Excelente concierto de la Sinfónica
Municipal de Florencio Varela en el CCK
A
SALA LLENA Y CON UN FINAL INESPERADO
Martha
CORA ELISEHT
Dentro del área metropolitana de
Buenos Aires (AMBA), existen numerosos organismos sinfónicos que desarrollan
una muy buena labor dentro de su área programática o de su municipio de origen,
pero que no siempre se presentan en las grandes salas de conciertos. Por dicho
motivo, el Centro Cultural Kirchner (CCK) ha decidido brindar oportunidad a
estas agrupaciones sinfónicas de poder presentarse ante el público porteño. En
este caso, el pasado domingo 21 del corriente le tocó el turno a la Orquesta
Sinfónica Municipal de Florencio Varela, que se presentó en la Sala Argentina
del CCK bajo la dirección de su titular -Darío Domínguez Xodo- brindando el
siguiente programa:
-
Las Cuatro Estaciones
porteñas” (versión para cuerdas de D.
TESIATNIKOV)- Astor PIAZZOLLA (1921-1992)
-
Sinfonía n°1 en Sol
menor, Op.13 (“Sueños de Invierno”)- Piotr
I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)
La
mencionada orquesta es la única agrupación sinfónica de Argentina que surge del
desarrollo de los programas de Orquestas Escuela, brindando a sus integrantes un
primer espacio de desarrollo laboral. Está formada por músicos muy jóvenes
(entre 18 a 30 años) y la designación de cargos se logra por concurso. Se da
prioridad a los postulantes que provienen del programa de Orquestas Escuela de
Florencio Varela en primer lugar, y luego, a los provenientes del programa de
Orquestas Escuela del Ministerio de Educación de la Nación o de la Dirección General
de Escuelas de otros distritos o provincias. En caso de haber ganado el cargo
por concurso y haber demostrado un muy buen rendimiento y cumplimiento de las
metas comprendidas en el programa, se da prioridad en el ingreso. Prueba de
ello es el alto grado de profesionalismo por parte de sus integrantes.
Debido
a que la ausencia de programas de mano ya es una constante dentro del ámbito
del CCK, Darío Domínguez Xodo se dirigió al público provisto de un micrófono
para brindar una breve reseña sobre las obras y agradecer no sólo la presencia en
la sala del Ministro de Cultura de la Nación -Tristán Bauer- sino también, del
Secretario de Cultura del Municipio de Florencio Varela -Gustavo Ginoli-, sino
también presentar al solista. En este caso, se trató del concertino titular
José Ramírez, quien actuó como solista en la transcripción realizada por el
compositor ruso D. Tesiatnikov sobre la mencionada obra de Piazzolla, donde intercala
algunos fragmentos de Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi acorde al
hemisferio donde transcurren las mismas (ejemplo: El Invierno dentro de Verano
Porteño y viceversa). La obra arrancó con el celebérrimo Verano Porteño,
donde tanto la orquesta como el solista sonaron muy bien en conjunto,
aunque el sonido de la chicharra a cargo del solista estuvo algo sucio y
desprolijo al inicio -recurso fundamental en la interpretación piazzoliana-, y
que, posteriormente, fue mejorando a medida que transcurría el concierto. Se
escuchó otro insert del Invierno de Vivaldi en la fuga final a
cargo de las cuerdas. Siguió con una muy buena interpretación de Otoño
Porteño, donde la chicharra inicial a cargo del solista sonó muy
bien, siendo posteriormente repicada por la orquesta. La cellista solista
ejecutó su parte de manera impecable en contrapunto con el pizzicato del
contrabajo, sostenido por el ostinato del violín solista. La coda y
fuga finales estuvieron muy bien ejecutados en contrapunto con el efecto
percusión dado por golpes en la caja del contrabajo. Hubo una muy buena
preparación de las cuerdas en contrapunto con el solista en Invierno Porteño,
seguido del insert del celebérrimo Verano de Vivaldi, al igual
que una muy buena labor de Domínguez Xodo en cuanto a marcación y preparación
previamente a otro insert del Canon de Pachlebel entre los dos
primeros violines solistas, el concertino en pizzicato y
contrabajos. Finalmente, en la Primavera Porteña el concertino da
el fraseo, el solista guía de 2° violín da la chicharra y el contrabajo,
la percusión, previamente a dar entrada a la fuga inicial
ejecutada por el solista. Posteriormente, el solista realiza la chicharra
antes de tomar la parte central en cantábile para finalizar con una
fuga monumental en diálogo con las cuerdas. Una muy buena labor que se vio
coronada por el aplauso de una sala prácticamente llena.
La
Sinfonía n°1 en Sol menor, op.13 de Tchaikovsky fue compuesta en 1866,
cuando contaba tan sólo con 25 años y era un flamante egresado del Conservatorio
de San Petersburgo cuando se trasladó a Moscú para estudiar composición con
Nikolai Rubinstein -hermano de su profesor Anton-. Es una obra muy bella, de
carácter descriptivo, pero que se ejecuta raramente fuera de un ciclo integral
de sinfonías del compositor. Debido a que sufría numerosos ataques de nervios
que retrasaban su composición, Tchaikovsky realizó una revisión posterior de la
partitura en 1878 y es la versión que se representa en la actualidad. Consta de
4 movimientos (Allegro tranquillo/ Adagio cantábile ma non tanto/ Scherzo:
Allegro scherzando giocoso/ Finale: Andante lugubre- Allegro maestoso), que
relatan en música los diferentes paisajes rusos durante el invierno, lo que le
da su subtítulo (Sueños de Invierno). Mientras que el primer movimiento
narra un viaje por las estepas rusas en trineo mientras está nevando, el segundo
muestra una tierra desolada, donde el oboe introduce el cantábile característico
ya descripto, retomado posteriormente por violines y cellos en pizzicato. Si
bien en la presente versión se lucieron todos los solistas de los principales
grupos de instrumentos, las maderas se llevaron los laureles en el 2° movimiento.
El Scherzo giocoso sonó sumamente preciso, con un sonido sumamente
compacto, donde uno puede imaginar el movimiento de los patinadores sobre el
hielo. Por último, hubo una muy buena labor a cargo del fagot solista en el Andante
lugubre inicial, para luego desembocar en la fanfarria a cargo de
los metales con la melodía de una canción folklórica rusa (La flor de los
jardines), que prevalece hasta desembocar mediante un poderoso tutti orquestal
en la coda y capitulación final. El aplauso unánime del público coronó
la gran labor de la orquesta, pero cuando todo indicaba que el concierto
llegaba a su fin, Domínguez Xodo dio orden de apagar las luces de la sala y se
plantó en el podio para ejecutar un bis: una muy buena versión orquestal
del tango Uno, de Mariano Mores. El público volvió a vibrar una vez más y
respondió con otro aplauso unánime.
Ante
un auditorio prácticamente completo, la Sinfónica Municipal de Florencio Varela
mostró ser otro de los tesoros ocultos que existen dentro del conurbano
bonaerense en materia musical. Una agrupación que forma buenos músicos, brinda
salida laboral y representa un semillero mediante el cual se van a nutrir las
principales orquestas del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario