupos de instrumentos. La orquesta sonó perfectamente afiatada y afinada, con un magnífico trabajo de coordinación entre los diferentes grupos de instrumentos y los contrapuntos correspondientes (maderas y metales, primeros y segundos violines con contrafagot, fanfarria de trombones acompañada por solo de tuba). La obra cierra con una recapitulación sobre el primer tema, sostenido por la cadencia en las maderas hasta que la melodía se desvanece. Tras la cálida acogida por parte del público, se invitó a Alex Nante a pasar al escenario, ya que estaba presente en la sala.

            Alberto Ginastera compuso su Concierto para arpa y orquesta en 1956 y consta de 3 movimientos: Allegro giusto/ Molto moderato/ Liberamente capriccioso- vivace. Es una obra tonal -escrita en Mi bemol mayor- donde el instrumento solista posee su cadencia principal al inicio del 3° movimiento. En este caso, Federico Jusid solicitó permiso correspondiente al editor para realizar una transcripción para acordeón. No es un instrumento muy incorporado al repertorio sinfónico y, por lo tanto, la labor realizada tanto por Jusid como por el acordeonista vasco Iñaki Alberdi resultó muy interesante desde todo punto de vista. El solista es un virtuoso del instrumento y estuvo perfectamente acompañado por la orquesta. Por determinados momentos, sonaba como si fuera un órgano y en la mencionada cadencia -que emula las 6 notas de las cuerdas de la guitarra: Mi-La-Re-Sol-Si-Mi- acaparó todos los sentidos. Se lo notó sumamente atento al desarrollo de la partitura en los tramos correspondientes a la orquesta y sus entradas fueron perfectas, motivo que le valió numerosos aplausos. También se dedicó la partitura a Georgina Ginastera -hija del compositor-, quien también se encontraba presente en sala.

            Federico Jusid compuso su obra Kinetic Overture por encargo de la Orquesta de la Radio y Televisión Española en 2018 y su estreno tuvo lugar al año siguiente en Madrid. Consta de 3 movimientos: el primero, en estilo minimalista, que se inicia con un solo de clarinete bajo en contrapunto con numerosos instrumentos y efectos de percusión (sobre todo, en idiófonos) donde, poco a poco, se incorporan las diferentes secciones de instrumentos de la orquesta, con ribetes que emulan la música de Philip Glass. En cambio, le segundo posee un neto corte impresionista, con ribetes que recuerdan a Ravel y Debussy en el trío formado por arpa, piano y celesta -que, a su vez, representa el hilo conductor de la obra-. Tras un tutti orquestal, las disonancias entre cuerdas y maderas emulan el sonido de una ocarina. La obra culmina con un movimiento lento, con recapitulación del 1° tema (minimalista) para culminar con la melodía impresionista del 2° movimiento hasta desvanecerse. Una obra que gustó y fue muy bien recibida por el público, donde la Filarmónica exhibió un maravilloso trabajo de ensayo y sintonía fina.

            La obra de cierre fue un estreno mundial: Bidaia (Viajes, en euskera), compuesta durante el transcurso del corriente año y encomendada por el Teatro Colón para la Filarmónica, basada en el poema Itaca, de Constantino Kavafis, que exalta la figura de Ulises -héroe máximo de La Odisea- y sus viajes y que está dedicada a Iñaki Alberdi. Según versos del mismo autor:

Mantén siempre a Itaca en tu mente;

Llegar allí es tu destino,

Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.

Es mejor que dure muchos años

Y que, viejo al fin, arribes a la isla.

La obra consta de 7 números, divididos en tres partes: Inauteriak (Carnaval), Ontziz (Navegando), Tximistak (Chispas), Ilunak (Sombras), Makinak (máquinas) y Coda. Abre con un ostinato in crescendo en cuerdas, mientras la recitante realiza su presentación. Fue un auténtico placer escuchar una voz con una modulación perfecta como la de Luisina Brando en este rol, quien volvió a aparecer en el Colón para acompañar a su hijo luego de estar alejada durante 8 años de los escenarios porteños. Tras el recitado, el acordeón hace su presentación y realiza variaciones sobre un tema con reminiscencias de Ravel y Debussy luego del tutti orquestal. Mkientras que los dos primeros números evocan los viajes, el tercero comienza oscuro y sombrío, pero luego se torna luminoso. En el cuarto, tras una poderosa introducción a cargo de la percusión, el solista toma la melodía mediante una serie de variaciones, donde se incorporan ribetes de tango. El quinto evoca la nostalgia y el deseo del protagonista por volver -a cargo del solista- mientras la orquesta toma la melodía in crescendo. El último número previo a la coda final es de carácter luminoso, alegre y colorido. Por último, la coda condensa las diferentes melodías de los movimientos anteriores y, en determinado momento, el solista desciende del escenario, comienza a tocar el acordeón desde la platea y se aleja, mientras un glissandi a cargo de la flauta y el arpa sumamente armónico anuncia el final. Una obra hermosa, muy bien trabajada, ricamente elaborada, que arrancó numerosos aplausos y vítores por parte del público y una gran ovación para una actriz de los quilates de Luisina Brando.

            Como periodista especializada, éste es el Colón que una quiere escuchar. Un ámbito propicio por excelencia para la realización de conciertos sinfónicos y donde se estrenan obras de compositores nacionales -cosa que hacía rato que no venía sucediendo hasta el presente año- y una orquesta a la que se le encomiendan obras para ser estrenadas dentro de su ámbito natural. Y cuando se realiza un muy buen trabajo de ensayo y preparación previa, los resultados están a la vista. Unido esto a una renovación del repertorio sinfónico, éstos son los valores que hay que rescatar y promover.   

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