domingo, 23 de abril de 2023

 

Muy buen concierto a cargo de la Sinfónica Municipal de Avellaneda en el CCK

 

ORGULLOSAMENTE BONAERENSE 2

Martha CORA ELISEHT

 

Desde su fundación por decreto del intendente José Aphalo en 1949, la Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda cuenta con una importante trayectoria a lo largo de todos estos años. No sólo ha participado en las temporadas líricas del Teatro Roma de dicha ciudad, sino también en numerosos recitales de figuras nacionales e internacionales y conciertos sinfónicos. Tras haber convocado a concurso para cubrir cargos vacantes en Febrero del corriente año, la mencionada agrupación se presentó en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK) el pasado domingo 23 del corriente, bajo la dirección de Ezequiel Fautario y con la participación de la flautista Maia Perduca como solista, en un programa compuesto por las siguientes obras:

-          “El tarco en flor” (poema sinfónico)- Luis GIANNEO (1897-1968)

-          Concierto en Mi menor para flauta y orquesta de cuerdas, Op. 57- Saverio MERCADANTE (1795-1870)

-          Sinfonía n°2 en Re mayor, Op. 73- Johannes BRAHMS (1833-1897)  

 

Desde la tradicional afinación de instrumentos, se pudo constatar que la orquesta estaba muy bien afinada y afiatada, lo que sirvió para tener una representación brillante durante todo el concierto. Tras hacer su aparición sobre el escenario del Auditorio Nacional y, ante la constante carencia de programas de mano, Ezequiel Fautario se dirigió al público para explicar el repertorio y hacer una breve reseña sobre las obras. Y agradeció mucho a la orquesta y sus integrantes por incluirlo siempre en su programación. Asimismo, se dirigió al público solicitando acompañar las actividades de la orquesta, que se anuncian oportunamente mediante las redes sociales.  La jornada comenzó con una muy buena versión de la mencionada obra de Luis Gianneo, que data de 1930 y que fuera compuesta durante su estancia en Tucumán. La orquesta sonó sólida, muy compacta, con un muy buen desempeño de los timbales y la percusión para culminar con un bellísimo solo de violín, ejecutado de manera impecable por el concertino.

Si bien dejó una riquísima producción de óperas, Saverio Mercadante sólo dejó unas pocas obras en el repertorio de conciertos: el Concierto para clarinete en Si bemol mayor, Op.101 y tres conciertos para flauta, de los cuales, el Concierto en mi menor para flauta y orquesta de cuerdas, Op.57 es el más conocido. Consta de 3 movimientos (Allegro/ Andante/ Allegro) de los cuales, el último ha servido como cortina musical de programas radiales durante la década del ’60. Si bien posee una línea melódica clásica, con pasajes que -por momentos- recuerdan a Mozart y Beethoven, no forma parte del repertorio habitual para dicho instrumento. Por lo tanto, no sólo ha sido un mérito muy importante para la orquesta incluirlo en su repertorio, sino también contar con una instrumentista de los quilates de Maia Perduca para su ejecución. Además de desempeñarse como flauta solista en la Sinfónica Municipal de Avellaneda, integró las Orquestas Estable del Colón (contratada) y Sinfónica Nacional (interina). No sólo brindó una excelente interpretación, sino que, además, lo hizo cursando un embarazo bastante avanzado. Fue su concierto de despedida antes de tomar su licencia por maternidad, lo que le valió un sincero aplauso por parte del público.

La Sinfonía n°2 en Re mayor, Op. 77 es una de las más hermosas obras de la tetralogía sinfónica de Brahms y consta de 4 movimientos: Allegro non troppo/ Adagio non troppo/ Allegretto grazioso- rondó/ Allegro con spirito. El tema bucólico del 1° movimiento ha hecho que se catalogue a esta sinfonía como “Pastoral” sin realmente serlo, ya que es más bien nostálgico, mientras que el Adagio non troppo es más romántico y envolvente. El vertiginoso Allegretto grazioso es un rondó con un contrapunto magistral, rico en matices, fresco y vivaz hasta desembocar en el monumental Allegro con spirito, escrito en forma de sonata y que representa un desafío para el director de orquesta. Un muy buen dominio del contrapunto, una perfecta marcación de los tempi, con fuste, garra, entusiasmo e interpretación con impronta y sello personal hicieron que Ezequiel Fautario brindara una muy buena versión de esta sinfonía. Tal así fue, que el Auditorio Nacional estalló en aplausos al final del concierto y se puso de pie de forma cuasi unánime.

En el caso particular de esta cronista, ha sido una grata sorpresa descubrir una orquesta sinfónica de muy buen nivel, con un sonido muy compacto e instrumentistas de excelente calidad. Al igual que su par de 3 de Febrero -casualmente, también bajo la dirección de Fautario-, ha sonado como un organismo sinfónico orgullosamente bonaerense y con creces para demostrarlo.  

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