Estupenda dirección de Federico
Jusid al frente de la Filarmónica en el Colón
SIEMPRE
ES MUY BUENO RENOVAR EL REPERTORIO
Martha
CORA ELISEHT
Cuando
una navega por las redes sociales, muy a menudo aparecen infinidad de sitios y
grupos de noticias relacionadas con la música clásica. Últimamente, muchos de
los integrantes de dichos grupos preguntaron por qué no había más compositores
de la denominada música académica o nuevas obras para repertorio sinfónico.
Nada más alejado de la realidad, ya que se trata de un mero preconcepto. No
sólo hay nuevos compositores de música sinfónica, sino también obras sumamente
interesantes. Precisamente, el ejemplo lo dio la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires (OFBA) el pasado viernes 25 del corriente dentro de su tradicional Ciclo
de Abono en el Teatro Colón, bajo la dirección de Federico Jusid -compositor y
director de orquesta argentino radicado en España- y que contó con la
participación del acordeonista Iñaki Alberdi y la actriz Luisina Brando en
calidad de recitante.
En
esta ocasión, el programa estuvo íntegramente compuesto por obras de
compositores argentinos, muchas de las cuales eran inéditas y que se detallan a
continuación:
-
Helles Bild- Alex
NANTE (1992) (Estreno sudamericano)
-
Concierto para arpa y
orquesta, Op.26 (versión para acordeón de
Federico Jusid)- Alberto GINASTERA (1916-1983)
-
Kinetic Overture-
Federico JUSID (1973)
-
Bidaia (Viajes) para
acordeón y orquesta sinfónica (obra
comisionada por el Teatro Colón- estreno mundial)- Federico JUSID
Tras la entrada del concertino Pablo
Saraví y la tradicional afinación de instrumentos, Federico Jusid se dirigió al
público munido de un micrófono para explicar brevemente una reseña de las
obras. La primera de ellas data de 2019 y se basa sobre la obra homónima del
artista plástico Vassily Kandinsky -precursor del expresionismo en Rusia y
máximo exponente del rayonismo-, quien expresó la comunión entre artista
y espectador como puestas a disposición mediante la combinación de sentidos
(sinestesia). Alex Nante traduce en música esta obra con un tinte atonal e
impresionista a la vez, mediante un glissandi entre cuerdas y percusión
al inicio, con contrapuntos entre maderas y metales – que remedan a Epitalamion,
de Fartein Valen- y posteriormente, entre violín y arpa -notable
labor de Pablo Saraví y Alina Traine al respecto, al igual que el trío formado
por Fernando Ciancio (trompeta), Fernando Chiappero (corno) y
Matías Bisulca (trombón), cuyo desempeño fue excelente. Además, permite el lucimiento de los
principales solistas de los diferentes grupos de instrumentos. La orquesta sonó
perfectamente afiatada y afinada, con un magnífico trabajo de
coordinación entre los diferentes grupos de instrumentos y los contrapuntos
correspondientes (maderas y metales, primeros y segundos violines con
contrafagot, fanfarria de trombones acompañada por solo de tuba). La obra
cierra con una recapitulación sobre el primer tema, sostenido por la cadencia
en las maderas hasta que la melodía se desvanece. Tras la cálida acogida por
parte del público, se invitó a Alex Nante a pasar al escenario, ya que estaba
presente en la sala.
Alberto
Ginastera compuso su Concierto para arpa y orquesta en 1956 y consta de
3 movimientos: Allegro giusto/ Molto moderato/ Liberamente capriccioso-
vivace. Es una obra tonal -escrita en Mi bemol mayor- donde el instrumento
solista posee su cadencia principal al inicio del 3° movimiento. En este
caso, Federico Jusid solicitó permiso correspondiente al editor para realizar
una transcripción para acordeón. No es un instrumento muy incorporado al
repertorio sinfónico y, por lo tanto, la labor realizada tanto por Jusid como
por el acordeonista vasco Iñaki Alberdi resultó muy interesante desde todo
punto de vista. El solista es un virtuoso del instrumento y estuvo
perfectamente acompañado por la orquesta. Por determinados momentos, sonaba
como si fuera un órgano y en la mencionada cadencia -que emula las 6
notas de las cuerdas de la guitarra: Mi-La-Re-Sol-Si-Mi- acaparó todos los
sentidos. Se lo notó sumamente atento al desarrollo de la partitura en los
tramos correspondientes a la orquesta y sus entradas fueron perfectas, motivo
que le valió numerosos aplausos. También se dedicó la partitura a Georgina
Ginastera -hija del compositor-, quien también se encontraba presente en sala.
Federico
Jusid compuso su obra Kinetic Overture por encargo de la Orquesta de la
Radio y Televisión Española en 2018 y su estreno tuvo lugar al año siguiente en
Madrid. Consta de 3 movimientos: el primero, en estilo minimalista, que se
inicia con un solo de clarinete bajo en contrapunto con numerosos instrumentos
y efectos de percusión (sobre todo, en idiófonos) donde, poco a poco, se
incorporan las diferentes secciones de instrumentos de la orquesta, con ribetes
que emulan la música de Philip Glass. En cambio, le segundo posee un neto corte
impresionista, con ribetes que recuerdan a Ravel y Debussy en el trío formado
por arpa, piano y celesta -que, a su vez, representa el hilo conductor de la
obra-. Tras un tutti orquestal, las disonancias entre cuerdas y maderas
emulan el sonido de una ocarina. La obra culmina con un movimiento lento, con
recapitulación del 1° tema (minimalista) para culminar con la melodía
impresionista del 2° movimiento hasta desvanecerse. Una obra que gustó y fue
muy bien recibida por el público, donde la Filarmónica exhibió un maravilloso
trabajo de ensayo y sintonía fina.
La
obra de cierre fue un estreno mundial: Bidaia (Viajes, en euskera),
compuesta durante el transcurso del corriente año y encomendada por el Teatro
Colón para la Filarmónica, basada en el poema Itaca, de Constantino
Kavafis, que exalta la figura de Ulises -héroe máximo de La Odisea- y
sus viajes y que está dedicada a Iñaki Alberdi. Según versos del mismo autor:
Mantén siempre a Itaca en tu mente;
Llegar allí es tu destino,
Pero no tengas la menor prisa en tu
viaje.
Es mejor que dure muchos años
Y que, viejo al fin, arribes a la
isla.
La obra consta de 7 números, divididos
en tres partes: Inauteriak (Carnaval), Ontziz (Navegando), Tximistak (Chispas),
Ilunak (Sombras), Makinak (máquinas) y Coda. Abre con un ostinato
in crescendo en cuerdas, mientras la recitante realiza su presentación. Fue
un auténtico placer escuchar una voz con una modulación perfecta como la de
Luisina Brando en este rol, quien volvió a aparecer en el Colón para acompañar
a su hijo luego de estar alejada durante 8 años de los escenarios porteños.
Tras el recitado, el acordeón hace su presentación y realiza variaciones sobre
un tema con reminiscencias de Ravel y Debussy luego del tutti orquestal.
Mkientras que los dos primeros números evocan los viajes, el tercero comienza
oscuro y sombrío, pero luego se torna luminoso. En el cuarto, tras una poderosa
introducción a cargo de la percusión, el solista toma la melodía mediante una
serie de variaciones, donde se incorporan ribetes de tango. El quinto evoca la
nostalgia y el deseo del protagonista por volver -a cargo del solista- mientras
la orquesta toma la melodía in crescendo. El último número previo a la coda
final es de carácter luminoso, alegre y colorido. Por último, la coda condensa
las diferentes melodías de los movimientos anteriores y, en determinado
momento, el solista desciende del escenario, comienza a tocar el acordeón desde
la platea y se aleja, mientras un glissandi a cargo de la flauta y el
arpa sumamente armónico anuncia el final. Una obra hermosa, muy bien trabajada,
ricamente elaborada, que arrancó numerosos aplausos y vítores por parte del
público y una gran ovación para una actriz de los quilates de Luisina Brando.
Como
periodista especializada, éste es el Colón que una quiere escuchar. Un ámbito
propicio por excelencia para la realización de conciertos sinfónicos y donde se
estrenan obras de compositores nacionales -cosa que hacía rato que no venía
sucediendo hasta el presente año- y una orquesta a la que se le encomiendan
obras para ser estrenadas dentro de su ámbito natural. Y cuando se realiza un
muy buen trabajo de ensayo y preparación previa, los resultados están a la
vista. Unido esto a una renovación del repertorio sinfónico, éstos son los
valores que hay que rescatar y promover.
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