sábado, 22 de abril de 2023

 

EMMANUEL SIEFERT EN UNA MEMORABLE ACTUACION

 

Centro Cultural Kirchner, temporada 2023. Concierto Sinfónico: Presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional, Director Invitado: Emmanuel Sieffert. Programa: Obras de Llamazares y Shostakovich. Auditorio Nacional, 19 de Abril de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Siempre es muy bienvenido el hecho de que las mejores orquestas de Ntro. medio asuman los desafíos de afrontar programas exigentes. Podrán salir de buen o irregular nivel, pero es absolutamente necesario el hecho de hacerlos. En este punto me detengo para recordar al Maestro Napoleón Cabrera quien siempre tuvo palabras de enojo cuando alguna agrupación extranjera venía a presentarse al país con programas absolutamente convencionales o de repertorio: “mientras que Ntras. “pobrecitas” orquestas afrontan los desafíos de mayor compromiso”. Lamento que el Mtro. Cabrera no hubiese estado vivo para poder apreciar la realidad actual en la que afortunadamente hace rato Ntras. Orquestas dejaron de ser “pobrecitas” (aunque vió el comienzo del proceso de cambios cuando en 1992 Ntras. tres mejores Orquestas visitaron Europa, cosa que la Filarmónica repitió en 1994 y 1996, la Sinfónica Nacional en 2001 en Canarias y en 1998 en Japón y Estados Unidos y la Sorpresa del año 2000 con la Estable y el Coro del Argentino de La Plata presentándose en el Auditorio de la Sinfónica de Sao Paulo con la Segunda de Mahler).

 

   Traigo a colación estos recuerdos para dar una vuelta más de tuerca respecto a este tema a propósito del concierto que la Sinfónica Nacional efectuó el 19 del Cte. mes en donde el Mtro. Suízo Emmanuel Sieffert abordó un complejo programa que incluyó un estreno Argentino (bienvenida sea siempre la ocasión) y uno de los monumentos sinfónicos más importantes de la historia de la música toda y en particular de toda la producción de Dimitri Shostakovich: la Sinfonía Nº 7 “Leningrado”.

 

  “Alma” es el  título de la obra de Pablo Llamazares que la Sinfónica Nacional seleccionó para ser estrenada. Es una página de construcción muy sólida, con bases tonales y un interesante trabajo de sonoridades las que Sieffert fue desgranando de modo paulatino y sumamente ajustado, la orquesta pasa de momentos de gran energía a instantes más calmos pero siempre está la esencia sonora, esa que inicia y cierra este buen trabajo que fue muy bien recibido por el público que de modo sostenido aplaudió la interpretación con llamada al compositor al escenario incluida.

 

  Tras un breve receso, sobrevino la esperada versión de la “Leningrado”. Versión con mayúsculas al mismo nivel que las que presentaron Eduardo Mata con la Filarmónica de Buenos Aires en su último concierto entre Ntros. y la efectuada por el Maestro Pedro Ignacio Calderón en el Auditorio de Belgrano con la misma Sinfónica Nacional (Algunos maestros que intervinieron en esta versión estuvieron en el escenario del Auditorio Nacional a las órdenes de Sieffert).

 

  Compuesta durante el “cerco” establecido por la Alemania nazi alrededor de la ciudad que tomó el nombre del líder comunista para conocer así por entonces y hasta la disolución de la Unión Soviética a la siempre llamada San Petersburgo,  esta obra está integrada por cuatro movimientos. Para muchos simplemente se trató de una música “superficial” y “panfletaria”, para muchos otros (y yo mismo me incluyo) si excluimos el fragmento en el cuál Shostakovich grafica en música el avance Alemán y la caída de la ciudad, tanto la introducción y descripción previos a ese fragmento como todo el resto de la  música de la sinfonía describen a la perfección los estados de ánimo: el dolor, la desesperación, el hambre, la miseria (en algunos casos debe recordarse que se ha hablado de tener que llegar a la ingesta de roedores), hasta el momento del contraataque Soviético con la llegada del invierno, la derrota nazi y el heroico resurgimiento de la ciudad y su gente. Es música muy sentida, con instantes de magnificencia y otros tantos de una profundidad a la que solo el compositor podía llegar para graficar así su estado de ánimo (el tercer movimiento con su penetrante inicio en un verdadero “barroco moderno” es prueba de ello y tras ese inicio el movimiento trasunta pasajes que bien pueden comparárselos con el adagio de la Octava de Bruckner que la Filarmónica de Buenos Aires interpretó la semana pasada). A la Orquesta convencional suma un verdadero “arsenal” de refuerzos de vientos y percusión para que en los movimientos de apertura y cierre expresen con creces tanto el drama de la caída como la gloria por la recuperación lograda. Shostakovich residía allí, lo vivió de primera mano, sirvió en un cuerpo de Bomberos durante la guerra (la Unión Soviética de entonces protegió a su artista, su coetáneo el Inglés Benjamin Britten y su compañero de vida Peter Pears decidieron refugiarse en Estados Unidos ante sus casi seguras convocatorias al frente). Y esta versión llega en un momento en donde Europa está en alerta con la Guerra Ruso-Ucraniana, Medio Oriente y sus tensiones (Sira-Israel-Palestina, las intervenciones de Turquía) y Afganistán con el dominio Talibán y la retirada de las fuerzas occidentales, por lo tanto se vuelve mucho más reflexivo el acto de escucha.

 

  Sieffert logró plasmar de modo contundente todos los momentos señalados anteriormente que están volcados en la partitura, marcó con exactitud los tiempos, llegó al fondo de cada movimiento, resaltó los pasajes más vibrantes manejando todos los planos sonoros y logró una respuesta magnífica de toda la Orquesta. Bien ajustada ésta, la acústica del Auditorio Nacional proyectó en su total medida a esta estupenda versión.

 

  Director y músicos fueron con total justicia reiteradamente ovacionados, al fin y al cabo fueron los héroes de la noche.

 

Donato Decina

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