sábado, 1 de abril de 2023

 Gran inicio del ciclo de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación

 

APERTURA A SALA COLMADA

Martha CORA ELISEHT

 

            Durante el transcurso del corriente año, la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación tiene varios motivos para festejar: se cumplen 33 años desde su creación en 1990 y su director titular - Sebastiano De Filippi- también cumple 10 años al frente de dicha agrupación, ganadora en dos oportunidades del Premio “Mejor Orquesta de Cámara Argentina” otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina (ACMA). Precisamente, el pasado viernes 31 de Marzo tuvo lugar en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional el concierto de apertura del conjunto, denominado “MEMORIA MOZARTIANA” en presencia de su titular y que contó con la participación de Mariano Rey como solista invitado, en un programa integrado por las siguientes obras:

-          Erks, la ciudad metafísica- Mario GARCÍA ACEVEDO (1926-2013)

-          Concierto en La mayor para clarinete y orquesta, K.622- Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

-          Divertimento para cuerdas n°1 en Re mayor, K.136- Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

Ante una sala absolutamente colmada y atiborrada de público -hubo que colocar sillas adicionales y, pese a todo, muchos se quedaron de pie-, el locutor a cargo de la presentación del conjunto mencionó que durante el transcurso del corriente año, siempre se va a interpretar una obra de compositores argentinos en la apertura de cada concierto.  Acto seguido, el concertino Pablo Pereira tuvo a su cargo la tradicional afinación de instrumentos antes de la entrada del maestro De Filippi, quien demostró sus cualidades interpretativas con una versión muy buena de la obra de García Acevedo -cuyo deceso se produjo hace exactamente 10 años atrás-, compuesta en 1987 y orquestada por Lucio Bruno Videla. El conjunto se lució en los trémolos y contrapuntos a cargo de los diferentes instrumentos de cuerda, brindando un sonido muy compacto y profundo, que se vio coronado por el aplauso del numeroso público presente.

De todos los conciertos para clarinete y orquesta, el K.622 de Mozart es el más famoso y ampliamente difundido en todo el mundo. Forma parte del repertorio habitual de cualquier clarinetista y fue compuesto en Viena en 1791 -el mismo año de la muerte del compositor-. Dedicado a Anton Stadler, consta de tres movimientos: Allegro (en La mayor), Adagio (en Re mayor) y Rondó (en La mayor). Originalmente, estaba escrito para clarinete di bassetto -que llega al Do en vez de los clarinetes comunes, que llegan al Mi-, pero Stadler hizo un arreglo para poder ejecutarlo con un clarinete en La. Otra de sus particularidades es que la cadenza se ejecuta en el Adagio central -a diferencia de los demás conciertos de Mozart, que se ejecuta en el 1° movimiento-. Por desgracia, el manuscrito original de Mozart no se conserva y lo que se escucha hasta la actualidad es la transcripción realizada por Stadler. A diferencia de otras orquestaciones -donde participan dos flautas, dos fagots y dos cornos-, sólo lo hicieron las cuerdas, logrando una perfecta amalgama entre orquesta y solista. Mariano Rey es un virtuoso del instrumento y ofreció una versión sublime, llena de sutilezas y exquisitez en su interpretación. Una ha escuchado infinitas versiones de este clásico por intérpretes de la talla de Martín Tow, Mariano Frogioni o Rolando D’Hellemes, pero la interpretación de Mariano Rey fue de calidad superior. El público estalló en aplausos y vítores hacia el final y la ovación fue total.

En 1771, la familia Mozart se traslada a Italia con el objetivo que una corte respetable le otorgara al joven Wolfgang Amadeus un puesto de Kapellmeister. Pese a que el objetivo no se cumplió, no por ello el genio de Salzburgo se amilanó, sino todo lo contrario: compuso sus tres Divertimentos para cuerdas en los primeros tres meses de 1772. Se trata de una forma musical sin una estructura concreta, que cumplía la misión de divertir a la sociedad durante la época del clasicismo. Posteriormente, se dejaron de componer después de 1790 y el más famoso es el Divertimento en Re mayor, K.136, que consta de tres movimientos: Allegro/ Andante/ Presto, que fueron ejecutados de manera impecable. De Filippi impuso una correctísima y rigurosa marcación de los tempi – sobre todo, en el Presto final-, al mismo tiempo que contagiaba su entusiasmo a los músicos. El público volvió a estallar en aplausos ni bien culminó la obra y quería más. Entonces, el director se dirigió al público para anunciar un bis: “Ave verum corpus” de Mozart para orquesta de cuerdas, órgano y 4 voces (soprano, mezzosoprano, tenor y bajo). Ahí se produjo la gran sorpresa de la noche: las violinistas Eleonora Votti y Paula García Presas actuaron como soprano y mezzosoprano respectivamente; el concertino Pablo Pereira, como tenor y el propio Sebastiano De Filippi como bajo, mientras que Pedro Sotelo ejecutó el órgano. Todos bajo la dirección de otro violinista: Sergio Catelani, quien logró una digna versión de la mencionada pieza mozartiana. Una nueva lluvia de aplausos se derramó sobre los intérpretes, quienes hicieron gala de sus dotes vocales.

Con excepción del concierto correspondiente al 25 de Mayo -que tendrá lugar el lunes 29 de dicho mes-, al igual que el año pasado, los conciertos tendrán lugar todos los últimos viernes de cada mes, con entrada libre y gratuita. Se va a contar con numerosos solistas y directores invitados de prestigio y alto nivel para un ciclo de cámara digno de una de las principales agrupaciones de dicho género en el país. La memoria del genio de Salzburgo estuvo más que honrada durante el presente concierto, con una afluencia de público que superó y colmó la capacidad de la sala. Un marco sumamente propicio para un excelente comienzo de temporada

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